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Perspectiva

Una campaña socialista en las elecciones a presidente del sindicato UAW

Esta semana, el sindicato del sector automotor estadounidense United Auto Workers (UAW) celebrará su 38ª convención cuatrienal en Detroit.

La convención votará sobre establecer elecciones directas para la conducción de la organización por primera vez en 70 años. El sindicato se vio obligado a hacerlo después de un referéndum realizado bajo supervisión de un monitor asignado por un tribunal debido al escándalo de corrupción que envolvió a toda la cúpula del UAW. Los delegados también nominarán a candidatos para las elecciones, las cuales se llevarían a cabo en octubre y noviembre.

El World Socialist Web Site respaldó a William Lehman, un trabajador de 34 años en la planta de camiones Mack Trucks, para presidente del UAW. En una carta dirigida a todos los miembros del UAW y enviada a decenas de miles de trabajadores la semana pasada, Lehman resumió las bases de su campaña.

Lehman señaló que “las décadas de contratos llenos de concesiones que ha presidido e impuesto el UAW han creado una situación en la que gran parte de nuestros miembros se ha empobrecido”. Los trabajadores se enfrentan a una alta inflación, la propagación nuevamente del COVID en las plantas y una explotación cada vez más intensa por parte de las empresas automotrices y de otros sectores.

Durante el último año, el UAW se ha dedicado a imponer contratos con concesiones favorables a las empresas ante una oposición cada vez mayor de las bases, incluyendo votos de más del 90 por ciento de los trabajadores rechazando tales contratos en Volvo Trucks, Dana, Deere y, más recientemente, la empresa de autopartes Ventra.

La carta señala al masivo escándalo de corrupción que implicó a docenas de ejecutivos del UAW, incluyendo a los dos predecesores del actual presidente Ray Curry. Sin embargo, Lehman explicó que no es posible entender esta corrupción fuera del carácter del propio UAW. “La corrupción es un producto de la subordinación de nuestros intereses al afán de lucro de la patronal por parte de la burocracia del UAW”, escribió.

El UAW, explicó, “es un sindicato solo por nombre”. Todas las funciones que tradicionalmente se han relacionado con los sindicatos fueron abandonadas. Lo controla un aparato masivo con más de mil millones de dólares en activos y un pago anual de más de $75 millones en salarios. Existe para sofocar la oposición y vigilar como policías a la clase obrera.

La campaña de Lehman no busca reformar la burocracia del UAW. “Mi campaña”, explicó, “busca encabezar un movimiento masivo de las bases para abolir la dictadura del aparato y transferir el poder y el control de toda la toma de decisiones a las bases en las plantas automotrices y los otros lugares de trabajo”.

La campaña avanza un programa de lucha, que incluye aumentos salariales masivos, la indexación salarial según el coste de vida (COLA, por sus siglas en inglés), el fin de todos los niveles salariales y del empleo a tiempo parcial, la financiación completa de las pensiones y de una cobertura médica de alta calidad para los trabajadores activos y jubilados, y el restablecimiento de la jornada de 8 horas.

Lo más significativo, sin embargo, es el hecho de que Lehman plantea una perspectiva socialista e internacionalista que ha sido excluida y bloqueada por el UAW y todos los sindicatos durante tanto tiempo.

El UAW y los demás sindicatos industriales se establecieron en la década de 1930 mediante batallas de clase militantes e insurreccionales dirigidas por socialistas. La caza de brujas contra los socialistas en las décadas de 1940 y 1950, que en el UAW fue dirigida por Walter Reuther, estuvo ligada a la subordinación de los trabajadores al sistema capitalista y al Partido Demócrata.

La expulsión de los socialistas de la dirección del UAW inició un proceso de degeneración que, en última instancia, condujo a la desaparición de los sindicatos como organizaciones de la clase obrera en cualquier sentido significativo de la palabra. A partir del rescate de Chrysler en 1979, el aparato del UAW, en respuesta al prolongado declive de la posición global del capitalismo estadounidense, acordó a una serie de contratos proempresariales que establecieron una relación cada vez más directa entre el sindicato y la gerencia de las empresas.

“Soy socialista”, declaró Lehman. “El socialismo reconoce que la sociedad está dividida en clases. Ahora mismo hay una guerra de clases, pero solo una clase está luchando. El socialismo significa poner las fuerzas productivas del mundo bajo el control democrático de la clase trabajadora y distribuir los recursos, no para enriquecer a un puñado de multimillonarios, sino para satisfacer las necesidades de toda la raza humana”.

La carta estableció la oposición de la campaña tanto al Partido Demócrata como al Partido Republicano, que “a pesar de todas sus luchas internas... están controlados por la élite gobernante”. Y añadió:

El UAW forma parte de esta red de control político destinada a privar a los trabajadores de toda voz. Y me parece repugnante que después de décadas en las que se nos ha dicho que “no hay dinero” para las escuelas, la infraestructura pública o los servicios sociales, ambos partidos –incluidos los políticos elegidos con el respaldo del UAW— encuentren 40.000 millones de dólares para intensificar una guerra contra Rusia por el control de Ucrania que podría borrar a la humanidad

El Gobierno de Biden está promoviendo agresivamente a los sindicatos como un instrumento para suprimir la lucha de clases y como un mecanismo para disciplinar a la clase obrera en apoyo al impulso bélico de la clase dominante. En su informe publicado para la convención, el presidente del UAW, Curry, apoya explícitamente la guerra de Estados Unidos contra Rusia por el control de Ucrania, así como la agitación contra China de la Administración de Biden.

La carta de Lehman también declaró su oposición al nacionalismo promovido por el UAW y su apoyo a la Alianza Internacional Obrera de los Comités de Base. “Nos enfrentamos a gigantescas corporaciones transnacionales, y debemos vernos como parte de un movimiento internacional para poder ganar”.

En vísperas de la convención, Lehman ha participado en reuniones con trabajadores de Ford de Alemania y la India, patrocinadas por la AIO-CB, para discutir una campaña unida de la clase obrera internacional contra los recortes de empleos y la explotación empresarial

No cabe duda de que el aparato del UAW hará todo lo posible para bloquear la campaña de Lehman. En cuanto a las organizaciones de la pseudoizquierda, que se hacen pasar por “reformistas” pero que en realidad trabajan para reforzar el aparato, han guardado un silencio total. Lo último que quieren estas organizaciones de la clase media acomodada es un movimiento de trabajadores desde abajo.

La campaña de Will Lehman para presidente del UAW marca un nuevo punto de partida para la clase obrera. Independientemente de que los delegados de la convención del UAW nominen a Lehman y garanticen que su nombre aparezca en la papeleta, la campaña de Lehman está atrayendo un amplio apoyo de los trabajadores de todo el país. Se produce en el contexto de explosivas luchas de clases en EE.UU. y en todo el mundo.

En todos los continentes, los trabajadores se manifiestan contra el aumento del coste de la vida, exacerbado en gran medida por la guerra dirigida por Estados Unidos contra Rusia en Ucrania. Para detener la guerra imperialista y hacer frente a la urgente crisis del coste de la vida, este movimiento debe romper la camisa de fuerza de los sindicatos procapitalistas y nacionalistas y adquirir un carácter socialista e internacionalista.

El WSWS llama a todos los trabajadores en EE.UU. y el resto del mundo a que apoyen la campaña de Lehman. Pueden encontrar más información y donar en www.WillForUAWPresident.org.

(Publicado originalmente en inglés el 23 de julio de 2022)

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