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Perspectiva

Cómo combatir la pandemia

La propagación de la pandemia de coronavirus persiste en docenas de países de todo el mundo en uno de los peores brotes infecciosos del último siglo, amenazando con tomar millones de vidas.

Desmintiendo la desestimación criminalmente deshonesta de la severidad por parte de la Casa Blanca, el número de casos en EE. UU. aumenta rápido. La respuesta en todos los niveles del Gobierno ha sido negligente e incompetente, exponiendo la total falta de planificación y preparación en uno de los países capitalistas más ricos.

Incluso según la Casa Blanca minimiza la letalidad del virus y lo compara con la gripe común, la Organización Mundial de la Salud (OMS) de las Naciones Unidas reportó el 4 de marzo que 3,4 por ciento de las personas infectadas por el virus han fallecido.

No hay forma de determinar con precisión el tamaño del brote en Estados Unidos dada la falta de pruebas de detección.

La indiferencia del Gobierno de Trump hacia la salud de la población no es nada mejor y quizás es peor que la de los faraones del antiguo Egipto hacia los esclavos. La prensa ha pasado más tiempo lamentando la caída en los precios de las acciones de Wall Street que la pérdida de vida humana.

El Congreso ha autorizado meramente $8,3 mil millones para combatir el brote, menos de una décima parte del costo anual de la guerra en Afganistán y una quinceava parte de la riqueza del CEO de Amazon, Jeff Bezos.

Sin una intervención de emergencia, existe el peligro de que la pandemia se extienda fuera de control a toda la población y cause una pérdida dramática de vidas. En el peor de los escenarios, descrito esta semana por Dr. Marc Lipsitch de la Universidad Harvard, hasta 60 por ciento de la población global podría verse infectada. De acuerdo a las tasas actuales de mortalidad, esto significaría la muerte de más de cien millones de hombres, mujeres y niños.

Según un reporte de la OMS del 28 de febrero, “El virus COVID-19 es un nuevo patógeno que es altamente contagio, se propaga rápido y debe ser considerado capaz de causar un impacto sanitario, económico y social enorme en cualquier escenario”.

El reporte señala que el virus “se transmite por gotitas y fómites [objetos] durante contactos cercanos sin protección entre un agente de contagio y un contagiado”. La OMS añade que “las transmisiones entre humanos del virus COVID-19 ocurren en gran medida en familias”.

Hay medidas que podrían reducir dramáticamente el número de infecciones y prevenir la pérdida de incontables vidas. Pero la respuesta de los Gobiernos en todo el mundo ha sido desastrosamente inadecuada y morirá una cantidad incalculable de personas debido a esto. La gran mayoría de las víctimas serán de la clase trabajadores, los pobres y otros sectores vulnerables de la sociedad.

Esta catástrofe social debe prevenirse. Todas las secciones de la clase obrera, los jóvenes y estudiantes necesitan exigir que los Gobiernos tomen acciones de emergencia para detener la propagación del virus y proveer el cuidado necesario para todos los infectados. Esto requiere la reasignación masiva de recursos sociales.

El principio que debe guiar la respuesta es que las necesidades de la sociedad anteceden a los intereses de lucro. No se puede permitir que los cálculos capitalistas en torno a los valores de las acciones y las ganancias limiten, socaven o prevengan la batalla contra la enfermedad.

Desde este punto de vista, planteamos las siguientes demandas:

No se puede escatimar ningún gasto en poner a disposición las pruebas para el coronavirus inmediatamente en todo país. Se deben invertir billones de dólares internacionalmente en los regímenes de detección, la manufactura de trajes de protección, la compra de máquinas de oxígeno y otra tecnología necesaria, la construcción de nuevos hospitales y la expansión de las instalaciones médicas existentes.

Pruebas accesibles y universales: No es posible combatir la propagación del coronavirus sin la plena disponibilidad de pruebas para todos los que muestren síntomas. Es esencial que haya pruebas disponibles inmediatamente en todo EE. UU. y el mundo.

Tratamientos gratis y de alta calidad: Detener la propagación del coronavirus es imposible en una sociedad donde solo aquellos con dinero pueden ver a un doctor. En un país como EE. UU., donde el hogar promedio no puede costear un gasto de $400, la provisión de tratamientos gratis es inseparable de controlar la propagación de la enfermedad.

Todos los países deben comenzar ha proveer pruebas y tratamientos gratis inmediatamente y cubrir todos los gastos médicos asociados con el coronavirus. La atención sanitaria no es un privilegio. ¡Es un derecho!

Licencias por enfermedad para todos los trabajadores: Es vital garantizar que los trabajadores no se sientan presionados para ir a trabajar si están enfermos. Las empresas y los Gobiernos deben proveer inmediatamente licencias por enfermedad para todos los empleados.

Igualdad en trato: En EE. UU., una proporción enorme y desproporcionada de recursos médicos son acaparados por la oligarquía financiera. Abundan los reportes de salas de emergencia VIP en Manhattan y los Hampton para los superricos, así como enormes buques de emergencia y centros de tratamiento médico privados que los oligarcas están construyendo en sus propias mansiones.

¡Ningún trato preferencial al combatir la pandemia es aceptable! La igualdad de trato no es solo una cuestión moral, sino una necesidad social urgente. Los doctores privados para los ricos y aquellos involucrados en procedimientos de vanidad deben sumarse inmediatamente al cuidado de salud de la población general. El acceso a tratamientos debe determinarse sobre la base de necesidad, no riqueza. Los ricos tienen derecho al mismo cuidado que todos los demás, pero nada mejor.

Protejan a los refugiados, prisioneros y personas sin techo: En todo el mundo, millones no tienen hogar y millones están escapando guerras y pobreza, mientras que un incontable número de personas más está encarcelada bajo condiciones que los torna vulnerables a las enfermedades infecciosas. Hay que hacer todo lo posible para mejorar las condiciones de los prisioneros, refugiados y personas sin techo y darles a estas poblaciones vulnerables el acceso a medidas de higiene y el mejor cuidado médico.

Un alto a la manipulación de precios: Los suministros médicos y productos sanitarios tienen que estar disponibles para los hogares y trabajadores médicos. Todos los que lucren de la crisis deben enfrentar cargos criminales.

Condiciones laborales seguras: Los empleadores y Gobiernos deben estar a cargo de proveer a todos los empleados —incluyendo los trabajadores sanitarios, de fábricas, almacenes, tiendas y otros servicios— con un ambiente laboral seguro.

La supervisión de las medidas de seguridad no puede dejarse en manos los empleadores. Los trabajadores deben formar comités de base para garantizar que los códigos sanitarios se cumplan y que se estén tomando las medidas necesarias para combatir la propagación de la enfermedad. Estos comités se asegurarán de que los trabajadores no se vean obligados a trabajar en un ambiente poco saludable y que los compañeros de trabajo que se enfermen reciban el tratamiento y apoyo necesarios.

Apoyen a los enfermos y aquellos en cuarentena: Nadie debería temer que ser identificado y puesto en cuarentena signifique negligencia y ostracismo. Los trabajadores necesitan formar comités de barrio para garantizar que los enfermos y aquellos que estén en cuarentena estén a salvo y tengan el apoyo social, la comida y provisiones necesarias.

Por colaboración internacional: Las sanciones económicas estadounidenses contra Irán están causando escasez de provisiones médicas en un país con más de 3.000 casos de coronavirus, mientras que la élite política de EE. UU. ha estado librando una campaña para demonizar a los científicos y doctores chinos. ¡Pongan fin inmediatamente a todas las sanciones y restricciones a una colaboración médica internacional!

Nos debe guiar un principio al responder a esta peligrosa enfermedad: la necesidad humana viene primero. Combatir una epidemia que amenaza con tomar millones de vidas no puede ser subordinada a consideraciones de lucro privado.

Cualquier afirmación de que no hay suficiente dinero para salvar las vidas de millones es una mentira desdeñable. Solo en EE. UU., hay más de 13.000 individuos con más de $30 millones en riqueza. Solo tres personas —Bill Gates, Jeff Bezos y Warren Buffett— tienen un mayor patrimonio que la mitad más pobre de la sociedad estadounidense.

Cualquier falta de presupuesto debe cubrirse con apropiaciones de emergencia de las fortunas de individuos con patrimonios netos ultraaltos.

Es necesario construir un movimiento de masas de la clase obrera para exigir una respuesta de emergencia inmediata a la crisis, financiada por las corporaciones, el Gobierno y la oligarquía financiera.

El Comité Internacional de la Cuarta Internacional escribió en su declaración del 28 de febrero de 2020:

Al exigir estas medidas de emergencia a los Gobiernos capitalistas, la clase obrera internacional no abandona su objetivo fundamental: el fin del sistema capitalista. Por el contrario, la lucha por las medidas de emergencia aumentará la conciencia de la clase obrera, desarrollará su comprensión de la necesidad de la solidaridad de clase internacional y aumentará su confianza política.

Las oportunidades ofrecidas por la tecnología médica moderna para detener un brote como este no tienen precedentes. Nunca se ha sabido tanto sobre un patógeno tan temprano: su genoma se ha secuenciado y se diseñaron pruebas efectivas en cuestión de semanas.

Pero el brote de la enfermedad ha expuesto la enorme brecha que existe entre las vastas promesas de la tecnología médica moderna y el carácter totalmente irracional de una sociedad basada en la acumulación privada de la riqueza.

Independientemente del resultado de esta pandemia, la crisis pone irrefutablemente en evidencia el hecho de que el capitalismo no puede lidiar con las amenazas existencias que enfrentan a la humanidad: desde el cambio climático a los desastres naturales y las enfermedades infecciosas. La crisis del coronavirus presenta la urgente necesidad de la reorganización socialista de la sociedad.

(Publicado originalmente en inglés el 6 de marzo de 2020)

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