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Primero de Mayo de 2022: Las lecciones de la elección francesa entre Macron y Le Pen

Este es el reporte de Alex Lantier en el Mitin Internacional En Línea del Primero de Mayo de 2022. Alex Lantier es secretario nacional del Partido Socialista por la Igualdad (Parti de l’égalité socialiste) en Francia. Puedes ver todos los discursos aquí: wsws.org/mayday.

Alex Lantier es secretario nacional del Partido Socialista por la Igualdad (Parti de l’égalité socialiste) en Francia

Transmito los saludos fraternales del Partido Socialista por la Igualdad de Francia a esta celebración internacional de los trabajadores.

En Francia, como en el resto del mundo, las celebraciones del Primero de Mayo tienen lugar a la sombra de la guerra imperialista de las potencias de la OTAN contra Rusia en Ucrania.

Un abismo de clase separa la actitud de los trabajadores hacia la guerra de aquella de la clase gobernante en Francia. No hay ningún apoyo para la invasión reaccionaria de Ucrania emprendida por el régimen capitalista del presidente ruso Vladímir Putin. Pero la brutal ofensiva de la OTAN contra Rusia, y la amenaza de una escalada nuclear, preocupan a la gran mayoría de la población francesa.

Detener el impulso de la OTAN hacia la guerra requerirá la movilización internacional de la clase obrera, en una lucha renovada por el socialismo. Las recientes elecciones presidenciales francesas, celebradas el 24 de abril, demostraron que la lucha contra la guerra no puede llevarse a cabo a través de las urnas. Ambos candidatos en la segunda ronda, el presidente “liberal” Emmanuel Macron y la neofascista Marine Le Pen, trataron de evitar cualquier referencia al peligro de una guerra mundial.

Le Pen pretendía que todo el mundo olvidara su hostilidad hacia el islam y su apoyo a Donald Trump, mostrando simpatía hacia Moscú. Aplaudió las conversaciones entre Macron y Putin y las presentó como iniciativas para la paz. ¡Qué mentira!

Macron no fue mejor. Reconoció el enorme papel desempeñado por Rusia y por toda la Unión Soviética en la derrota de los ejércitos nazis y la liberación de Europa del yugo nazi durante la Segunda Guerra Mundial, pretendiendo que una Europa ilustrada ha aprendido de la historia. En oposición a la invasión rusa de Ucrania, Macron evocó el recuerdo de la masacre nazi de Oradour-sur-Glane en Francia, durante la liberación.

Pero en realidad, la OTAN no quiere liberar, sino someter a los trabajadores. Macron está completamente alineado con Washington y la OTAN, que declaran abiertamente su objetivo de “quebrantar” Rusia. Biden dijo ante la Mesa Redonda de Negocios, una asociación patronal estadounidense, que los líderes del Pentágono predicen entre 45 y 60 millones de muertes en las guerras que decidirán quién liderará un “nuevo orden mundial”.

El imperialismo francés espera su parte del botín de un nuevo reparto del mundo. Por lo tanto, París está entregando armas al ejército ucraniano y a las milicias de extrema derecha que están matando a soldados rusos en nombre de la OTAN. Al amparo de la fachada “liberal” de Macron, la clase capitalista francesa sigue una política exterior de extrema derecha.

¿Cuál es el emblema del Batallón Azov, la milicia neonazi al frente de la guerra contra Rusia? Es el Wolfsangel, el símbolo de la división nazi “Das Reich” de las SS, que llevó a cabo, tras llegar a Francia desde la Ucrania ocupada durante la Segunda Guerra Mundial, la misma masacre de Oradour.

La elección de este símbolo por parte del Batallón Azov, así como el silencio de Macron, no fue una casualidad. El modelo de la extrema derecha ucraniana es hoy Stepán Bandera, el líder de la colaboración ucraniana con los ocupantes nazis en la Segunda Guerra Mundial. Y en 2018, Macron reveló sus propias simpatías, mientras enviaba a la policía a atacar a los manifestantes de los “chalecos amarillos” que se movilizaban contra su política antiobrera, cuando aclamó al dictador colaboracionista francés Philippe Pétain.

En las elecciones presidenciales, el Partido Socialista por la Igualdad [PES en francés] llamó a los trabajadores a luchar por un boicot activo. El PES rechazó el argumento del “mal menor”, que presentaba falsamente a Macron como una alternativa a la extrema derecha. El PES insistió en que rechazar esta elección fraudulenta entre dos candidatos de extrema derecha era la única forma en que se podían preparar los trabajadores para la necesaria lucha contra el próximo presidente.

La intervención del PES en la elección demostró, una vez más, la importancia de la defensa del trotskismo llevada a cabo por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional. Al rechazar la “teoría” nacionalista del “socialismo en un solo país” de Stalin, así como las maniobras nacionales del aparato estalinista francés, el PES ha planteado una línea socialista e internacionalista contra la guerra y el peligro de una dictadura fascista.

En la primera ronda de las elecciones presidenciales el 10 de abril, el 22% de los votantes buscó expresar su oposición desde la izquierda votando por Jean-Luc Mélenchon. Al quedar justo por detrás del 23% de Le Pen, Mélenchon fue efectivamente eliminado de la contienda. Pero sus votos, concentrados en los jóvenes y en los suburbios obreros de las grandes ciudades, colocaron a Mélenchon y a su partido, Francia Insumisa, en una posición de poder.

El PES propuso una política activa de lucha por la clase obrera. Mélenchon pudo haber llamado a sus votantes a realizar huelgas y protestas contra la guerra y contra la segunda vuelta de Macron y Le Pen. Tal movimiento, en los barrios obreros de las grandes ciudades francesas, no sólo pudo haber paralizado la economía francesa, sino que pudo haber movilizado a los trabajadores a nivel internacional en una lucha contra la guerra. Pero Mélenchon reaccionó desmovilizando a sus propios partidarios. Pidió que se vote por Francia Insumisa en las elecciones legislativas de junio y prometió servir como primer ministro, ya sea bajo un presidente Macron o una presidenta Le Pen.

Esta fue una señal de que el entorno estalinista y socialdemócrata al cual pertenece la dirección de Francia insumisa bien podría acomodarse a un régimen neofascista en Francia, que libraría una guerra contra Rusia.

De hecho, antes de las elecciones presidenciales, todos los aparatos pequeñoburgueses, que durante el siglo veinte dominaron la izquierda y el movimiento obrero en Francia utilizando su amistad con la burocracia estalinista, se habían vuelto todos contra Rusia. El aparato sindical estalinista, la CGT, el Nuevo Partido Anticapitalista, de tendencia pablista, así como el propio Mélenchon, expresaron su apoyo a la OTAN contra Rusia en Ucrania.

La declaración de Mélenchon de que sería primer ministro bajo quienquiera que fuera el presidente de Francia, y alineamiento de los viejos aparatos proestalinistas con la OTAN y contra Rusia constituyen una advertencia. Los descendientes políticos de clase media de los opositores estalinistas del trotskismo están girando bruscamente hacia la derecha.

Sin embargo, el PES confía plenamente en las capacidades revolucionarias de la clase obrera francesa e internacional. Un abismo de clase separa a los trabajadores de las diversas formaciones políticas de la pseudoizquierda. La clase obrera, armada con la perspectiva política y las tradiciones de la Revolución rusa de octubre de 1917, será capaz de luchar y lograr la victoria contra el capitalismo y la guerra, y así construir un nuevo orden socialista.

(Publicado originalmente en inglés el 3 de mayo de 2022)