Español
Perspectiva

El alza en el coste de la vida en EE.UU. lleva las tensiones de clases a un punto de ruptura

Los últimos datos sobre la inflación publicados el martes muestran que la clase obrera se enfrenta a meses de gran penuria debido al alza del coste de vida y la pérdida de valor adquisitivo de sus salarios. Los intentos de la clase gobernante de obligar a que la clase obrera pague por la crisis del capitalismo están conduciendo a los trabajadores de todo el mundo a luchar, incluyendo en Estados Unidos, donde los docentes, enfermeros posiblemente los ferroviarios están emprendiendo poderosas huelgas.

El alza de casi todos los bienes de consumo hizo que la inflación anual alcanzara 8,3 por ciento, según reportó el martes la Oficina de Estadísticas Laborales. Los alquileres, los víveres y los costos médicos impulsaron el aumento del índice de precios al consumidor en agosto. El mobiliario doméstico, los vehículos nuevos, los seguros vehiculares y la educación también vieron incrementos.

Para la clase trabajadora, la vida se está volviendo intolerablemente más cara día a día.

Los alquileres subieron 0,7 por ciento más en agosto, llevando el alza anual a 6,2 por ciento, el alza más alta desde 1986. Los servicios públicos aumentaron 2,1 por ciento en agosto y han hecho un salto espectacular de 19,8 por ciento en el último año. El costo de la comida incrementó 0,8 por ciento en el último mes y ha aumentado 11,4 por ciento en el último año, el alza más alta desde 1979.

El presidente Biden no se refirió a las nuevas cifras durante un evento en la Casa Blanca para celebrar la fraudulenta “Ley de Reducción Inflacionaria” el martes por la tarde. Solo dijo superficialmente “Debemos hacer más”. El mandatario publicitó la caída de los precios de la gasolina por tres meses, sin mencionar que han incrementado 26 por ciento en el último año.

Biden, los demócratas y los republicanos han suministrado $50 mil millones en armas a Ucrania este año pero no han hecho nada para aliviar el impacto del aumento en el coste de vida para las familias de clase trabajadora y clase media.

En un reporte separado el martes, la Oficina de Estadísticas Laborales indicó que los salarios reales promedio por hora cayeron 0,2 por ciento entre julio y agosto. Durante el último año, el salario real promedio por hora de un trabajador estadounidense ha caído 2,8 por ciento.

Todo está aumentando menos nuestros salarios”, le indicó James, un trabajador de Chrysler (Stellantis) en Detroit, al World Socialist Web Site. “Estoy trabajando dos empleos y al menos 80 horas por semana para llegar a fin de mes. Es una locura. No tengo tiempo para dormir”.

El aumento en los gastos cotidianos adicionó $341 a los gastos mensuales de la familia promedio, intensificando el conflicto de clases en EE.UU. e internacionalmente. Solo esta semana, 15.000 enfermeros en Minnesota participaron en una de las mayores huelgas del sector de salud privado en la historia de EE.UU; 6.000 maestros de Seattle hicieron huelga; y más de 100.000 ferroviarios tienen planeado hacer huelga a partir de las 12:01 de la mañana el viernes.

La burguesía estadounidense en general y el Gobierno de Biden en particular están dependiendo del aparato sindical para imponer contratos con aumentos salariales mucho menores que la tasa de inflación. De hecho, los trabajadores en los sindicatos han visto aumentos nominales a su salario que son significativamente menores a los de los trabajadores que no pertenecen a los sindicatos.

A fin de hacer valer la “paz” laboral en casa mientras libra sus guerras en el exterior, el Gobierno de Biden está buscando integrar más estrechamente el aparato sindical y a sus miles de oficiales con salarios anuales de más de $100.000 en una relación corporativista y tripartita dirigida contra la clase obrera.

Los sindicatos magisteriales están haciendo todo lo posible para suprimir la lucha de los educadores contra condiciones horrendas que incluyen las clases presenciales en pandemia. Los sindicatos sanitarios están aislando la poderosa lucha de los enfermeros de Minnesota al tiempo en que limitan su huelga a tan solo tres días. La confederación sindical AFL-CIO está intentando desesperadamente colocar una tapa sobre el enfado que ya está hirviendo en la superficie.

En ningún lugar es más claro que en la industria ferroviaria, donde los trabajadores no han tenido un aumento en años y no tienen días de baja por enfermedad. Muchos se ven obligados a permanecer de guardia las 24 horas del día, sin tiempo para sus familias ni para descansar.

Mientras el Gobierno de Biden y los millonarios del Congreso de EE.UU. amenazan con utilizar las leyes rompehuelgas contra los trabajadores, los sindicatos se dedican a una estrategia de “divide y vencerás” para imponer un acuerdo proempresarial a la fuerza. Promovieron la ficción de que una “Junta Presidencial de Emergencia” (PEB) propondría un contrato favorable a los trabajadores—la misma propuesta que el Congreso está intentando imponer pese a la contundente oposición—.

La clase dominante está involucrada en una política de guerra de clases. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, con el pleno respaldo del Gobierno de Biden, ha dejado claro que está dispuesto a sumir la economía en una recesión por medio de fuertes aumentos de los tipos de interés, cuyo propósito es “ejercer dolor” y utilizar el desempleo masivo para socavar las demandas de los trabajadores de aumentos salariales que se mantengan al ritmo de la inflación.

La inflación, sin embargo, no se debe a las demandas de los trabajadores de que sus salarios se mantengan al día con el alza de precios, sino que es causada por el bombeo de billones de dólares por parte del Gobierno estadounidense y los bancos centrales para rescatar a Wall Street y apuntalar la burbuja del mercado de valores. La crisis económica se ha visto exacerbada por los recursos ilimitados entregados al Pentágono para librar una guerra contra Rusia y China.

Es necesario que la clase trabajadora actúe urgentemente para defender el nivel de vida. El Partido Socialista por la Igualdad llama a los trabajadores a formar organizaciones independientes de lucha de la clase obrera, comités de base, en cada lugar de trabajo y en cada barrio.

Una red de comités de base, como parte de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base, debe preparar huelgas, manifestaciones masivas y otras acciones de clase para ganar las siguientes demandas de emergencia:

· Aumentar al salario base por hora de 40 por ciento para compensar la caída de los ingresos reales en los últimos cinco años. Dos tercios de los trabajadores estadounidenses viven de lo que ganan día a día.

· Indexar inmediatamente todos los salarios al nivel de la inflación actual e introducir un ajuste mensual automático del coste de la vida (COLA, por sus siglas en inglés) para que los salarios se mantengan al día con los crecientes gastos.

· Aumentar todas las prestaciones médicas y de pensiones pagadas por el empleador de acuerdo con la inflación.

· Aumentar fuertemente las prestaciones de Medicaid, Medicare y la Seguridad Social financiadas por el Gobierno para proteger a los trabajadores jubilados y a sus cónyuges.

· Un alivio inmediato de las deudas morosas de las tarjetas de crédito, los préstamos estudiantiles, para automóviles y viviendas.

· Poner fin a los precios abusivos de los monopolios energéticos y retroceder los precios al nivel de noviembre de 2020 de 2 dólares por galón. Todas las ganancias deben ser incautadas para satisfacer las necesidades sociales, y la industria energética debe ser nacionalizada bajo propiedad pública y control democrático.

Ya se han puesto en marcha comités de base en industrias críticas, incluyendo entre los ferroviarios, los trabajadores de la salud, los educadores y los trabajadores automotores. La campaña de Will Lehman para presidente del sindicato United Auto Workers está encabezando la lucha por una rebelión de las bases contra el aparato sindical y el establecimiento de un control democrático en la planta. Ha recibido una poderosa respuesta de los trabajadores de la industria automotriz y de otros trabajadores en todo el país.

Una contraofensiva de la clase obrera, desembarazada de las limitaciones del aparato sindical, es la única manera de romper la dictadura de la oligarquía corporativa y financiera y sus dos partidos, el demócrata y el republicano. Solo así se podrá resolver cualquiera de los grandes problemas a los que se enfrentan los trabajadores.

El desarrollo de la lucha de clases debe ir unido a la construcción de una dirección socialista y revolucionaria en la clase obrera, en Estados Unidos y en todo el mundo. El capitalismo no ofrece más que pobreza, explotación, guerras y dictadura. Si ha de haber un futuro para los trabajadores, solo será a través de la lucha por expropiar a las élites gobernantes, establecer un auténtico control democrático sobre la vida económica y reorganizar la sociedad sobre la base de las necesidades sociales, no del lucro privado. Es decir, es a través de la lucha por el socialismo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 13 de septiembre de 2022.)

Loading