Español
Perspectiva

Declaración del Año Nuevo

2022: el tercer año de la pandemia y la lucha de clases global en auge

1. Este Año Nuevo, la pandemia de COVID-19 inicia su etapa más peligrosa y mortal. La variante ómicron, tras ser identificada a fines de noviembre de 2021, se ha vuelto la dominante a nivel global. Se está propagando con una velocidad extraordinaria en toda Europa y EE.UU., elevando los casos nuevos diarios a récords. En la última semana de 2021, el promedio de infecciones diarias en EE.UU. se acercaba a 500.000.

2. La pandemia global es una catástrofe de dimensiones históricas. También es un crimen porque el impacto devastador de la pandemia es el resultado de decisiones hechas por los Gobiernos capitalistas, ante todo los de EE.UU. y Europa occidental, de anteponer las ganancias a las vidas, rechazar la implementación de las medidas de salud pública necesarias para eliminar el SARS-CoV-2 y, en cambio, adoptar políticas que permitan que el virus se propague libremente en toda la población global.

3. A lo largo de 2020 y gran parte del 2021, los Gobiernos y la prensa seguían pretendiendo que había una manera favorable para las empresas de combatir la pandemia, combinando las vacunas con un conjunto ecléctico de medidas de mitigación. Alegaban que este enfoque permitiría la reapertura segura de las escuelas y el regreso de los trabajadores a sus empleos. Desde el inicio, estas afirmaciones se basaban conscientemente en la supresión de la ciencia, la cual había establecido que el SARS-CoV-2 se transmite principalmente a través de aerosoles, pequeñas partículas que se suspenden en el aire por horas. Los interiores sin una filtración o ventilación apropiadas, que abarca la mayoría de las escuelas y los lugares de trabajo, han sido fuentes primarias de transmisión viral. Se avanzó la mentira aún más fundamental de que la pandemia podía suprimir a partir de iniciativas nacionales, legitimando la ausencia de una estrategia global y programas efectivos para poner las vacunas a disposición de todos los países. Pero la irrupción de la variante ómicron ha desacreditado todas estas mentiras y estrategias falsas.

4. La respuesta a ómicron ha sido el abandono completo de la pretensión de que los Gobiernos están concentrados en poner fin a la pandemia. Con EE.UU. y Europa occidental a la cabeza, la estrategia seguida abiertamente por la mayoría de los Gobiernos es la de “inmunidad colectiva”. La concepción subyacente de esta política criminal es que, en algún momento aún desconocido, se contagiarán tantas personas que el virus agotará la reserva de víctimas que puede alcanzar fácilmente. Como lo indicó el editorial del Financial Times el 3 de enero, “es razonable concluir que la interacción entre el virus y el sistema inmune de los seres humanos significa que el panorama mejorará en la medida en que las personas adquieran una mayor protección contra los síntomas severos del Covid a través de las vacunas y las infecciones”.

5. Cabe notar, en especial, que el Financial Times ni siquiera considera la posibilidad de eliminar la enfermedad. “Cualquier remota posibilidad de eliminar el Covid-19 que existía a inicios del 2020 desapareció hace mucho”, afirma. “Los esfuerzos para controlar la pandemia se han justificado hasta ahora en el contexto de una emergencia sanitaria global pero no pueden continuar indefinidamente. El daño colateral para la salud mental, el bienestar, la cohesión social y la economía global sería demasiado alto”.

6. El significado de esta declaración es claro: el SARS-CoV-2 persistirá por años, incluso décadas, como una enfermedad endémica. ¿Cuáles son las consecuencias en términos de sufrimiento y vidas humanas? A las oligarquías corporativo-financieras y los Gobiernos que controlan no les podría importar menos. Ha echado raíces profundas una mentalidad antisocial abominable en la clase capitalista. No está enfocada en las muertes, sino en los precios de la bolsa de valores.

7. Charles Dickens describió famosamente los años anteriores a la Revolución francesa como “el mejor de los tiempos” y “el peor de los tiempos”. Estas palabras aplican sumamente bien a la realidad actual. Para la clase capitalista, los años de la pandemia no han sido nada menos que una bendición. El valor de mercado de Apple aumentó 125 por ciento a más de $3 billones. El de Microsoft subió 110 por ciento hasta $2,5 billones. El valor de mercado de Alphabet saltó 108 por ciento a $1,9 billones. La valoración bursátil de Tesla, controlado por el sociópata Elon Musk, ha incrementado 1.311 por ciento hasta $1,1 billones. La riqueza colectiva del 5 por ciento más rico y las secciones más adineradas de la clase media se ha disparado.

8. Pero la gran masa de la sociedad ha estado viviendo en el “peor de los tiempos”. En los dos años desde que comenzó la pandemia, las estadísticas oficiales registraron que 5,5 millones de personas habían fallecido. Esto incluye a más de 840.000 personas en solo EE.UU. Sin embargo, la verdadera cifra de decesos según el “exceso de mortalidad” por encima de lo esperado sin la pandemia, se estima en más de 18 millones. Por ende, el total de fallecimientos de la pandemia a tan solo dos años desde enero de 2020 compite con los 20 millones de decesos militares y civiles de los cuatro años de la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

9. Por más terrible que sea, la cifra de muertes es una medida inadecuada del impacto devastador de la pandemia. Un gran porcentaje de personas infectadas con SARS-CoV-2 padecen síntomas a largo plazo conocidos conjuntamente como Covid persistente o post-Covid, el cual afecta varios sistemas de órganos y produce una amplia gama de efectos debilitantes, físicamente dolorosos y emocionalmente traumatizantes. Según un reporte publicado en línea por EClinicalMedicine en julio de 2021, la mayoría de los encuestados para ese estudio necesitó más de 35 semanas (casi nueve meses) para recuperarse del COVID persistente.

10. Este resultado se pudo haber evitado. La experiencia en China, con 1,4 mil millones de habitantes, demuestra que la política de “Cero Covid” es viable y sumamente efectiva. Al implementar esta política, China ha logrado registrar menos de 5.000 muertes en total y tan solo dos desde mayo de 2020.

11. Habiendo rechazado la opción de eliminar el virus, los medios de comunicación en EE.UU. y Europa pintan la política china como una respuesta brutal e incluso bizarra a la enfermedad. El Gobierno chino ciertamente es “autoritario”. Pero el término se aplica de forma nociva para desacreditar una respuesta correcta a la pandemia que cuenta con un apoyo público amplio. De hecho, China ha podido contener el virus utilizando medidas básicas de salud pública desarrolladas a lo largo de siglos, incluyendo confinamientos focalizados, pruebas masivas, rastreo de contactos y el aislamiento de los individuos infectados.

12. Por ejemplo, el uso de las cuarentenas para detener las infecciones es un método de prevención de enfermedades que se remonta a la era de la peste negra en la Venecia del siglo catorce. Por supuesto, los recursos modernos empleados para mantener a los enfermos en cuarentena son mucho más sofisticados y humanos que los que permitían las condiciones primitivas hace 800 años. Pero incluso en la Europa medieval, las muertes eran percibidas como el peor resultado de una enfermedad y había que hacer lo posible para prevenirlas. En el siglo veintiuno, ¿por qué los países con las tecnologías más avanzadas a su disposición optaron por la política de preferir la pérdida de vidas sobre la pérdida de dinero? La respuesta de buscar a fuerza bruta la “inmunidad colectiva” que fue adoptada por los Gobiernos capitalistas existentes, rechazando deliberadamente las medidas que podrían frenar la transmisión del SARS-CoV-2 y acabar con la pandemia, representa un retroceso social y moral horrendo.

13. Trotsky señaló que la necesidad en la historia “se materializa a través de la selección natural de accidentes”. Fue un accidente que un virus portado por murciélagos infectase a humanos en un “mercado mojado” de Wuhan. Pero la posibilidad de tal incidente, derivado a la compleja interacción entre las condiciones sociales, económicas y ambientales, había sido anticipado. En este sentido histórico, la transferencia zoonótica del virus fue “un accidente esperando a ocurrir”. Asimismo, la falta de preparación seria de los grandes países capitalistas para tal incidente estuvo determinada por las estructuras históricamente obsoletas del capitalismo global y los intereses sociales y económicos reaccionarios de su clase gobernante.

La salud pública y el progreso social en la historia

14. El estado de la salud pública es uno de los índices más críticos del progreso social y la condición general de la sociedad. Los avances en higiene pública, el entendimiento del organismo humano, los tratamientos para enfermedades, el reconocimiento de la importancia de un ambiente antiséptico para combatir infecciones, el desarrollo de las vacunas y antibióticos, la disminución de la mortalidad infantil y el aumento de la esperanza de vida: tales logros han sido considerados hitos en la historia de la civilización humana.

Enfermera Abby Smith del centro médico East Alabama trabaja en un paciente de COVID-19 en una unidad de cuidados intensivos el 10 de diciembre de 2020, Opelika, Alabama. El centro médico se enfrenta a una nueva ola de pacientes según la pandemia se intensifica (AP Photo/Julie Bennett)

15. Un elemento clave de la Ilustración en el siglo dieciocho fue la convicción de que existía una relación profunda entre la salud física de un país y la calidad de su organización social y política. Esta creencia fue defendida por los adeptos de la Ilustración en Norteamérica y fue invocada en apoyo a la lucha revolucionaria de los colonos contra Reino Unido. Benjamin Rush, amigo cercano de Thomas Jefferson y uno de los exponentes más influyentes de la Ilustración estadounidense, señaló en un ensayo escrito en 1774 para la Sociedad Filosófica Estadounidense —según el historiador de salud pública George Rosen—” que las enfermedades, las instituciones políticas y la organización económica estaban tan interrelacionadas que cualquier cambio social grande conllevaría cambios en la salud”. [1]

16. Esta visión en el pensamiento ilustrado fue confirmado por los avances posteriores en materia de salud pública, los cuales no hubieran podido suceder sin las luchas de la clase obrera en los movimientos democráticos y socialistas revolucionarios del siglo diecinueve y, de forma más potente, del siglo veinte. El vínculo entre el crecimiento y fortalecimiento de la clase obrera industrial como una fuerza social, política y potencialmente revolucionaria y la transformación de la salud pública como un aspecto central de la sociedad moderna es un hecho histórico indisputable. Los avances alcanzados por la clase obrera se vieron reflejados en mejoras de la salud pública. El más importante de estos avances fue la Revolución de Octubre de 1917.

La importancia histórico-mundial de la Revolución de Octubre

17. La Revolución de Octubre de 1917 en Rusia, la cual fue liderada por el Partido Bolchevique y derivó de la matanza de la primera guerra mundial imperialista, marcó un punto de inflexión en la historia mundial. El establecimiento del primer Estado obrero, en un país de 150 millones de habitantes, demostró en la práctica el carácter históricamente transitorio del capitalismo y del dominio burgués. El impacto social y las implicancias históricas de la Revolución de Octubre tenían un carácter global. El establecimiento del poder obrero y la liquidación de la propiedad capitalista de los medios de producción comenzó en Rusia. Pero, como lo previó Trotsky:

La revolución socialista empieza en la palestra nacional, se desarrolla en la internacional y llega a su término y remate en la mundial. Por lo tanto, la revolución socialista se convierte en permanente en un sentido nuevo y más amplio de la palabra: en el sentido de que solo se consuma con la victoria definitiva de la nueva sociedad en todo el planeta. [2]

18. La Revolución de Octubre no solo llevó a cabo una transformación socioeconómica y cultural inmensamente progresista dentro de las fronteras de la Unión Soviética. Su mayor impacto consiste en el impulso que dio a las luchas de la clase obrera y las masas oprimidas en todo el mundo. La fundación de la Internacional Comunista y sus primeros cuatro congresos, celebrados entre 1919 y 1922, fijaron el problema de preparar y liderar la revolución socialista en la agenda política de la clase obrera internacional.

19. Las clases gobernantes reconocieron desde el inicio el inmenso peligro de la Revolución de Octubre. En la medida en que comprendía la magnitud de la derrota que sufrió en Rusia, la clase capitalista europea recurrió a la violencia salvaje para aplastar la amenaza de la revolución socialista. Fue posterior a la Revolución de Octubre que apareció por primera vez el fascismo como un movimiento significativo.

20. Pese a su riqueza y poder, la clase gobernante estadounidense fue la que más mostró temor de una revolución socialista. Este miedo no reflejaba una paranoia irracional. La masividad del capitalismo estadounidense, que se desarrolló velozmente tras la guerra civil, produjo una clase obrera inmensa, multirracial y multiétnica, cuyo poder, si absorbía una consciencia de clase y era dirigido políticamente, podía presentar un desafío imparable para el orden social existente. Tan pronto como 1871, la clase obrera estadounidense respondió a la Comuna de París con un frenético brote anticomunista. A lo largo del desarrollo de la lucha de clases en EE.UU. a partir de la década de 1870, el anticomunismo apuntaló ideológicamente la despiadada violencia el Gobierno y las empresas para reprimir a los trabajadores.

Como escribió el historiador Nick Fischer:

Independientemente de la eficiencia a sangre fría con la cual se aplica usualmente, el anticomunismo manifestaba frecuentemente un miedo primitivo de que las fuerzas del “comunismo” podrían tener éxito donde las doctrinas y los movimientos populares previos habían fracasado; los “comunistas” bien podrían unir los divergentes elementos de la enorme clase baja de EE.UU. en una fuerza unida que se levantaría en una revolución, como ocurrió en París y luego en Rusia en 1905. Ahí donde fracasaron el progresismo, el populismo, la ‘Plata Libre’, los homesteads, el ‘Suelo Libre’, la Redención, la Reconstrucción y la emancipación, el “comunismo” podría triunfar. Bajo su bandera, los grandes proletariados urbano y rural podrían hundir sus diferencias, así como lo podían hacer los trabajadores y aparceros blancos y negros, los obreros fabriles nacidos en el país y los inmigrantes, los católicos y los protestantes, los cristianos y los judíos. Esa era la pesadilla. [3]

La respuesta del imperialismo estadounidense a la Revolución rusa

21. La Revolución de Octubre no solo fue vista por la clase gobernante estadounidense como una amenaza para la estabilidad nacional. Una de las ironías más grandes de la historia fue la coincidencia de dos eventos monumentales —uno revolucionario y otro contrarrevolucionario— el mismo mes del mismo año, a pocas semanas uno del otro. El 3 de abril de 1917, el presidente Woodrow Wilson, un demócrata, convocó al Congreso para que declarase la guerra a Alemania, un acontecimiento que representó el surgimiento de EE.UU. como la principal potencia imperialista mundial. Dos semanas después, el 16 de abril de 1917, Lenin llegó del exilio en Petrogrado y pidió al Partido Bolchevique preparar el derrocamiento del Gobierno provisional ruso y el establecimiento del poder obrero, basado en los sóviets (consejos obreros).

22. El significado de este extraordinario cruce de procesos históricos es que el ascenso del imperialismo estadounidense coincidió con la amenaza constante de la revolución socialista. A lo largo del siglo veinte, el problema estratégico central que enfrentaba la clase gobernante estadounidense era cómo responder a la combinación de este peligro nacional y global.

23. La respuesta inicial fue emplear la violencia. La Administración de Woodrow Wilson desplegó tropas en la Unión Soviética para lo que resultó ser una desastrosa campaña militar para derrocar el Gobierno bolchevique. Dentro de EE.UU., el “progresista” Gobierno de Wilson reaccionó a la ola de militancia con un arranque de represión. Los años 1919 y 1920 fueron testigo del famoso “Temor Rojo”, las notorias redadas bajo Palmer [Palmer Raids], el arresto de Sacco y Vanzetti y la brutal supresión de la huelga nacional siderúrgica. En la década de 1920, prevaleció la reacción política, bajo la consigna de un “Regreso a la normalidad”. El Ku Klux Klan creció rápidamente. Henry Ford, un enconado enemigo de los trabajadores y un antisemita, seguía con entusiasmo el progreso de Hitler en Alemania y apoyó financieramente a los nazis. Pese a protestas globales, el estado de Massachusetts ejecutó a Sacco y Vanzetti en la silla eléctrica en agosto de 1927.

24. El derrumbe de Wall Street de 1929 y el inicio de la Depresión forzaron un cambio en la política nacional de la clase gobernante estadounidense. Las terribles condiciones sociales radicalizaron a la clase trabajadora. A pesar de que el régimen estalinista en la URSS estaba rechazando cada vez más explícitamente la perspectiva de la revolución socialista mundial, el Gobierno de Franklin Delano Roosevelt, que llegó al poder en 1933, temía el impacto del ejemplo impreso por la Revolución de Octubre en la consciencia de los trabajadores. La promesa de Roosevelt de un “Nuevo Trato” para el pueblo estadounidense, la cual fue seguida por reformas como la introducción del “seguro social”, estuvo motivada por el miedo de que la marea ascendente de la lucha de clases en EE.UU. —encabezada por el Congreso de Organizaciones Industriales (CIO) y una ola sin precedentes de huelgas en la cual la izquierda socialista desempeñó un papel importante— asumiera un carácter abiertamente revolucionario, como lo indicaban las huelgas con ocupaciones de fábricas.

25. El estallido de la Segunda Guerra Mundial tuvo un efecto radicalizador de largo plazo para la clase obrera y las masas oprimidas a nivel internacional. A pesar de que las políticas perseguidas por Stalin en los años treinta, incluyendo las purgas asesinas y la firma del Pacto de No Agresión de 1939 con Hitler, llevaron la Unión Soviética al borde del desastre, los logros económicos y sociales hicieron posible que la URSS se recuperara de las derrotas iniciales tras la invasión alemana de junio de 1941. Después del ingreso de EE.UU. en la guerra mundial en diciembre de 1941, la victoria frente a Alemania y Japón no hubiera sido posible sin una alianza que incluyera la Unión Soviética.

Las reformas sociales después de la Segunda Guerra Mundial

26. La Unión Soviética cumplió un papel decisivo en la derrota de la Alemania nazi. A pesar de que el régimen estalinista buscó un arreglo con EE.UU., no podía controlar completamente la ola de luchas masivas que arrasó el mundo después de la guerra. Por su parte, Estados Unidos y sus aliados imperialistas procuraron eludir la amenaza revolucionaria con una combinación hábil de acciones militares brutales, represión política y concesiones reformistas. La interacción de estos elementos, tanto dentro como fuera del país, fue el aspecto determinante de la guerra fría.

27. Durante el cuarto de siglo tras la Segunda Guerra Mundial, prevaleció una política nacional de pacto social. Los cimientos materiales del pacto consistían en el crecimiento general de la economía mundial, lo que permitía conceder reformas sociales. En el frente internacional, Estados Unidos lideró la resistencia imperialista global a los movimientos anticoloniales de la posguerra. Orquestó el derrocamiento de regímenes —como en Irán y Guatemala— que consideraba que socavaban los intereses globales del imperialismo estadounidense. En Corea y Vietnam, Estados Unidos recurrió a un nivel impactante de violencia militar. Sin embargo, su capacidad para desplegar el peso completo de su poderío militar, particularmente el uso de armas nucleares (a las cuales recurrió EE.UU. en 1945 contra Japón) se debió en gran medida a los límites impuestos por la existencia de la Unión Soviética. Estados Unidos no podía descontar la posibilidad de que atacar sin límites a un aliado soviético provocara una respuesta militar del Kremlin, potencialmente con consecuencias globales devastadoras. Esto sin duda fue un factor decisivo en las decisiones del presidente Truman de no librar una guerra nuclear contra China en 1950, del presidente Kennedy de no invadir Cuba en 1962 y de los presidentes Johnson y Nixon de no arrojar bombas nucleares en Vietnam del Norte.

28. Las importantes iniciativas de reforma dentro de EE.UU. y Europa occidental estuvieron profundamente afectadas por las consecuencias políticas y sociales de la Revolución de Octubre. La sozialmarktwirtschaft (economía de mercado social) en Alemania y el Servicio Nacional de la Salud en Reino Unido, así como las muchas otras formas de Estados del bienestar social que aparecieron después de la Segunda Guerra Mundial, fueron secuelas de la Revolución de Octubre. En EE.UU., la extensión del Nuevo Trato en la forma de la Gran Sociedad de los años sesenta reflejó este mismo proceso. De todas las iniciativas de la Gran Sociedad, la introducción de Medicare y, luego, Medicaid fue la más importante. En los años posteriores de reacción política, ambos seguros médicos públicos se convertirían en blancos de los ataques incansables de ambos partidos capitalistas.

29. El colapso de los acuerdos políticos nacionales e internacionales en el orden de la posguerra fueron el resultado de la crisis y debilidad del capitalismo, no de su fuerza. El declive a largo plazo de la posición económica global de EE.UU., demostrada por el gradual deterioro de su balanza comercial y de pagos, alcanzó un punto de crisis a finales de los años sesenta. El aumento en la inflación y la presión sobre el presupuesto nacional fueron vistos como advertencias de que EE.UU. ya no podía financiar simultáneamente guerras en el exterior y reformas sociales en casa. El incremento en la militancia obrera, que formaba parte de un proceso internacional, amenazaba con salirse del control de los partidos reformistas y sindicatos. La decisión de EE.UU. en 1971 de cancelar el sistema de Bretton Woods establecido en 1944 y basado en el patrón oro con el dólar, anunció la muerte de las políticas reformistas nacionales y el comienzo de un nuevo periodo de reacción social capitalista.

30. La Unión Soviética y sus “Estados colchón” de Europa del Este no fueron la excepción de la crisis cada vez mayor del reformismo de base nacional. El desarrollo y la mayor complejidad de la economía soviética volvían cada vez menos viable el sistema de planificación nacional. Necesitaba acceso a los recursos de la economía mundial pero solo lo podía obtener de una de dos maneras: o bien a través del derrocamiento del capitalismo y la reorganización de la economía mundial sobre bases socialistas, o bien a través de la integración de la economía soviética en las estructuras del capitalismo mundial. El segundo camino exigiría desmantelar la industria nacionalizada, abandonar el monopolio estatal sobre el comercio exterior, la creación de un mercado laboral y la eliminación de los límites a la propiedad privada y la acumulación de riqueza personal.

31. El primer camino era completamente incompatible con los intereses de la burocracia soviética. Por el contrario, la defensa de sus privilegios materiales dependía inextricablemente de la política de “coexistencia pacífica” con el imperialismo, que era otro nombre para el viejo programa estalinista de “socialismo en un solo país”. Consecuentemente, el régimen estalinista eligió el rechazo final de todo el legado económico y social progresista de la Revolución de Octubre. El resultado de esta monstruosa traición no solo fue trágico para el pueblo soviético. Abrió la puerta a una arremetida global contra todos los avances progresistas alcanzados por la clase obrera a lo largo del siglo veinte. La brutal respuesta de la clase gobernante a la pandemia solo puede entenderse en este contexto histórico.

La disolución de la Unión Soviética y el impacto social de 30 años de reacción capitalista

32. Han pasado 30 años desde la disolución de la Unión Soviética en diciembre de 1991. La decisión del régimen estalinista encabezado por Mijaíl Gorbachov de restablecer la propiedad privada de los medios de producción fue aclamada por la clase gobernante como el triunfo histórico decisivo e irreversible del capitalismo. Algunos incluso declararon el “fin de la historia”. El fin de la URSS, afirmaban, demostraba que la democracia burguesa, basada en el capitalismo y el sistema de Estados nación, representaba el clímax del progreso humano. El desafío del socialismo al capitalismo había sido derrotado para siempre.

33. Esta interpretación ilusoria de la historia se basaba en dos conceptos erróneos fundamentales: en primer lugar, que el estalinismo soviético tenía algo que ver con el socialismo y el marxismo y, en segundo lugar, que la desaparición del régimen estalinista significaba la superación y resolución de la crisis histórica del capitalismo.

34. En mayo de 1990, cuando los Estados estalinistas de Europa del Este estaban iniciando el proceso de liquidación de las relaciones de propiedad nacionalizadas, y cuando Gorbachov aplicaba políticas que culminarían con la disolución de la Unión Soviética, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional debatió las implicaciones de estos acontecimientos para la perspectiva de la revolución socialista. Un informe al Décimo Pleno del CICI explicaba:

Hay dos interpretaciones posibles para los acontecimientos en Europa del Este. Se puede decir que representan un triunfo histórico del capitalismo sobre el socialismo; la clase obrera ha sufrido una derrota histórica masiva; la perspectiva del socialismo ha quedado esencialmente en ruinas, y nos encontramos en el umbral de un nuevo período de desarrollo capitalista. O bien, y este es por supuesto el punto de vista que distingue al Comité Internacional de todas las demás tendencias, que el colapso del orden imperialista de posguerra abre un período de profundo desequilibrio que se resolverá internacionalmente a través de masivas luchas políticas y sociales; que lo que predomina hoy es un nivel de inestabilidad sin paralelo desde los años treinta. [4]

35. Tres décadas después, no cabe duda de cuál de las posibles interpretaciones de la disolución de la Unión Soviética ha resultado correcta. Lejos de que el sistema capitalista superara sus contradicciones e iniciara una nueva época de progreso, las últimas tres décadas se han caracterizado por el crecimiento extremo de la desigualdad social, una serie de interminables y crecientes guerras de agresión imperialistas y el desmoronamiento de las formas democráticas de gobierno. Todas estas tendencias se han acelerado durante los dos años de la pandemia.

El crecimiento masivo de la desigualdad social

36. La oligarquía financiera ha aprovechado la pandemia para robar como nunca antes. Con la aprobación de la Ley CARES, aprobada por una abrumadora mayoría bipartidista en marzo de 2020, la Reserva Federal estadounidense inundó Wall Street con varios billones de dólares en efectivo. Según la revista Forbes, los milmillonarios estadounidenses poseían una riqueza colectiva de 3,4 billones de dólares en Año Nuevo de 2020, una suma ya asombrosa. Dos años más tarde, su riqueza asciende a casi 5,3 billones de dólares, un aumento de más de 1,8 billones de dólares durante el transcurso de la pandemia.

37. La misma política se ha aplicado en todos los principales países capitalistas. Según un informe del Financial Times del 28 de diciembre (“Companies raise over $12tn in 'blockbuster' year for global capital markets”), las empresas mundiales,

recaudaron una cifra récord de 12,1 billones de dólares en 2021 mediante la venta de acciones, la emisión de deuda y la concesión de nuevos préstamos, en la medida en que la avalancha de estímulos de los bancos centrales y la rápida recuperación en la pandemia impulsaron muchos mercados mundiales.

A pocos días antes del fin de año, la recaudación de fondos ya había aumentado casi un 17 por ciento en 2021 con respecto a 2020, que fue en sí un año histórico, y casi una cuarta parte por encima de la recaudación de 2019 antes de la crisis del coronavirus, según cálculos del Financial Times basados en datos de Refinitiv. El feroz ritmo de captación de fondos subraya lo fáciles que son las condiciones financieras en muchas partes del mundo, sobre todo en Estados Unidos, donde se recaudaron más de 5 billones de dólares.

38. El corolario del rescate de los mercados financieros es el imperativo de que los trabajadores permanezcan en sus puestos de trabajo generando ganancias, y que sus hijos vuelvan a la escuela para contraer y propagar el virus. Esta lógica de clase explica la política de la clase gobernante ante la pandemia, ya sea la promoción abierta de los contagios masivos o la estrategia de “solo vacunas” promovida por la Administración de Biden.

La irrupción global del imperialismo estadounidense

39. Además de los intereses depredadores de la clase gobernante, una respuesta racional y científica a la pandemia se ha visto bloqueada por la división del mundo en Estados nación rivales. La pandemia es, por su propia naturaleza, un problema global que solo puede abordarse a partir de una colaboración internacional. Esto ha sido imposible debido a los conflictos nacionales y geopolíticos entre las mayores potencias capitalistas.

40. A la disolución de la Unión Soviética hace tres décadas le siguió una serie interminable de guerras, dirigidas por el imperialismo estadounidense, en Oriente Próximo y Asia central. En la última década, Estados Unidos ha girado la mira de sus planes de guerra cada vez más directamente hacia los que considera sus principales rivales geopolíticos, sobre todo, Rusia y China.

41. Las amenazas militaristas no han hecho más que intensificarse durante los dos años de la pandemia. El nuevo año comienza con una temeraria escalada militar por parte de la Administración de Biden y con el respaldo de la OTAN en Ucrania, incitando al Gobierno derechista ucraniano a desplegar 125.000 soldados en su frontera con Rusia y advirtiendo al presidente ruso Vladimir Putin que Estados Unidos no “aceptará las líneas rojas de nadie”. Lejos de frenar al régimen ucraniano, el Gobierno de Biden parece decidido a fomentar un enfrentamiento militar. En diciembre, el senador demócrata Chris Murphy amenazó con que “Ucrania puede convertirse en el próximo Afganistán para Rusia si decide ir más allá”.

42. Pero las provocaciones contra Rusia, por muy peligrosas que sean, están impulsadas en gran medida por la determinación de Estados Unidos de bloquear lo que considera una amenaza para su posición hegemónica mundial por parte de China. La posibilidad, incluso la inevitabilidad, de una guerra con China es un tema constante en la política exterior estadounidense y en los medios de comunicación. Estados Unidos está intensificando sus denuncias contra China por supuestas violaciones de los derechos humanos y “genocidio” contra los uigures. Continúa la militarización sistemática del mar de China Meridional y el cerco alrededor de China.

43. La pandemia ha intensificado el peligro de guerra. Un factor importante y cada vez más relevante en la situación mundial es la tentación de Estados Unidos y sus aliados imperialistas en Europa y la región de Asia-Pacífico de considerar la guerra como un medio para distraer de las desastrosas consecuencias de sus políticas internas y para dirigir la opinión pública en contra de un enemigo externo. Esta ha sido sin duda la motivación de “la farsa del laboratorio de Wuhan”, que afirma, frente a pruebas bien documentadas de lo contrario, que la pandemia fue causada por una filtración o por la fabricación criminal de un patógeno mortal.

El colapso de la democracia

44. Por último, la pandemia ha acelerado enormemente el colapso de las formas democráticas de gobierno, al tiempo en que la oligarquía financiera ha aplicado una política que ha provocado la muerte de millones de personas. Durante el primer año de la pandemia, las organizaciones fascistizantes movilizadas por la Administración de Trump fueron utilizadas como punta de lanza de la campaña contra los confinamientos y todas las medidas de salud pública necesarias para contener el virus. En el período previo a las elecciones de 2020, mientras los cadáveres se acumulaban, Trump se involucró en una conspiración sistemática para subvertir el resultado de la votación y anular la Constitución.

45. Las conspiraciones de Trump culminaron en el intento de golpe de Estado fascistizante del 6 de enero de 2021, un punto de inflexión en la historia política de Estados Unidos. Tras afirmar falsamente que la victoria de Biden en las elecciones generales fue producto de un fraude electoral, Trump y el estratega fascista Stephen Bannon organizaron una red de congresistas republicanos y movilizaron a paramilitares fascistas con el objetivo de interrumpir la certificación del voto del Colegio Electoral. En una perspectiva del 7 de enero, el WSWS escribió,

Las glorificaciones antiguas de la invencibilidad y la puntualidad de la democracia estadounidense han quedado totalmente expuestas y desacreditadas como un mito político vacío. La frase popular “No puede ocurrir aquí”, tomada del título de la justificadamente famosa ficción escrita por Sinclair Lewis del auge del fascismo estadounidense, ha sido decididamente superada por los acontecimientos. No solo puede ocurrir un golpe de Estado fascista aquí. Ocurrió aquí la tarde del 6 de enero de 2021.

46. Incluso mientras el Partido Republicano se transforma cada vez más en un partido abiertamente fascistizante, los demócratas, desde Joe Biden hasta Alexandria Ocasio-Cortez, siguen refiriéndose a ellos como “nuestros colegas”, y Biden declaró el 8 de enero: “Necesitamos un Partido Republicano con principios y fuerte”. Se le ha permitido a Trump planear libremente sus próximos movimientos desde su palacio de Florida, y sus aliados en el Congreso siguen ocupando sus puestos. Los preparativos para privar de derechos a millones de votantes en futuras elecciones están muy avanzados en muchos estados.

47. Trump, además, forma parte de un proceso internacional, que incluye la promoción de Alternative fur Deutschland en Alemania, Vox en España, Modi en la India y Bolsonaro en Brasil, todos fascistizantes, y la elevación universal de la extrema derecha en países de todo el mundo.

La pandemia y la lucha de clases global

48. La experiencia de los últimos dos años demuestra que el fin de la pandemia no se logrará simplemente con medidas médicas. La salida de lo que es fundamentalmente una crisis social exige una lucha política por la reorganización del mundo sobre una base económica y social diferente. Todos los llamamientos al Estado capitalista para un cambio de política fracasarán. La implementación de una respuesta progresista y guiada por la ciencia a la pandemia solo es posible en la medida en que estas políticas encuentren la base social necesaria en un movimiento de las masas obreras a escala global.

49. Pero, ¿cuáles son las posibilidades de que se desarrolle un movimiento de masas de este tipo? De hecho, ya está en marcha. En 2019, el año anterior al inicio de la pandemia, la lucha de clases y las protestas sociales estallaron en todo el mundo. Ese año hubo manifestaciones y huelgas masivas en México, Puerto Rico, Ecuador, Colombia, Chile, Francia, España, Argelia, Reino Unido, Líbano, Irak, Irán, Sudán, Kenia, Sudáfrica e India. En Estados Unidos, los trabajadores de General Motors iniciaron la primera huelga nacional de los trabajadores automotores en más de 40 años.

50. La pandemia mundial alteró el curso “normal” de la lucha de clases. Durante sus fases iniciales, hubo paros y huelgas salvajes en Italia, Estados Unidos y otros países que obligaron a cerrar temporalmente las fábricas. Sin embargo, con la ayuda crítica de los sindicatos, los trabajadores volvieron a trabajar y las escuelas reabrieron, lo que alimentó el aumento masivo de casos y muertes.

51. La supresión temporal de la oposición de la clase trabajadora ha dado paso, sin embargo, a un poderoso resurgimiento de la lucha de clases. El año pasado se produjo una serie de importantes batallas de clase, que expresaron la ira y la oposición tanto a la propia pandemia como a las consecuencias económicas y sociales de la respuesta de la clase gobernante a la misma, incluyendo, a medida que el año se acercaba a su fin, el aumento de la inflación en los bienes de consumo básicos.

52. En Estados Unidos se produjeron importantes huelgas de mineros en Alabama, de enfermeros en Nueva York, Massachusetts y Minnesota, de trabajadores de Volvo Trucks en Virginia,de trabajadores de John Deere y de la empresa de cereales Kellogg's en el centro del país, y de estudiantes de posgrado en la Universidad de Columbia y otros campus, así como huelgas salvajes y otras protestas entre profesores y trabajadores de farmacia.

53. A nivel mundial, el año pasado se produjeron huelgas y protestas de 170.000 trabajadores del sector metalúrgico en Sudáfrica, decenas de miles de trabajadores del transporte y automotores en India, 50.000 trabajadores del sector sanitario y decenas de miles de trabajadores del sector público en Sri Lanka, una huelga salvaje de miles de trabajadores del sector energético en Turquía, huelgas de miles de trabajadores públicos de la salud y mineros en Chile, y protestas masivas de los trabajadores del sector sanitario en Francia contra las pésimas condiciones de los hospitales. En octubre, la madre británica Lisa Díaz inició las protestas #SchoolStrike [#HuelgaEscolar] contra las condiciones inseguras y obtuvo un amplio apoyo internacional.

54. A principios de 2022, cuando ómicron se propaga fuera de control, hay un movimiento cada vez más grande de los profesores para exigir el cierre de las escuelas y detener las clases presenciales y de los trabajadores para detener la producción no esencial en las fábricas y otros lugares de trabajo que son focos de contagio. La medida de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos de reducir el periodo de cuarentena de 10 a 5 días —una política dictada por las grandes empresas— ha producido un grado colosal de ira y oposición social.

La Alianza Internacional Obrera de los Comités de Base

55. La lucha de clases es objetiva, surge del carácter de la sociedad capitalista y de la respuesta de la clase gobernante a la pandemia. Miles de millones de trabajadores a nivel internacional no van a aceptar pasivamente el hecho de que millones de personas hayan muerto de forma totalmente evitable.

56. Este proceso objetivo debe tener una forma organizativa y una consciencia política. En el último año, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) ha lanzado dos iniciativas críticas en respuesta a la pandemia: La Alianza Internacional Obrera de los Comités de Base (AIO-CB) y la Investigación Global de los Trabajadores sobre la Pandemia de COVID-19.

57. La AIO-CB se puso en marcha en abril de 2021, cuando el número de víctimas mortales de la pandemia superaba los tres millones. La necesidad de la AIO-CB consiste en que los trabajadores no tienen organizaciones que representen sus intereses. Sean explícitamente de derecha o nominalmente de “izquierda”, todos los partidos y organizaciones políticas de los principales países capitalistas han aplicado una política de contagios y muertes masivas y han rechazado las medidas exigidas por los científicos y los funcionarios de la salud pública para detener la pandemia.

58. En cuanto a los sindicatos, en EE.UU. y en todos los países han trabajado durante décadas para suprimir la lucha de clases e imponer las exigencias de las corporaciones. Durante la pandemia, han desempeñado un papel fundamental en la aplicación de la política homicida de la clase gobernante, obligando a los trabajadores a trabajar en condiciones inseguras.

59. Al crear la AIO-CB, el CICI explicó :

La AIO-CB trabajará para desarrollar el marco de nuevas formas de organizaciones de base independientes, democráticas y militantes de los trabajadores en las fábricas, escuelas y lugares de trabajo a escala internacional. La clase obrera está dispuesta a luchar. Pero se encuentra encadenada a organizaciones burocráticas reaccionarias que reprimen toda expresión de resistencia.

Será un medio a través del cual los trabajadores de todo el mundo podrán compartir información y organizar una lucha unida para exigir la protección de los trabajadores, el cierre de las instalaciones inseguras y la producción no esencial, junto a otras medidas de emergencia necesarias para detener la propagación del virus.

60. La AIO-CB se basa en la lucha contra todos los esfuerzos por dividir a la clase trabajadora a través de las innumerables formas de chauvinismo nacional, étnico y racial y de la política de identidades. La pandemia es una crisis global, que afecta a todos los trabajadores. Expone como totalmente reaccionarios todos los esfuerzos, promovidos por la pseudoizquierda para elevar la raza y el género como categorías sociales fundamentales y para socavar la lucha por unificar a todos los trabajadores sobre la base de sus intereses de clase comunes.

La Investigación Global de los Trabajadores sobre la Pandemia de COVID-19 y la lucha por la erradicación del SARS-CoV-2

61. El 21 de noviembre, el World Socialist Web Site inició la Investigación Obrera Global sobre la Pandemia de COVID-19. La investigación es necesaria para exponer las falsificaciones, la desinformación y los encubrimientos que han sido y siguen siendo utilizados para justificar las políticas responsables de las muertes evitables de millones de personas a causa de la pandemia.

62. La convocatoria de la investigación surgió de la colaboración entre el World Socialist Web Site y destacados científicos y epidemiólogos para luchar por la eliminación mundial del SARS-CoV-2. Esto incluyó dos seminarios web internacionales, el 22 de agosto y el 24 de octubre, en los que se proporcionó información científica detallada que demostraba la necesidad y la viabilidad de una estrategia de eliminación mundial. En la introducción del seminario web del 24 de octubre, el WSWS esbozó los principios en los que debe basarse la lucha por acabar con la pandemia:

1. El blanco del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID19, no son los individuos, sino sociedades en su conjunto. El modo de transmisión del virus va en dirección de alcanzar contagios masivos. El SARS-CoV-2 ha evolucionado biológicamente para infectar a miles de millones, matando a millones en el proceso.

2. Por ende, una estrategia efectiva debe basarse en la eliminación del virus en todos los continentes, en cada región y en cada país. No existe ninguna solución nacional efectiva a esta pandemia. La humanidad, de todas las razas, etnicidades y nacionalidades debe enfrentar y superar este desafío a través de un esfuerzo vasto colectivo, verdaderamente desinteresado y global.

3. Las políticas perseguidas por prácticamente todos los Gobiernos desde el comienzo de la pandemia deben ser rechazadas. No se debe permitir que continúe la subordinación de aquello que debería ser una prioridad incuestionable de toda política social —la protección de la vida humana— al afán de lucro de las corporaciones y la acumulación de la riqueza personal.

4. La iniciativa para tomar un giro decisivo hacia una estrategia dirigida hacia la eliminación global debe venir de un movimiento socialmente consciente de millones de personas.

5. Este movimiento global debe estar informado sobre las investigaciones científicas. La persecución de científicos, muchos de los cuales trabajan bajo la amenaza de perder sus medios de vida e incluso sus vidas, debe acabar. La eliminación global del virus exige la alianza funcional y más estrecha entre la clase obrera —la gran masa de la sociedad— y la comunidad científica.

63. En su declaración para lanzar la investigación, el WSWS explicó que la estrategia de “solo vacunas”, en torno a la cual ha girado la política de la clase gobernante en los principales países capitalistas, había fracasado. No solo sigue sin vacunarse a la mayoría del mundo, el WSWS escribió, “Los científicos han advertido repetidamente que las continuas infecciones masivas en medio de la lenta distribución de las vacunas crean presiones evolutivas que amenazan con producir una variante resistente a la vacuna”. Solo cuatro días después, estas advertencias se confirmaron con el anuncio de la identificación de la variante ómicron.

64. En las cinco semanas transcurridas desde su inicio, la investigación ha comenzado a reunir testimonios de científicos y trabajadores sobre las causas y consecuencias de la catástrofe en curso. La investigación es vital para armar a la clase trabajadora con una comprensión de lo que ha sucedido y lo que debe hacerse ahora para terminar finalmente con la pandemia de una vez por todas.

Las tareas del Comité Internacional de la Cuarta Internacional

65. Al entrar en el tercer año de la pandemia, está claro que la clase gobernante está llevando a cabo una política de “hacer endémica” la pandemia. Es decir, está permitiendo que el virus se perpetúe en la sociedad. No hay límite al número de muertos que la clase gobernante tolerará cuando se trata de preservar su riqueza y proteger el sistema de lucro. Pero las masas de trabajadores no van a aceptar pasivamente que millones de personas hayan muerto por una pandemia evitable y que millones sigan muriendo cada año.

66. Incluso antes de la pandemia, las condiciones objetivas para la revolución socialista ya se habían desarrollado a un grado extraordinario. A principios de 2020, en una declaración que analizaba la profundización de la crisis económica, política, geopolítica y social que se había desarrollado durante la década anterior, el World Socialist Web Siteescribió que “la llegada del nuevo año marca el comienzo de una década de intensificación de la lucha de clases y de la revolución socialista mundial”.

En el futuro, cuando los historiadores escriban sobre los levantamientos del siglo veintiuno, enumerarán todas las señales “obvias” al inicio de la década de 2020 de la tormenta revolucionaria que pronto arrasaría por todo el globo. Los eruditos, con abundantes datos, documentos, gráficos, publicaciones en línea y en redes sociales y otras formas de valiosa información digital a su disposición, describirán la década de 2010 como un periodo caracterizado por crisis económicas, sociales y políticas irresolubles del sistema capitalista mundial.

67. Es decir, las contradicciones centrales del sistema capitalista mundial —entre la economía global y el sistema de Estados nación, y entre la producción socializada y la propiedad privada de los medios de producción— han creado las condiciones para luchas masivas y revolucionarias.

68. El desarrollo de una situación revolucionaria, sin embargo, implica dos elementos: las contradicciones objetivas de la vieja sociedad, y la conciencia y organización políticas de las masas, el factor subjetivo. Pero la interacción de los factores objetivos y subjetivos es compleja. “La sociedad no cambia sus instituciones según la necesidad, como un mecánico cambia sus herramientas”, explicó Trotsky en su monumental Historia de la Revolución rusa.

Es necesario que existan condiciones totalmente excepcionales, independientes de la voluntad de las personas y de los partidos, para arrancar del descontento los grilletes del conservadurismo y llevar a las masas a la insurrección.

Los rápidos cambios de opiniones y estados de ánimo de las masas en una época de revolución no se derivan de la flexibilidad y movilidad de la mente humana, sino todo lo contrario, de su profundo conservadurismo. El retraso crónico de las ideas y las relaciones respecto a las nuevas condiciones objetivas, hasta el momento en que éstas irrumpen en el pueblo en forma de una catástrofe, es lo que crea, en un período revolucionario, ese salto de las ideas y las pasiones que a la mente policial le parece meramente el resultado de las actividades de “demagogos”. [5]

69. La pandemia, que ha puesto al descubierto la obsolescencia y el carácter irremediablemente reaccionario del sistema capitalista mundial, de sus instituciones políticas y de su estructura de clases, constituye la catástrofe que no solo está provocando huelgas y otras formas de protesta social, sino que está cambiando profundamente la conciencia de la clase obrera y de la juventud. La clase dominante se lamenta hipócritamente del cierre de las escuelas, que llevan décadas hacinadas y sin fondos ni personal suficientes. No teme la ausencia de educación formal. Los Gobiernos capitalistas saben que los jóvenes no han dejado de pensar mientras han estado fuera de las escuelas. La pandemia en sí ha proporcionado una educación al poner al descubierto la naturaleza de la sociedad capitalista.

70. Pero mientras la conciencia experimenta un profundo cambio, queda la cuestión de la dirección revolucionaria. La conciencia socialista, es decir, la comprensión científica de la sociedad capitalista y el programa político necesario para la transformación de la sociedad, no surge de forma espontánea ni automática. La transición de la crisis objetiva a un movimiento político que luche conscientemente por el socialismo es el gran reto de nuestro tiempo.

71. Cuando la humanidad se enfrenta a grandes problemáticas sociales, nada es más futil, por no decir inútil, que la especulación pasiva sobre lo que se puede o no se puede lograr. Nunca ha habido un periodo de crisis en el que el camino del progreso haya estado sembrado de rosas. En tales momentos históricos, como observó una vez Lincoln, “la situación está repleta de dificultades”. Quejarse de la impotencia y las traiciones de los sindicatos y de los viejos partidos capitalistas exrreformistas y exliberales es una distracción de las serias tareas que tenemos por delante. Estas organizaciones, sus representantes y cómplices están podridos hasta la médula.

72. No hay forma de escapar del desastre actual, y mucho menos de las catástrofes que se avecinan del fascismo, la guerra y los daños ecológicos irreversibles para el planeta, si no es a través de una lucha decidida e inquebrantable.

73. El marxismo, basado en el materialismo histórico, entiende muy bien los procesos regidos por leyes que dan lugar a auténticos movimientos revolucionarios de masas. Pero esta comprensión de los procesos objetivos y la necesidad de que las masas entren en acción nunca ha sido una excusa para la pasividad individual. Los individuos toman decisiones, incluida la decisión de oponerse a la desigualdad, la injusticia y la opresión. Nunca ha habido ni puede haber un gran movimiento revolucionario de masas sin que los individuos tomen la decisión consciente de luchar.

74. Por lo tanto, este nuevo año, hacemos un llamamiento a los trabajadores y a la juventud a que saquen las lecciones políticas necesarias e ineludibles de los dos últimos años de crisis y, de hecho, de la historia. El capitalismo se ha condenado a sí mismo. El futuro de la humanidad depende de la victoria del socialismo. Únete a esta lucha. Construye la Alianza Obrera Internacional de Comités de Base. Participa en la Investigación Global de los Trabajadores sobre la Pandemia de COVID-19. Amplía la circulación del World Socialist Web Site. Sobre todo, ¡toma la decisión de unirte al Partido Socialista por la Igualdad y construir el Comité Internacional de la Cuarta Internacional como el Partido Mundial de la Revolución Socialista!

Llena el siguiente formulario para involucrarte.

Notas al pie de página:

[1] “Social Stress and Mental Disease from the Eighteenth Century to the Present: Some Origins of Social Psychiatry,” en The Milbank Memorial Fund Quarterly, Jan. 1959, Vol, 37, No. 1, p. 9

[2] The Permanent Revolution (Seattle: Red Letter Press, 2010), p. 313

[3] Spider Web: The Birth of American Anticommunism, por Nick Fischer (Urbana: University of Illinois Press, 2016), p. 8

[4] Workers League Internal Bulletin: 10th Plenum of the ICFI, Mayo de 1990, declaraciones de David North, p. 13

[5] The History of the Russian Revolution (Londres: Pluto Press, 1977), p. 18.

(Publicado originalmente en inglés el 3 de enero de 2021)

Loading