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Perspectiva

Los tiroteos masivos en California y la patología social del capitalismo

El lunes, un atacante identificado como Chunli Zhao, un trabajador agrícola de 69 años, disparó contra los trabajadores de dos plantaciones en Half Moon Bay, California, asesinando a siete y dejando a uno con heridas graves. Zhao fue arrestado por la policía después de que hallaron su vehículo parqueado fuera de la estación policial de la ciudad.

Los agentes del FBI caminan cerca de la escena del tiroteo masivo en Monterey Park, California, 22 de enero de 2023 [AP Photo/Jae C. Hong]

Esta serie de ataques se produjo menos de dos días después del ataque a una fiesta en un estudio de baile el sábado por la noche en Monterey Park, California, donde hubo 11 fallecidos y nueve heridos. Es el ataque más mortal en la historia del condado de Los Ángeles. El sospechoso, Huu Can Tran de 72 años, murió tras presuntamente dispararse después de un enfrentamiento con la policía.

Y menos de una semana antes, seis miembros de una familia fueron asesinados a tiros en su hogar en Goshen, California, en un ataque “al estilo de un asesinato”, según la policía, que reportó que el ataque podría estar relacionado con narcotráfico. Las víctimas incluyen una madre de 16 años y su hijo de 10 meses. No se han identificado sospechosos hasta el momento.

Estos tres ataques son los más mortales de los 39 tiroteos masivos en Estados Unidos este año, según Gun Violence Archive (GVA. El GVA define un tiroteo masivo como un incidente en el que al menos cuatro personas sufren heridas o mueren, sin contar al atacante. Este año está en camino a superar 2021 como el peor año de tiroteos masivos en Estados Unidos.

Si bien los tiroteos masivos son algo bien conocido como fenómeno estadounidense, el ritmo y la cantidad han visto un aumento vertiginoso desde el inicio de la pandemia de COVID-19. Entre 2014 y 2019, EE.UU. promediaba 348 tiroteos masivos por año o menos de uno por día. En 2020, esta cifra saltó a 611 y luego alcanzó 690 en 2021 y 647 en 2022, promediando 1,8 por día.

Saldrá a la luz más información sobre las motivaciones específicas detrás de los últimos sucesos horribles. Pero entender los tiroteos masivos no es fundamentalmente una cuestión de motivos individuales. La violencia a un nivel masivo es un fenómeno social, y los fenómenos sociales requieren explicaciones sociales. ¿Qué le sucede a la sociedad estadounidense que produce estos sucesos?

La respuesta a estos ataques por parte de la élite gobernante se ha convertido en un ritual, incluyendo los “pensamientos y oraciones” ofrecidos a las víctimas. Se nos dice que las comunidades traumatizadas “se mantendrán fuertes”. Los demócratas golpean la mesa exigiendo nuevas leyes de control de armas y prohibiciones de rifles de asalto, mientras que los republicanos descartan cualquier límite y derraman lágrimas sobre la profunda crisis de salud mental del país. En medio de los aspavientos y las amargas recriminaciones, ocultan la profunda crisis social, de la que ambos partidos son responsables.

La pandemia en sí infligió un trauma masivo a la población. Debido a la negativa de la clase dirigente a tolerar las medidas necesarias para detener la propagación del virus, más de un millón de personas han muerto en Estados Unidos, y millones más se han visto afectadas por la muerte de familiares, los efectos del COVID persistente y la dislocación social general de los últimos tres años.

La pandemia fue un acontecimiento desencadenante que acentuó todas las tendencias sociales negativas que caracterizan a la sociedad estadounidense. La desigualdad económica extrema ha alcanzado nuevas cotas, y los más adinerados acaparan casi todo el crecimiento de la riqueza y los ingresos. El sistema sanitario con ánimo de lucro ha sido llevado más allá de sus límites, dejando a los hospitales desbordados y a los trabajadores sanitarios agotados. El drástico aumento de la inflación ha socavado los salarios y disparado el coste de los alimentos y la vivienda. Ahora, miles se han quedado sin trabajo en medio de una ola cada vez mayor de despidos y de subidas de los tipos de interés orquestada para aplastar las demandas de los trabajadores de salarios más altos y mejores condiciones de trabajo.

Estos productos de las políticas burguesas se combinan con el carácter reaccionario del orden burgués. Esto incluye la normalización de las amenazas de guerra nuclear; la celebración de matanzas y asesinatos en el extranjero; una interminable ola de asesinatos policiales en casa, que alcanzaron su punto más alto en 2022; y la respuesta asesina a la pandemia de COVID-19 que ha destripado la salud pública.

Los medios de comunicación estadounidenses están tratando de dejar atrás rápidamente los tiroteos de California mientras aclaman la decisión, anunciada el martes, de enviar tanques de combate a Ucrania e inundar el país con municiones y proyectiles de artillería.

En lo que respecta a la clase dominante, la vida tiene un precio muy bajo. Como explicó el WSWS en su perspectiva del Año Nuevo 2023, “Al promover la “inmunidad colectiva” como una respuesta legítima a la pandemia y arriesgar una guerra nuclear en su confrontación con Rusia, las potencias imperialistas están demostrando un desprecio asesino hacia las vidas de la gran masa de la población mundial”.

El presidente demócrata Joe Biden resumió la actitud de toda la élite política respecto a la vida de las masas cuando comentó de improviso la semana pasada que “había dejado de pensar” en el hecho de que un millón de personas han muerto a causa de la pandemia.

En cuanto al Partido Republicano, está nadando en mugre fascistizante dos años después de la insurrección del 6 de enero. De hecho, cada vez más tiroteos masivos son impulsados por la política ultraderechista, como el ataque al desfile del Cuatro de Julio en Highland Park, Illinois, el año pasado que mató a siete personas.

Sin embargo, la crisis del sistema capitalista que produce los tiroteos masivos y la guerra también está sentando las bases para inmensas luchas revolucionarias. La movilización de la clase obrera contra el sistema capitalista sobre la base de un programa socialista, que luche por el acceso universal a la salud, la expropiación de los grandes bancos y los milmillonarios, el control democrático de los trabajadores sobre la economía y las industrias esenciales, representa la salida progresista al atolladero social de hoy que engendra asesinatos masivos y violencia reaccionaria.

(Publicado originalmente en inglés el 24 de enero de 2023)

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