Español
Perspectiva

¡Apoyen la campaña de Will Lehman para presidente del UAW!

El World Socialist Web Site apoya la campaña de Will Lehman para presidente del sindicato United Auto Workers (UAW) y urge a movilizar el apoyo más amplio posible entre los trabajadores de EE.UU. e internacionalmente. Lehman, un socialista de 34 años y trabajador en la fábrica de ensamble de Mack Trucks en Macungie, Pennsylvania, inició su campaña por medio de una declaración por video la semana pasada.

El objetivo de esta campaña, como lo resumió Lehman en su video, es desarrollar una rebelión de las bases contra el aparato burocrático del UAW, como parte de una contraofensiva de los trabajadores en EE.UU. e internacionalmente.

“Mi campaña es distinta a todas las demás”, afirmó, “porque insisto en que reemplazar a un burócrata con otro no cambiará nada sobre el carácter de la burocracia al nivel de la ‘internacional’ ni de los locales del UAW”, dijo Lehman en una declaración en video. “Solo es posible tener cambio en la medida en que organicemos nuestra fuerza independiente a través de la formación de comités de base, compuestos y controlados por los propios trabajadores, no burócratas”.

Para demoler la masiva burocracia del UAW y romper su camisa de fuerza sobre los trabajadores, la plataforma de Lehman avanza una lista de demandas que incluyen:

  • La eliminación de las posiciones y los salarios abultados de los ejecutivos y otros oficiales que ganan seis cifras por nada más que traicionar a los trabajadores;
  • Poner fin a los programas “conjuntos de capacitación” del UAW con “Las Tres Grandes”—General Motors, Stellantis y Ford—. Estos programas se han utilizado para canalizar miles de millones de dólares de dinero patronal al UAW;
  • Control y supervisión de los trabajadores en todas las negociaciones de convenios colectivos, el conteo de votos y las condiciones de seguridad;
  • La elaboración de un programa basado en lo que los trabajadores realmente necesitan, incluyendo importantes aumentos salariales, la abolición de todas las escalas salariales, aumentos según el coste de vida (COLA) para protegerlos contra la inflación, coberturas médicas y pensiones para todos los trabajadores activos y jubilados.

La campaña de Lehman se produce en medio de una crisis extraordinaria y cada vez más intensa, que alcanza su mayor concentración en EE.UU. El capitalismo, es decir, el sistema social y económico que subordina todo al afán de lucro de la oligarquía corporativa y financiera, está demostrando en cada instancia que se encuentra en bancarrota.

Estados Unidos se caracteriza por sus niveles impresionantes de desigualdad social, que han aumentado enormemente durante los últimos dos años y medio de pandemia. El país se está cayendo a pedazos. La producción, el transporte y la infraestructura social son un caos plagado por niveles insuficientes de personal. La burguesía está respondiendo con un impulso para intensificar enormemente la explotación, lo que ha conducido a un aumento en las lesiones y muertes laborales.

Hay horrendos tiroteos masivos a diario, como el ocurrido en Highland Park, Illinois, el lunes; la pandemia continua del COVID-19 se ha cobrado más de un millón de vidas en EE.UU. y sigue infectando a más de 100.000 personas al día; la guerra por delegación de EE.UU. y la OTAN contra Rusia en Ucrania se está intensificando rápidamente y amenaza con convertirse en un conflicto nuclear; y hay ataques cada vez mayores contra los derechos democráticos y la amenaza de una dictadura fascista.

Las mismas condiciones prevalecen en todos los principales países capitalistas. Sin embargo, los trabajadores están comenzando a resistir. El estallido de huelgas grandes y otras luchas obreras en todo el mundo está acelerándose, viéndose alimentado por el aumento de los precios de los alimentos y la gasolina.

El mes pasado, decenas de miles de trabajadores ferroviarios en Reino Unido realizaron su primera huelga nacional en una generación. En las últimas semanas, las huelgas o los votos para autorizarlas se han expandido por toda la industria internacional de aerolíneas.

En Sri Lanka, una nación isleña frente a las costas de India, inició una ola de manifestaciones masivas en marzo por el desabastecimiento de comida y combustibles y la inflación descontrolada, la cual fue seguida por una serie de huelgas generales de un día. La semana pasada, los trabajadores sanitarios hicieron huelga, denunciando al Gobierno por privarlos del combustible y los medios de transporte necesarios para trabajar, lo que ha amenazado con hacer colapsar el sistema nacional de salud.

Las huelgas docentes se han expandido de un país a otro, desde Brasil a Uganda y de Australia a China, impulsadas por el enojo por la caída de sus salarios reales y los recortes a los presupuestos escolares. Y, las industrias automotrices y pesadas globales están evidenciando luchas militantes. En Corea del Sur, es inminente una huelga de 40.000 trabajadores automotores en la empresa global automotriz Hyundai que exigen importantes aumentos a salarios, prestaciones y pensiones.

En Estados Unidos, la respuesta de la Administración de Biden y del Partido Demócrata ha sido intentar reforzar el aparato sindical, integrándolo cada vez más directamente en las estructuras de la dirección y del Estado. Cuando Biden se autodenomina el “presidente más prosindical de la historia”, es porque su Administración considera que el aparato sindical y sus ejecutivos privilegiados son cruciales para disciplinar a los trabajadores para que acepten la austeridad y la guerra.

Sin embargo, como lo había anticipado el WSWS desde hace tiempo, el renovado estallido de la lucha de clases mundial está tomando la forma de una rebelión contra las burocracias sindicales, que han pasado las últimas cuatro décadas reduciendo los niveles de vida de los trabajadores en nombre de la clase dominante.

La rebelión de los trabajadores contra los sindicatos proempresariales se reflejó inicialmente en el abrumador rechazo de los contratos respaldados por los sindicatos en el último año. Los trabajadores rechazaron de forma abrumadora al menos ocho contratos respaldados por el UAW, empezando por el rechazo del 91 por ciento de los trabajadores de Volvo Trucks a un contrato favorable a la empresa en mayo de 2021.

Más recientemente, cientos de trabajadores de Ventra Evart, una fábrica de autopartes en la zona rural de Míchigan, votaron por un asombroso 95 por ciento en contra de un acuerdo respaldado unánimemente por el equipo de negociación de la UAW, después de que el representante de la sede del UAW para la región 1-D, Dan Kosheba, dijera a los trabajadores que no merecían ni lograrían salarios más altos porque “no son parte de Las Tres Grandes”.

En varias luchas del último año, los trabajadores han dado los primeros pasos para organizarse de forma independiente. En Volvo, en la autopartista Dana Inc. y en el gigante de la maquinaria agrícola John Deere, y ahora en Ventra, los trabajadores formaron comités de base en las fábricas para articular y luchar por sus necesidades, unificar sus luchas y superar el aislamiento y el apagón informativo impuestos por los directivos del sindicato.

La elección del presidente y la junta ejecutiva del UAW este año solo se produce debido a la intervención del Estado en una crisis que ha sacudido al sindicato desde 2017, cuando salió a la luz pública un escándalo de corrupción de gran alcance. Las revelaciones de la investigación federal confirmaron lo que los trabajadores ya sospechaban desde hace tiempo: el UAW está controlada por estafadores y mafiosos a sueldo de las corporaciones.

Sin embargo, el UAW no es más que un ejemplo particularmente evidente de un proceso universal. Basándose en un programa nacionalista reaccionario, los sindicatos respondieron a la globalización de la producción a finales de los años 70 transformándose en herramientas de la oligarquía empresarial y financiera. La integración cada vez más estrecha de los sindicatos con las corporaciones y el Estado ha coincidido con un aumento masivo de la riqueza y los privilegios del aparato sindical, que ha desarrollado intereses materiales--como una gran cantidad de acciones de las empresas--que lo enfrentan en contra de los intereses de los trabajadores.

Significativamente, Lehman ha apostado por una orientación internacional en el centro de su campaña, declarando en su vídeo: “Debemos luchar tomando en cuenta los intereses de todos los trabajadores, ya que nuestras luchas están conectadas por la naturaleza global de la producción”. Lehman dijo que su campaña se identifica con la Alianza Internacional Obrera de los Comités de Base (AIO-CB) y que la respalda. La AIO-CB fue lanzada hace poco más de un año por el World Socialist Web Site y los Partidos Socialistas por la Igualdad afiliados, con el fin de proporcionar el marco organizativo para que los trabajadores coordinen y unifiquen sus luchas a nivel mundial contra las corporaciones transnacionales.

El objetivo de la campaña es romper el dominio del aparato sindical sobre los trabajadores. De este modo, sigue una larga tradición dentro del movimiento trotskista. Trotsky escribió en “Los sindicatos en la época de la decadencia imperialista”, un ensayo publicado póstumamente en 1941 después de su asesinato por un agente estalinista en agosto de 1940, que es necesario “movilizar a las masas, no solo contra la burguesía, sino contra el régimen totalitario dentro de los propios sindicatos y los dirigentes que hacen valer este régimen”.

Sin embargo, el objetivo último de tal rebelión es el establecimiento del control obrero de la producción y la reorganización de la sociedad sobre la base de las necesidades humanas, no del lucro privado. Lehman explicó en su declaración que se presenta como socialista. “Los trabajadores tienen muchas ideas equivocadas sobre el socialismo”, dijo. “Esto se debe a que ha habido muchas mentiras sobre lo que es. El socialismo significa una sociedad basada en el principio de igualdad, en la que la producción es controlada democráticamente por los trabajadores, no por una élite de milmillonarios y accionistas”.

La campaña de Will Lehman para la presidencia del UAW merece y requiere el apoyo activo y enérgico de todos los trabajadores: en primer lugar, de los trabajadores de autopartes y de la industria automotriz; de los trabajadores de Mack y Volvo Trucks; de los trabajadores de John Deere, Caterpillar y CNH en huelga; de los estudiantes de posgrado; de los trabajadores temporales, de los trabajadores a tiempo completo y de los jubilados; y de otros trabajadores que pertenecen al UAW.

Aunque se centra en la industria automotriz, la campaña sirve de modelo para los trabajadores de todas las industrias. El WSWS insta a todos los trabajadores a que la apoyen como parte de la lucha por el desarrollo de comités de base en sus fábricas, almacenes y lugares de trabajo.

Es de esperar que la burocracia del UAW haga todo lo posible para bloquear la candidatura de Lehman. Su éxito, sin embargo, depende del grado en que se convierta en un foco para el desarrollo de un movimiento amplio e interconectado de trabajadores en diferentes industrias y diferentes países, avanzando la lucha por unificar a la clase obrera internacional en torno a sus intereses de clase comunes.

Para ello, el WSWS pide el mayor apoyo posible a la campaña de Will Lehman entre sus lectores y los trabajadores de todo el mundo.

VisitaWillForUAWPresident.orgpara más información sobre la campaña de Will Lehman.

(Publicado originalmente en inglés el 5 de julio de 2022)

Loading