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Perspectiva

Congreso Nacional del Partido Socialista por la Igualdad (EE.UU.) aprueba resolución sobre la pandemia de coronavirus y la lucha por el socialismo

El Partido Socialista por la Igualdad en Estados Unidos celebró su sexto Congreso Nacional del 19 al 24 de julio de 2020. Debido a la continua pandemia de coronavirus, el Congreso se realizó completamente en línea.

Más del 30 por cieno de los que atendieron estaban participando en su primer Congreso partidario, que se celebran cada dos años. Líderes de todas las secciones y grupos simpatizantes del Comité Internacional de la Cuarta Internacional pronunciaron saludos al Congreso.

A lo largo de cinco días, el Congreso discutió y luego adoptó una resolución “La pandemia global, la lucha de clases y las tareas del Partido Socialista por la Igualdad”, la cual fue publicada hoy en inglés en el World Socialist Web Site.

La resolución ofrece un análisis integral del contexto histórico, económico, social y político de la pandemia y sus implicancias revolucionarias. Definiendo la pandemia como un “evento detonante en la historia mundial que está acelerando la ya sumamente avanzada crisis económica, social y política del sistema capitalista mundial”, la resolución declara:

La clase obrera se enfrenta a una crisis sin una solución progresista fuera de una lucha revolucionaria contra el capitalismo, llevando a la conquista del poder estatal, el establecimiento del control democrático de la clase obrera sobre la economía, el remplazo de la anarquía del mercado con la planificación científica, la abolición del sistema de Estado nación, y la construcción de una sociedad socialista global dedicada a la igualdad, la eliminación de la pobreza y toda forma de opresión y discriminación, un aumento masivo en los niveles de vida y el nivel de la cultura social, y la protección del ambiente.

La resolución analiza la crisis desatada por la pandemia en su contexto histórico, socioeconómico y político más amplio:

Si bien las condiciones específicas que produjeron el coronavirus tienen un carácter accidental y contingente, la respuesta a la pandemia ha sido determinada por las condiciones preexistentes de la crisis capitalista y los intereses de la clase dirigente. La clase capitalista ha continuado e intensificado las mismas relaciones económicas y políticas sociales parasitarias que empleó durante el período anterior.

Un tema central del documento es que la pandemia marca un punto de inflexión histórico cuyo impacto demostrará ser al menos tan decisivo en definir el curso del siglo veintiuno como el de la Primera Guerra Mundial en el siglo veinte. Rechazando la visión de que la lucha contra la pandemia es principalmente un problema médico, la resolución explica: “Así como el levantamiento de la clase obrera fue necesario para poner fin a la Primera Guerra Mundial, la intervención de la clase obrera dotada con consciencia de clase, en una lucha contra el capitalismo, es necesaria para crear las condiciones para una respuesta social efectiva a la enfermedad”.

La resolución examina la lógica económica, social y política detrás de los eventos del último medio año. “Para entender la situación actual y trazar un derrotero para el futuro, es necesario repasar cómo se desarrolló la crisis en el país que se ha convertido en el centro global de la pandemia, Estados Unidos”.

La resolución identifica tres etapas distintas en la evolución de la crisis.

La primera etapa se extendió de diciembre de 2019 al 27 de marzo de 2020: “El brote inicial de la pandemia, la supresión de información y el rescate a la élite corporativo-financiera”. Fue en este periodo que el Gobierno demócrata y los líderes del Congreso de ambos partidos “tomaron las decisiones socialmente catastróficas que priorizaron el rescate de los bancos, las grandes corporaciones y los poderosos inversores de Wall Street por encima de prevenir la propagación de la pandemia y salvar vidas”.

En vez de tomar medidas para detener la pandemia, la clase gobernante persiguió una política de “negligencia maligna”, una “actitud de indiferencia de parte de los Gobiernos respecto al virus, [la cual] estuvo condicionada por la preocupación del impacto en los mercados”. Utilizó los meses de febrero y marzo para preparar e implementar un rescate de varios billones de dólares para Wall Street, culminando en la entrada en vigor de la llamada Ley CARES el 27 de marzo, adoptada de forma casi unánime por los demócratas y republicanos.

Mientras la clase gobernante buscaba reprimir cualquier respuesta a la pandemia, la resolución llama la atención a la reacción de la clase obrera:

En oposición a la política de “negligencia maligna”, la clase obrera emprendió acciones para protegerse contra la pandemia. Hubo paros y las acciones de protesta organizadas por trabajadores empleados por Instacart, Amazon y Whole Foods. Los trabajadores automotores en Estados Unidos y Canadá llevaron a cabo una serie de huelgas salvajes que coincidieron con una ola de huelgas y protestas en Europa. Los artículos publicados en el WSWS y las declaraciones del PSI, incluyendo la declaración del 14 de marzo intitulada “¡Cierren la industria automotriz para detener la propagación del coronavirus!”, fueron leídas y compartidas por decenas de miles de trabajadores. Bajo la presión cada vez mayor de la clase obrera y cuando aún no estaba lista la legislación para el rescate, los Gobiernos federales, estatales y locales se vieron obligados a aceptar un cierre de la economía.

La segunda etapa, entre el 27 de marzo y el 31 de mayo de 2020, estuvo dominada por la campaña temeraria de “regreso al trabajo” por parte de la élite gobernante y el estallido de protestas contra la violencia policial. La resolución resume la campaña bipartidista en la élite política para forzar un retorno al trabajo, iniciada con una columna abogando por una política de “inmunidad colectiva” redactada por Thomas Friedman del New York Times. La resolución cita las advertencias del PSI y el WSWS de que esta política pudo haber llevado a una explosión de nuevos casos y fallecimientos.

La resolución analiza las protestas multiétnicas y multirraciales de masas contra la violencia policial, que se expandieron por todo EE.UU. e internacionalmente a fines de mayo tras el asesinato de George Floyd:

Si bien las protestas fueron detonadas por la violencia policial, sus causas subyacentes fueron el enojo por el declive prolongado y severo de los niveles de vida, los niveles de deuda aplastantes impuestos a la juventud y sus perspectivas sombrías para el futuro, la desigualdad social generalizada y sus consecuencias, la limitación de los derechos democráticos y la imposibilidad de llevar a cabo un cambio y mejora importantes en las condiciones sociales dentro del marco de las estructuras políticas existentes del sistema bipartidista.

La tercera etapa comenzó con la rueda de prensa del 1 de junio de Trump en la Casa Blanca, en la que declaró su intención de invocar la Ley de Insurrecciones y desplegar a los militares contra las protestas. Esto dio inicio a los intentos continuos del Gobierno por establecer una dictadura presidencial. Mientras que este golpe de Estado inicial no tuvo éxito, el PSI advirtió en una declaración el 4 de junio, citada en la resolución que “no puede haber nada más peligroso que pensar que la crisis ya pasó. Por el contrario, acaba de comenzar”.

Esta advertencia fue confirmada durante el Congreso del PSI por el despliegue en Portland, Oregón, de fuerzas federales paramilitares operando bajo el mando de Trump. Anticipando las amenazas de la última semana de Trump sobre retrasar o cancelar las próximas elecciones, la resolución advierte: “Independientemente del partido que gane las elecciones —y eso requiere asumir debatiblemente que se celebrarán comicios del todo— las tendencias puestas de manifiesto de manera tan nociva durante la Administración de Trump persistirán y se empeorarán”.

Los demócratas respondieron cediendo toda oposición contra Trump al ejército, mientras escalaba su propia campaña para desviar la oposición social. “Las secciones de la clase capitalista y la clase media acaudalada alienadas con el Partido Demócrata”, señala la resolución, “sensibles al extremo y siempre a cualquier señal de militancia de la clase obrera y de la influencia socialista, intervinieron para cooptar las manifestaciones y desviarlas a lo largo de líneas explícitamente racialistas”.

Los delegados del Congreso participaron en una extensa discusión sobre el trasfondo de la campaña racialista de los demócratas, legitimada por el Proyecto 1619 del New York Times que procura reescribir la historia de Estados Unidos:

Decidida a desorientar el movimiento de protesta y suprimir el crecimiento de la lucha de clases, el New York Times intensificó su campaña —que había iniciado en agosto de 2019 con el lanzamiento del Proyecto 1619— a fin de desacreditar la Revolución estadounidense, la guerra civil y a sus principales líderes. Lo que comenzó como una demanda legítima de quitar las estatuas de los dirigentes de la Confederación se tornó la ocasión para dañar y tumbar las estatuas que conmemoran las vidas de Washington, Lincoln, Grant e incluso un abolicionista prominente.

Pese a los intentos de colocar la “raza” en el centro de la política, la resolución insiste en que “la abrumadora realidad social estadounidense consiste en la desigualdad social, la cual está arraigada en la división de la sociedad en clases”.

La resolución también advirtió de los preparativos de EE.UU. para la guerra. Tanto Trump como los demócratas están comprometidos con una expansión de las guerras en el exterior. La resolución afirma:

Durante toda la pandemia, las políticas bélicas estadounidense no han dado tregua. El secretario de Estado de EE.UU., Michael Pompeo, ha mantenido un itinerario de viajes ocupado, exigiendo apoyo a las amenazas estadounidenses contra Rusia y su principal rival geopolítico, China. El Gobierno de Trump ha buscado generar hostilidad refiriéndose regularmente al “virus de Wuhan”, llegando al punto de alegar sin evidencia que China tenía la intención infectar a la población estadounidense.

La resolución advierte:

El peligro de guerra no debería subestimarse. Existen muchos ejemplos en el siglo veinte de regímenes acuciados por crisis —siendo el ejemplo de Hitler el más famoso— a recurrir a guerras para resolver lo que percibe como una crisis desesperada dentro las fronteras de su propio país.

Con base en su análisis de los últimos siete meses, la resolución avanza una perspectiva y un programa de acciones para las próximas semanas y meses:

La primera mitad del año estuvo dominada por la respuesta de la clase gobernante a la pandemia. La respuesta de la clase obrera pasará a un primer plano en la segunda mitad del año. Las consecuencias desastrosas de las políticas de la clase gobernante le han asestado un asombroso golpe a la legitimidad del sistema capitalista. La respuesta patronal al colapso económico —despidos masivos, recortes salariales, demandas de reducir aún más el gasto en Medicare, Medicaid, el seguro social y otros programas sociales vitales y ya desfinanciados— se topará con una resistencia cada vez mayor en la clase obrera. Incrementará la oposición a trabajar en condiciones inseguras y a la reapertura de las escuelas que facilitarán la propagación del virus COVID-19. Habrá oposición a las evicciones y ejecuciones hipotecarias. Consecuentemente, el Partido Socialista por la Igualdad prevé un aumento inmenso de las luchas de la clase obrera que, a través de la intervención del partido, asumirá un carácter político con una consciencia de clase cada vez mayor y cada vez más anticapitalista.

Al delinear las tareas del Partido Socialista por la Igualdad, la resolución explica el significado de las “demandas de transición” que

Conectan las problemáticas y las necesidades suscitadas por una situación concreta a la estrategia de la revolución socialista. En relación con la pandemia de coronavirus, el PSI hace un llamado a luchar y luchará por poner fin a la campaña imprudente y criminal de regreso al trabajo; la anulación del rescate a las corporaciones y Wall Street, un programa de emergencia para dar seguridad económica a todos los desempleados y una expansión vasta de la infraestructura sanitaria; la expropiación de la riqueza de la élite corporativa y financiera para atender la urgente crisis social que enfrentan decenas de millones de personas; y el establecimiento del control democrático obrero de los principales bancos y corporaciones.

En la discusión de la resolución, los delegados del Congreso subrayaron la relación entre el desarrollo de la situación objetiva y la actividad del Partido Socialista por la Igualdad. Hubo una discusión extensa sobre la experiencia del PSI formando comités de seguridad de base en las fábricas y los centros laborales para proteger a los trabajadores contra la amenaza presentada por los contagios virales.

Los cambios y adiciones propuestas por los delegados durante la discusión fueron incorporados en el borrador final de la resolución. La votación sobre la resolución fue realizada en línea y fue aprobada de forma unánime.

Los delegados del Congreso eligieron un nuevo Comité Nacional. Los miembros del Comité Nacional nuevo reeligieron a Joseph Kishore como secretario nacional, Lawrence Porter como secretario nacional adjunto y Barry Grey como editor estadounidense del World Socialist Web Site. Los delegados del Congreso reeligieron a David North como presidente nacional.

La resolución del Congreso ofrece un análisis sin paragón de la crisis desencadenada por la pandemia, dirigido al desarrollo de la consciencia socialista de clases y el accionar independiente de la clase trabajadora. Da una dirección para la política revolucionaria y el desarrollo de un movimiento socialista de la clase obrera. Merece el estudio más cuidadoso por parte de los trabajadores y jóvenes en Estados Unidos y por todo el mundo.

Lee en inglés la resolución,La pandemia global, la lucha de clases y las tareas del Partido Socialista por la Igualdad. Para contactar y unirte al PSI y el CICI, haz clic aquí.

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28 julio 2020]

(Publicado originalmente en inglés el 1 de agosto de 2020)

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