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La conmemoración de Auschwitz, dominada por la propaganda de guerra y la falsificación histórica de la derecha

La conmemoración del 78º aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz el 27 de enero de este año tuvo lugar en medio de la escalada de la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania y estuvo dominada completamente por la propaganda de guerra imperialista y la falsificación histórica de la derecha.

A los ojos de millones de personas de todo el mundo, Auschwitz se ha convertido en el símbolo dominante de los crímenes del fascismo en el siglo XX. El campo fue liberado hace 78 años por el Ejército Rojo de la Unión Soviética. A su llegada, los soldados encontraron un vasto complejo de campos de exterminio y trabajo. Más de un millón de personas habían sido asesinadas aquí, entre ellas 900.000 judíos europeos. En total, entre 1,1 y 1,5 millones de personas fueron deportadas a Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial, entre ellas al menos 140.000 polacos, 20.000 sinti y romaníes, la mayoría asesinados, y 10.000 prisioneros de guerra soviéticos. Innumerables miles fueron obligados a trabajar en los campos de trabajo gestionados por el gigante químico y farmacéutico alemán IG Farben. Fue el predecesor de las actuales BASF y Bayer, dos de las empresas más grandes e influyentes del mundo.

"Selección" de judíos húngaros en Auschwitz, 1944. Casi toda la comunidad judía de Hungría, 400.000 personas, fue gaseada en Auschwitz en el verano de 1944.

Pero estos hechos históricos fueron atacados sistemáticamente en la ceremonia oficial de conmemoración, que se puso totalmente al servicio de la propaganda de guerra imperialista contra Rusia. Su objetivo no era honrar la memoria de los que fueron asesinados y de los pocos supervivientes del Holocausto que aún viven, sino hacer sonar los tambores de la propaganda de guerra para justificar nuevos crímenes del imperialismo.

Para empezar, Rusia había sido desinvitada de la ceremonia, a pesar de que el Ejército Rojo liberó el campo, así como la mayor parte de Europa del Este hace 78 años.

El director del memorial de Auschwitz, Piotr Cywiński, centró su discurso no en una condena de los crímenes del fascismo y el nazismo, sino en una relativización consciente de los crímenes de los nazis al equiparar la invasión rusa de Ucrania con las guerras libradas por Hitler y el Holocausto. Dijo que 'Auschwitz surgió del ansia de poder y la megalomanía'. Hoy en día, continuó, 'similar megalomanía enfermiza, similar ansia de poder y similares mitos sobre la singularidad, la grandeza, la primacía... sólo que escritos en ruso. Gente inocente está muriendo en masa en Europa, otra vez'.

Aunque Auschwitz se recuerda principalmente como uno de los principales lugares del Holocausto —sus cámaras de gas asesinaron a una sexta parte de los 6 millones de víctimas del Holocausto—, Cywinski ignoró en gran medida el Holocausto y los campos de exterminio nazis. Mencionando lugares de masacres nazis de civiles polacos, franceses y checos, pero no el asesinato en masa de los judíos, dijo: 'El distrito de Wola en Varsovia, Zamojszczyzna, Oradour y Lidice hoy se llaman Bucha, Irpin, Hostomel, Mariupol y Donetsk'.

No se han aportado pruebas convincentes de las acusaciones imperialistas de crímenes de guerra rusos en las ciudades de Ucrania citadas por Cywinski. Por el contrario, se ha documentado de manera irrefutable que los nazis asesinaron a entre 40.000 y 50.000 polacos en la represión del Levantamiento de Varsovia en el distrito de Wola en 1944, a 340 civiles checos en la masacre de Lidice y a 643 civiles franceses en la masacre de Oradour, en Francia. Más de 100.000 polacos fueron deportados de Zamojszczyzna en una operación de limpieza étnica que formaba parte del Plan General Ost de los nazis, cuyo objetivo era la expulsión de la población eslava y el asentamiento de alemanes en Europa del Este.

No hay ninguna explicación inocente para que el jefe del memorial de Auschwitz destaque estos lugares por encima de los del Holocausto. Estas masacres han sido explotadas durante mucho tiempo sobre todo por las fuerzas nacionalistas y de extrema derecha polacas, pero también por otras europeas, para restar importancia a los crímenes de los nazis contra la población judía en todo el continente, que las fuerzas nacionalistas y de extrema derecha locales apoyaron tácitamente o en los que participaron directamente.

Mateusz Morawiecki, primer ministro de Polonia y miembro del partido Ley y Justicia, fue aún más lejos al afirmar en Facebook: 'En el aniversario de la liberación del campo de exterminio nazi alemán de Auschwitz-Birkenau, recordemos que al este Putin está construyendo nuevos campos'. No aportó prueba alguna de esta extraordinaria afirmación. Horas después, se jactó en Facebook del papel de Polonia en presionar para que Alemania enviara tanques Leopard 2 a Ucrania para hacer la guerra contra Rusia.

Morawiecki es miembro de un partido que no solo ha desempeñado un papel clave en los preparativos de guerra de la OTAN contra Rusia, sino que también está infestado de fuerzas de extrema derecha y antisemitas. En 2018, el gobierno polaco prohibió la mención pública y la investigación de los crímenes de los antisemitas polacos durante el Holocausto. Desde entonces, ha emprendido una gran purga en instituciones académicas y museos, expulsando a personas que se han opuesto al revisionismo histórico de extrema derecha del gobierno. En 2019, el gobierno del PiS permitió de hecho que una manada de fascistas marchara en Auschwitz en el 74 aniversario de la liberación del campo.

La promoción sin precedentes de la propaganda de guerra y la minimización deliberada de los crímenes del nazismo en la conmemoración de Auschwitz es inseparable de la renovada explosión del militarismo imperialista que está teniendo lugar en Europa.

Los crímenes de Auschwitz y el fascismo alemán en general tenían sus raíces en el desmoronamiento del sistema capitalista. El movimiento nazi fue llevado al poder por la clase dominante alemana para aplastar al movimiento obrero y establecer la hegemonía del imperialismo alemán en Europa. El virulento antisemitismo del nazismo tenía sus raíces, principalmente, en la reacción política e ideológica contra el movimiento obrero internacionalista y socialista. La destrucción de la Unión Soviética se convirtió en uno de los objetivos centrales del imperialismo alemán.

En primer lugar, Alemania pretendía destruir el Estado obrero surgido de la Revolución de Octubre de 1917, aunque degenerado bajo la burocracia estalinista, y asestar así un duro golpe a la clase obrera internacional. En segundo lugar, el imperialismo alemán pretendía establecer un control total sobre los vastos recursos de materias primas de esa región para consolidar su posición frente a sus principales rivales imperialistas, sobre todo Estados Unidos.

Estos objetivos fueron la base de una guerra que, a día de hoy, sigue siendo la más sangrienta de la historia de la humanidad. Desde el principio se basó en órdenes criminales, que situaron la guerra alemana fuera de las normas internacionales establecidas para la guerra. En una de las órdenes criminales emitidas a la Wehrmacht, Eric Hoepner, comandante del 4º Grupo Panzer, instruyó a sus tropas el 2 de mayo de 1941:

'La guerra contra Rusia es un capítulo importante en la lucha por la existencia de la nación alemana. Es la vieja batalla de los pueblos germánicos contra los eslavos, de la defensa de la cultura europea contra la inundación moscovita-asiática y el rechazo del judeo-bolchevismo. El objetivo de esta batalla debe ser la destrucción de la Rusia actual y, por lo tanto, debe llevarse a cabo con una severidad sin precedentes. Cada acción militar debe estar guiada en su planificación y ejecución por una férrea voluntad de exterminar al enemigo sin piedad y totalmente. En particular, no debe perdonarse a ningún partidario del actual sistema ruso-bolchevique'.

La invasión nazi de la Unión Soviética en junio de 1941 marcó un punto de inflexión clave no sólo en la guerra, sino también en el desarrollo del Holocausto. Las cámaras de gas de Auschwitz comenzaron a funcionar unos meses después, mientras la Wehrmacht de los nazis masacraba en masa a la población judía de la Unión Soviética ocupada. La inmensa mayoría de las víctimas del Holocausto fueron asesinadas entre el verano de 1941 y finales de 1943.

El Ejército Rojo, compuesto por soldados de toda la Unión Soviética y sus diferentes nacionalidades, luchó contra la invasión nazi y desempeñó un papel fundamental en la derrota de la Alemania nazi en la guerra. A pesar de los horrendos crímenes del estalinismo, el Ejército Rojo, que había sido fundado por León Trotsky en 1918 para defender las conquistas de la Revolución de Octubre de 1917 contra los ejércitos invasores, respaldados por las potencias imperialistas, aún llevaba dentro el espíritu de la revolución socialista y del progreso social.

La desinvitación de Rusia de la ceremonia oficial fue, por tanto, no sólo una gran provocación política, sino también parte de un esfuerzo sistemático por promover el anticomunismo y las falsificaciones históricas.

Pero el presidente ruso Vladimir Putin contrapuso a la propaganda bélica imperialista falsificaciones históricas y mentiras políticas propias. Respondió a la desinvitación de Rusia de la ceremonia oficial de conmemoración creando una falsa analogía entre la invasión rusa de Ucrania y el papel del Ejército Rojo en la Segunda Guerra Mundial, afirmando que el objetivo de su guerra en Ucrania era 'desnazificar' el país.

La realidad es que tanto la guerra en Ucrania como el resurgimiento de las fuerzas de extrema derecha y el desarrollo de la guerra imperialista contra Rusia son, en última instancia, el producto de la contrarrevolución estalinista de décadas de duración contra la Revolución de Octubre socialista de 1917, que culminó en 1991 con la destrucción de la Unión Soviética por la burocracia estalinista. El régimen de Putin, que habla en nombre de los intereses de una pequeña oligarquía que se ha enriquecido a costa de las masas durante los últimos 30 años, es el heredero de esta contrarrevolución.

El ejército ruso, reclutado en gran parte entre gente desesperadamente pobre, no es un resurgimiento del Ejército Rojo. Sus soldados están siendo trágicamente masacrados en una guerra librada por el régimen oligárquico en un esfuerzo desesperado por una guerra de 'defensa nacional' cuyo principal objetivo es salvaguardar los propios privilegios de la oligarquía y encontrar de alguna manera una forma de negociar con las potencias imperialistas. La invasión reaccionaria de Ucrania por parte del régimen oligárquico ruso y las falsificaciones históricas y la promoción del chovinismo ruso que la acompañan han sido pasto para los molinos de la maquinaria de guerra imperialista y su propaganda y han servido para dividir y confundir aún más a la clase obrera.

La tarea de poner fin a la guerra imperialista en curso y de luchar contra el resurgimiento de las fuerzas fascistas en Europa corresponde a la clase obrera internacional. Debe extraer las lecciones de las devastadoras consecuencias de la traición nacionalista de la burocracia estalinista a la Revolución de Octubre y contraponer a los belicistas imperialistas y al nacionalismo del régimen de Putin la estrategia de una lucha unificada de la clase obrera en toda Europa y a escala internacional en la lucha por el socialismo.

(Publicado originalmente en inglés el 30 de enero de 2023)

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