Español
Perspectiva

El centenario de la masacre racial de Tulsa, Oklahoma

Esta semana marca el centenario de la masacre racial de Tulsa, Oklahoma, uno de los pogromos más destructivos contra los negros en la historia de Estados Unidos.

Los oficiales confirman 39 muertes, de 26 negros y 13 blancos, pero se estima que la verdadera cifra podría ser de hasta 300 decesos, dado que muchas víctimas afroamericanas no se contaron y fueron enterradas en fosas comunes. Una comisión estatal de Oklahoma estimó en 2001 que el costo en dólares actuales de los daños fue de $30 millones.

Excavadora busca víctimas de la masacre de Tulsa que se cree que fueron enterradas en una fosa común, 1 de junio de 2021, Tulsa, Oklahoma (AP Photo/Sue Ogrocki)

La noche del 31 de mayo, hasta el 1 de junio de 1921, una banda de varios miles de hombres blancos armados, actuando con la complicidad de la policía, asolaron la sección segregada de afroamericanos en Tulsa, Oklahoma, un área conocida como Greenwood, saqueando y quemando negocios y hogares. Los testigos reportaron que hubo aviones que arrojaron proyectiles incendiarios a los techos.

Los residentes negros, muchos de ellos veteranos de la Primera Guerra Mundial, resistieron con rifles y pistolas, pero no fue suficiente para repeler a la turba. Cuando se detuvo el ataque y se despejó el humo, habían sido destruidas por los incendios 35 cuadras de Greenwood, incluyendo el distrito empresarial y la mayor iglesia afroamericana de la ciudad. Aproximadamente 1.470 hogares fueron quemados o saqueados. Con la ayuda de oficiales criminales, la policía y la Guardia Nacional detuvieron a 6.000 residentes negros y los mantuvieron presos por varios días. Muchos hombres fueron encerrados en jaulas para animales en recintos feriales.

El desencadenante de la masacre fue una confrontación entre Dick Rowland, un lustrabotas negro de 19 años y Sarah Page, una operadora de elevador de 17 años, dentro de un elevador en el centro de Tulsa el 30 de mayo de 1921.

Según la versión más aceptada, Rowland tropezó con el pie de Page y la agarró del brazo, y ella gritó antes de huir. Se especula que ambos tenían una relación romántica, y Page se negó a presentar cargos contra Rowland. Al día siguiente, Rowland fue detenido y acusado de intentar violar a una mujer blanca, una acusación que había acabado con el linchamiento violento de muchos otros hombres negros. El Tulsa Tribune publicó un artículo con el titular: “Detienen a un negro por atacar a una chica en un ascensor”.

Temiendo que Rowland fuera linchado, un grupo de hombres negros armados acudió en dos ocasiones al juzgado para ofrecerse a protegerlo, pero la policía se lo negó. En la segunda ocasión, un hombre blanco intentó desarmar a un veterano negro. Se efectuó un disparo, lo que desencadenó la violencia que siguió.

La masacre de Tulsa es un acontecimiento verdaderamente horrible en la historia de Estados Unidos, que ha permanecido oculto del público durante demasiado tiempo y que nunca se ha tratado y abordado como debería. Su conmemoración y recordación deben ser bienvenidas. Sin embargo, como todos los acontecimientos de este tipo, la forma en que se presenta y analiza es fundamental para extraer las lecciones políticas necesarias.

Destrucción durante la masacre racial de Tulsa de 1921

¿Cómo pudo ocurrir semejante atrocidad casi 60 años después del final de la guerra civil, en la que decenas de miles de hombres blancos murieron para acabar con la esclavitud? La narrativa que se promueve ahora es una que se centra totalmente en la raza. Sería absurdo eliminar la raza y el racismo de la explicación, ya que las víctimas eran mayoritariamente afroamericanas. Sin embargo, es imposible entender lo que ocurrió, y por qué ocurrió, si no es dentro de su contexto histórico y político más amplio.

El periodo en torno a 1921 estuvo caracterizado por un intenso conflicto de clases, al que la clase dominante respondió con una violencia salvaje.

Estados Unidos atravesó su mayor oleada de huelgas hasta la fecha entre 1916 y 1922. A pesar de los esfuerzos de la Federación Estadounidense del Trabajo (AFL, por sus siglas en inglés) por mantener a los trabajadores en sus puestos durante la guerra, más de un millón de personas se declararon en huelga cada año.

El crecimiento de la lucha de clases en todo el mundo se intensificó con la Revolución rusa de 1917, que demostró que era posible que la clase obrera tomara el poder político en sus manos. En febrero de 1919, más de 65.000 trabajadores de Seattle (Washington) participaron en una huelga general de cinco días, que formaba parte de una oleada de huelgas masivas en la que participaron 4,5 millones de trabajadores ese año. El Partido Comunista se fundó en Estados Unidos a finales de 1919, tras una escisión del Partido Socialista.

La clase dominante estadounidense respondió a esta radicalización iniciando una guerra abierta contra la clase obrera. Ninguna clase dominante temía más la influencia del bolchevismo que la burguesía estadounidense. Se promovieron todas las formas de prejuicio, contra italianos, irlandeses, católicos y judíos. Los jefes de las empresas a menudo traían a los trabajadores afroamericanos del sur al norte para utilizarlos como rompehuelgas, con el objetivo explícito de avivar las tensiones raciales.

La entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial y sus consecuencias dieron lugar a una ola de reacción política en todo el país conocida como el Primer Temor Rojo, centrada en gran parte en la persecución de los obreros radicales. A nivel internacional, el fascismo estaba en ascenso en Italia bajo el liderazgo de Benito Mussolini, y Hitler estaba consolidando su control sobre el incipiente Partido Nazi en Alemania.

Fue el periodo de las redadas de Palmer, la histeria antiinmigrante, el juicio a Sacco y Vanzetti y la transformación del FBI, con J. Edgar Hoover al frente, en una fuerza policial nacional dedicada a la lucha contra el radicalismo de izquierda. Los inmigrantes y los organizadores sindicales socialistas, que se oponían a la guerra o no juraban su lealtad, fueron encarcelados y linchados. El líder del Partido Socialista de Estados Unidos, Eugene Debs, fue detenido en 1918 y condenado a diez años de prisión por pronunciar un discurso en el que se oponía a la intervención de Estados Unidos en la guerra mundial.

Los linchamientos de afroamericanos se intensificaron, especialmente cuando un número cada vez mayor de veteranos que regresaban a casa de la guerra en Europa desafiaban las restricciones de Jim Crow. El presidente demócrata Woodrow Wilson expresó su preocupación en comentarios privados en marzo de 1919 de que “el negro estadounidense que regresara del extranjero sería nuestro mayor medio para transmitir el bolchevismo a Estados Unidos”. El Ku Klux Klan moderno, que aterrorizaba a los inmigrantes europeos y a los afroamericanos, contaba con medio millón de miembros en todo el país en 1921.

La masacre de Greenwood fue precedida por el escándalo de Tulsa en 1917, cuando los Caballeros de la Libertad, un grupo similar al KKK, expulsaron de la ciudad a 12 miembros de los Trabajadores Industriales del Mundo (IWW, por sus siglas en inglés), que estaban organizando a los trabajadores petroleros, y los cubrieron de alquitrán, los emplumaron y azotaron.

El Partido Socialista de Oklahoma, que en 1916 contaba con más de 9.000 miembros que pagaban cuotas, fue objeto de repetidos ataques por oponerse a la guerra y defender la igualdad de derechos de los afroamericanos. Su plataforma de 1912 defendía el principio socialista básico de que “la seguridad y el progreso de la clase obrera dependen de su solidaridad y conciencia de clase. Los que generan o fomentan el odio o la animosidad racial entre los sectores blanco y negro de la clase obrera son enemigos de ambos”. El partido se disolvió en 1917 bajo la presión de una intensa persecución por parte de los vigilantes y del Estado y tras la supresión de la Rebelión del Maíz Verde, un levantamiento interracial contra la conscripción en tiempos de guerra en el centro de Oklahoma.

La reacción asomaba la cabeza por todas partes en esos años. Frank Little, miembro del Comité Ejecutivo General del IWW, fue linchado en Butte, Montana, en 1917, mientras luchaba por organizar a los mineros. Little fue capturado por hombres enmascarados, golpeado y arrastrado desde la parte trasera de un coche antes de ser colgado de un puente en las afueras de la ciudad. El miembro del IWW, Wesley Everest, fue castrado y linchado en Centralia, Washington, tras un enfrentamiento mortal con miembros de la Legión Americana en noviembre de 1919.

En el Verano Rojo de 1919 se produjeron ataques a los barrios negros por parte de turbas blancas en al menos 60 ciudades. En el peor caso de violencia urbana, 38 personas murieron en los enfrentamientos en Chicago, 23 negros y 15 blancos, después de que un joven negro fuera apedreado hasta la muerte por una turba blanca en una playa segregada en un lago. Ese año también se produjo la masacre de Elaine, en la que murieron hasta 237 afroamericanos y cinco blancos. El ataque fue parte de una campaña para aplastar la sindicalización de los aparceros y arrendatarios negros pobres de todo Arkansas.

Solo tres meses después de Tulsa, entre agosto y septiembre de 1921, 10.000 mineros en huelga se enfrentaron a la policía y a los rompehuelgas en West Virginia en la batalla de Blair Mountain. Hasta 100 mineros murieron y 1.000 fueron arrestados. La huelga de los mineros fue finalmente interrumpida por un asalto combinado del ejército estadounidense, la Guardia Nacional de West Virginia, la Agencia de Detectives Baldwin-Felts y la policía local y estatal. Se dispararon un millón de balas y se utilizaron aviones para arrojar bombas sobre los mineros atrincherados.

Un hombre frente a su hogar destruido durante el ataque en Greenwood

Una mirada a los antecedentes históricos y al contexto de la masacre de Tulsa deja claro que formaba parte de una ofensiva más amplia de la clase dominante contra la oposición izquierdista y socialista de la clase obrera. El racismo fue promovido como parte de esta ofensiva, empleado conscientemente para dividir a los trabajadores y utilizado como punta de lanza de la reacción política.

La masacre de Tulsa es presentada por el Partido Demócrata y los principales medios de comunicación como el producto de un odio racial que todos los blancos sienten hacia los negros. Al igual que el Proyecto 1619, que plantea que toda la historia de Estados Unidos está impulsada por el racismo blanco y que los negros han luchado solos, esta narrativa es antihistórica y profundamente peligrosa, ya que aviva las animosidades raciales que se han creado para debilitar y dividir a la clase trabajadora.

El presidente Joe Biden publicó una declaración el lunes decretando un día nacional de conmemoración y llamando a los estadounidenses a “reflexionar sobre las profundas raíces del terror racial en nuestra nación y a volver a comprometerse con la labor de erradicar el racismo sistémico en todo nuestro país”. El martes viajó a Tulsa, donde se reunió con supervivientes de la masacre, y anunció ambiguas propuestas políticas que, según él, cerrarían la “brecha de la riqueza” entre negros y blancos y combatirían la discriminación racial en el mercado de viviendas.

Las falsificaciones históricas tienen motivos y consecuencias políticas contemporáneas. El esfuerzo actual por atribuir al “racismo sistémico” todos los males de la sociedad y por presentar al país como uno dividido entre el “EE.UU. blanco” y el “EE.UU. negro” absuelve a los capitalistas de toda responsabilidad, culpa a la población en general, especialmente a los trabajadores blancos, y enfrenta a los trabajadores entre sí por motivos raciales.

El problema más fundamental del movimiento socialista en Estados Unidos ha sido la lucha por unificar a todos los trabajadores en uno de los países con mayor diversidad racial y étnica del mundo. Solo sobre esta base se pueden vencer todas las formas de atraso y reacción y defender los derechos e intereses de todos los trabajadores.

No habrá solución a los problemas sociales y económicos a los que se enfrentan los trabajadores negros hoy en día fuera de una lucha unida de los trabajadores en los EE.UU. e internacionalmente contra el sistema capitalista y la lucha por el socialismo: el establecimiento del control democrático de la sociedad por parte de la clase obrera y el fin del sistema de lucro.

(Publicado originalmente en inglés el 1 de junio de 2021)

Loading