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Perspectiva

El envío de armas a Ucrania por parte de EE.UU. y la OTAN para una ofensiva militar contra Rusia pregona una escalada masiva y peligrosa

El carácter imperialista de la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia sobre Ucrania se está volviendo cada vez más evidente. El Gobierno ucraniano, armado hasta los dientes con equipo militar suministrado por EE.UU. y sus aliados europeos, ha logrado avances iniciales en las primeras seis semanas de la guerra. EE.UU. y las potencias de la OTAN están presionando la ofensiva con el objetivo de derrotar militarmente a Rusia, instigar una masiva crisis política y cambiar el régimen en Moscú.

“La decisión de Eslovaquia de entregarle una unidad de defensa antiaérea S-300 de la era soviética a Ucrania, un paso realizado con la aprobación de EE.UU., representa una nueva etapa de la guerra”, escribió el New York Times el sábado. La “unidad de defensa” de hecho es un sistema de tierra-aire que se utilizaría para derribar aviones rusos.

Reino Unido también se comprometió el fin de semana a enviar 120 vehículos acorazados y un sistema de misiles antibuques a Ucrania, además de $130 millones de armas adicionales prometidas por el primer ministro británico Boris Johnson el viernes. Las armas antibuques le permitirán al ejército ucraniano atacar directamente los buques de guerra rusos frente a las costas ucranianas en el mar Negro. El anuncio se produjo cuando Johnson realizó un viaje no anunciado a Kiev el sábado para declarar su apoyo ilimitado al Gobierno ucraniano.

Un soldado ucraniano camina sobre un vehículo de combate en Bucha, Ucrania, 7 de abril de 2022 (AP Photo/Vadim Ghirda)

La entrega de más armas a Ucrania le posibilitará realizar ataques directos a suelo ruso. “Hasta ahora, el Gobierno de Biden no había estado dispuesto a entregar armas que le permitirían a Ucrania atacar profundamente dentro del territorio ruso”, escribió el Times, “a pesar de que algunos expertos dicen que causar daños a los campos aéreos militares de Rusia mejorarían las posibilidades de Ucrania de resistir a una nueva ofensiva”.

El periódico citó al teniente coronel retirado del Ejército, Alexander Vindman, uno de los principales oficiales estadounidenses que exige emprender acciones más agresivas contra Rusia, indicando que “la capacidad de atacar objetivos más al interior” dentro de Rusia es una “brecha crítica” que debe superarse.

La guerra en Ucrania fue instigada por las potencias imperialistas a través de la expansión intransigente de la OTAN en Europa del este, la transformación de Ucrania en un arsenal de la OTAN y en una base de operaciones para atacar Rusia, y la negativa a negociar las demandas rusas de garantías de seguridad.

Estados Unidos y la OTAN quieren que la guerra continúe. El objetivo, tal como lo expresó Biden en su discurso de Varsovia, es el cambio de régimen en Rusia. Los reveses iniciales sufridos por el ejército ruso han llevado a la Administración de Biden a creer que la OTAN puede infligir una gran derrota militar que desestabilice fatalmente el régimen de Putin y lleve a su sustitución por un golpe de Estado dirigido por fuerzas pro-OTAN dentro de sectores de la oligarquía.

Si este fuera el resultado, la consecuencia política sería el sometimiento de Rusia a una forma de tutela controlada por Estados Unidos, lo que despejaría el camino para su ruptura territorial y la apertura de su vasta extensión geográfica al control y la explotación sin restricciones de Estados Unidos y otras potencias de la OTAN.

La ampliación de los objetivos estratégicos de la OTAN aumenta enormemente la probabilidad de un enfrentamiento militar no velado entre sus fuerzas y Rusia. El proceso de escalada tiene su propia lógica. No es difícil imaginar cualquier número de escenarios que transformen la guerra por delegación en un conflicto directo a gran escala, incluso hasta el punto de un conflicto nuclear.

Por ejemplo, si Ucrania utiliza equipos militares avanzados suministrados por la OTAN para infligir muchas bajas entre las tropas rusas, e incluso lanza ataques con misiles contra territorio ruso, es muy probable que Rusia tome represalias apuntando a los países de la OTAN que suministran o facilitan el transporte de las armas letales.

La voluntad de la Administración de Biden de arriesgar una guerra nuclear no es nada menos que una imprudencia criminal monumental. Pero es una imprudencia impulsada por imperativos económicos y políticos que no puede controlar. Una vez más, la burguesía —tomando prestada una frase empleada por León Trotsky en 1938, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial— se desliza como en tobogán hacia el desastre con los ojos cerrados.

La intersección de los procesos históricos fundamentales y las crisis socioeconómicas actuales subyace a este avance hacia el desastre. Determinado y desesperado por mantener su posición dominante en la economía mundial, Estados Unidos considera que la eliminación de Rusia como obstáculo territorial y geopolítico es una preparación esencial para el inevitable enfrentamiento con China. En el nuevo reparto del mundo previsto por el imperialismo estadounidense, los vastos recursos del masivo territorio euroasiático deben quedar bajo su control.

El impulso para lograr esta ambición parcialmente enloquecida de dominación mundial se ha visto acelerado por la extrema crisis interna de Estados Unidos. La clase dominante estadounidense se ha convencido de que la guerra proporcionará el cemento para una sociedad desgarrada por contradicciones sociales, económicas y políticas para las que no tiene soluciones racionales.

En cuanto a Rusia, la desastrosa decisión de lanzar la guerra, cayendo así en la trampa tendida por Estados Unidos y la OTAN, fue un error de cálculo que tiene sus raíces en la disolución estalinista de la Unión Soviética hace 30 años, que colocó a las masas de trabajadores de Rusia a merced de una oligarquía corrupta cuya codicia solo es comparable con su miopía estratégica y su bancarrota política.

Putin se engañó a sí mismo creyendo que podía presionar a la OTAN para que proporcionara a Rusia garantías de seguridad que permitieran al Kremlin disfrutar de beneficios oligárquicos sin una excesiva intervención de Occidente. Pero Putin, acérrimo opositor al marxismo y a la Revolución de Octubre de 1917, demostró así una total incomprensión de las fuerzas motrices del sistema imperialista mundial.

Habiendo iniciado la guerra, el régimen de Putin se ve cada vez más arrastrado a un conflicto existencial.

El World Socialist Web Site se opuso a la invasión rusa de Ucrania, pero no porque neguemos el hecho de que Rusia se enfrenta a un cerco imperialista y al peligro de ser sometida con grilletes neocoloniales, sino porque no es posible oponerse al imperialismo con los métodos reaccionarios de la oligarquía rusa, el aventurerismo militar y el chovinismo nacional.

La clase obrera rusa e internacional solo puede detener la guerra y derrotar al imperialismo a través de la escalada de la lucha de clases, con el objetivo de tomar el poder, expropiar a las élites capitalistas, abolir el sistema de Estados nación y crear una federación socialista mundial.

El Primero de Mayo de 2022, para el que solo faltan tres semanas, debe dedicarse este año a hacer un llamado a una lucha internacional contra la agresión y la guerra imperialistas sobre la base de la perspectiva y el programa de la revolución socialista mundial.

Los trabajadores de Estados Unidos y de los países de la OTAN deben denunciar la guerra por delegación y exigir que se detenga inmediatamente la instigación del conflicto por parte de la OTAN y la entrega de armas a sus agentes ucranianos.

La clase obrera rusa debe repudiar enfáticamente la invasión del Kremlin. La oposición al imperialismo de la OTAN depende de la reactivación en Rusia y en toda la antigua URSS de los principios leninistas-trotskistas del internacionalismo socialista que inspiraron la Revolución de Octubre.

La crisis del capitalismo mundial ha producido todas las condiciones objetivas necesarias para un movimiento de la clase obrera internacional contra la guerra imperialista. Dos años de muertes masivas y dislocación social producidas por la respuesta de la clase dominante a la pandemia del COVID-19 están dando paso ahora al impacto directo de la guerra, que se ve reflejado en el aumento rápido del coste de vida.

El corte de las exportaciones de alimentos y fertilizantes de Ucrania y Rusia ya está creando condiciones catastróficas en todo Oriente Próximo, África y Asia. Está alimentando el creciente movimiento huelguístico en Europa y Estados Unidos, donde los trabajadores se enfrentan a niveles de inflación no vistos en cuatro décadas.

Esta oposición, sin embargo, debe desarrollarse en forma de un movimiento político consciente por el socialismo. Esto significa la construcción del Comité Internacional de la Cuarta Internacional y de sus Partidos Socialistas por la Igualdad afiliados en cada país.

Siguiendo esta perspectiva, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional celebra su Mitin Internacional En Línea del Primero de Mayo. Hacemos un llamado a todos nuestros lectores, y a todos los trabajadores del mundo, para que se inscriban, asistan a este mitin y asuman la lucha por el socialismo y construyan un movimiento mundial contra el imperialismo y la guerra.

(Publicado originalmente en inglés el 8 de abril de 2022)

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