Español

Costumbres: poeta Solmaz Sharif examina el imperialismo y el exilio

Más de tres millones de personas han huido de Ucrania desde que inició la invasión rusa. Estos refugiados enfrentan un futuro incierto, un período indefinido de distanciamiento de sus hogares, la vida antigua y su cultura. Aunque la causa inmediata de esta crisis sea la incursión rusa reaccionaria, sus fuentes más profundas se encuentran en la erupción desde hace décadas de la violencia imperialista de EE.UU. y la OTAN, que ahora está alcanzando nuevos niveles incluso más peligrosos.

¿Cómo se parece el mundo para el exilio, el que se siente extranjero en su país adoptivo? ¿Cuál relación tiene una persona nacida en el exilio a la herencia cultural de sus padres? Costumbres (2022), el nuevo libro poético altamente anticipado de Solmaz Sharif, examina éstas y otras preguntas relacionadas.

Costumbres por Solmaz Sharif

La historia propia de Sharif le ha dado una orientación hacia las cuestiones de nacionalidad y el exilio. Nació en Estambul a padres iraníes que estaban en el medio del proceso de emigrar a los Estados Unidos. La primera lengua que aprendió fue el inglés, no el persa de sus padres. Cuando estaba en el sexto grado, su familia mudó a Los Ángeles, que tiene la población expatriada iraní más grande del mundo. Pero, como dijo a Paris Review, Sharif se sentía repudiada entre los iraníes mayormente adinerados de Los Ángeles, los que estaban más interesados en la asimilación a la sociedad estadounidense que ella.

La primera antología Look (2016), tomada prestado del Diccionario de términos militares y asociados del Departamento de Defensa de EE.UU. para subrayar el uso por el estado de jerga y eufemismo para “sanear” la guerra, esconder su verdadero carácter y prevenir la oposición pública a ella. Los versos siguientes han sido citados ampliamente: “A diario me siento / con el lenguaje / que han construido / con nuestro idioma / para NEUTRALIZAR /la CAPACIDAD DE COSAS DE BAJO VALOR MONETARIO / como tú”. Look ganó muchas reseñas favorables, incluidas unas del New York Times y el Washington Post, y fue una finalista para el Premio Nacional Literario para Poesía de 2016.

Costumbres, su nuevo volumen, también incluye imágenes de la violencia militar. Pero con más frecuencia, el estado aparece en la forma de un policía o un agente de aduanas, que hacen decisiones según “azúcar en sangre” o “nivel relativo de desdén para pestes”. La riqueza (y, implícitamente, la desigualdad) es otro tema recurrente. Imágenes de propiedades aisladas y campanas para sirvientes contrastan con las de trabajadores y vendedores de la calle. En sus referencias a las llegadas de desembarcación y las corporaciones globales, el libro da un sentido de la integración internacional de relaciones económicas y sociales. Cuando Sharif escribe sobre sus propias experiencias, ella no desatiende ponerlo en este contexto histórico más amplio, que también incluye una comprensión de la historia. Dicho cortamente, estos poemas toman un punto de vista encomiablemente expansivo del mundo.

El poema “¿Ahora qué?” es emblemático del planteamiento de Sharif. Cuando ella mira dentro de su contenedor de mantequilla de ajo (que de hecho es aceite de soja), ella ve “un relieve de trabajadores, de guadañas, / campos de soja”. Inmediatamente conecta a estos trabajadores a hechos que puedan provenir de la historia de su propia familia:

Éramos curtidores

empujados a los márgenes de la

ciudad

una vez, por el hedor, el burbujeo de cubas

de carne y piel desatada,

en la época en que la ciudad empujaba,

cuero

balde tras balde de cuero, su propia

agua de pozos. Luego trabajábamos

en las cafeterías

en las

oficinas petroleras de los

británicos. Luego, revolución.

Fácil.

Esta serie de imágenes concretas y reveladoras contiene un atisbo al desarrollo industrial y política de una nación entera. El alcance histórico de estos versos, yuxtapuesto con su economía de expresión, es impresionante. En un desafío implícito al lector, el título del poema plantea la cuestión de cómo esta historia se desarrollará.

El poema concentrado y denso “La casa del amo” se refiere a prácticamente cada uno de los temas importantes del libro y muestra sus interconexiones. Cuestiones de las fronteras nacionales y sociales se plantean concretamente en la imagen de un cacheo al desnudo por un oficial de aduanas y en el comentario de un padre de que la gente en “estados rojos” están lindos “siempre y cuando no vivas a su lado”. Próximo, y no es una coincidencia, vienen imágenes de los ricos, que cenan con porcelana y “esconden su podredumbre” con “sobrecitos de lavanda y forro de cedro”. La poeta expresa su oposición profunda, aunque humorísticamente ineficaz, a este estrato social: “Poner diurético en su café y creer que es erosivo para el estado”. Relacionada a estas cuestiones es la del distanciamiento de la poeta del idioma de sus padres, “El inglés es tu primera derrota”.

En ciertos lugares, se suenan pistas de duda y desánimo durante el poema. Cerca del inicio, la poeta está insegura sobre cómo continuar, “sin ni una voz, una musa, un modelo”. Para el fin, ella ya no recuerda el propósito para el que lograr aguanta estas dificultades. Estas pistas encuentran un eco en otros poemas, también, como en uno en que Sharif se niega la idea de traducir los poemas del poeta iraní bien conocido Forough Farrokhzad al inglés. Pero uno siente sobre todo que el placer de Sharif en el mundo material y social, y su oposición ardiente a la injusticia, le da un motivo amplio para continuar.

Un momento de debilidad es “Aprender el persa”, una serie de palabras cargadas de tensiones políticas escritas fonéticamente (“deek-tah-tor / behn-zeen” [dictador, benceno], “ahm-pee-ree-ah-lizm” [imperialismo]). El poema fracasa en proveer una percepción significante, y el humor suena un poco hueco.

La mayoría de los poemas en Costumbres son comparativamente breves, pero dos poemas más largos le dan a Sharif el espacio para una consideración mucho más sostenida de sus temas. La extensión de los poemas desmerece, naturalmente, su sentido de inmediatez, pero da espacio amplio para la perspectiva más amplia de Sharif. Los poemas más largos también incluyen más pensamientos personales que los demás, un hecho que refuerza las impresiones duraderas que dejan.

Solmaz Sharif, 2017 (Foto: slowking4)

En “Sin el que”, Sharif describe cómo la vida le ha acostumbrado a dejar pasar, incluso dejar atrás un sentido de pérdida. Sin embargo, aunque ella misma se siente un extranjero durante sus visitas a Irán, ella todavía se pregunta cómo sería su vida si ella hubiera vivido ahí. Contempla una puerta que habría abierto para alguien, si se hubiera quedado. “ ¿Habrías tocado para mí? / pregunto al vecino”. El poema es casi melancólico, pero también claro.

En “Un contrario” la madre de la poeta remueve libros políticamente inconvenientes de las estanterías de una biblioteca escolar en preparación para una visita del sha. Percibimos en un vistazo la oposición que engendra esta represión mientras los estudiantes se imaginan apuntando rifles al sha. “Te recordaron que todo // era propiedad del Occidente”, escribe Sharif. Sin embargo, Irán también es una tierra de poemas ancianos recitados según las melodías que sus padres cantan. Es “una piscina / rodeada // con plantas de hoja perenne, / agujas cayéndose // al agua”. El poema termina con una amenaza implícita de rebelión que se inspira en factores políticos y personales.

Costumbres continúa los temas políticos de la primera antología de Sharif y nos recuerda que la poesía política no tiene que ser ni didáctica ni afectada. La oposición saludable de Sharif al imperialismo es palpable por toda la obra. Además, su colocación de temas personales dentro de un contexto social e histórico más amplio enriquece la percepción que ofrecen los poemas. Estos poemas en ciertas ocasiones se muestran los dientes, pero también nos recuerda de los placeres de la vida. Costumbres es una respuesta inteligente y alentadora frente a la actualidad que merece a muchos lectores.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 21 de marzo de 2022)