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Perspectiva

Deere dice que “todas las opciones están sobre la mesa” después de que los trabajadores derrotaran un segundo contrato respaldado por el UAW

Después del audaz voto de los trabajadores de John Deere en contra del segundo contrato vendido que preparó con el sindicato United Auto Workers, la gerencia de Deere está arrojando el guante.

Tras rechazar el primer intento del UAW de imponerles un contrato favorable a la empresa con una votación de 90 por ciento en contra, antes de comenzar la huelga el 14 de octubre, más de 10.000 trabajadores de Deere en EE.UU. han prevalecido ante una campaña de mentiras e intimidación del UAW y votaron nuevamente en contra de una versión levemente modificada del contrato por un margen de 55 a 45 por ciento.

Un ejecutivo de alto rango en la gigante empresa de maquinaria agrícola y de construcción dijo que el contrato rechazado por los huelguistas fue la “mejor y última” oferta y que intensificaría sus esfuerzos para imponerlo a la fuerza.

“Para que seamos competitivos hemos ido lo más lejos que iremos”, le dio a Bloomberg el director administrativo de Deere, Marc Howze. Añadió, “No volveremos a la mesa de negociación. No hay nada más que negociar”.

La empresa está utilizando un lenguaje de guerra. Cuando los reporteros le preguntaron si planeaba reiniciar las operaciones con esquiroles, Howze, un exmayor del Ejército de EE.UU. con un patrimonio neto de $20 millones, declaró: “Todas las opciones están sobre la mesa”.

Estas no son fanfarroneadas por parte de Deere. Está avanzando con su “Plan de Continuación del Servicio al Cliente”, a saber, su operación para romper la huelga. También está planeando utilizar sus operaciones globales para socavar la huelga. Howze dijo que la empresa estaba “considerando buscar proveedores de refracciones y maquinaria de sus plantas en el exterior”, según reportó el Wall Street Journal, mientras que la Associated Press añadió, “Otras plantas de Deere globalmente están trabajando para compensar las pérdidas”.

En respuesta, los trabajadores necesitan irse a la ofensiva. Deere tiene una estrategia global y los trabajadores necesitan una estrategia global. Esto significa movilizar la fuerza colectiva de la clase obrera en EE.UU. e internacionalmente, incluyendo a los trabajadores de John Deere en el exterior.

La arrogancia de la empresa se debe a que disfrutó cuatro décadas de recortes de costos sin ningún desafío, dependiendo del UAW para sofocar cualquier resistencia de la clase obrera. Deere y toda la clase gobernante, además, no consideran que la huelga sea solo un desafío de un grupo de trabajadores. Temen que cualquier repliegue dé a otros trabajadores una señal y los inspire a expandir el movimiento huelguístico que ya está en marcha.

La clase gobernante se enfrenta a una situación extremadamente inestable y agravada por la ola huelguística de trabajadores que están luchando por reponerse de concesiones pasadas y por asegurar aumentos salariales que contrarresten el impacto del encarecimiento de la comida, el combustible y otros costos de vida.

Deere, cuya junta ejecutiva cuenta con ejecutivos actuales y antiguos de Royal Dutch Shell, Boeing, Cargill, Dupont, Verizon y la firma de inversiones que gestiona las fortunas personales de los milmillonarios Bill y Melinda Gates, representa a toda la clase gobernante.

La rebelión contra los sindicatos corporativistas y la ola cada vez más amplia de huelgas amenazan con revertir, como lo planteó un analista financiero, un “entorno que ha predominado” por casi medio siglo, que “desvió el flujo de ingresos lejos de los trabajadores y hacia el capital (es decir, los inversores)”.

En un tuit más temprano esta semana, el exsecretario del Tesoro y asesor económico de la Casa Blanca, Lawrence Summers, quien ingenió el recorte a la mitad de los salarios para los nuevos contratos durante la reestructuración de la industria automotriz por parte del Gobierno de Obama-Biden en 2009, denunció la restauración de los ajustes al costo de vida (COLA, por sus siglas en inglés) que les robaron a los trabajadores de Deere en 2015. “Aquellos que están tranquilos sobre la inflación debería considerar el hecho de que el nuevo contrato de John Deere ha reinstituido las prestaciones previamente eliminadas del costo de vida”, escribió.

Si el crecimiento de los salarios no se ralentiza según las expectativas, advirtió en una nota a inversores el economista jefe de Pantheon Macroeconomics, la Reserva Federal va a tener que comenzar aumentando las tasas de interés “tan pronto como junio y todos los precios de los activos serán sometidos a una grave presión”. En otras palabras, toda la burbuja del mercado bursátil podría estallar.

El UAW y los otros sindicatos se han opuesto a la movilización de amplios sectores de la clase obrera para defender a los trabajadores de Deere. Por el contrario, los oficiales del UAW están conspirando con la gerencia corporativa para obligar a los trabajadores a aceptar los dictados de las empresas.

Los oficiales sindicales que están manteniendo a los trabajadores en sueldos de hambre para la huelga de tan solo $275 por semana, esperan poder repetir las jugadas que utilizaron contra los casi 3.000 trabajadores de Volvo Trucks en huelga a inicios del año. Después de que los trabajadores rechazaran tres contratos respaldados por el UAW —por más de 90 por ciento en los primeros dos— el sindicato obligó a los trabajadores en Virginia a votar nuevamente el mismo “acuerdo último, mejor y final” de la empresa. Luego alegó que había sido aprobado por 17 votos.

Los trabajadores de Deere están alertas sobre el sabotaje del UAW. Formaron el Comité de Base de los Trabajadores de Deere para unir a los trabajadores de todas las operaciones de la empresa, incluso internacionalmente, y han exigido un sueldo de huelga que compense plenamente sus ingresos perdidos, la finalización de las negociaciones de trastienda y la expansión de la huelga.

Hay que ampliar el trabajo del comité de base y unir a todos los sectores de trabajadores de la industria de ensamble de autos y autopartes para anular todos los contratos proempresariales impuestos por la UAW en las últimas cuatro décadas.

La huelga en Deere se produce en el contexto de una pandemia mundial en curso que ha puesto de manifiesto la absoluta criminalidad de las élites gobernantes capitalistas. Su principal preocupación, desde el inicio, no ha sido la preservación de la vida, sino la protección de las ganancias. Después de entregar trillones a los bancos y a las corporaciones en forma de dinero gratis y de compra de activos incobrables, la clase dominante y sus representantes políticos están decididos a hacer que la clase trabajadora pague por ello.

En los piquetes, los trabajadores denuncian a las corporaciones por alabarlos cínicamente por arriesgar sus vidas en lugares de trabajo infectados y ahora se oponen intransigentemente a sus demandas de un salario digno. “Héroes frente a hipócritas”, decía un cartel que llevaba una enfermera en huelga del hospital Cabell Huntington de Virginia Occidental.

La huelga de Deere tiene lugar en el marco de un creciente movimiento de la clase obrera en Estados Unidos y a nivel internacional. Una lista parcial de las huelgas en curso incluye a 800 profesores en Scranton, Pensilvania, que se declararon en huelga el miércoles; 450 trabajadores metalúrgicos y 1.000 trabajadores hospitalarios en Huntington, Virginia Occidental; 1.000 mineros del carbón en Warrior Met, Alabama; casi 6.000 estudiantes de posgrado en la Universidad de Columbia; 1.900 enfermeras en Búfalo, Nueva York; y 1.400 trabajadores de Kellogg's en todo Estados Unidos. Más de 30.000 trabajadores de Kaiser Permanente en la Costa Oeste tienen previsto ir a la huelga el 15 de noviembre.

Las huelgas internacionales incluyen a los trabajadores del sector público de New Brunswick (Canadá), a los trabajadores portuarios y petroleros de Sri Lanka, a los médicos de Nigeria y a los profesores de la República Democrática del Congo y Zimbabue.

El UAW está haciendo todo lo posible para convencer a los trabajadores de Deere de que están aislados. Todo lo contrario. Los trabajadores de todo el mundo están deseosos de emprender una batalla contra las corporaciones y los bancos, y una lucha seria en Deere movilizará un enorme apoyo.

Para llevar adelante esta huelga es necesario construir una red nacional y mundial de organizaciones de base, la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB). Los trabajadores de Deere no pueden librar esta batalla solos.

La huelga en Deere debe convertirse en un movimiento de clase más generalizado, que una a todos los sectores de trabajadores en una poderosa contraofensiva industrial y política contra el sistema capitalista, un sistema que sacrifica las vidas y los medios de subsistencia de los trabajadores al implacable afán de lucro.

Los trabajadores de EE.UU. y de todo el mundo no solo luchan contra este o aquel patrón, sino contra todo el sistema capitalista. Esto significa que el creciente movimiento huelguístico de la clase obrera debe fusionarse con un programa socialista destinado a transformar las gigantescas corporaciones como Deere en servicios públicos y a reestructurar la vida económica mundial sobre la base de un plan científico y democrático que satisfaga las necesidades humanas, no las ganancias empresariales.

(Publicado originalmente en inglés el 4 de noviembre de 2021)

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