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En el apogeo de la pandemia de COVID-19

Washington llevó a cabo una campaña secreta mundial de desinformación antivacunas contra China

Un informe de investigación publicado por Reuters el 14 de junio reveló que el Pentágono llevó a cabo una campaña secreta de desinformación antivacunas durante los dos primeros años de la pandemia de COVID-19 como parte de las operaciones masivas de guerra psicológica libradas por Washington contra China. Apuntando a Filipinas en particular, las mentiras y la desinformación difundidas por el ejército estadounidense en el punto álgido de la pandemia contribuyeron a mantener la tasa de vacunación del país en la más baja de Asia y provocaron la muerte de cientos de miles de personas.

El informe de Reuters es detallado y extenso. A principios de 2020, al comienzo de la pandemia, el Pentágono desplegó parte de su vasta red de personal militar y contratistas dedicados a la producción de propaganda y desinformación online para librar una cruzada de ataques racistas y alarmistas contra China a través de varias plataformas de redes sociales, incluidas Twitter (X), Facebook e Instagram. Sobre todo, la campaña se dirigió a Sinovac, la empresa china que fabrica una vacuna anti-COVID que fue la primera vacuna disponible en Filipinas.

Un oficial militar de alto rango involucrado en el programa dijo sin rodeos a Reuters: 'No estábamos viendo esto desde una perspectiva de salud pública. Estábamos viendo cómo podíamos arrastrar a China por el fango'.

Cientos de cuentas de trolls y bots online operados por el ejército de EE. UU. atacaron la vacuna con un aluvión de mentiras en tagalo y otros idiomas: la vacuna era veneno para ratas, formaba parte de un complot chino para apoderarse de Filipinas, contenía gelatina de cerdo y era un ataque a los musulmanes. La campaña se coordinó en torno al hashtag racista: #ChinaAngVirus (China es el virus).

Una trabajadora de salud se prepara para administrar la vacuna rusa Sputnik V contra el COVID-19 en el Coliseo Makati, Manila, Filipinas, 4 de mayo de 2021 (AP Photo/Aaron Favila)

La mayor parte de esta propaganda ha sido eliminada de Twitter, pero su repugnante residuo todavía se puede ver en Facebook. Los trolls del Pentágono fabricaron burdas imágenes racistas, atacaron las mascarillas fabricadas y donadas por China, los kits de prueba de COVID y la vacuna Sinovac.

El Departamento de Defensa de EE.UU. reconoció la exactitud de la investigación de Reuters, pero afirmó que su campaña antivacunas fue una respuesta obligada por la 'campaña de desinformación de China para culpar falsamente a Estados Unidos de la propagación del COVID-19'. Esto no era desinformación. Más que cualquier otro país, Washington fue responsable de la propagación desenfrenada de COVID-19 a nivel mundial, debido a su papel dominante en la economía y la política mundiales. La política de 'inmunidad colectiva' y de infección masiva iniciada por la administración Trump facilitó la propagación y mutación del virus, y la Casa Blanca, tanto bajo Biden como bajo Trump, ejerció una presión económica y diplomática extraordinaria sobre otros países para que siguieran su ejemplo.

Lo que documenta el informe de Reuters es el alcance de la culpabilidad de Washington en la muerte masiva provocada por la pandemia. El imperialismo estadounidense no solo obligó a gran parte del mundo a reabrir, sometiendo a miles de millones de personas a la infección y matando a más de 25 millones de personas, sino que fue el cuartel general militar de la propaganda antivacunas.

El ejército llevó a cabo la campaña desde un centro de operaciones psicológicas en la Base de la Fuerza Aérea MacDill en Tampa, Florida, empleando tanto personal como contratistas. Con cientos de millones de dólares en fondos, los operadores se hicieron pasar lo mismo por filipinos como de otras nacionalidades para atacar las medidas básicas de salud pública y azuzar el miedo a la única vacuna disponible. Sus mentiras online fueron recogidas y pregonadas en los principales medios de comunicación.

Solo 2,1 millones de filipinos de una población de 114 millones habían sido vacunados a mediados de 2021. Esta fue una de las peores tasas de vacunación en Asia y en cualquier país de los que tenían las vacunas disponibles. La falta de vacunación de la población contribuyó a que Filipinas tuviera una de las peores tasas de mortalidad de la región.

La población de Filipinas ya tenía un bajo nivel de confianza en las vacunas. El lanzamiento fallido en 2016 de una vacuna fabricada en Francia contra la fiebre del dengue, Dengvaxia, que puso a alrededor del diez por ciento de los 800.000 escolares vacunados en riesgo de infección grave, llevó a un escepticismo generalizado sobre las vacunas. El Pentágono jugó con estos temores, causando un daño irreparable a la confianza popular en la ciencia básica y las medidas de salud pública.

El 1 de marzo de 2021, cuando la vacuna Sinovac apenas comenzaba a distribuirse, el número oficial de muertes por COVID en Filipinas ascendía a 12,289. Para el 15 de noviembre de 2021, esa misma cifra era de 45.581. Cuando se examina el exceso de muertes por encima de las cifras anteriores a la pandemia, una medida más precisa de la tasa de mortalidad, el número real de muertes durante este período fue de 228.059. Esto se debió en gran medida a la variante Delta, y la gran mayoría de estas muertes se habrían evitado si hubiera habido una mayor aceptación de la vacuna Sinovac.

En otras palabras, la campaña de desinformación militar estadounidense, una forma de guerra biológica, fue directamente responsable de la muerte de más de 200.000 filipinos sólo en 2021.

Estimaciones oficiales de muertes y exceso de muertes para Filipinas, del 1 de marzo al 16 de noviembre de 2021 [Photo by Our World In Data / CC BY 4.0]

Los trolls del Pentágono también hicieron circular afirmaciones de que las mascarillas producidas en China estaban infectadas con COVID y que los kits de prueba de COVID fabricados en China eran defectuosos.

La campaña de desinformación militar estadounidense no se limitó a Filipinas. IFue una guerra global de desinformación. En Asia Central y Oriente Medio, fabricaron propaganda afirmando que Sinovac contenía gelatina de cerdo y, por lo tanto, era haram, o prohibida por la ley islámica. Burdas imágenes, que circularon en las redes sociales en Asia Central, mostraban a un empresario chino suministrando jeringas llenas de sangre de cerdo a la población musulmana, utilizando la bandera china para esconder a los cerdos. Sinovac negó que su vacuna contuviera 'materiales porcinos' y los clérigos musulmanes emitieron declaraciones de que incluso si los tuviera, esto no haría que la vacuna fuera haram, ya que la vacuna era necesaria para salvar vidas humanas.

Lo que la investigación de Reuters denuncia es algo más que esta campaña de desinformación militar estadounidense. Asesina por derecho propio, la cruzada antivacunas del Pentágono es parte de un vasto aparato online de mentiras y propaganda dirigido por el gobierno de Estados Unidos.

No se trataba de una unidad rebelde, que operaba más allá de sus instrucciones. El informe de Reuters documenta que la Casa Blanca de Trump lanzó la campaña y la Casa Blanca de Biden permitió que continuara operando hasta mediados de 2021. Se celebraron reuniones del Consejo de Seguridad Nacional para discutirlo. Los principales funcionarios del Departamento de Estado de EE.UU. destinados en las embajadas de los países afectados estaban al tanto de la campaña y plantearon objeciones a la misma, pero fueron anuladas por los militares. La campaña antivacunas del Pentágono fue parte de una operación extensa y continua de desinformación online cuya existencia es ampliamente conocida en los círculos oficiales.

Según Reuters, el Pentágono comenzó a utilizar las herramientas de las redes sociales en 2010 para crear un 'ecosistema en expansión' de propaganda y desinformación online. Una de las limitaciones de esta campaña, sin embargo, es el hecho de que 'en tiempos de paz, el Pentágono necesitaba la aprobación de los funcionarios de la embajada antes de llevar a cabo operaciones psicológicas en un país'.

En 2019, antes del estallido de la pandemia de COVID-19 o de la guerra en Ucrania, el entonces secretario de Defensa, Mark Esper, 'firmó una orden secreta que luego allanó el camino para el lanzamiento de la campaña de propaganda militar estadounidense. La orden elevó la competencia del Pentágono con China y Rusia a la prioridad de combate activo”. Al declarar en secreto que Estados Unidos estaba efectivamente en estado de guerra con Rusia y China, los militares se dieron a sí mismos el poder de facto para llevar a cabo campañas ilimitadas de desinformación, las llamadas 'operaciones de influencia', en todo el mundo.

En esta foto de archivo del 1 de junio de 2020, el presidente Donald Trump deja la Casa Blanca para visitar la iglesia St. John en Washington. Le siguen de izquierda a derecha, el fiscal general William Barr, el secretario de Defensa, Mark Esper, y el general Mark Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto (AP Photo/Patrick Semansky, archivo)

Esto se financia con miles de millones de dólares. Un estudio publicado por el Observatorio de Internet de Stanford en 2022 documentó algunas de las 'operaciones de influencia encubierta' de Estados Unidos en Oriente Medio y Asia Central. El informe documentó la producción de 'noticias falsas, rostros falsos, seguidores falsos' y 'medios de comunicación falsos'. Entre las muchas campañas que denunció se encontraba el uso de una persona falsa y un medio de comunicación falso en Asia Central para fabricar acusaciones contra China de cometer genocidio contra los uigures, entre ellas “presunto tráfico de órganos, trabajos forzados, delitos sexuales contra mujeres musulmanas y desapariciones sospechosas de musulmanes étnicos en Xinjiang'.

Los trolls de desinformación de EE.UU. operan con el pleno conocimiento de los ejecutivos de las redes sociales. Reuters informa que los ejecutivos de Facebook se alarmaron por la propaganda antivacunas de esta campaña de desinformación en particular y amenazaron con cerrar las cuentas falsas. A petición directa de los militares, Facebook permitió que las cuentas continuaran y no eliminó el contenido antivacunas. A principios de 2021, los responsables de Facebook organizaron una reunión con el Consejo de Seguridad Nacional de Biden para discutir su enfado por esta campaña en particular y la administración de Biden acordó cerrarla. La campaña antivacunas terminó oficialmente a mediados de 2021, según Reuters.

El informe de Reuters revela la íntima coordinación que existe entre las gigantescas corporaciones que gestionan las redes sociales y el aparato de desinformación del gobierno de Estados Unidos. Facebook no solo está al tanto de las operaciones estadounidenses en su red, sino que las coordina con los militares e incluso convocó una reunión del Consejo de Seguridad Nacional para discutirlo.

La fabricación en masa de mentiras por parte de Washington al servicio de la guerra global, el 'combate activo' contra Rusia y China, se está expandiendo. Reuters informó: 'En un documento de estrategia no clasificado el año pasado, los principales generales del Pentágono escribieron que el ejército de EE. UU. podría socavar a adversarios como China y Rusia utilizando 'desinformación difundida en las redes sociales, narrativas falsas disfrazadas de noticias y actividades subversivas similares [para] debilitar la confianza social al socavar los cimientos del gobierno''.

Los mismos actores responsables de la campaña antivacunas, con las manos manchadas de sangre de cientos de miles de personas, son una parte clave de estas operaciones. Reuters señaló que en febrero, “el contratista que trabajó en la campaña antivacunas, General Dynamics IT, ganó un contrato de 493 millones de dólares. Su misión: continuar brindando servicios de influencia clandestina para los militares'.

La hipocresía de Washington no tiene límites. Las acusaciones infundadas de que los trolls rusos se entrometen en las elecciones estadounidenses o de que los bots chinos socavan la democracia han sido el mantra del belicismo del imperialismo estadounidense durante casi una década. Los comités de investigación del Senado han llamado a declarar a los ejecutivos de las redes sociales por permitir esta supuesta actividad. Tiktok está amenazado con una prohibición de Estados Unidos por ser un vehículo de desinformación china.

Y, sin embargo, es Washington el que ha lanzado una guerra relámpago de mentiras y propaganda online. Son los trolls del Pentágono los que no solo difunden desinformación sobre China, sino que fabrican un sentimiento antivacunas masivo en medio de una pandemia mundial. Los mismos ejecutivos de las redes sociales a los que se les reprende por permitir que los trolls rusos operen se están reuniendo en secreto con el Consejo de Seguridad Nacional para discutir la conducta de la maquinaria de desinformación de los Estados Unidos.

El imperialismo estadounidense opera como si ya estuviera en guerra con Rusia y China. Su maquinaria de propaganda y desinformación en línea existe para azuzar un frenesí público en apoyo de esta guerra. La campaña antivacunas fue uno de sus muchos productos nocivos. Revela mucho, pero sobre todo esto: no hay un coste humano demasiado alto para los objetivos de guerra de Washington, ni siquiera la muerte de cientos de miles de personas por mentiras fabricadas por Estados Unidos.

(Publicado originalmente en inglés el 16 de junio de 2024)

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