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La crisis capitalista mundial y las tareas de la Cuarta Internacional: un análisis de la resolución de Perspectivas del CICI de 1988

Este informe fue presentado a la Escuela de Verano del Partido Socialista por la Igualdad (EUA) el 23 de julio de 2019 por Andre Damon, escritor regular del World Socialist Web Site y miembro destacado del Partido Socialista por la Igualdad en los EUA.

En su informe de apertura al Decimotercer Congreso Nacional de la Workers League (Liga Obrera) en 1988, David North señaló:

... para los marxistas, el programa surge de una profunda asimilación de las experiencias históricas mundiales en las que se basa el movimiento revolucionario de los trabajadores. El programa del partido solo puede tomar forma a través de una crítica del pasado que revele el proceso del cual surgió este "presente". Separado de sus raíces históricas, el "presente" es una mera fachada, una apariencia sin textura, sin profundidad y sin verdad. [1]

Al igual que con todo el trabajo teórico del movimiento trotskista, no importa cuán aparentemente abstraído del trabajo diario, el estudio en el que estamos involucrados está destinado a los fines más prácticos. En nuestra revisión de la historia del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) estamos forjando los instrumentos analíticos con los que procesamos y conocemos la realidad contemporánea, nos orientamos hacia la clase trabajadora y luchamos por asumir su liderazgo en la transformación socialista de la sociedad.

Apropiarse de las lecciones del pasado es, en sí, una contribución al trabajo del presente. El Decimotercer Congreso Nacional citó la exposición de Hegel, en su historia de la filosofía, del desarrollo del pensamiento humano:

Esta es la función de nuestra y todas las épocas: captar el conocimiento que ya existe, hacer que sea nuestro, y al hacerlo desarrollarlo aún más y elevarlo a un nivel superior. Al apropiarlo para nosotros mismos, lo convertimos en algo diferente de lo que era antes. El hecho de que la Filosofía solo puede surgir en conexión con la Filosofía previa, de la cual necesariamente ha surgido, depende de la presuposición de un mundo intelectual ya existente que se transforma cuando lo apropiamos. El curso de la historia no nos muestra el devenir de cosas ajenas a nosotros, sino el devenir de nosotros mismos y de nuestro propio conocimiento. [2]

En otras palabras, la evaluación crítica del pasado, lejos de ser un acto pasivo de reflexión, constituye en sí misma una práctica revolucionaria.

Este es el significado de las líneas que, en muchos sentidos, fueron el grito de guerra de la derrota del oportunismo nacionalista dentro del CICI, y posteriormente se publicaron en León Trotsky y el desarrollo del marxismo:

Una dirigencia que no se esfuerce colectivamente por asimilar la totalidad de esta historia no puede cumplir adecuadamente sus responsabilidades revolucionarias con la clase trabajadora... Por lo tanto, el desarrollo del trotskismo procede de las nuevas experiencias de la lucha de clases, que se postulan en todo el conocimiento derivado históricamente de nuestro movimiento. [3]

En el informe de apertura de su Decimotercer Congreso Nacional, en agosto de 1988, la Workers League miró hacia atrás durante los casi tres años transcurridos desde la división con el Workers Revolutionary Party (WRP; Partido Revolucionario de los Trabajadores) de Reino Unido se refirió a lo que David North llamó "nuestra propia Revolución de octubre de 1985":

Desde nuestra propia Revolución de octubre de 1985, se ha producido una gran transformación dentro del Comité Internacional. [4]

A primera vista, tal comparación puede parecer casi presuntuosa. La Revolución de octubre es el mayor evento en la historia del siglo XX. ¿Cómo podemos comparar un evento que involucró directamente a unos centenares o, a lo sumo, millares de personas, con un evento histórico que moldeó la vida de cada uno de los diez mil millones de personas que han vivido desde entonces?

Pero la comparación no es una exageración. La división creó las condiciones para un renacimiento teórico del marxismo, cuya energía, alcance y dinamismo fueron comparables al desarrollo de la teoría marxista en la década de 1890 y en 1917, pero se comprimió a unos pocos años.

El 1 y 2 de abril de 1988, el Pleno del Comité Central de la Workers League señaló que "el significado esencial de la división" era que "comenzamos una lucha sistemática para purgar el CI del oportunismo y restaurar el programa históricamente fundado del trotskismo a su lugar legítimo dentro del partido mundial y todas sus secciones”. [5]

"En un sentido fundamental", señaló el Comité Político de la Workers League el 3 de enero de 1988, "ganamos la batalla contra los renegados":

A través de nuestra lucha, habíamos expulsado a una camarilla de oportunistas plenamente de derecha, reforjamos y restablecimos nuestros fundamentos trotskistas e hicimos un gran avance en el nivel teórico del partido. Lo que reflejan los cinco números de la [revista] Fourth International son el mayor desarrollo del marxismo desde los días de Trotsky. [6]

El Decimotercer Congreso Nacional de la Workers League declaró:

Si dejamos de lado todas las características secundarias de la división y las circunstancias inmediatas que la acompañaron, lo que queda es una división entre nacionalistas pequeñoburgueses e internacionalistas proletarios.

… La crisis actual del movimiento obrero a escala mundial significa, sobre todo, la bancarrota total de todas las perspectivas reformistas nacionales. [7]

En otras palabras, la división con los representantes del oportunismo nacionalista sentó las bases para la aclaración de un programa internacional, cuya concepción misma había sido rechazada y abandonada por el WRP.

El informe de David North al Pleno del Comité Central del 1 de abril de 1988 explicó que el WRP había lanzado un "ataque persistente contra la concepción de que el programa es fundamental para dirigir y guiar las luchas del partido en la clase trabajadora... En oposición a esa concepción, descartaron la importancia del programa y pusieron por encima de él, de una manera totalmente abstracta y ahistórica, la cuestión del método”. [8]

El informe de apertura del Campamento de Verano de la Workers League de 1988 declaró:

El trabajo sistemático sobre perspectivas llegó a su fin en el período posterior a las decisiones anunciadas por Nixon el 15 de agosto de 1971... Un análisis del desarrollo posterior de la crisis fue reemplazado por referencias rituales a la ruptura del sistema de Bretton Woods ese 15 de agosto. Nada era realmente necesario excepto esperar el colapso. Esta perspectiva cada vez más abstracta degeneró en un esquema, en el que la crisis económica derivada del fin de la convertibilidad dólar-oro provocaría situaciones revolucionarias, en primer lugar en Reino Unido. Esto se convirtió en la justificación de una orientación cada vez más nacionalista por parte del WRP. [9]

A principios de la década de 1970, el WRP comenzó a adoptar una serie de doctrinas interrelacionadas: la "lucha contra el propagandismo", la "clase trabajadora invicta" y la "práctica de la cognición", que denigraba la lucha por desarrollar la línea política correcta a través de la formulación sistemática de una perspectiva internacional.

"Para Healy", escribió David North a Wije Dias el 14 de junio de 1988, la "clase trabajadora invicta" era “su abstracción para caracterizar todo el período de la posguerra”. Añadió: "En esencia, esta abstracción impidió cualquier análisis concreto de las experiencias estratégicas de la clase trabajadora". [10]

La "lucha contra el propagandismo" se introdujo en una declaración emitida en nombre del Comité Internacional en 1972, escrita por Cliff Slaughter, defendiendo la escisión con la OCI (Organisation Communiste Internationaliste) de Francia. Declaró que "la lucha contra las formas de pensamiento idealistas era necesaria, que fuera mucho más profunda que las cuestiones de acuerdo sobre programas y políticas ". Se quejó de que "el movimiento trotskista había pasado por un largo período de aislamiento en el que el propagandismo inevitablemente tomó un fuerte dominio".

Comentando sobre este documento, un informe al Pleno de la Workers League el 1 de abril de 1988 señaló:

Esta declaración introdujo un tema que se repetiría una y otra vez durante la próxima década: que la lucha contra el propagandismo y lo que llamaron "formas de pensamiento idealistas", no la lucha por una línea política correcta, constituían la tarea esencial del CICI; supuestamente, la lucha contra estas formas de pensamiento llamadas idealistas, cuyo contenido nunca se definió, era mucho más importante que el "acuerdo sobre programas y políticas". [11]

La declaración del CICI escrita por Slaughter continuó:

El acuerdo formal propagandístico, incluso hasta el punto de reconocer verbalmente las premisas teóricas básicas del marxismo, en realidad servía como una barrera para la comprensión real de la unidad de la teoría y la práctica. La misma teoría, que había racionalizado antes una existencia propagandística, y que nunca había sido invocada para guiar una práctica realmente revolucionaria, ahora proporcionaba una pantalla de acuerdo formal para obstruir el cambio, para obstruir la comprensión del movimiento vivo de la lucha de clases. [12]

A esto, el informe al Pleno de la Workers League respondió:

En otras palabras, nos llevaron a creer que el propósito de la teoría en sí era racionalizar la existencia de la propaganda. Así que tenías la imagen de un puñado de intelectuales en diferentes partes del mundo que realmente eran demasiado vagos y desinteresados para ensuciarse las manos y participar en luchas revolucionarias reales, presumiblemente al unirse al Partido Comunista o cualquier movimiento de masas que existiera.

El informe continuó:

Según esta interpretación, de la cual Slaughter fue el autor, la crisis dentro de la Cuarta Internacional no fue producto de revisiones oportunistas del programa, sino del propagandismo, que se opuso a la "práctica realmente revolucionaria" e impidió la comprensión del "movimiento vivo".

En realidad, el WRP estaba usando casi el mismo lenguaje que Michel Pablo, quien declaró que los "dogmas" impedían que la Cuarta Internacional asumiera el liderazgo de "luchas de masas reales".

El Manifiesto de junio de 1979 del Octavo Congreso Mundial del CICI intensificó este ataque frontal contra la concepción del programa internacional. El Manifiesto, en gran parte escrito por Banda, declaró:

"Deben entrenarse cuadros que no coloquen etiquetas de propaganda en los desarrollos de la lucha de clases, oscureciendo y evitando cualquier abstracción real de su esencia, sino que desarrollen una conciencia sensual de lucha sobre lo que exige la realidad revolucionaria en desarrollo".

Al comentar sobre este documento, el informe del Pleno del Comité Central de la Workers League declaró:

Era incorrecto que el movimiento trotskista hiciera un análisis teórico de la naturaleza de clase de las tendencias políticas que dominan el movimiento de la clase trabajadora... Los líderes del WRP se opusieron al concepto de que se hiciera de hecho tal análisis de las tendencias políticas sobre la base del conocimiento históricamente desarrollado del movimiento marxista y las experiencias del movimiento mundial, verificado científicamente. [13]

Banda llegó al extremo de declarar que la toma de control del SWP por parte del FBI fue el resultado de la fidelidad pasada de la organización a los principios marxistas. Dijo que el SWP "eventualmente transformó el marxismo de una teoría del conocimiento en un encantamiento ritualista y dogmático de hechos históricos y demandas programáticas ".

El significado de este pasaje es que la "práctica revolucionaria" debe basarse en un rechazo de los "hechos históricos" y las "demandas programáticas". Pero, ¿con qué queda uno? Solo un oportunismo crudo y la capacidad, como lo expresó David North, de "detectar el olor de oportunidades".

Para colmo, el Manifiesto concluyó: "Lo que se requiere en cada sección no es la repetición de fórmulas ‘correctas’ sino una práctica revolucionaria que pueda desatar la fuerza explosiva de las masas".

Pero eso significa que lo que se necesita no es un programa, un análisis y una política correctos, sino la adaptación a lo que subjetivamente se considere que vaya a "desatar la fuerza explosiva de las masas". Lo que deja en claro la degeneración del WRP es que, al abandonar la lucha por una línea política "correcta", es probable que un partido desate no a las masas, sino a una multitud de histéricos de clase media.

Incluso, sin embargo, a medida que el WRP profundizaba su orientación política oportunista, se había desarrollado una tendencia diferente dentro del Comité Internacional. La Workers League y la Revolutionary Communist League (RCL; Liga Revolucionaria Comunista) en Sri Lanka, a raíz de su experiencia en la lucha contra el pablismo, comenzaron a entrar en conflicto con esta orientación. Estas diferencias surgieron ya en 1971, con las críticas de la RCL a la respuesta de la Socialist Labour League (SLL, Liga Obrera Socialista) de Reino Unido a la guerra Indo-Pakistani de 1971.

En los Estados Unidos, el hecho de que la Workers League se había empapado en las tradiciones del internacionalismo trotskista se puso de manifiesto, como lo dijo David North en su contribución, en una "orientación decidida hacia la clase trabajadora". North insistió: "A pesar de todas las dificultades que enfrentó, la Workers League estaba imbuida de confianza en el papel revolucionario de la clase trabajadora estadounidense. Fue aquí donde se expresaron las mejores tradiciones del "cannonismo", refiriéndose a James P Cannon. [14]

Después de la división, David North relacionó el esfuerzo de la Workers League por la claridad programática y política con su giro más profundo hacia la clase trabajadora.

"En el período de 1981-1984, estuve muy involucrado en el trabajo sindical, PATCO, Greyhound y Phelps Dodge", dijo, en una reunión del Comité Político del 10 de abril de 1988. “Cuanto más avanzamos en este trabajo sindical, más sentíamos la necesidad de una perspectiva internacional. Pedí una renovación de la lucha contra el pablismo. Durante este período, desarrollamos nuestras diferencias políticas con el WRP. Sentí que nuestro trabajo estaba paralizado y que necesitábamos una aclaración política”. [15]

Esta lucha por un programa político, que surge orgánicamente de la orientación de la Workers League hacia la clase trabajadora, se expresó en el programa del partido de 1978, La crisis económica y política mundial del capitalismo y la agonía mortal del imperialismo estadounidense. Ese documento buscaba arraigar una estrategia para la clase trabajadora estadounidense en un análisis serio de la crisis capitalista global. Presentó el próximo ataque contra la clase trabajadora, que predijo con extraordinaria lucidez, como el resultado de la crisis del imperialismo estadounidense en el marco de la crisis global del capitalismo. Esta orientación, en otras palabras, enfrentaba a la Workers League en un conflicto directo con la orientación a la que el WRP estaba cada vez más comprometido.

En 1981, Cliff Slaughter produjo un borrador de una declaración del Comité Internacional que define nuestra actitud ante el peligro de la guerra imperialista. Los delegados de la Workers League criticaron que el documento presentaba el peligro de guerra como un conflicto entre "dos superpotencias". David North señaló posteriormente, en su informe al Campamento de Verano de 1987:

Nunca aceptamos ese tipo de caracterización paralela de un Estado obrero y un Estado imperialista. "Superpotencias" es una frase periodística típica, que oculta las contradicciones de clase esenciales entre ambos países. [16]

La carta criticando el borrador fue un paso significativo hacia el desarrollo de una perspectiva mundial para el CICI. Pero, visto en retrospectiva, la carta fue notablemente visionaria, planteando temas que se dilucidarían con la publicación del material que compondría el volumen, Un cuarto de siglo de guerra, publicado en 2016:

La crisis económica irresoluble del capitalismo mundial está impulsando... un intento del imperialismo mundial, encabezado por los Estados Unidos, para restaurar la posición mundial perdida a través de la Revolución de octubre de 1917 y las luchas titánicas de liberación nacional en Asia, Oriente Próximo, África, y para mantener, a toda costa, la esclavitud de América Latina. Esta sería una guerra global en el sentido más verdadero: una lucha de las naciones opresoras contra la Unión Soviética y las naciones oprimidas. [17]

La carta continuaba:

Para el imperialismo, el reparto del mundo se ha complicado desesperadamente por dos factores:

1. La existencia de la URSS y la extensión, después de 1945, de las relaciones de propiedad nacionalizadas mediante el derrocamiento y la expropiación de la burguesía en Europa del Este, Polonia, Alemania Oriental, Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria, Rumania, Yugoslavia, Albania y vastas porciones de Asia (China, Vietnam, Laos, Camboya) ...

2. Las luchas anticoloniales representaron derrotas históricas para el imperialismo mundial. Éste no puede sobrevivir sin destruir a la URSS, restaurar la esclavitud colonial y, sobre esta base, volver a dividir el mundo en interés de la explotación imperialista...

El imperialismo no ve salida de la crisis, excepto a través del violento reparto del mundo. Pero esta nueva división asume una forma diferente de la de las guerras mundiales anteriores. No se trata de que los Estados imperialistas intenten apoderarse de las colonias de los demás, "sino de recuperar las posiciones perdidas" mediante la destrucción de los movimientos revolucionarios nacionales, el restablecimiento, de una forma u otra, de la esclavitud colonial y la destrucción de los Estados obrero, ante todo, la URSS. Esta es la base de todas las alianzas imperialistas.

Las grandes potencias imperialistas están formulando planes definitivos para dividir el "botín" de una guerra imperialista: Estados Unidos debe "conseguir" el golfo Pérsico; Francia, trabajando en estrecha colaboración con los Estados Unidos, ha de "conseguir" las áreas de su antiguo imperio colonial del norte de África a través de las regiones del Congo...

La carta argumentaba que el imperialismo mundial luchaba por una nueva división global del mundo, incluyendo tanto a la Unión Soviética como a las antiguas colonias. Con el beneficio de la retrospectiva, ahora vemos que el proceso esencial que describía la carta no tomó la forma de una conquista militar de la Unión Soviética, sino que la burocracia estalinista le abrió la puerta a la restauración capitalista. La nueva división neocolonial del mundo a través de un estallido masivo de guerra es, de hecho, lo que sucedió inmediatamente después de la disolución de la URSS, comenzando con la primera guerra del golfo Pérsico de 1991.

La lucha por formular un programa global continuó durante los años siguientes a través de la lucha emprendida por el CI por el trotskismo. En enero de 1984, David North le escribió a Michael Banda, expresando preocupación:

Creemos que el Comité Internacional ha estado trabajando durante algún tiempo sin una perspectiva clara y políticamente unificada para guiar su práctica. En lugar de una perspectiva para la construcción de secciones del Comité Internacional en cada país, el enfoque central del trabajo del CI durante varios años ha sido el desarrollo de alianzas con varios regímenes nacionalistas burgueses y movimientos de liberación. [18]

La carta advirtió además que:

No importa cuán prometedores puedan parecer ciertos desarrollos dentro de las secciones nacionales, como nuestras propias experiencias en diversas luchas sindicales, estos no producirán ganancias reales a menos que dicho trabajo esté guiado por una perspectiva internacional científicamente elaborada. Cuanto más se dirija la Workers League hacia la clase trabajadora, más sentimos la necesidad de una colaboración más estrecha con nuestros camaradas internacionales para impulsar el trabajo.

En febrero de 1984, los representantes de la Workers League asistieron a una reunión del CICI con la esperanza de discutir estos puntos. Pero la dirección del WRP amenazó a la Workers League con una división inmediata, a menos que se retiraran las críticas. Como lo comentó posteriormente David North:

Las alianzas políticas que habían sido formadas por la dirección del WRP con los nacionalistas burgueses, las burocracias sindicales y del Partido Laborista, y sus oberturas detrás de escena a la burocracia soviética, no podrían haber sobrevivido a una discusión de perspectivas dentro del Comité Internacional. [19]

El informe de apertura al Séptimo Pleno del CICI, en el cual se adoptó la resolución de perspectivas, comenzó diciendo:

En 1984, le pedimos a Healy, Slaughter y Banda que discutieran las perspectivas. Fue necesaria una enorme división dentro de nuestro movimiento para hacer posible esa discusión. Antes de que pudiéramos comenzar a elaborar nuestra perspectiva internacional de la revolución proletaria, primero tuvimos que romper despiadadamente con las fuerzas pequeñoburguesas dentro del Comité Internacional. Eso es lo que realmente sucedió.

Antes de la división, la Workers League había enfatizado que la crisis que se desarrollaba en el CICI requería una renovación de la lucha contra el pablismo y el desarrollo de nuestras perspectivas internacionales. Era imposible mantener esta discusión con el WRP porque su orientación era nacionalista: el trabajo del CI estaba subordinado a su trabajo en Reino Unido. Tenían una línea nacionalista pequeñoburguesa. Fue solo en la lucha contra esto que pudimos desarrollar nuestras perspectivas en el CI, después de años de que ese trabajo se viera sofocado. [20]

"Hay una conexión muy estrecha", señaló el informe de apertura al Pleno del Comité Central de la Workers League, "entre la lucha contra el oportunismo y la elaboración de nuestra perspectiva internacional":

Antes que nada, era necesario librar una lucha consciente contra todas las formas de nacionalismo residual dentro del CICI y, al mismo tiempo, establecer la conexión orgánica entre el desarrollo objetivo de la crisis capitalista mundial y el programa consciente del CICI. Debemos reconocer que esta lucha por una perspectiva y un programa internacionales es el punto más alto de la lucha contra el oportunismo porque, en última instancia, todo oportunismo se basa en formas muy definidas de adaptación nacional. [21]

El informe continuó:

[L]a construcción del partido, la creación de un partido proletario genuino procede a través de un proceso de lucha implacable para desarrollar, de manera científica, un programa basado en la defensa de los intereses históricos objetivos de la clase trabajadora. ... No es simplemente la acumulación de un número cada vez mayor de miembros. Es forjar un instrumento que, en cierto punto en el desarrollo de la situación objetiva, demuestra ser digno de las necesidades históricas de la clase trabajadora. [22]

Mirando la experiencia completa de la división, North concluyó:

El desarrollo histórico del oportunismo dentro del movimiento marxista ha tomado una y otra vez la forma de separar el socialismo de su esencia internacionalista. Eso es cierto no solo en la Segunda y Tercera, sino también en la Cuarta Internacional...

El "internacionalismo", enfatizó North, "es la esencia del corazón de la lucha por finalmente superar el impacto devastador del oportunismo en la Cuarta Internacional".

Este principio forma el corazón de la resolución de perspectivas de 1988, que declaró en el punto 169:

El internacionalismo revolucionario es la antípoda política del oportunismo. De una forma u otra, el oportunismo expresa una adaptación definitiva a las llamadas realidades de la vida política a medida que toma forma en un entorno nacional dado... Por lo tanto, la contribución histórica central que las secciones del Comité Internacional hacen al movimiento obrero en los países en los que operan es la lucha colectiva y unificada por la perspectiva de la revolución socialista mundial. [23]

La crisis capitalista mundial y las tareas de la Cuarta Internacional del Comité Internacional (1988)

Los restos del WRP respondieron a los esfuerzos del CICI de desarrollar la lucha por este programa con una mezcla de perplejidad y hostilidad. Para citar un ejemplo, en el News Line de Sheila Torrance, Ray Athow se rascó la cabeza sobre el énfasis de la plataforma electoral de la Workers League en la lucha por el internacionalismo proletario. Cita el siguiente pasaje:

Para derrotar a los capitalistas, que operan a escala global, los trabajadores estadounidenses deben adoptar una estrategia revolucionaria internacional y unir sus luchas con las de sus hermanos de clase en Asia, África, Europa y América Latina. Independientemente de su país, idioma, religión o color de piel, los trabajadores comparten las mismas preocupaciones y se enfrentan al mismo enemigo capitalista.

A esto, Athow respondió:

No queremos menospreciar la contribución de North al "marxismo", pero el mismo Marx planteó esta cuestión más brevemente hace 140 años cuando declaró: "¡Trabajadores del mundo, uníos!".

La "naturaleza casi religiosa de este programa electoral", escribió Athow, "quedó revelada en declaraciones como ‘la Workers League trae al movimiento obrero en los Estados Unidos la estrategia de la revolución socialista mundial’".

Oponiéndose a esta declaración, Athow declaró: "La revolución mundial solo se desarrolla a través de sus partes nacionales".

En respuesta a las declaraciones de Athow, North escribió:

[N]o es suficiente repetir las palabras "Trabajadores del mundo, uníos". En primer lugar, el contenido del internacionalismo debe derivarse y desarrollarse a partir de un estudio de la evolución concreta de la economía mundial y su impacto en la lucha de clases. Como todos los conceptos científicos marxistas, el del internacionalismo ha evolucionado de acuerdo con el desarrollo objetivo del sistema capitalista mundial.

En la época de la Segunda Internacional, existía un verdadero abismo históricamente determinado entre la consigna promovida por Marx en los albores del movimiento internacional de trabajadores y la etapa dada del desarrollo capitalista dentro del cual los nuevos partidos de masas de la clase trabajadora estaban tomando forma. En el marco del Estado nacional en la última década del siglo XIX, todavía había tareas progresistas que preocupaban la atención inmediata de los jóvenes partidos socialdemócratas y determinaban en gran medida el carácter de su trabajo práctico...

... la revolución socialista mundial no es simplemente la suma de las revoluciones nacionales. Si se tratara simplemente de eso, el concepto de revolución socialista mundial difícilmente tendría un significado especial, en la medida en que solo se utilizaría para describir un proceso completo. Pero la revolución socialista mundial es en sí misma una época histórica definida, no una serie de eventos aislados. Es una época mundial. Las "partes nacionales" se desarrollan de acuerdo con las leyes que rigen este proceso histórico mundial.

Si la revolución mundial existiera solo como la acumulación de revoluciones nacionales, ¿cuál es la base del Partido Mundial de la Revolución Socialista? ¿Qué necesidad hay de un partido internacional si el socialismo mundial simplemente se realiza sobre la base de una "sucesión de luchas nacionales" no conectadas o luchas nacionales que solo están vinculadas a través de la solidaridad moral o una vaga forma de simpatía política? La necesidad del partido mundial surge precisamente del hecho de que la revolución socialista mundial debe ser combatida y solo puede realizarse como la lucha conscientemente integrada y unificada del proletariado internacional.

En julio de 1987, el Cuarto Pleno del CICI inició una discusión sobre los cambios en las estructuras esenciales del capitalismo mundial y su impacto en la lucha de clases internacional. En esa conferencia, David North preguntó:

¿Cómo prevemos el desarrollo de la revolución socialista mundial? ¿Cuáles procesos y contradicciones proporcionarán la base para un nuevo surgimiento de la clase trabajadora y una renovación de la lucha de clases revolucionaria?

La respuesta, enfatizamos, se encontraba en el "desarrollo del capitalismo mundial asociado con la globalización del proceso de producción". Esto había elevado a un nuevo nivel la importancia y la necesidad ineludible del internacionalismo socialista.

Último GMC Sierra 2019 producido en Silao antes del model de 2020, 9 de agosto de 2019 [crédito: Gerardo Aldaco]

El informe de apertura del Campamento de Verano de la Workers League de 1987 expresó estos temas de la siguiente manera:

Las revoluciones solo pueden tener lugar si son objetivamente necesarias, y nosotros somos los agentes conscientes de esa necesidad. En otras palabras, nuestro propio trabajo, la lucha dentro del Comité Internacional, es una de las formas creadas objetivamente por el conflicto en la base económica de la sociedad, entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales.

Cabe señalar que esta orientación hacia la unidad global de la clase trabajadora nos llevó a un conflicto directo con los ideólogos de la política radical pequeñoburguesa, que buscaban equiparar el anticapitalismo con la antiglobalización, en un momento anterior a que Trump y su asesor Stephen Bannon demostraran la conexión entre el nacionalismo económico y las formas más fascistas de reacción burguesa. Al mismo tiempo que se redactaba nuestra resolución de perspectivas, Mouffe y Laclau afirmaban que la tarea más importante del movimiento "democrático revolucionario" era la "reconstitución orgánica de la nación". Y, por supuesto, los Democratic Socialists of America (DSA; Socialistas Democráticos de Estados Unidos) hoy proclaman, en palabras de Bashkar Sunkara, que está tratando de construir una versión de "americanismo del siglo XXI".

En un informe al Comité Político de la Workers League sobre la discusión en Sri Lanka sobre el documento de perspectivas, David North concluyó:

El desarrollo actual de la economía mundial y la división internacional del trabajo, encarnado en el inmenso desarrollo de las corporaciones multinacionales y la producción transnacional, le da al internacionalismo un carácter concreto sin precedentes. Esto hace necesaria la coordinación internacional y la lucha unificada de la clase trabajadora. No existe otra base para una lucha contra el imperialismo en esta época.

North continuó este tema en su informe al Séptimo Pleno:

La clase obrera es una clase internacional. Esta es una cuestión de principios. Marx definió al proletariado como una clase histórica mundial antes de que la naturaleza internacional de la clase obrera fuera visible. Ésta no había aparecido en muchos países. Ahora que este papel histórico mundial está enraizado en el enorme desarrollo de las fuerzas productivas, ya no es una cuestión teórica. Se ha convertido en una cuestión práctica. Por eso decimos al comienzo del documento que las luchas de la clase trabajadora se han convertido en internacionalistas no solo en esencia sino también en forma.

En una crítica a los dirigentes del CICI cuando lo dominaba el WRP, el informe de David North al Séptimo Pleno advirtió:

Existía el peligro de una fractura del CICI a lo largo de líneas nacionalistas, un programa nacionalista. Nuestra estrategia internacional solo era perceptible en un sentido formal, a estilo de la Segunda Internacional. A principios del siglo XX, esa actitud era comprensible, no perdonable, pero comprensible. Las peculiaridades de las economías nacionales eran extremadamente marcadas. La economía mundial había surgido, pero era embrionaria en comparación con la actual.

Después de la división, era necesario que el Comité Internacional reafirmara su adhesión a la primacía de la revolución mundial; la articulación de una perspectiva global. Pero esto, según el informe de apertura al Pleno del Comité Central, "produjo un nuevo nivel de lucha dentro del Comité Internacional. De este análisis surgió la necesidad de llevar a cabo una lucha muy sistemática para aclarar dentro de cada sección del CICI la primacía de nuestro programa mundial”.

Este desarrollo fue tan significativo, señaló el informe, que la propia Workers League se había convertido en un "partido diferente":

En los últimos dos años, hemos tratado de acabar con todos los vestigios de nacionalismo, eliminar las incrustaciones pablistas en el movimiento y luchar por revivir y reconstruir el movimiento internacional según el método de Lenin y Trotsky. La prolongada lucha por construir la Internacional ha llegado a una etapa crucial.

Este cambio, enfatizó David North, "está haciendo que el partido sea incompatible con... el radicalismo pequeñoburgués. Eso solo puede hacerse sobre la base de un programa internacional. Cuanto más construyamos esta conciencia y solidifiquemos el movimiento internacionalmente en este programa común, esta concepción común, más podremos construir un partido de masas de la clase trabajadora”.

Esta lucha condujo a una reorientación exitosa de las secciones del CI sobre la base de una perspectiva internacional común. Profundizó e intensificó nuestro análisis político y, al final, solo fortaleció el propio programa de 1988.

En última instancia, todos estamos aquí porque la Workers League y el CICI en su conjunto eligieron la perspectiva del internacionalismo y votaron, en el Séptimo Pleno, a favor de la resolución de las perspectivas.

El informe de apertura de David North al Decimotercer Congreso Nacional de la Workers League resumió el contenido esencial de la resolución:

En esencia, este documento aborda dos procesos objetivos fundamentales e interrelacionados: el desarrollo de la crisis capitalista mundial, la crisis del modo de producción capitalista y la crisis de liderazgo revolucionario en el proletariado, y, dentro de eso, la crisis histórica de la Cuarta Internacional misma. [24]

Recordamos el documento principalmente por sus contribuciones a nuestra comprensión de la globalización de la producción, pero igualmente significativo fue el hecho de que analizó correctamente las luchas sociales de masas de los años sesenta y setenta, concluyendo que fueron fundamentalmente revolucionarias y sistemáticamente traicionadas por los pablistas.

El Decimotercer Congreso Nacional de la Workers League resaltó la evaluación en el documento de cómo las organizaciones pablistas sabotearon los levantamientos de la clase trabajadora en los años sesenta y setenta:

Establecemos, aunque sea de forma resumida, que el capitalismo mundial pasó por la mayor crisis revolucionaria de su historia entre 1968 y 1975; y que su supervivencia solo fue posible a través de las traiciones de la clase obrera por parte de su dirección; y que la ofensiva posterior contra la clase obrera por parte de la burguesía internacional es el producto de estas traiciones. [25]

... La gran deuda latinoamericana y la consiguiente miseria de millones de trabajadores y campesinos no son simplemente el resultado de procesos económicos abstractos. Todos los procesos económicos están mediados por la lucha de las clases sociales. Las condiciones de la década de 1980 en América Latina son producto directo de las derrotas de los trabajadores bolivianos, chilenos y argentinos. [26]

Nuestra actitud es la misma que la de Trotsky hacia la Alemania de 1923: el capitalismo podría haber sido derrocado en sectores de Europa si no hubiera sido por las debilidades y traiciones de las direcciones. Las experiencias revolucionarias en los años 60 y 70 fueron incluso mayores que en 1923. La supervivencia del capitalismo se basó nuevamente en la traición de los estalinistas y los socialdemócratas.

Los economistas académicos, especialmente en la década de 1990, han hablado sobre los "dos períodos de globalización", comparando la era de la globalización que comenzó en la década de 1980 con la que terminó en 1914. Nuestra evaluación prefiguraba tales comparaciones. El informe de apertura de la Escuela de Verano de 1987 señaló:

Los 42 años que han transcurrido desde el final de la Segunda Guerra Mundial tienen ciertas similitudes con el período final del desarrollo capitalista orgánico: los 40 años más o menos entre la fundación del Imperio Alemán y la derrota de la Comuna de París en 1871, lo que significó el consolidación del sistema estatal burgués en Europa occidental, y el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. [27]

Los principales componentes del documento se resumieron en seis puntos:

Primero, la integración sin precedentes del mercado mundial y la internacionalización de la producción.

El punto 117 de la resolución apunta a los siguientes factores:

... una integración sin precedentes del mercado mundial y la internacionalización de la producción. El predominio absoluto y activo de la economía mundial sobre todas las economías nacionales, incluida la de los Estados Unidos, es un hecho básico de la vida moderna. Los avances tecnológicos asociados con la invención y la perfección del circuito integrado han producido cambios revolucionarios en las comunicaciones que, a su vez, han acelerado el proceso de integración económica global. Pero estos desarrollos económicos y tecnológicos, lejos de abrir nuevas perspectivas históricas para el capitalismo, han elevado las contradicciones fundamentales entre la economía mundial y el sistema capitalista del Estado nación, y entre la producción social y la propiedad privada, a un nivel de intensidad sin precedentes.

La pérdida de hegemonía económica global por parte de los Estados Unidos, en términos tanto relativos como absolutos, simbolizada por su transformación del principal acreedor del mundo en su mayor deudor. Esta transformación, que se manifiesta directamente en la devastadora disminución del nivel de vida de los trabajadores, abre un período de confrontación revolucionaria de clases en los Estados Unidos...

El surgimiento de Japón como la potencia industrial más potente y el mayor exportador de capital, desafiando al capital estadounidense en todos los rincones del mundo y encabezando así una enorme intensificación de los antagonismos antiimperialistas.

Durante este período, Japón se convirtió en el segundo mayor exportador del mundo, con un producto interno bruto per cápita aún mayor que el de los Estados Unidos:

El desarrollo extraordinariamente rápido de las economías de la cuenca del Pacífico asiático ha creado grandes clases trabajadoras que están siendo empujadas a conflictos revolucionarios contra la burguesía nativa, cuya posición económica depende completamente de mercados de exportación insostenibles.

El punto 137 nota:

La expansión del capitalismo en muchas partes del mundo desde el final de la Segunda Guerra Mundial y la creación de gigantescos centros de producción en Asia no contradice la definición del imperialismo de Lenin como la fase superior del capitalismo. Como Lenin advirtió específicamente en El imperialismo, "sería un error creer que esta tendencia hacia la descomposición impide el rápido crecimiento del capitalismo. No lo hace”. El imperialismo estadounidense ha utilizado los países de Asia-Pacífico como “plataformas de ensamblaje”.

El horrible empobrecimiento de los países atrasados y el colapso total de la miríada de estrategias de "desarrollo" de la impotente burguesía nacional, deben producir confrontaciones revolucionarias.

El giro de todas las burocracias estalinistas hacia las políticas de la economía de mercado, especialmente en China y la URSS, abre un período de confrontación revolucionaria entre las burocracias y la clase trabajadora.

El punto 14 de la resolución advirtió que las nuevas formas de producción global no disminuyeron el peligro de una guerra mundial, sino que lo intensificaron:

El carácter global de la producción capitalista ha agudizado enormemente los antagonismos económicos y políticos entre las principales potencias imperialistas, y una vez más ha puesto de manifiesto la contradicción irreconciliable entre el desarrollo objetivo de la economía mundial y la forma de Estado nación en la que todo el sistema de la propiedad capitalista tiene raíces históricas.

Explicó la ofensiva global sistemática de toda la élite gobernante, cuyo camino fue despejado por las traiciones de las luchas sociales de masas de los años sesenta y setenta a manos de los pablistas:

Las políticas emprendidas por la burguesía estadounidense en 1979-1980 reflejaron un cambio en los métodos de gobierno de clase a escala internacional. Simultáneamente, la elección de Thatcher en mayo de 1979 marcó el comienzo de una ofensiva sostenida que buscaba disciplinar a la clase trabajadora y destruir el sistema de bienestar social creado después de la Segunda Guerra Mundial. En Francia, el gobierno "socialista" de Mitterrand, con sus cuatro ministros estalinistas, después de muestras falsas de radicalismo, volvió a políticas económicas apenas distinguibles de las de Reagan. Un desarrollo similar ocurrió en Alemania, tras la elección de Helmut Kohl. El corolario europeo de la "desregulación" reaganista ha consistido en las frenéticas campañas de "privatización" destinadas a desmantelar las industrias nacionalizadas. Entre 1979 y 1988, todos los Gobiernos europeos, desde Portugal hasta Grecia, repudiaron las políticas de reformismo social y compromiso de clase. Este proceso tampoco se limitó a los Estados Unidos y Europa. Bajo Hawke en Australia y Lange en Nueva Zelanda, los Gobiernos socialdemócratas están derribando incluso las limitadas barreras erigidas por la clase trabajadora contra la explotación capitalista sin trabas.

A pesar de las capitulaciones de los estalinistas y los nacionalistas pequeñoburgueses ante las demandas del capital financiero global, la resolución caracterizó el período como uno, no de ascendencia capitalista, sino de crisis capitalista:

La propaganda visible de la burguesía ha aprovechado la crisis visible del movimiento obrero internacional para proclamar una nueva era dorada del capitalismo. Pero a pesar del enorme crecimiento de la pobreza, la burguesía no ha podido salir de una crisis mundial cada vez más profunda de todo el orden capitalista. La crisis que enfrenta la burguesía a escala mundial es de carácter histórico y sistémico, y no simplemente coyuntural.

El análisis del documento de las traiciones sistemáticas llevadas a cabo por los sindicatos de todo el mundo ante las exigencias de la globalización estableció los fundamentos teóricos para nuestro llamado posterior a una ruptura con los sindicatos:

La feroz competencia entre varios bloques de capitalistas nacionales y continentales requiere, como una necesidad urgente, la integración completa de las organizaciones de trabajadores en los mecanismos productivos del capital financiero y estatal. No existe espacio para organizaciones laborales reformistas independientes, o incluso cuasindependientes. Los sindicatos se están transformando directamente en instrumentos a través de los cuales se realiza la explotación intensificada del proletariado en interés del Estado nacional. Aquí yace la fuente de la postración de todas las burocracias laborales existentes. La búsqueda de soluciones nacionales a la crisis internacional conduce inevitablemente a la subordinación de cada movimiento laboral nacional a las políticas de guerra comercial de la burguesía. No hay forma de salir de este callejón sin excepción sobre la base del internacionalismo revolucionario, y no nos referimos a frases vacías. La tarea estratégica suprema que enfrenta el movimiento trotskista es la unificación de la clase trabajadora del mundo entero en lo que Trotsky una vez denominó "una única organización proletaria internacional de acción revolucionaria con un centro mundial y una orientación política mundial". [28]

Al comentar sobre este análisis, David North concluyó: "El contenido real de la crisis del movimiento obrero no es el fracaso del marxismo, sino la bancarrota del reformismo social".

El punto 13 elaboró estos puntos:

Durante mucho tiempo ha sido una proposición elemental del marxismo que la lucha de clases es nacional solo en su forma, pero que es, en esencia, una lucha internacional. Sin embargo, dadas las nuevas características del desarrollo capitalista, incluso la forma de la lucha de clases debe asumir un carácter internacional. Por lo tanto, la movilidad internacional sin precedentes del capital ha hecho que todos los programas nacionalistas sean obsoletos y reaccionarios para el movimiento laboral de los diferentes países.

Fueron precisamente estos desarrollos los que constituyeron la base objetiva con la cual el crecimiento del CICI estaba necesariamente vinculado. Este punto fue desarrollado y enfatizado en el informe de David North de agosto de 1988 al Decimotercer Congreso Nacional de la Workers League:

Anticipamos que la próxima etapa de la lucha proletaria se desarrollará inexorablemente, bajo la presión combinada de las tendencias económicas objetivas y la influencia subjetiva de los marxistas, a lo largo de una trayectoria internacional. El proletariado tenderá cada vez más a definirse en la práctica como una clase internacional; y los internacionalistas marxistas, cuyas políticas son la expresión de esta tendencia orgánica, cultivarán el proceso y le darán forma consciente.

Gran parte de lo que se analizó en el programa se ha cumplido, tanto en el crecimiento de la lucha de clases como en la organización del partido mismo.

Pronosticamos: “En el próximo período, los trabajadores organizarán huelgas y otras formas de lucha basadas en una estrategia internacional. Se considerará como algo irremediablemente anticuado entrar en grandes luchas contra el capitalismo sin haber tratado de coordinar cada aspecto de esas luchas con otros sectores de la clase obrera internacional, es decir, con trabajadores fuera de las fronteras nacionales”. [29]

Cabe notar que las tendencias fundamentales identificadas en el documento no solo se continuaron desarrollando en el período posterior, sino que se intensificaron.

Treinta años después de la publicación del documento de perspectivas de 1988, el economista Branko Milanovic publicó un libro titulado Desigualdad Global que señalaba la convergencia de las condiciones sociales para los trabajadores en todo el mundo, señalando el hecho de que el mundo se estaba convirtiendo en uno en el que la "clase" era "la división dominante más que la ubicación". El análisis vino, así como el resto de proclamas de los economistas burgueses típicamente con respecto al CI, demasiado tarde y sin dar al blanco, pero reflejó la actualidad cada vez más innegable de los procesos identificados en la resolución de 1988.

Un barco de contenedores de Horizon Lines Inc. es descargado el miércoles 13 de febrero de 2008 en el puerto de Tacoma, Washington [AP Photo / Ted S. Warren]

De hecho, en todo el mundo, los trabajadores están comenzando a coordinar sus luchas a través de líneas internacionales. No es de extrañar que la primera pregunta que nos hicieron, en una reunión del Boletín de Trabajadores Automotores del WSWS en Detroit, en diciembre de 2018, fuera, "¿Trabajará el WSWS para coordinar las luchas de los trabajadores en diferentes partes del mundo?".

De hecho, todos los elementos identificados por el CICI en su análisis solo se han intensificado, ya sea el efecto transformador de la tecnología, el comercio mundial o la integración global de la propia clase trabajadora.

Finalmente, se ha dicho mucho en la prensa sobre el llamado fin de la globalización y la fragmentación del Internet. Pero esto también es una manifestación de los procesos identificados en el documento anterior. No es la Ley de Moore la que se está rompiendo, sino el sistema capitalista del Estado nación que se está rebelando contra los medios de producción, en línea con el análisis realizado por Trotsky hace un siglo, y reafirmado tras la escisión de 1985-86.

La integración global de la lucha de clases, que ahora está comenzando a manifestarse de manera preliminar, encontró la expresión más inmediata en el propio Comité Internacional. Como se informó al agregado de Detroit en 1988:

Durante el año pasado, las secciones del CICI han estado coordinando su trabajo práctico en el día a día. La Workers League y la SLL están utilizando tecnología informática y de comunicaciones para transferir archivos al menos dos veces por semana, un paso hacia la integración global de la producción de periódicos y el trabajo político. Pudimos publicar simultáneamente en los Estados Unidos, Australia y Alemania la declaración del Comité Internacional sobre los eventos en China, y también estamos desarrollando nuestros enlaces informáticos con la BSA y el ICP. Se están desarrollando otras áreas de trabajo práctico sobre la base de una estrecha colaboración internacional.

No debe subestimarse la importancia de este trabajo práctico internacional. El alcance de esta colaboración internacional, su impacto directo en prácticamente todos los aspectos del trabajo práctico de cada sección, ha alterado profunda y positivamente el carácter del mismo CICI y sus secciones. Estas secciones están dejando de existir política y prácticamente como entidades independientes, en cualquier sentido significativo. Sobre la base de un programa político común, ha surgido una red compleja de relaciones dentro del CICI que une todas las secciones. Es decir, las secciones del CICI constituyen componentes interconectados e interdependientes de un solo organismo político. Cualquier ruptura de esa relación tendría efectos devastadores dentro de la sección involucrada. Cada sección se ha vuelto dependiente por su propia existencia de esta cooperación y colaboración internacionales, en el ámbito tanto ideológico como práctico.

En una carta que envió a Linda Tenenbaum el 10 de julio de 1989, David North señaló que "fue precisamente durante los periodos de reacción política (1907-1917 y luego 1923-1940) —cuando Trotsky luchaba por el desarrollo de la perspectiva revolucionaria entre los dientes de la reacción— en que Trotsky hizo sus contribuciones más profundas al desarrollo de la teoría revolucionaria".

Creo que es esencialmente el mismo proceso que estamos describiendo aquí. El período que estamos analizando es un período de reacción. Pero dentro de ese período existieron profundas corrientes y tendencias progresistas. Son esas tendencias progresistas las que encontraron expresión en el renacimiento teórico del marxismo dentro del CICI después de 1985.

Notas al pie de la página (nuestras traducciones al español):

[1] David North, “Reporte del Decimotercer Congreso Nacional de la Workers League”, Fourth International , July–December 1988, p. 41.

[2] History of Philosophy, pp. 2–3.

[3] David North, Leon Trotsky and the Development of Marxism, (Detroit, 1985), p. 5; 17-18.

[4] op. cit., Fourth International , July–December 1988, p. 33.

[5] David North, “Reporte político al Pleno del Comité Central de la Workers League del 1 de abril”, Workers League Internal Bulletin, May 1988, p. 47.

[6] ibid., Workers League Internal Bulletin, May 1988, p. 3.

[7] op. cit., Fourth International , July–December 1988, p. 48.

[8] David North, “Reporte político al Pleno del Comité Central de la Workers League del 1 de abril”, Workers League Internal Bulletin, May 1988, p. 44.

[9] David North, “Reporte político sobre las Perspectivas del Comité Internacional de la Cuarta Internacional”, Fourth International , January–March 1988, p. 67.

[10] David North, “Carta del 14 de junio de 1988 de David North a Wije Dias”, Political Chronology of the International Committee of the Fourth International 1982–1991, p. 44.

[11] David North, “Reporte político al Pleno del Comité Central de la Workers League del 1 de abril”, Workers League Internal Bulletin , May 1988, p. 48.

[12] “Declaración del Comité Internacional (Mayoría), 1 de marzo de 1972”, Trotskyism vs. Revisionism, Volume 6, p. 83.

[13] David North, “Reporte político al Pleno del Comité Central de la Workers League del 1 de abril”, Workers League Internal Bulletin , May 1988, p. 49.

[14] David North, “Reporte de Apertura del 4 de agosto de la Escuela de Verano del PSI de 2019”.

[15] David North, “Reunión del Comité Político de la Workers League del 10 de abril”, Workers League Internal Bulletin , May 1988, p. 87.

[16] op. cit ., Fourth International , January–March 1988, p. 67.

[17] David North, “Carta del 4 de noviembre de 1981 a Mike Banda”.

[18] David North, “Carta de David North a Mike Banda–23 de enero de 1984”, The ICFI Defends Trotskyism, p. 35.

[19] op. cit ., Fourth International , January–March 1988, p. 67.

[20] David North, “Sétimo Pleno del Comité Internacional de la Cuarta Internacional”.

[21] David North, “Reporte político al Pleno del Comité Central de la Workers League del 1 de abril”, Workers League Internal Bulletin, May 1988, p. 56.

[22] ibid ., p. 52.

[23] Comité Internacional de la Cuarta Internacional, “ The World Capitalist Crisis and the Tasks of the Fourth International ”, p. 70.

[24] op. cit ., Fourth International , July–December 1988, p. 33.

[25] ibid., p. 33

[26] ibid ., p. 35.

[27] op. cit ., Fourth International , January–March 1988, p. 71.

[28] op. cit ., Fourth International , July–December 1988, p. 38.

[29] op. cit ., Fourth International , January–March 1988, p. 82.

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