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Aprendiendo de la escisisón del CICI —estrategia internacional y táctica nacional: el cambio en la evaluación del CICI de los movimientos de liberación nacional

Deepal Jayasekera, Secretario Adjunto del Partido Socialista por la Igualdad de Sri Lanka, dio esta charla en la Escuela de Verano del Partido Socialista por la Igualdad (EEUU) el 25 de julio de 2019.

Quisiera examinar algunos de los temas políticos que surgieron tras la escisión de 1985-86 con los renegados del Workers Revolutionary Party (WRP) británico, que abrió un nuevo período a la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) de Sri Lanka [el predecesor del PSI de Sri Lanka]. Después de años de un aislamiento casi absoluto y de ataques políticos por parte del WRP, la LCR fue capaz de fortalecer su línea política y sus intervenciones en la clase trabajadora a través de su estrecha colaboración con el Comité Internacional (CI) [de la Cuarta Internacional (CICI)]. Este fue el caso particularmente tras la muerte prematura del camarada Keerthi Balasuriya en 1987, que fue un golpe enorme para la LCR, y para el CI en su conjunto. Creo que los desarrollos que se hicieron tendrán un gran significado para la clase trabajadora en otros países de desarrollo capitalista tardío —en Asia y en otras partes. Me concentraré, particularmente, en nuestra actitud hacia los diferentes movimientos de liberación nacional.

El alejamiento por parte de la Socialist Labour League (SLL)/WRP de la teoría de la revolución permanente, y su actitud políticamente comprometida hacia los movimientos de liberación nacional y el maoísmo, y más tarde la postración ante ellos, tuvo un impacto significativo en el trabajo político de la LCR.

La capitulación de la SLL a la burguesía nacional en los países atrasados llevó a agudas diferencias con la LCR, cuando Michael Banda publicó una declaración en nombre del CI, otorgando “apoyo crítico” a la intervención del ejército indio en Pakistán Oriental, bajo el pretexto de apoyar al movimiento de liberación bangladeshí en la guerra de 1971 entre la India y Pakistán. La LCR, bajo la dirección del camarada Keerthi, preparó una declaración que contradecía el abordaje de Banda. Decía:

La tarea del proletariado no es la de apoyar a ninguna de las facciones enfrentadas de la burguesía, sino la de utilizar todos y cada uno de los conflictos en el campo del enemigo de clase para la toma del poder, con la perspectiva de establecer una república socialista federada, que es lo único que sería capaz de satisfacer las aspiraciones sociales y nacionales de los millones de obreros del subcontinente. [1]

Una vez se enteró de la declaración del CI, Keerthi le escribió en seguida a Cliff Slaughter, el secretario del CICI, informándole de la firme oposición de la LCR.

No es posible apoyar la lucha de liberación nacional del pueblo bengalí y la unificación voluntaria de la India sobre cimientos socialistas, sin oponerse a la guerra entre la India y Pakistán. Sin oponerse a la guerra desde el interior de la India y de Pakistán, es absolutamente absurdo hablar de una India socialista unificada, que es lo único que puede salvaguardar el derecho de autodeterminación de las muchas naciones del subcontinente indio. [2]

Sin embargo, expresando su internacionalismo principista, Keerthi retiró la declaración de la LCR y solicitó una discusión dentro del CI sobre las diferencias de la LCR con la posición del CI. Escribió:

Ni que decir tiene que es difícil defender la declaración del CI. Sin embargo, la claridad dentro de la Internacional es más importante que cualquier otra cosa, porque es imposible que construyamos una sección nacional sin luchar por construir la Internacional. [3]

La dirección de la SLL bloqueó deliberadamente tal discusión y escondió a las otras secciones la carta de la LCR.

De la misma manera, la posición principista de la LCR sobre la cuestión nacional, que se basaba desde el mismo comienzo en la teoría de la revolución permanente, también empezó a recibir una presión enorme de parte de la SLL/WRP. La LCR había desarrollado precedentes coherentes de luchar contra la discriminación antitamil llevada a cabo por los sucesivos gobiernos de Colombo, y también contra todas las formas de nacionalismo y racismo, en base a unir a los trabajadores cingaleses, tamiles y musulmanes de la isla sobre un programa y una perspectiva socialistas.

A principios de los '70, la LCR exigió la retirada de tropas del norte y el este de la isla. Al publicar una declaración en junio de 1972, la LCR, aunque “reconociendo el derecho de la nación tamil a la autodeterminación”, también hacía hincapié: “[E]ste derecho solo se puede ganar movilizando a los trabajadores cingaleses y tamiles para el establecimiento de un gobierno obrero y campesino, basado en políticas socialistas y reconociendo este mismo derecho”. [4] En ello, la LCR no estaba proponiendo un Estado tamil separado, sino más bien defendiendo el derecho de los tamiles a tal Estado.

En una reunión del CICI en 1972, sin embargo, la dirección de la SLL, particularmente Banda, se opuso totalmente a la posición de la LCR, tachando el apoyo al derecho a la autodeterminación de los tamiles de ayuda a los planes imperialistas de repartirse la isla. Como en el caso de su apoyo a la intervención militar india en Pakistán Oriental en 1971, la posición de Banda se basaba en la defensa de los supuestos Estados nación “independientes”, establecidos por el imperialismo en el sur de Asia en 1947-48.

A pesar de todo, la LCR retiró a regañadientes su defensa del derecho de los tamiles a la autodeterminación, cediendo a la experiencia y autoridad política de la dirección de la SLL. Aunque la LCR continuó defendiendo los derechos democráticos de la población tamil y la lucha por una unidad de los trabajadores cingaleses y tamiles, en base a políticas socialistas, su lucha principista durante gran parte de los '70 fue obstaculizada por las medidas de la dirección de la SLL para negarle el arma táctica tan importante de defender el derecho a la autodeterminación.

Pero en 1979, cuando la lucha por la liberación nacional tamil logró una trascendencia internacional, el WRP dio un giro de 180 grados, precipitándose a abrazar acríticamente a los grupos nacionalistas tamiles. Coherentemente con sus relaciones carentes de principios con la burguesía árabe, el WRP estableció conexiones con los Tigres de la Liberación del Tamil Eelam (LTTE), incluso pintándolos con colores “socialistas”, e intentó imponer a la LCR la línea de aceptar el nacionalismo tamil y al LTTE.

En 1983, con el gobierno de Colombo en una profunda crisis, como resultado de su giro hacia políticas de mercado, este intensificó dramáticamente sus provocaciones antitamiles que llegaron a ser un pogromo a escala de toda la isla, que se cobró la vida de cientos de personas. La LCR fue la única organización que se opuso a esta orgía de violencia, exigiendo la unidad de los trabajadores cingaleses y tamiles. El WRP ni se molestó en interesarse por la suerte de los miembros de la LCR, mucho menos en defender a la LCR. Simplemente especuló en su prensa sobre el hecho de que la LCR bien podría haber perecido. Este era el principio de una prolongada guerra civil en Sri Lanka que apenas terminó en 2009.

Keerthi Balasuriya dirigiendo la palabra a una reunión de la LCR

La LCR siguió su valiente lucha política por defender los derechos democráticos de los tamiles y por unir a la clase trabajadora de la isla, atravesando las líneas comunales cingalesas, tamiles y musulmanas, en base a la lucha por un programa y perspectiva socialistas. Pero el apoyo acrítico del WRP al LTTE impidió a la LCR hacer un examen serio de las políticas de los grupos separatistas tamiles, incluyendo al LTTE.

Solo después de la escisión de 1985–86 podrían la LCR y el CICI empezar un examen serio de la cuestión nacional y las perspectivas políticas de la sección de Sri Lanka respecto a él. Los documentos de la LCR sobre la intervención militar india en el entonces Pakistán Oriental, en 1971, se publicaron en marzo de 1987 en la revista Fourth International .

En julio de 1987, el presidente de Sri Lanka J. R. Jayewardene, enfrentándose a una profunda crisis como resultado de la guerra, firmó el “Acuerdo Indo-Lanka” con el primer ministro indio Rajiv Gandhi. Bajo ese Acuerdo, tropas indias fueron desplegadas en las provincias del norte y del este de la isla para desarmar a los grupos armados tamiles y suprimir cualquier oposición al Acuerdo. Tropas esrilanquesas, liberadas del norte y del este, fueron despachadas en el sur, para tratar con la oposición social creciente de la clase trabajadora y, particularmente, la juventud rural.

Solo la LCR se opuso al Acuerdo Indo-Lanka, en base al internacionalismo obrero, contra el Partido de la Libertad de Sri Lanka (SLFP) y el Janatha Vimukthi Peramuna (JVP), que lanzó una campaña contra él desde el punto de vista del chauvinismo cingalés, y el Lanka Sama Samaja Party (LSSP), el estalinista Partico Comunista (PC) y el pablista Nava Sama Samaja Party (NSSP), que se alinearon con las medidas de Jayewardene, afirmando que traerían la paz a la isla, resolviendo así la cuestión nacional. La LCR luchó por unir a la clase trabajadora de Sri Lanka y la India contra el Acuerdo y la intervención militar de la India.

La línea política de la LCR sobre la cuestión nacional se desarrolló de estas discusiones exhaustivas con el CI, que correctamente puso el predominio de la estrategia internacional por encima de la táctica nacional.

En noviembre de 1987, el CICI publicó una declaración abarcadora titulada La situación en Sri Lanka y las tareas políticas de la Liga Comunista Revolucionaria. Firmemente basada en la teoría de la revolución permanente de Trotsky, esta declaración establecía que los derechos democráticos de los tamiles de la isla podrían lograrse solo a través de una lucha unificada de la clase trabajadora que atravesara las líneas comunales cingalesa y tamil, en apoyo al socialismo. Planteó, por primera vez, la demanda de los Estados Unidos Socialistas de Sri Lanka y el Eelam Tamil.

Señalando hacia la naturaleza feroz de la burguesía nacional, como lo revelaba el Acuerdo Indo-Lanka, la declaración decía:

En la eventualidad improbable de que las innumerables experiencias trágicas de este siglo no hayan demostrado ya suficientemente el carácter pérfido y reaccionario de la burguesía nacional en los países atrasados, la firma del Acuerdo Indo-Lanka, y la invasión por parte de la India de las provincias del norte y del este de Sri Lanka, brindan otra lección implacable más a los obreros oprimidos. … Las políticas de Jayewardene y Gandhi han hecho trizas lo que quedaba del mito de que la burguesía nacional de la India y de Sri Lanka tienen algún papel progresista que desempeñar en el futuro de sus dos países. [5]

Extrayendo las lecciones históricas necesarias, la declaración del CICI insistía:

De manera invariable, la “independencia” sancionada por el imperialismo ha significado el establecimiento de Estados bastardos, cuyos mismos cimientos han sido construidos sobre un compromiso fatal de principios democráticos. En este proceso, la burguesía nacional ha funcionado, no como liberadora de las masas oprimidas, sino como socia menor en el saqueo imperialista. El tipo de Estado creado en este proceso no ha sido nada más que una prisión para el capitalismo en putrefacción, sobre la cual ha sido imposible el desarrollo progresivo de las fuerzas productivas. [6]

El documento también explicaba cómo la bancarrota del nacionalismo pequeñoburgués había sido revelado a través de la capitulación del LTTE a la burguesía india:

En tiempos de crisis histórica, cuando el destino de un pueblo entero pende de un hilo, no hay lugar para el sentimentalismo. La simpatía por la promesa del LTTE, y la preocupación por el destino de sus luchadores, no son excusa para no decir lo que hay que decir: las políticas de los Tigres de la Liberación son principalmente responsables de los graves reveses que ha estado sufriendo la lucha nacional desde el 29 de julio de 1987. [7]

La declaración continuaba:

[La clase trabajadora] es la única fuerza social que puede realizar el derecho de las naciones a la autodeterminación. Sin embargo, no lo hace como apéndice de la burguesía nacional, sino más bien como su enemigo implacable. Lucha por la autodeterminación con sus propias armas y en base a su propio programa, congregando tras de sí a las masas oprimidas de los pueblos y del campo. La autodeterminación se logra como un resultado colateral de la revolución socialista, dirigida por el proletariado que, habiendo establecido su dictadura, garantiza a todos los pueblos oprimidos sus derechos democráticos legítimos... Este es el contenido esencial del programa planteado por la Liga Comunista Revolucionaria para unos Estados Unidos Socialistas del Tamil Eelam y Sri Lanka. [8]

La única otra oposición al Acuerdo Indo-Lanka fue el punto de vista chauvinista cingalés del JVP, que acusó al gobierno de dividir al país y exigió que los trabajadores se unieran a sus huelgas y protestas, a punta de pistola. A finales de 1988, los matones del JVP estaban llevando a cabo ataques asesinos contra la clase trabajadora en general, y contra sindicalistas y dirigentes y miembros del LSSP, el PC, y el NSSP en particular. Asesinos del JVP mataron a tres miembros de la LCR. Los ataques fascistas asesinos del JVP contra la clase trabajadora eran coherentes con la movilización policial y militar del gobierno del UNP contra la clase trabajadora.

Pitawela, miembro de la LCR asesinado por matones del JVP en 1988

A finales de 1988, la LCR y el CI desarrollaron una iniciativa táctica muy importante, con objeto de movilizar a la clase trabajadora independientemente, demandando un frente único de todos los partidos y organizaciones obreros contra los ataques fascistas del JVP y la represión militar y policial del gobierno del UNP. La LCR luchó para movilizar a la clase trabajadora independientemente, como un movimiento unido contra el gobierno burgués, y congregar a todas las masas oprimidas, incluyendo a los campesinos pobres, en torno a la clase trabajadora, en una lucha por derrocar el régimen capitalista y establecer un gobierno de los trabajadores y el campesinado, que lleve a cabo políticas socialistas.

Surgió una discusión vital acerca de la actitud de la LCR hacia la base social del JVP —los jóvenes campesinos y los desempleados cingaleses del sur de la isla. Ello era crítico para clarificar la actitud del partido revolucionario de la clase trabajadora hacia el campesinado. El CI identificó correctamente, en los escritos de la LCR, que era indiferente a los asesinatos en masa del gobierno de Colombo de simpatizantes del JVP, que fue una campaña de terror general contra el campesinado. Unos 60.000 jóvenes fueron masacrados a lo largo de esta campaña.

Durante las discusiones, David North explicó:

Al tiempo que la dictadura del proletariado presenta un puño de acero a la burguesía derrocada, tiende una mano amiga al campesinado oprimido. Los bolcheviques siempre describieron al régimen creado en Octubre de 1917 como una dictadura del proletariado, que se apoyaba en el respaldo del campesinado empobrecido. Aunque el proletariado gobernó sobre la burguesía y la reprimió, la dictadura del proletariado se basaba en una alianza entre los trabajadores de la ciudad y los campesinos pobres.

Clarificando el tema aún más, dijo:

Como vuestra declaración demuestra en las páginas que siguen, la LCR reconoce la necesidad de plantear un programa rural, para congregar a los campesinos empobrecidos del lado de la clase trabajadora. Sin embargo, esta tarea queda socavada si permitimos por negligencia que los campesinos pobres extraigan inferencias hostiles de nuestra invocación de la “justificación histórica” del proletariado para gobernar “sobre todas las otras clases”, y no hacen la distinción necesaria entre la importancia de la dictadura del proletariado para la burguesía y su importancia para el campesinado oprimido. [9]

North objetó a una declaración de la LCR sobre el asesinado del dirigente del JVP, Wijeweera, que no tenía en cuenta la represión más amplia contra la base social del JVP —el campesinado y los jóvenes del campo.

No se trata de hacer un juicio moral sobre Wijeweera, sino de entender los cimientos sociales de este movimiento. No tenemos la menor compasión por Wijeweera y no lloramos su muerte. Pero tenemos que entender que el problema del JVP no puede ser comprendido si no es desde el punto de vista de las complejas relaciones sociales de Sri Lanka y de los países atrasados en general. [10]

North señaló correctamente que era la traición del LSSP y su indiferencia hacia el campesinado lo que sentó las bases para el JVP. La LCR no podía pisar las mismas huellas.

El tema se siguió discutiendo en un pleno de una delegación del Comité Central de la LCR, celebrado con David North entre el 6 y el 9 de noviembre de 1990. Esto llevó a una campaña internacional contra la matanza que estaba teniendo lugar en el sur de Sri Lanka.

Basándose en las clarificaciones políticas y teóricas logradas por las discusiones mencionadas, la LCR publicó una declaración, demandando la intervención de la clase trabajadora, como una fuerza políticamente independiente, para poner fin a la masacre estatal de los jóvenes del campo en el sur, y la guerra renovada contra las masas tamiles en el norte. También señaló que la defensa de las masas rurales contra el terror estatal estaba indisolublemente ligada a la lucha por derrocar el dominio de la burguesía y establecer un gobierno obrero y campesino, en la forma de una República Socialista Unida de Sri Lanka y Eelam.

Esto se volvió la base de una campaña exhaustiva por parte de la LCR, y de todas las secciones del CI.

Con referencia directa a las perspectivas de la LCR para Sri Lanka y la región más amplia del sur de Asia, el CICI empezó una reevaluación crítica del problema nacional, basándose en el surgimiento de movimientos separatistas en los Balcanes, Europa del Este y la antigua Unión Soviética, a principios de los '90.

En el 13º Pleno del CICI, celebrado en junio de 1992, el CI mantuvo discusiones exhaustivas concernientes a su programa sobre la cuestión nacional y particularmente su actitud hacia la “autodeterminación”.

David North observó:

El abordaje materialista histórico de la cuestión de la autodeterminación —del nacionalismo en general— que se niega a atribuir a cualquier fenómeno social una cualidad suprahistórica o atemporal, estaba, de hecho, completamente indicado por Lenin en su definición específica e históricamente precisa de lo que él llamaba los “tres tipos de países con respecto a la autodeterminación de las naciones”.

Cuando defendía el “derecho de las naciones a la autodeterminación”, en sus escritos de 1913-16 sobre el problema nacional, en los cuales se refirió a los “tres tipos de países con respecto a la autodeterminación de las naciones”, Lenin lo hizo como un medio de luchar por unir a la clase trabajadora, atravesando líneas étnicas y congregando el respaldo de las nacionalidades oprimidas para la lucha contra el zarismo y el imperialismo. Su posición siempre había estado condicionada por el nivel del desarrollo social y económico, y el de la lucha de clases. En 1913, cuando defendió el derecho a la autodeterminación en el Imperio Ruso, los Balcanes y Europa, estos países eran todavía principalmente agrarios, con un desarrollo del capitalismo y el movimiento nacional en sus etapas tempranas. [11]

Después de más de un siglo, todas estas regiones han sufrido vastos cambios, igual que el mundo en su conjunto.

Señalando hacia los profundos cambios en las condiciones de los países en esta tercera categoría —en Asia y África, North declaró:

¿Hay países o grupos de países que de hecho correspondan a la situación que existía cuando Lenin definió esta categoría? Hacer esta pregunta es responderla. Claramente el Asia o el África de 1913 ó 1914 han sido vastamente transformadas. Nuevos movimientos, siguiendo varias líneas étnicas, comunales y también religiosas, surgieron en esas regiones como resultado del fracaso abyecto de los movimientos nacionalistas —que obtuvieron la “independencia” después de la Segunda Guerra Mundial— en resolver cualquiera de las tareas democráticas básicas. [12]

Tomando a la India como una expresión de este proceso general, North explicaba:

De la desintegración del proyecto nacional burgués en la India o, para decirlo de otra manera, precisamente porque la burguesía india fue incapaz de lograr una unificación nacional genuina ni de liberar a la India de la dominación imperialista, tenemos, en base al cadáver de este Estado, el resurgir de todo tipo de movimientos divisivos y separatistas, que en ningún sentido personifican ninguna de las aspiraciones universalistas que caracterizaban a los movimientos nacionalistas revolucionarios de la primera mitad del siglo. [13]

En la antigua Unión Soviética, en Europa del Este y en los Balcanes, pequeñas camarillas de antiguos burócratas estalinistas y capitalistas estaban alentando varias divisiones comunales y étnicas, para repartirse territorios para sí mismos como parte de la restauración capitalista.

Ninguno de estos nuevos movimientos separatistas nacionalistas tenía carácter antiimperialista ni históricamente progresista. En cambio, buscaban activamente el patrocinio de los imperialistas y tratos separados con el capital global, ofreciendo refugios seguros a las corporaciones multinacionales extranjeras.

North comentó:

El desarrollo de la producción multinacional da a incontables Estados, o incontables grupitos, posibilidades que ellos nunca habían tenido antes. El proceso de desarrollo económico, la movilidad del capital, posibilita que algunas agrupaciones nacionales —agrupamientos étnicos un tipo u otro, incluso dentro de una zona muy pequeña, dependiendo de cómo se vinculan con el capital internacional— logren ciertas conquistas en base a la independencia. Después de todo, Singapur, Taiwán y Hong Kong son modelos. [14]

En la discusión, el secretario general de la LCR Wije Dias dijo:

Los revolucionarios tienen que abordar la cuestión de los derechos democráticos nacionales como parte de un programa socialista mundial, por el cual lucha el movimiento marxista —el movimiento trotskista. Siempre hemos hecho hincapié en que estas tareas democráticas se pueden realizar solo como un producto secundario de la revolución socialista. Por lo tanto, los derechos democráticos nacionales solo pueden realizarse como producto secundario de la revolución socialista mundial. No hay una vía nacional para lograr los derechos democráticos nacionales. No hay caminos nacionales para la emancipación o la liberación nacional. [15]

Argumentando por un cambio en la actitud del CICI hacia la consigna de la “autodeterminación”, bajo condiciones de vastas transformaciones en la situación mundial, David North declaró:

Movimientos comunales, étnicos y chauvinistas se esconden tras una fraseología democrática —la consigna de la autodeterminación, la liberación nacional— mientras persiguen una política cuyo contenido económico es la esclavización renovada de las amplias masas por el imperialismo. No están dirigidas a la liberación nacional, en el sentido en el que este término se entendía en una etapa histórica anterior, sino a borrar hasta las conquistas limitadas que habían logrado antes las masas. [16]

A través de la clarificación política y teórica lograda a lo largo de esta discusión, el CICI decidió que, para luchar por unificar a la clase trabajadora, debía asumir una actitud crítica, incluso hostil, hacia el surgimiento de varios movimientos nacionales separatistas y su defensa del “derecho a la autodeterminación”, para justificar la formación de Estados burgueses separados —en la mayoría de los casos, pequeños Estados— como el LTTE.

Explicaba el CICI:

La cuestión central aquí es, ¿cómo responde el partido revolucionario de la clase trabajadora al desmantelamiento de los viejos movimientos nacionalistas burgueses? ¿Tienen que defender las masas de esos países sus intereses a través de nuevos movimientos separatistas, basados en fragmentos de Estados creados mediante la descolonización y fundados en el particularismo religioso?

Nosotros rechazamos categóricamente tal perspectiva. Tales pequeños Estados no brindarán una manera de proceder a la clase trabajadora y las masas oprimidas de la India ni a las de ninguna otra parte. A lo sumo crearán ganancias para una delgada capa de clases privilegiadas, si es que son capaces de crear una zona de libre comercio y hacer sus propios acuerdos con el capital transnacional. Para las masas, ofrecen solo la perspectiva de baños de sangre étnicos y explotación intensificada. [17]

La LCR continuó con su oposición principista y valiente a la guerra racial antitamil llevada a cabo por los sucesivos gobiernos de Colombo, y su defensa de los derechos democráticos de las masas oprimidas tamiles, al tiempo que se oponía al programa separatista del LTTE. El partido ha seguido luchando por unir a la clase trabajadora —la cingalesa, la tamil y la musulmana por igual— para establecer una República Socialista Unida de Sri Lanka y Eelam, derrocando al régimen burgués.

Notas:

[1] “Revolutionary Communist League Statement”, 8 de diciembre de 1971, Fourth International, marzo de 1987, pág. 37.

[2] “Letter from the RCL to Cliff Slaughter”, 16 de diciembre de 1971, Fourth International, marzo de 1987, pág. 42.

[3] Ibid., pág. 43.

[4] The Historical & International Foundations of the Socialist Equality Party Sri Lanka, Mehring Books, 2012, pág. 102.

[5] “The Situation in Sri Lanka and the Political Tasks of the Revolutionary Communist League”, declaración del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, Fourth International, enero-marzo de 1988, pág. 18.

[6] Ibid., pág. 21.

[7] Ibid ., pág. 19.

[8] Ibid ., pág. 21.

[9] “Letter from David North to Wije Dias”, 27 de diciembre de 1988, Political Chronology of the International Committee of the Fourth International 1982–1991, pág. 55.

[10] “Meeting of the RCL Political Committee”, 3-8 de marzo de 1990, Political Chronology of the International Committee of the Fourth International 1982–1991, págs. 80–81.

[11] “Perspectives and Tasks of the ICFI: The Permanent Revolution Today”, 13th Plenum of the ICFI Essen, June 1–7, 1993 .

[12] Ibid ., pág. 2.

[13] Ibid ., pág. 4.

[14] Ibid ., págs. 18–19.

[15] Ibid ., pág. 11

[16] Ibid ., pág. 34.

[17] Globalisation and the International Working Class: A Marxist Assessment, Statement of the International Committee of the Fourth International, Mehring Books, 1998, pág. 115

(Publicado originalmente en inglés el 30 de septiembre de 2019)

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