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Perspectiva

Sobre crímenes de guerra, los rusos y los estadounidenses

En una rueda de prensa en Rumanía el viernes, la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris apuntó a las acciones rusas en Ucrania y declaró, “Estamos claros de que cualquier ataque internacional o a civiles es un crimen de guerra. Punto”.

Una explosión en un edificio residencial después de que un tanque ruso le disparara en Mariúpol, Ucrania, 11 de marzo de 2022 (AP Photo/Evgeniy Maloletka)

Los comentarios de Harris fueron parte de una letanía de Washington citando crímenes de guerra contra Moscú por las presuntas atrocidades en Ucrania. Linda Greenfield-Thomas, la embajadora de EE.UU. ante las Naciones Unidas, acusó al Gobierno ruso de crímenes de guerra, declarando que “los ataques a civiles no se pueden justificar absolutamente de ninguna manera”.

Se ha acusado al ejército ruso de bombardear una sala de maternidad en un hospital en Mariúpol, matando a tres personas e hiriendo hasta a 17. Las fotografías de la estructura hospitalaria destruida y de mujeres embarazadas ensangrentadas fueron difundidas ampliamente.

No debería haber ninguna objeción a la investigación de crímenes de guerra contra Rusia más allá de una condición: que esto no solo aplique a los crímenes de guerra de los oponentes de EE.UU., sino también a los perpetrados por EE.UU. Los presidentes estadounidenses y líderes militares deben ser sometidos a juicios por el asesinato de incontables civiles que fueron atacados deliberadamente por el imperialismo estadounidense.

Lo ocurrido en Mariúpol ni siquiera se acerca a la magnitud de crímenes perpetrados por el imperialismo estadounidense en todo el mundo.

Washington ha atacado y apuntado sus armas deliberadamente a civiles inocentes en todo el mundo. Hacer una lista de los crímenes de guerra del imperio estadounidense llenaría un libro grueso. Algunos de los capítulos llevarían el nombre de Wounded Knee, Bud Dajo, My Lai, Faluya e incluirían una foto penosamente familiar tras otra de cuerpos de hombres, mujeres y niños rodeados por soldados estadounidenses apoyados en sus rifles.

Uno podría seleccionar cualquier conflicto al azar en el que EE.UU. ha participado en los últimos treinta años y descubriría numerosos crímenes de guerra perpetrados por Washington, ninguno de los cuales ha sido objeto de una rendición de cuentas.

El 13 de febrero de 1991, la Fuerza Aérea estadounidense disparó dos bombas inteligentes contra el refugio antiaéreo en el suburbio de Amiriyah en Bagdad. El ejército estadounidense sabía que la instalación de Amiriyah se había utilizado como un refugio para civiles durante la guerra entre Irán e Irak en los años ochenta, pero la atacó de todos modos, bombardeándola sin aviso previo. Aproximadamente 1.500 civiles, en su mayoría mujeres y niños, fueron asesinados.

Wikipedia resume los hallazgos del ex fiscal general de EE.UU., Ramsey Clark, “Los vecinos escucharon los gritos de personas intentando salir del refugio. Gritaron por cuatro minutos. Después cayó una segunda bomba y los gritos se detuvieron”.

Su descripción continúa, “Las personas en el piso superior fueron incineradas por el calor, mientras que el agua hirviendo del tanque de agua del refugio fue responsable del resto de las fatalidades. No todos murieron inmediatamente; las huellas negras, incineradas, de algunas de las víctimas quedaron impresas en el techo de concreto del refugio y todavía se pueden ver hoy”.

Nadie ha sido imputado por este inmenso crimen de guerra.

La exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, tuiteó el jueves: “Si los dirigentes rusos prefieren no ser acusados de perpetrar crímenes de guerra, deberían dejar de bombardear hospitales”. ¿Cuántos hospitales ha bombardeado Estados Unidos? Esta es una pequeña muestra:

  • El 3 de octubre de 2015, los aviones estadounidenses bombardearon un hospital de Médicos sin Fronteras en Kunduz por más de una hora, matando al menos a 22 civiles, incluyendo 12 miembros del personal hospitalario y 10 pacientes. La evidencia posterior demostró que se había atacado el hospital de manera premeditada. La secretaria de Estado Clinton declaró que el bombardeo había sido “profundamente lamentable”. Los bombardeos de hospitales solo son crímenes de guerra cuando los lleva a cabo Putin.
  • En agosto de 2017, EE.UU. lanzó bombas de fósforo contra un hospital en Raqqa en Siria. El WSWS escribió: “Tanto el ataque a un hospital como el uso de municiones de fósforo constituyen crímenes de guerra. Estas armas químicas, que queman la carne hasta el hueso y reinician el fuego dentro de las heridas, están prohibidas bajo las Convenciones de Ginebra en áreas pobladas por civiles”.
  • En mayo de 1999, los aviones de la OTAN bombardearon un importante complejo hospitalario en Belgrado, Yugoslavia, destruyendo una unidad de cuidados intensivos y dañando la unidad de maternidad. Al menos 3 personas murieron y las mujeres embarazadas fueron alcanzadas por los pedazos de cristal que salieron volando, y 20 bebés fueron evacuados.

Las masacres continúan. En diciembre de 2021, el New York Times publicó los “Archivos de Víctimas Civiles”, un reporte investigativo que expone la muerte de miles de civiles a causa de bombardeos estadounidenses en Irak, Siria y Afganistán y el encubrimiento por parte del Gobierno estadounidense. Un solo ataque aéreo en julio de 2016 mató a 120 civiles en el norte de Siria.

Los civiles son puestos deliberadamente en las miras. Existe un cálculo militar secreto detrás de cada ataque, que define la cifra de muertes civiles que tolerarán dependiendo del valor percibido del objetivo. Los Archivos de Víctimas Civiles documentan que el ejército estadounidense miraba por video a los niños jugando en un techo antes de asesinarlos y dejar su hogar en ruinas.

La prensa mantiene una fría indiferencia y cada nueva revelación se recibe con un silencio sepulcral. No emprenden ninguna investigación significativa; ningún reportero valiente plantea una serie de preguntas rápidas. Los medios estadounidenses guardan su pena indolente para las víctimas de los enemigos de Washington.

Al responsabilizar a Putin por los crímenes de guerra en Ucrania mientras encubre los crímenes del imperio estadounidense, la prensa estadounidense recurre a prejuicios que se remontan a las cruzadas medievales. Reacciona con un espanto actuado ante las muertes de “civiles europeos”, mientras los árabes y asiáticos no cuentan. Hace una protesta lastimera por los refugiados de piel clara de Ucrania, mientras los refugiados de piel oscura, que huyen de las guerras estadounidenses pueden ahogarse en el Mediterráneo.

Washington declara su profunda preocupación por documentar los crímenes de guerra de Rusia, pero Julian Assange ha sido perseguido despiadadamente por exponer los crímenes de EE.UU. Por su valiente publicación de materiales que detallan crímenes como el asesinato de civiles iraquíes a manos de las fuerzas estadounidenses, efectivamente le robaron su vida. Washington exige su sea silenciado permanentemente y no escatimarán esfuerzos para verlo muerto.

La hipocresía va incluso más allá. Estados Unidos, que exige cargos contra Putin, no reconoce la jurisdicción de la Corte Penal Internacional sobre sus propios combatientes. Ningún estadounidense ha sido enjuiciado jamás por la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra y el Gobierno estadounidense ha obstruido todos los intentos.

La condena hecha por Washington de los crímenes de guerra en Ucrania sigue una agenda propia y la indignación moral en la prensa corporativa es tan fabricada como selectiva. La angustia por Mariúpol tiene una función política específica. La preocupación no es proteger el bienestar de los ciudadanos sino demonizar a los rusos como barbáricos e inhumanos.

Tras ser elegidos y presentados parcialmente por el Estado y la prensa, y maquillados para alimentar la indignación pública, los crímenes de guerra están siendo utilizados para fomentar la guerra. El bombardeo de un hospital en Mariúpol se utiliza para sumar indignación emocional a las peligrosas demandas de una zona de exclusión aérea impuesta por la OTAN en Ucrania. Tal medida inevitablemente desencadenaría una guerra mundial.

Los crímenes de guerra no tienen ningún límite de tiempo para ser imputados. Si Putin ha de ser llevado a La Haya por sus crímenes, Clinton, Bush, Obama, Trump y todos sus cómplices en los asesinatos estadounidenses de civiles deberían acompañarlo en la banca de acusados.

(Publicado originalmente en inglés el 12 de marzo de 2022)

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