Los aficionados a la música que asistieron a los premios Grammy el domingo por la noche se vieron sorprendidos por la aparición en vídeo del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, que hizo un llamamiento a los asistentes y a los que lo veían en casa para que 'nos apoyen, de la manera que puedan'.

La aparición fue ampliamente descrita en los medios de comunicación como una 'sorpresa'. En efecto, la industria musical, sin duda bajo una inmensa presión del gobierno de Biden, impuso a Zelensky a los millones de personas que veían la ceremonia de entrega de premios.

Ciertamente, en 'una sala de corpiños brillantes y chaquetas artísticamente sobredimensionadas', como dijo un comentarista, algunos fueron susceptibles al atractivo de Zelensky. Las celebridades millonarias constituían una parte del público. Décadas de glorificación de la riqueza y de fomentar el atraso por parte de la industria discográfica y sus protagonistas han pasado factura. La ceremonia de entrega de premios, celebrada en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas, aportó su propia cuota de vulgaridad y grosería al mundo.

Pero también hay un grado en el que muchos asistentes en persona y espectadores de televisión se convirtieron en un público cautivo. El gobierno está decidido a no dar a nadie otra opción que la de someterse a su implacable propaganda de guerra, cada vez más institucionalizada.

La prensa ha insinuado que la aparición de Zelensky en los Grammy pretendía compensar de algún modo el hecho de que la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas no le proporcionara una plataforma en su ceremonia del 27 de marzo. El desquiciado Sean Penn había amenazado con destruir sus Oscars si no se permitía al presidente ucraniano dirigirse al público en los premios de la Academia. La copresentadora de la ceremonia, la cómica Amy Schumer, indicó que ella también había 'propuesto' que Zelensky pronunciara un discurso en el evento. Por la razón que sea, esto no se llevó a cabo.

En cualquier caso, los comentarios de Zelensky en los Grammy, realizados en inglés, estaban diseñados para ganar el apoyo de los pequeños burgueses susceptibles y acomodados, aquellos que están contentos de estar del lado de la administración de Biden y de los medios de comunicación del establishment, atraídos por vagas proclamaciones sobre la 'libertad' y el 'amor' y poco propensos o incapaces de examinar la retórica y el propio conflicto actual con algún rigor.

Zelensky, intentando tocar la fibra sensible de los asistentes, describió la guerra, con su 'silencio de ciudades arruinadas y personas asesinadas', como lo 'opuesto' a la música. 'Nuestros músicos', continuó, 'llevan chalecos antibalas en lugar de esmóquines. Cantan a los heridos en los hospitales. Incluso a los que no pueden oírlos'.

El presidente ucraniano, por supuesto, se mantuvo muy alejado de cualquier debate concreto sobre las causas de la guerra y las circunstancias en las que estalló. Se mantuvo por completo en el terreno de las banalidades y las afirmaciones no probadas. 'Defendemos nuestra libertad', afirmó. 'Para vivir. De amar. De sonar. En nuestra tierra, luchamos contra Rusia, que trae un silencio horrible con sus bombas. El silencio muerto'.

En realidad, Zelensky preside un régimen infestado de fascistas y neonazis que ha ilegalizado a la mayoría de los partidos de la oposición y ha supervisado el enorme empobrecimiento de la población ucraniana. El presidente es un peón de Estados Unidos y la OTAN, un testaferro en su campaña de guerra contra Rusia, destinado a promover los intereses geopolíticos del imperialismo estadounidense y occidental.

Zelensky trabajó incesantemente con Washington para provocar al régimen de Putin en su reaccionaria y mal calculada invasión. Como han demostrado los combates, la 'pequeña' Ucrania, amante de la libertad, está armada hasta los dientes con decenas de miles de millones de dólares en el armamento más avanzado.

La efusión de los medios de comunicación estadounidenses sobre Ucrania es una de las más mendaces de la historia. Está a la altura de lo que se dijo en su día sobre la 'prensa patriótica' de ambos bandos durante la Primera Guerra Mundial, que los 'piratas de todos los matices políticos' publicaban 'tantas mentiras como se han visto desde la creación del mundo'.

Es esta embestida propagandística de 24 horas al día la que Zelensky tenía en mente cuando dijo a la audiencia de los Grammy 'que cuenten nuestra historia. Contad la verdad sobre esta guerra en vuestras redes sociales, en la televisión'. Si la verdad 'sobre esta guerra' fuera realmente contada y ampliamente conocida, Zelensky no se habría atrevido a dar la cara el domingo por la noche, ni los organizadores del evento habrían tenido la audacia de invitarle.

A Zelensky le siguió el domingo por la noche John Legend cantando su nueva canción 'Free' con banderas ucranianas ondeando de fondo, acompañado por la cantante ucraniana Mika Newton, el músico Siuzanna Iglidan y la poeta Lyuba Yakimchuk.

En sus diversos comentarios sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania, Legend no indica el más mínimo conocimiento de la historia de la región ni del papel de Estados Unidos en la incitación de la guerra. La posibilidad de oponerse a la invasión rusa sin alinearse detrás de Biden, los militares estadounidenses y los demás gobiernos y fuerzas armadas de la OTAN no se le ocurrió a Legend ni a nadie más que hablara en los Grammy.

Legend dijo a los medios de comunicación que escribió 'Free' después de 'una semana de ver las horribles imágenes de la insensata y brutal invasión de Ucrania por un régimen sin justificación moral: sin derecho a matar, dominar y subyugar al pueblo ucraniano, sin derecho a silenciar la voluntad del pueblo en una nación democrática'. Las generalidades inútiles y vacías con las que hablan el cantautor y otros, tomadas por la CNN, el New York Times y el Departamento de Estado, impiden el pensamiento crítico y preciso y se aseguran de permanecer dentro de los límites políticos oficialmente aceptables.

La aparición de Zelensky en la ceremonia de entrega de premios del domingo fue recibido con entusiasmo universal en los medios de comunicación. El presidente ucraniano 'da un poderoso discurso en los Grammy', 'atrae una respuesta emotiva', 'asombra a los Grammy con un cameo sorpresa', etc. Ningún periodista o comentarista planteó ninguna pregunta preocupante sobre las afirmaciones de Zelensky o la naturaleza de su gobierno, o los objetivos de guerra de Estados Unidos. En lo que se refiere a la cruzada por la libertad y la democracia supuestamente liderada por Ucrania, en lo que se refiere a las autoridades estadounidenses y a los principales medios de comunicación, no se oye ningún atisbo de crítica, ninguna voz disidente.

La hipocresía de la industria del entretenimiento es enorme. Ningún líder o ciudadano de ninguno de los países bombardeados, invadidos u ocupados por Estados Unidos en las últimas décadas, a costa de numerosas sociedades destruidas y millones de muertos, ha sido jamás invitado a dirigirse a los Grammy o a cualquier otro programa de premios. La industria musical, una operación multimillonaria dominada por un puñado de conglomerados y sus ejecutivos fabulosamente ricos, se solidariza con la guerra de Estados Unidos y la OTAN por razones económicas y sociales. Se identifican como el afán del gobierno de Washington por dominar la economía mundial.

Sin embargo, la gran mayoría de los artistas y amantes de la música, incluyendo a muchos de los que vieron o estuvieron presentes el domingo por la noche en los Grammy, no tienen ningún interés en hacerse multimillonarios o en la conquista del mundo. Cada vez más verán y rechazarán todos estos fenómenos interrelacionados: el impulso de la guerra, Zelensky y sus patrocinadores, las gigantescas corporaciones que organizaron los Grammy y las celebridades enormemente sobrevaloradas.

(Publicado originalmente en inglés el 6 de abril de 2022)