Español

¡Contra el imperialismo, la contrarrevolución y la guerra! ¡Por un Oriente Próximo socialista!

El siguiente discurso fue pronunciado en el Mitin Internacional en línea del CICI por Johannes Stern, miembro destacado del Sozialistische Gleichheitspartei , la sección alemana del CICI y el consejo editorial del World Socialist Web Site en Alemania.

El Comité Internacional de la Cuarta Internacional y el World Socialist Web Sitesaludan a todos los trabajadores, jóvenes e intelectuales progresistas en Oriente Próximo. Es difícil que haya otra región en el mundo donde la necesidad de unir a la clase obrera, con base en una perspectiva socialista contra la explotación imperialista y la guerra, sea tan clara como aquí.

¡Contra el imperialismo, la contrarrevolución y la guerra! ¡Por un Oriente Próximo socialista!

En los últimos 25 años, las potencias imperialistas han estado continuamente en guerra para someter, explotar y esencialmente recolonizar esta región rica en recursos y de gran importancia geoestratégica. En el transcurso de las guerras en Afganistán, Irak, Libia, Yemen y Siria, se han destruido países enteros, y se han asesinado o convertido en refugiados a millones.

Ahora, ha comenzado la siguiente guerra de agresión ilegal. Hace unos días, ataques militares de aviones de caza F-15 israelíes mataron a numerosos ciudadanos iraníes en bases militares sirias. Este es el quinto ataque militar israelí contra posiciones iraníes en Siria en los últimos meses. Se produce luego de los ataques aéreos estadounidenses, británicos y franceses contra Siria del mes pasado. Una guerra de escala completa contra Damasco y Teherán provocaría una conflagración en toda la región, y también podría desencadenar una confrontación militar directa con las potencias nucleares, Rusia y China.

Las guerras imperialistas y saqueo de Oriente Próximo marcan solo la primera etapa sangrienta de la nueva repartición imperialista del mundo, que se inició después de la disolución de la Unión Soviética. Ya en agosto de 1990, cuando EUA inició la primera guerra del Golfo, el Comité Internacional analizó las implicaciones históricas y políticas de largo alcance de este proceso. En una declaración escrita en ese momento y publicada otra vez en su libro Un cuarto de siglo de guerra: La ofensiva de Estados Unidos por la hegemonía mundial, el camarada David North explicó:

El fin de la era de la posguerra significa el fin de la era poscolonial. Mientras proclama el “fracaso del socialismo”, la burguesía imperialista, en hechos pero todavía no en palabras, proclama el fracaso de la independencia. La crisis cada vez más profunda que enfrentan las principales potencias imperialistas les obliga a asegurar el control de los recursos y mercados estratégicos. Las antiguas colonias, que habían conseguido un grado de independencia política, deben ser subyugadas otra vez. En su ataque brutal contra Irak, el imperialismo está avisando que tiene la intención de restaurar el tipo de dominación desenfrenada de los países atrasados que existió antes de la Segunda Guerra Mundial.

Cuanto más grandes y violentas sean las guerras en este proceso, más descaradas serán las falsificaciones y mentiras con que se preparan. La presentación escenificada del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, eclipsó incluso las acusaciones falsas de Colin Powell sobre armas de destrucción masiva de 15 años atrás, que prepararon la invasión de Irak. Netanyahu no proporcionó ni una pizca de evidencia para su afirmación provocativa de que Irán tiene un programa secreto de armas nucleares y que está violando el acuerdo de desnuclearización.

Las potencias europeas luchan actualmente para salvar el acuerdo porque temen que una guerra regional tendría consecuencias dramáticas, desestabilizaría las relaciones de clase en Europa y dañaría sus propios intereses imperialistas. Pero, no cabe duda a quien apoyarían en caso de un ataque israelí o estadounidense. Precisamente debido a los crecientes conflictos políticos y económicos con Washington, las élites europeas quieren asegurar su propia parte del botín cuando el imperialismo estadounidense saquee a todo Oriente Próximo y cuando el mundo se divida de nuevo.

El CICI trata con desprecio a las diversas organizaciones pseudoizquierdistas que promueven, patrocinan y legitiman la ofensiva militar imperialista como una lucha por la “democracia” y los “derechos humanos”. Su apoyo a las milicias nacionalistas islámicas y kurdas alineadas con EUA en Siria es una burla de los principios más elementales del marxismo. La pelea contra los regímenes burgueses en Siria, Turquía o Irán, y la construcción de sociedades democráticas y justas en todo Oriente Próximo no es la tarea del imperialismo y sus representantes locales —que solo traen destrucción y muerte—, sino la tarea de un movimiento independiente y revolucionario de la clase trabajadora.

Mantener la opresión de la clase trabajadora desempeña un papel central en los cálculos de las potencias imperialistas y sus partidarios pseudoizquierdistas. Hace siete años, cuando las masas revolucionarias en Túnez y Egipto derribaron a dos lacayos brutales del imperialismo, Ben Ali y Hosni Mubarak, las potencias imperialistas intervinieron en Libia y Siria para instalar regímenes títere prooccidentales y dividir a la clase obrera a lo largo de líneas religiosas y étnicas. En cada etapa de la revolución en Egipto y Túnez, las organizaciones pseudoizquierdistas desempeñaron el papel de subordinar a la clase trabajadora a una u otra facción de la burguesía. Los llamados Socialistas Revolucionarios en Egipto llegaron incluso a aclamar el golpe militar del 2013, que sentó las bases para la sangrienta dictadura militar de Al Sisi, como una “segunda revolución”.

Cinco años después, a pesar de la contrarrevolución y la guerra, Oriente Próximo y el norte de África experimentan un renacimiento de la lucha de clases. A principios de año, se produjeron protestas masivas en Irán, Túnez y Marruecos. En Turquía, la organización de empleadores MESS se vio obligada a aumentar los salarios de 130.000 trabajadores metalúrgicos un 24 por ciento para prevenir el estallido renovado de las huelgas salvajes. En Israel, una huelga general de un día ya había paralizado el país a fines del año pasado.

Decenas de miles de palestinos están protestando actualmente en la frontera israelí por su derecho a volver a sus hogares y aldeas, de donde fueron desalojados por la fuerza hace 70 años. El Gobierno israelí, apoyado por Washington y las potencias europeas, está respondiendo con fuerza letal. Desde que las protestas comenzaron a fines de marzo, al menos 43 palestinos fueron asesinados y miles fueron heridos gravemente.

El Comité Internacional y el World Socialist Web Site condenan esta masacre. Es una burla cruel que el imperialismo haya convertido en verdugos a pueblos que fueron víctimas de los crímenes más horribles de la historia. Setenta años después de su fundación, se está desmoronando el mito sionista de que la construcción violenta de un Estado judío en Palestina traería paz y seguridad para el pueblo judío, después de los horrores del Holocausto. Con la clase trabajadora en Israel atrapada en una de las sociedades más desiguales, la única política de la burguesía israelí es la creación de un Estado militarizado al interior y la expansión interminable de la guerra en el exterior.

Solo hay una forma de salir de la vorágine del belicismo imperialista, la violencia y la bancarrota general de una perspectiva nacionalista en Oriente Próximo: la unificación de los trabajadores en Israel, Palestina y en toda la región sobre la base de un programa socialista internacional.

El destino de la revolución egipcia y las experiencias históricas devastadoras de las masas árabes, turcas, kurdas, iraníes y judías con el estalinismo y las diferentes formas de nacionalismo burgués y pequeñoburgués han confirmado plenamente la perspectiva de la Revolución Permanente de León Trotsky. En países con un desarrollo capitalista tardío, solo la clase trabajadora puede emprender con éxito la lucha por la democracia y contra el imperialismo, y solo se puede triunfar en esta lucha mediante el derrocamiento del sistema capitalista como parte de la revolución socialista mundial.

Las condiciones objetivas para la revolución proletaria han “madurado” en Oriente Próximo durante muchos años. La tarea histórica central, que se hace más urgente ante el peligro de otra guerra devastadora, es la resolución de la crisis de dirección revolucionaria. Hacemos un llamamiento a todos nuestros oyentes y lectores de la región para que se unan al Comité Internacional de la Cuarta Internacional y construyan activamente Partidos Socialistas por la Igualdad y secciones de los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social en vuestros países.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 8 de mayo de 2018)

Loading