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Perspectiva

Ómicron se expande fuera de control

Se necesitan medidas urgentes para detener los contagios, salvar vidas y poner fin a la pandemia

Después de que el presidente Biden y la prensa los tranquilizaran falsa e irresponsablemente, millones están viajando por todo EE.UU. para celebrar los días festivos con sus familias y amigos. Han sido engañados sobre la naturaleza de la pandemia, la caída en la efectividad de las vacunas disponibles contra una infección y el riesgo a exponerse al virus. Se pagará un precio terrible por la negativa del Gobierno de Biden a tomar medidas de salud pública necesarias para detener la transmisión. Existe un peligro grave de que millones se infecten. Miles y miles se enfermarán gravemente, sufrirán consecuencias de largo plazo e incluso morirán.

La enfermera Bryan Hofilen coloca una etiqueta de “Paciente de COVID” en una bolsa de cadáver para un paciente que falleció de coronavirus en el centro médico Providence Holy Cross de Los Ángeles, 14 de diciembre de 2021. Muchos hospitales del país están teniendo dificultades por el agotamiento de los doctores, enfermeros y otros trabajadores (AP Photo/Jae C. Hong)

Tan solo un mes después de que aparecieron las noticias de una nueva variante en el sur de África, ómicron se ha propagado a una velocidad sin precedentes en todo el mundo. Ya superó a la variante delta a nivel global y está alimentando aumentos casi verticales en los casos, particularmente en Europa y Estados Unidos.

Según las proyecciones de muchos científicos, está en marcha un desastre que eclipsará todas las olas anteriores de la pandemia. Esta semana, el Instituto de Métricas y Evaluación de Salud (IHME) pronosticó que 3 mil millones de personas, aproximadamente el 38 por ciento de la población global, se podrían contagiar de ómicron en los próximos tres meses.

A pesar de las afirmaciones de la prensa y la élite política, no existe evidencia de que ómicron es significativamente menos severa que las cepas anteriores. Los datos de Reino Unido publicados el jueves muestran que un porcentaje menor de los infectados con ómicron son hospitalizados. Pero esto es en gran medida el producto de que ómicron está infectando a una tasa mayor a personas vacunadas o que ya contrajeron COVID-19, lo que les ha conferido una mayor resistencia al virus.

La “severidad intrínseca” de ómicron, advierten los epidemiólogos, parece ser igual o levemente menor a la de delta. Dado que ómicron es mucho más transmisible, esto significa que enfermará y matará a más personas.

Una porción sustancial de la población mundial está completamente desprotegida ante el tsunami de contagios que se avecina. Se estima que el 43 por ciento de la población global no ha recibido ni una sola dosis de la vacuna, mientras que solo 5,7 por ciento ha recibido la tercera dosis necesaria para una protección adecuada contra ómicron. Aquellos con solo dos dosis se encuentran en gran medida desprotegidos frente a un contagio. Su riesgo de hospitalización y muerte todavía debe ser determinado, pero se cree que aumenta después de seis meses.

Si la tasa de mortalidad por infección de las personas no vacunadas y vacunadas fuera de aproximadamente 0,5 por ciento a nivel global, entonces fallecerían 15 millones de personas de la siguiente ola de casos y hospitalizaciones. Debido al rápido aumento de infecciones, los sistemas hospitalarios a nivel global se verán desbordados, lo que potencialmente causará que despegue la tasa de mortalidad, así como el exceso de mortalidad. Los países menos desarrollados sufrirán los peores resultados.

Ómicron presenta un riesgo muchísimo mayor para los niños que las variantes anteriores, especialmente para los menores de cinco que no han sido vacunados en ninguna parte del mundo. Los datos de Sudáfrica y Reino Unido muestran cifras récord de hospitalizaciones de niños, indicando que ómicron podría ser al menos 20 por ciento más severo en los niños. Más de tres veces más niños murieron al principio de la ola de ómicron en Sudáfrica comparado a las cepas anteriores.

La clase gobernante está respondiendo a este desastre en marcha con una indiferencia criminal. La muerte está siendo trivializada. Estos procesos se ven más evidentemente en EE.UU., donde estaban muriendo más de 1.000 personas a diario incluso antes del impacto de ómicron.

En un discurso a inicios de la semana, el presidente estadounidense Joe Biden declaró que no habría ningún cambio en el enfoque de “solo vacunas” del Gobierno estadounidense. Al afirmar que EE.UU. está en una mucho mejor posición ahora que en marzo de 2020 cuando comenzó la pandemia, Biden ni siquiera reconoció que más de 830.000 personas han muerto en este periodo, incluyendo más de 400.000 de ellas desde que asumió el cargo.

En la prensa, la muerte de aproximadamente 10.000 personas cada semana es en gran medida ignorado. Hace dos semanas, cuando un conjunto de tornados arrasó con EE.UU. y mató a casi 100 personas, el país genuinamente quedó impactado por la tragedia. Pero los medios de comunicación apenas reportan que más de 10 veces más personas mueren cada día por COVID-19.

¿A qué se debe la diferencia en el reportaje? El tornado puede reportarse como una rareza con consecuencias e implicaciones limitadas en término de política social nacional y global.

Pero la pandemia es una catástrofe de una magnitud mucho mayor que afecta todo el planeta y exige una asignación inmediata y masiva de recursos económicos y un cambio fundamental en las prioridades sociales. La implementación de las políticas y acciones necesarias para poner fin a la pandemia son vistas por las élites corporativo-financieras capitalistas y los Gobiernos que controlan como algo incompatible con sus intereses de clase.

Por eso es que la prensa, tanto en EE.UU. como Europa, está promoviendo la concepción de que el COVID-19 nunca será eliminado y persistirá por años. Y que la pandemia se volverá endémica. El Wall Street Journal lo apuntó descaradamente en un artículo el jueves:

El avance agresivo de la variante ómicron es el giro más reciente del curso de una enfermedad que los expertos de salud pública dicen que está encaminada a volverse endémica en EE.UU.

En otras palabras, la pandemia de Covid-19 no tiene fecha de caducidad. En cambio, la crisis que envolvió el mundo en cuestión de meses del descubrimiento del coronavirus en China se disipará mediante sacudidas, convirtiéndose en algo que se sentirá más normal a lo largo de los años, según los expertos en enfermedades infecciosas.

Describiendo lo que realmente significaría la persistencia del COVID-19 como una enfermedad endémica, el Journal añade:

Más de 1.200 personas en EE.UU. están muriendo por COVID-19 cada día. Pero incluso a niveles mucho mayores de muerte y contagio que los típicos para la influenza, los expertos de salud pública dicen que la propagación del Covid-19 probablemente se estabilizará en un patrón lo suficientemente predecible para que se le considere endémico.

El artículo concluye con una declaración escalofriante de Andrew Noyes, un epidemiólogo de la Universidad de California en Irvine: “El Covid ya es parte de la estructura de la madera”, dijo. “Es parte del mobiliario”.

Tal indiferencia propia de los nazis a la vida humana es el espíritu que ha guiado la respuesta del Gobierno a la pandemia.

¡Las vidas de millones y millones de personas no pueden permanecer secuestradas por los intereses capitalistas! Es necesario un cambio urgente en la política para atajar una catástrofe. El enfoque de solo vacunas que ha dominado gran parte del mundo, particularmente en EE.UU. y Europa, fracasó completamente en resolver la crisis.

Las vacunas son un componente necesario de los esfuerzos para contener la pandemia. La promoción de la oposición a las vacunas por parte de la derecha fascistizante, que encabeza la campaña contra los cierres, es completamente reaccionaria. Aquellos que alimentan las dudas sobre las vacunas no solo ponen en riesgo las vidas de las personas no vacunadas sino de la población en general.

No obstante, es falso el relato de que la pandemia es fundamentalmente un problema de los no vacunados —promovido enérgicamente por Biden el martes—. Las afirmaciones de que el peligro para la salud de los vacunados es poco son completamente infundadas. Existe mucha evidencia de que incluso el esquema de dos dosis no es efectivo para prevenir un contagio, que los infectados sufren de Covid largo (persistente) a tasas comparables a las de los no vacunados. Frente a un virus que se propaga tan rápido, es criminal limitar las medidas a una campaña prolongada de vacunas que harán poco para prevenir la transmisión en los próximos días y semanas.

La aparición de ómicron, además, demuestra que en la medida en que se permita la circulación del virus, hay un peligro constante de que aparezcan variantes nuevas, más infecciosas y resistentes a las vacunas. Además, los científicos advierten que, dado que ómicron está infectando a cantidades enormes de personas en tan poco tiempo, se acelerará la velocidad de sus mutaciones.

La vacunación masiva solo es efectiva si se combina con medidas agresivas de salud pública que busquen frenar la transmisión, eliminar y erradicar el virus de una vez por todas.

Los siguientes días y semanas son críticos. Todas las medidas de salud pública necesitan ser empleadas para detener la propagación del virus y salvar vidas. Se debe implementar la estrategia de Cero Covid en cada país, a fin de eliminar progresivamente el SARS-CoV-2 en regiones geográficas cada vez más amplias hasta que el contagio entre humanos se detenga y se elimine el virus en todo el mundo.

Esto es posible.

La capacidad de China, un país de 1,4 billones de habitantes, para limitar las muertes a menos de 5.000 y los casos a 100.000 demuestra que la política de Cero Covid es viable. Su respuesta a brotes recientes, incluyendo confinamientos de emergencia, en combinación con pruebas masivas, rastreo de contactos y cuarentenas para romper la cadena de infección, demuestra el tipo de medidas necesario.

Las autoridades chinas se enfrentan actualmente a un brote importante en Xi’an, la capital de la provincia de Shaanxi, con 13 millones de residentes. El Global Times un diario chino publicado en inglés, reporta:

A partir del jueves, se ha solicitado que permanezcan en casa los 13 millones de residentes de Xi’an. Solo un pariente de cada hogar tendrá permiso de dejar la casa para comprar bienes esenciales cada dos días. A parte de las necesidades especiales como enfermarse o participar en el trabajo antiepidémico, se llama a las personas a no salir.

El aeropuerto internacional de Xi’an-Xianyang canceló todos los vuelos nacionales el jueves. La plataforma china de rastreo de vuelos Feichangzhun mostró que se cancelaron 765 vuelos el jueves. Al tiempo de edición, solo seguían en ruta tres vuelos internacionales al aeropuerto. Los trenes a múltiples ciudades también fueron suspendidos.

Estas medidas imponen importantes restricciones temporales a los individuos. Pero se ven justificadas por la amenaza real para las vidas humanas y su eficacia ha sido comprobada. La afirmación de que dichas acciones, que cuentan con un apoyo popular masivo en China, son una violación inaceptable a la “libertad personal” es una justificación cínica y falsa de una política que ha conducido y resultará en la muerte de millones de personas.

La ciencia moderna ha demostrado que el cierre de los lugares de trabajo no esenciales y la transición a las clases a distancia en todas las escuelas por un periodo de dos meses podría traer bajo control la transmisión viral y sentar las bases para una eliminación completa del COVID-19. Estos confinamientos necesarios deben ir acompañados de la provisión de apoyos financieros y sociales plenos para todos los trabajadores y pequeños empresarios afectados.

Estos confinamientos de dos meses deben ir de la mano de la producción y distribución globalmente coordinadas de las vacunas y mascarillas de alta calidad a todos los países, así como la toma masiva de pruebas, el rastreo de contactos, el aislamiento seguro y tratamiento de los pacientes infectados, y una expansión masiva de la infraestructura de la salud. En cada lugar de trabajo esencial y hospital, los trabajadores deben tener acceso a las mascarillas N95 de mejor calidad o más efectivas, así como sistemas modernos de filtración y ventilación. Todos los viajes no esenciales a nivel nacional e internacional deben cesar inmediatamente para permitir la eliminación del virus en cada país.

Con miles de millones de personas que ahora tienen acceso a internet, existen las condiciones para una campaña masiva de educación pública para enseñarle a la sociedad la ciencia de la pandemia. La ciencia de la transmisión aérea debe ser ampliamente difundida y reforzada a diario, particularmente a través de programas educacionales en redes sociales y la televisión.

El principio rector de la estrategia de eliminación es que la ciencia y la salud pública deben anteponerse incondicionalmente a los mercados financieros y el afán de lucro de las corporaciones. En el siglo veintiuno, existe la tecnología para acabar rápido con la pandemia. Pero la respuesta de los Gobiernos locales recuerda el siglo catorce, cuando la peste negra arrasó con la sociedad feudal y mató a casi 100 millones de personas.

Según el mundo comienza su tercer año de pandemia, ha quedado más claro que nunca que poner fin a la pandemia no es un problema principalmente médico ni científico. Es una cuestión de clase. Para la clase gobernante, el número que le importa no son las muertes diarias, sino el precio de las acciones en Wall Street. Incluso en medio del desastre en curso, el índice bursátil S&P cerró con un nuevo récord el jueves, alimentado por un suministro interminable de dinero de la Reserva Federal y la promesa de Biden de que implementará ninguna medida que afecte las ganancias corporativas.

Para la clase gobernante, no existe ningún límite en el número de muertos que está dispuesta a aceptar. El límite no vendrá de arriba, sino de abajo: a través de un movimiento social y político masivo de la clase obrera.

La clase obrera debe tomar el control de la situación. A raíz de la experiencia de los últimos dos años, los trabajadores reconocen cada vez más que sus vidas no significan nada para las élites gobernantes capitalistas. “Nos vemos igual que a los animales de granja”, comentó un trabajador automotor de Indiana. “Cuando morimos, simplemente contratan a más”.

Los lugares de trabajo y las escuelas son centros de transmisión del virus, mientras las corporaciones y los sindicatos oficiales encubren los casos y las muertes. “Tantos trabajadores están siendo enviados a casa enfermos y no hay suficientes trabajadores para comenzar turnos”, le dijo otro trabajador automotor en Míchigan al WSWS. “La empresa y el sindicato no están haciendo nada para informarnos cuando un trabajador contrae COVID, pero nosotros mismos lo descubrimos y nos estamos comunicando”.

La Investigaci ón Global de los Trabajadores sobre la Pandemia de COVID-19 fue establecida por el World Socialist Web Site para superar el encubrimiento, las falsificación y desinformación utilizados a lo largo de la pandemia para justificar las políticas responsables de la muerte de millones. La investigación está reuniendo testimonios de científicos y trabajadores de todos los sectores para exponer las condiciones en los lugares de trabajo y las escuelas, que han funcionado y siguen siendo focos de transmisión del COVID-19.

Estamos convencidos de que un entendimiento de la pandemia conducirá a la organización y acciones efectivas para acabar con ella.

El Partido Socialista por la Igualdad y el World Socialist Web Site llaman a la formación de comités de base en los lugares de trabajo, escuelas, instalaciones de salud y barrios.

Circulen esta declaración lo más ampliamente posible de forma directa y en redes sociales. Organicen discusiones en línea y en los lugares de trabajo. Exijan el cierre de la producción no esencial y de las clases presenciales. Hagan todo lo posible para alertar a sus compañeros de trabajo, amigos y familiares sobre el peligro actual y lo que hace falta para combatirlo.

Hacemos un llamado especial a los científicos y profesionales de la salud: tienen una responsabilidad de pronunciarse. Publiquen los hechos, informen al público, apoyen la Investigación Global de los Trabajadores enviando testimonio sobre los muchos elementos de la ciencia del COVID-19 que han sido encubiertos y negados. Muchos científicos han estado luchando durante toda la pandemia por una estrategia de eliminación. Tienen que movilizar a capas más amplias de científicos para que se pronuncien y le dejen claro al público la necesidad de un cambio urgente en política.

Solo la combinación de una movilización masiva de millones armada con un entendimiento científico de la pandemia podrá prevenir más infecciones, muertes y sufrimiento innecesarios de millones en todo el mundo.

(Publicado originalmente en inglés el 23 de diciembre de 2021)

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