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Perspectiva

Se expanden las protestas masivas por todo el mundo ante el alza de los alimentos y la gasolina

Los aumentos intolerables al coste de vida desencadenados por la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia en Ucrania están produciendo una masiva ola de protestas de la clase obrera en todo el mundo. Dos años desde el inicio de una pandemia que se ha cobrado 20 millones de vidas y continúa, la ira social acumulada en las mesas de comedor y las fábricas de todo el mundo se está desbordando hacia las calles. Masas compuestas por todos los orígenes raciales, étnicos y lingüísticos están llegando a la misma conclusión: la vida no puede seguir como antes.

Cincuenta días tras la invasión rusa de Ucrania, hay protestas en todos los continentes. Los manifestantes están desafiando los estados de emergencia y respondiendo a la represión policial con movilizaciones cada vez más grandes e intensas. Las protestas en Perú, Sudán y Sri Lanka no solo continúan, sino que se están expandiendo a países más densamente poblados y urbanos. En los países imperialistas principales, los mismos Gobiernos que planificaron la crisis de guerra actual se enfrentan a movimientos de huelgas cada vez más amplios que las burocracias sindicales están intentando contener desesperadamente.

Un estudiante universitario de Sri Lanka grita consignas exigiendo la renuncia del presidente Gotabaya Rajapakse durante una protesta antigubernamental cerca del Parlamento en Colombo, Sri Lanka, 8 de abril de 2022 (AP Photo/Eranga Jayawardena)

En los últimos días, los trabajadores municipales, los empleados gubernamentales, los trabajadores petroleros, los trabajadores de telecomunicaciones y los docentes de Irán realizaron huelgas para exigir aumentos masivos a sus salarios y pensiones. El economista Ibrahim Razzaqi le dio al periódico Shara que “la sociedad se esta volviendo cada día menos tolerante ante todos sus problemas” y que Irán estaba viviendo “un estallido popular por el estado crítico de las condiciones de vida”.

En Indonesia, el cuarto mayor país del mundo por población, hubo manifestaciones estudiantiles la semana pasada por el alza en el aceite para cocinar y el anuncio reciente del presidente Joko Widodo de que panea quedarse en el poder por un término más. Las manifestaciones en Yakarta, Célebes Meridional, Java Oriental y otras áreas se enfrentaron a una represión policial brutal, incluyendo un manifestante que sufrió heridas potencialmente letales.

En Pakistán, las preocupaciones de la clase gobernante por las protestas contra el aumento en los precios están en el seno de la reciente deposición parlamentaria del primer ministro Imran Khan. The Diplomat señaló el jueves que los precios de los alimentos aumentaron 15 por ciento en el último año y que, como Sri Lanka y Perú, “Pakistán es la última víctima de la inestabilidad política. La existencia de pánico en los mercados de materias primas y financieros; la espiral global inflacionaria, el aumento en los precios de los alimentos y el estallido de protestas especialmente en los mercados emergentes, muestra que este proceso no estará confinado a Pakistán ni Sri Lanka”.

En Latinoamérica, una región que se consideraba relativamente protegida de la caída en las exportaciones rusas y ucranianas, hubo protestas la semana pasada en Buenos Aires, Argentina, donde los camioneros obstruyeron las exportaciones de granos. El País indicó el jueves que “el conflicto en las calles está creciendo junto a la pérdida del poder adquisitivo de la divisa local”, que vio una inflación de 6,7 por ciento de marzo a abril y 55 por ciento anual.

Una huelga de camioneros, taxistas y autobuseros detuvo Honduras la semana pasada, y el Gobierno de Xiomara Castro respondió aumentando los pases para los pasajeros de clase trabajadora.

El malestar social está creciendo también en los centros del imperialismo mundial. En Estados Unidos, donde la inflación anual alcanzó 8 por ciento, 30.000 porteros de los apartamentos de lujo de la ciudad de Nueva York votaron a favor de autorizar una huelga el jueves. Esta poderosa señal de oposición se produce semanas antes de que se expiren los contratos de cientos de miles de trabajadores en varias industrias críticas.

En Reino Unido, The Guardian advirtió en un editorial la semana pasada que el país “se está deslizando hacia una crisis social y económica como su población no había visto en décadas. Los recibos de los combustibles para los hogares superarán los £2.400 para el otoño, mientras el coste de una compra de supermercado se está disparando”. La inflación en Reino Unido alcanzó 7 por ciento el mes pasado, el nivel más alto desde 1992”.

El diario señaló: “Según una proyección, uno de cada tres británicos —23,5 millones de personas— no podrá pagar el coste de vida este año”.

En todos los países, los huelguistas y manifestantes luchan por cuestiones de vida o muerte. Los precios mundiales de los alimentos han subido un 34 por ciento desde el año pasado. La invasión rusa de Ucrania es brutal y temeraria, pero ¿quién puede creer las lágrimas de cocodrilo de los Gobiernos de la OTAN y de sus propagandistas de los medios de comunicación corporativos cuando ellos son los que están prolongando la guerra y eso es lo que está sumiendo a miles de millones en el hambre en diferentes grados de inmediatez?

En la empobrecida África occidental y oriental, decenas de millones se enfrentan a la inanición. En Oriente Próximo y el norte de África, las ya escasas reservas de alimentos se agotarán en cuestión de semanas. Todas estas son regiones devastadas por el impacto de las guerras estadounidenses de los últimos 30 años. Y en la medida en que la guerra en Ucrania se prolonga hasta la cosecha de la primavera, los cultivos que habrían alimentado a miles de millones de personas quedarán abandonados. En los próximos meses, los recortes en las exportaciones de fertilizantes de Rusia y Bielorrusia reducirán el rendimiento mundial de los cultivos básicos hasta la mitad.

La semana pasada, Naciones Unidas publicó una cruda advertencia sobre el auge de luchas de la clase trabajadora mundial. El documento, titulado “Impacto global de la guerra en Ucrania en el sistema alimentario, energético y financiero”, afirma que “la guerra en Ucrania, en todas sus dimensiones, está produciendo alarmantes efectos en cascada a una economía mundial ya golpeada por el COVID-19 y el cambio climático, con impactos particularmente dramáticos en los países en desarrollo”.

La ONU advirtió que el 60 por ciento de los Gobiernos de los países en desarrollo están tan endeudados con los bancos y las empresas del mundo que no podrán proporcionar subsidios a los afectados por el aumento de los precios. Otro factor clave en la explosividad de las recientes protestas, reconoció la ONU, es el devastador impacto de la pandemia de coronavirus en la clase trabajadora, que ha producido “grandes cicatrices sociales y económicas”.

Lo que está surgiendo ahora, escribió la ONU, es una “tormenta perfecta” de descontento social: “En un entorno con niveles ya elevados de estrés socioeconómico debido a los impactos del COVID-19, el aumento de los precios de los alimentos amenaza con provocar efectos de descontento social”.

Estas nerviosas declaraciones de las principales instituciones del dominio capitalista muestran que los Gobiernos imperialistas han fracasado en su esfuerzo por utilizar la guerra para desviar las crecientes tensiones internas. Por el contrario, la escalada hacia la guerra mundial está produciendo explosiones sociales.

El estallido espontáneo de protestas en todo el mundo es un proceso objetivo, producido por la enorme crisis del sistema capitalista mundial. La transformación de este proceso objetivo en un movimiento consciente por el socialismo depende de la construcción de la dirección revolucionaria, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional.

El CICI, sus Partidos Socialistas por la Igualdad afiliados, los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social y la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base celebrarán un mitin en línea el 1 de mayo, el día de la solidaridad internacional de la clase obrera.

(Publicado originalmente en francés el 15 de abril de 2022)

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