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Reino Unido: Una estrategia socialista para derrotar las leyes antihuelgas

La lucha contra las nuevas leyes anti huelga no debe dejarse en manos del Congreso de Sindicatos (Trades Union Congress, TUC) y de los líderes sindicales británicos, o de lo contrario fracasará.

El TUC no ha convocado un solo día de huelga contra la mayor amenaza a los derechos democráticos de los trabajadores que jamás se haya organizado. El proyecto de Ley de Huelgas (que permitirá fijar niveles de servicios mínimos) criminalizaría casi todas las huelgas que se están llevando a cabo actualmente contra los recortes salvajes del gobierno conservador y los empresarios.

Sin embargo, ningún sindicato, cuyos miembros podrían enfrentarse en el futuro a despidos masivos incluso por hacer huelgas después de una votación legal, ha organizado ningún paro contra el proyecto de ley. En cambio, algunos de ellos han coordinado vergonzosamente los conflictos en curso sobre salarios, empleos y condiciones laborales, de manera que medio millón de trabajadores están hoy en huelga mientras evitan cualquier situación sobre la que el gobierno pudiera lanzar la acusación de ser una huelga política.

El secretario general del TUC, Paul Nowak, hablando en el Foro de la OCDE de 2019: El futuro del trabajo: Calidad y protección del trabajo [Photo by Hervé Cortinat / OECD / CC BY-NC 2.0]

Los organizadores de las huelgas actuales, el sindicato ferroviario, marítimo y de transporte (RMT) y el de maquinistas ASLEF, el Sindicato de Servicios Públicos y Comerciales (PCS), el Sindicato de Universidades y Colegios, el Sindicato Nacional de Educación (NEU) y el Instituto Educativo de Escocia, están mucho más preocupados por cumplir con la legislación antihuelga existente que, por oponerse a las nuevas leyes que estarán en el estatuto de los trabajadores este verano.

Además, el Royal College of Nursing (RCN), el sindicato Unison y los miembros del sindicato GMB pertenecientes al sistema sanitario no participan en absoluto de estas huelgas.

En cambio, los sindicatos continúan frenéticas discusiones a puerta cerrada, tratando de poner fin a la ola de huelgas a través de incrementos salariales por debajo de la inflación que no sirven para nada de cara a proteger los empleos y las condiciones laborales, incluidas las conversaciones fallidas de la NEU el lunes para suspender su huelga.

Mick Lynch, del RMT, solo ha llamado a un pequeño número de conductores mientras presenta una oferta final de subida salarial por valor de menos de la mitad de la tasa de inflación, e incluye pérdidas sustanciales de empleos e incrementar el ritmo para la formación de los guardias y al personal de la estación.

No se propone ninguna otra acción combinada, aparte de las de los sindicatos NEU y PCS el 15 de marzo, día de la presentación de los presupuestos, sin ninguna referencia a las leyes contra las huelgas.

El secretario general del TUC, Paul Nowak, y otros líderes sindicales han dejado claro que una vez que se apruebe la legislación antihuelga, cumplirán sus disposiciones al pie de la letra, sin importar el coste para la clase trabajadora. Todo lo que ofrecen a partir de ese momento son garantías de que Sir Keir Starmer ha prometido que un futuro gobierno laborista derogará esta legislación.

Starmer prefiere confiar en la connivencia organizada entre los laboristas, los sindicatos y los empresarios para reprimir a la clase trabajadora. Dijo en la conferencia del TUC en octubre pasado que establecería un 'Consejo de Estrategia Industrial' basado en 'una asociación real entre el Gobierno, las empresas y los sindicatos'.

Captura de pantalla del video del líder del Partido Laborista, Sir Keir Starmer, hablando en el Congreso de Sindicatos de 2022. 20 de octubre de 2022 [Photo: Trades Union Congress/YouTube channel]

En oposición al proyecto de ley, la líder adjunta laborista Angela Rayner advirtió al gobierno que, en Francia y España, donde tales leyes anti huelga están en vigor, 'pierden muchos más días de huelga que en Gran Bretaña'.

Los predecesores de Starmer, Tony Blair y Gordon Brown, mantuvieron toda la legislación antisindical existente, rompieron su promesa de nacionalizar los ferrocarriles e implementaron políticas no menos derechistas que las del gobierno conservador Thatcher-Major de 1979-1997. El Partido Laborista de Starmer es tan hostil a la clase obrera como sus mentores ideológicos: está comprometido con la austeridad y la guerra, y es un opositor declarado de las huelgas.

Los sindicatos incluso afirman que las divisiones en el gobierno pueden detener el proyecto de ley antihuelga, ¡instando a los trabajadores a apelar a los parlamentarios conservadores! Lynch escribió en una circular por correo electrónico a los miembros de RMT, 'algunos parlamentarios conservadores están empezando a vacilar ... y han comenzado a expresar su preocupación por el proyecto de ley. Necesitamos llegar a los diputados... Dividamos al partido conservador en este proyecto de ley'.

Los conservadores han introducido esta legislación porque temen que los sindicatos no puedan controlar a la clase obrera bajo los golpes del salvaje ataque que ahora se está planeando. Las amenazas de daños y perjuicios por valor de un 1 millón de libras esterlinas por huelgas ilegales serán utilizadas por la burocracia sindical para insistir en que no se puede hacer nada.

No solo se debe hacer que los trabajadores paguen por los miles de millones entregados a los especuladores durante la pandemia y por una creciente crisis económica mundial, sino que esto debe llevarse a cabo en condiciones en las que la clase obrera británica, europea y estadounidense está siendo arrastrada a una guerra abierta contra Rusia en Ucrania.

Ya están siendo enviados carros de combate por los Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y otros países. Estos serán seguidos por aviones de combate y una zona de exclusión aérea, que involucrará directamente a las tropas de la OTAN. Decenas de miles de soldados ya están estacionados en el norte y el este de Europa, incluso en las fronteras de Rusia con los países bálticos.

La guerra en el extranjero significa guerra de clases en casa. No hay apoyo popular para una guerra de la OTAN contra Rusia y el inevitable crecimiento de la oposición debe ser suprimido. Además, como declaró el principal grupo de expertos militares, el Royal United Services Institute, los grandes costes de tal guerra solo pueden cubrirse mediante la destrucción de la sanidad y otros servicios sociales esenciales, poniendo fin al 'dividendo de paz' posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Es por eso que los conservadores también están promoviendo leyes para criminalizar la protesta política.

No se puede confiar en que ningún sector de la burocracia laborista y sindical se oponga a esto. Incluyendo a Jeremy Corbyn, que no ofrece más que interminables tópicos sobre la 'solidaridad' mientras se niega a oponerse a Starmer, y el puñado de izquierdistas del Partido Laborista cuya lealtad es primero de todo y siempre a este partido proimperialista, no a la clase trabajadora.

Los trabajadores deben librar esta lucha ellos mismos, en oposición directa a las burocracias sindicales y del Partido Laborista.

Enfermeras del NHS en huelga

El Partido Socialista por la Igualdad (PSI, Socialist Equality Party) llama a los trabajadores a adoptar un nuevo programa de lucha social y política en defensa de los derechos democráticos fundamentales y contra la austeridad, la política asesina de 'COVID para siempre' y el impulso hacia la guerra.

Los trabajadores deben tomar su destino en sus propias manos. Llamamos a la construcción de comités de base que operen independientemente de la burocracia sindical para planificar una acción común entre los más amplios sectores de la clase obrera en una lucha para llevar adelante una movilización por la huelga general, que tantos trabajadores están exigiendo, para derrocar al gobierno conservador.

Esto plantea a quemarropa la cuestión de qué partido los reemplazará en el gobierno. El Partido Laborista no es una alternativa genuina y no es visto como tal por millones de trabajadores. Ante una posible elección general, una respuesta frecuente es que no hay nadie por quién votar.

¡Entonces se debe construir un nuevo partido que represente genuinamente a la clase obrera!

Hay que exigir unas elecciones generales. Los conservadores no tienen derecho a gobernar. En cualquier elección, los candidatos del PSI sacarán a la luz los temas que subyacen a la crisis actual y que los conservadores y los laboristas conspiran para enterrar bajo una montaña de propaganda proempresarial y proguerra. Defenderemos las huelgas, las protestas masivas y la organización de una huelga general para detener la guerra, forzar la adopción de una política de “cero COVID” y generar apoyo para una alternativa socialista al capitalismo.

Los trabajadores no pueden oponerse a la ofensiva del gobierno conservador, que cuenta con el apoyo de facto de todos los partidos de la oposición, sin adoptar una estrategia internacional basada en unificar a los trabajadores de todo el mundo contra los recortes salvajes que se imponen en todos los países y la amenaza existencial de una Tercera Guerra Mundial librada con armas nucleares.

Los trabajadores británicos deben llegar a los millones de trabajadores franceses que ahora protestan y hacen huelga contra los miles de millones de euros en recortes de pensiones y el aumento de la edad de jubilación por parte del odiado 'presidente de los ricos' Macron; a los trabajadores en Bélgica, Grecia e Italia que han convocado repetidamente huelgas generales de un día, y otros en toda Europa. Esto forjaría una fuerza imparable capaz de enfrentarse y derrotar a los gobiernos belicistas y a las corporaciones globales, los bancos y la oligarquía financiera a la que todos sirven.

Aquellos que están de acuerdo con esta perspectiva socialista deberían unirse al PSI y llevar adelante esta lucha.

(Publicado originalmente en inglés el 31 de enero de 2023)

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