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Perspectiva

Reporte de Oxfam documenta “una explosión de la desigualdad” durante la pandemia

Ante una situación interminable de pandemia, guerras e inflación, las personas más adineradas y las empresas multinacionales del planeta se “enriquecieron dramáticamente”, según el último reporte de la organización benéfica británica Oxfam.

En el reporte, intitulado “ La supervivencia del más pudiente ”, presentado antes de la reunión del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, la organización documenta cómo se ha concentrado una enorme riqueza en las manos de una diminuta oligarquía empresarial y financiera.

El reporte se refiere a una “policrisis global” que está en curso en todo el mundo. Declara:

Decenas de millones de personas sufren hambre. Cientos de millones más afrontan aumentos imposibles en el costo de los bienes básicos o en la calefacción de sus hogares. El descalabro climático está agobiando las economías y atestiguando cómo las sequías, los ciclones y las inundaciones desplazan a las personas de sus hogares. Millones siguen lidiando con el impacto continuo del COVID-19, que ya se ha cobrado más de 20 millones de personas. La pobreza ha aumentado por primera vez en 25 años.

En medio de esta catástrofe social, el reporte indica que “los muy ricos se enriquecieron dramáticamente y las ganancias empresariales han alcanzado ganancias récord”.

En la primera página de su resumen ejecutivo, Oxfam presenta los siguientes hechos impactantes:

· Desde 2020, el 1 por ciento más rico ha capturado casi dos tercios de toda la riqueza nueva, casi dos veces más que el 99 por ciento restante de la población mundial.

· Las fortunas de los milmillonarios aumentan $2,7 mil millones cada día, incluso cuando la inflación supera las alzas salariales de al menos 1,7 mil millones de trabajadores, más que la población de India.

· Las empresas energéticas y de alimentos duplicaron con creces sus ganancias en 2022 y distribuyeron $257 mil millones a los accionistas más ricos, mientras más de 800 millones de personas se duermen con hambre.

· Solo 4 centavos de cada dólar de ingresos fiscales provienen de impuestos de los ricos y la mitad de los milmillonarios en el mundo viven en países sin un impuesto a las herencias que dejan a sus hijos.

· Un impuesto del 5 por ciento a los multimillonarios y milmillonarios podría recaudar $1,7 billones por año, lo suficiente para sacar a 2 mil millones de personas de la pobreza y financiar un plan global para acabar con el hambre.

El crecimiento extremo de la desigualdad social continuó a lo largo de la pandemia, si bien hubo una leve disminución de la riqueza de la oligarquía el año pasado debido al aumento de los tipos de interés por parte de los bancos centrales, los cuales buscaban suprimir las demandas de mayores salarios de los trabajadores.

En un impactante gráfico, Oxfam muestra que el 1 por ciento más rico acaparó el 63 por ciento de toda la riqueza nueva o $26 billones entre 2020 y 2021. El siguiente 9 por ciento más rico se hizo del 27 por ciento de toda la riqueza nueva o un poco más de $11 billones, dejándole solo el 10 por ciento o aproximadamente $5 billones al 90 por ciento restante, es decir, a 7,2 mil millones de personas.

Porcentaje de la nueva riqueza acumulada por percentil de ingresos, de los más pobres a la izquierda a los más ricos a la derecha [Photo: Oxfam]

Con base en estas cifras, solo se puede deducir que la pandemia, que ha sido una catástrofe enorme para millones de personas, ha sido una bonanza para los ricos.

Esta concentración de la riqueza ha sido facilitada por los Gobiernos capitalistas. Citando un estudio del Research School of International Taxation (RSIT) que abarcó 142 países, Oxfam señala que los Gobiernos de todo el mundo redujeron los impuestos de las corporaciones mientras aumentaron los impuestos al valor agregado (IVA) o impuestos al consumidor, que cual afecta desproporcionadamente a los trabajadores y pobres.

Por cada $1 de ingresos fiscales, el 44 por ciento fue generado por el IVA o impuestos al consumidor en 75 países evaluados por el RSIT del 2007 al 2019. Los impuestos a los ingresos empresariales representaron solo el 15 por ciento de los ingresos fiscales o 4 por ciento menos que los impuestos a las planillas.

Cabe notar que Oxfam reportó que, por primera vez en 25 años, hubo un aumento en la desigualdad de la riqueza y en la pobreza “simultáneamente”. En otro acontecimiento primerizo, el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, que mide la esperanza de vida, los años de escolarización previstos y la desigualdad en cada país, cayó en 9 de cada 10 países en 2020 o 2021.

Vivan donde vivan, los trabajadores de todo el mundo han tenido que hacer frente a una inflación vertiginosa, que Oxfam, utilizando datos de la Organización Internacional del Trabajo, calcula que el año pasado les arrebató a los trabajadores “$337 mil millones” en salarios. Demostrando el carácter global de la crisis, Oxfam llevó a cabo un análisis de los datos salariales de 96 países en 2022 y descubrió que al menos 1.700 millones de trabajadores, casi una cuarta parte de la humanidad, viven en países donde la inflación está superando las alzas salariales, lo que a su vez incrementa la desigualdad y la pobreza.

Desmintiendo las afirmaciones del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y otros gobernantes de los mayores países capitalistas, los autores del informe atribuyen directamente la culpa de la inflación, única en una generación, a la especulación empresarial. Oxfam señala que las ganancias de las empresas de la lista Fortune 500 aumentaron un 156 por ciento, de $820 mil millones en 2009 a $2,1 billones en 2019, y que esta tendencia se ha acelerado.

El informe revela que el aumento de los precios está ligado al hecho de que un pequeño número de corporaciones tienen “oligopolios efectivos” que les permiten “mantener precios altos”. Cuando sus costos caen, les entregan los ahorros a “los accionistas en lugar de los consumidores”.

La organización benéfica analizó las ganancias de las 95 mayores empresas alimentarias y energéticas del mundo y descubrió que “la manipulación de precios por parte de las empresas está impulsando al menos el 50 por ciento de la inflación en Australia, EE.UU. y Europa, engendrando una crisis caracterizada tanto por el 'coste de las ganancias' como por el coste de la vida”.

En su informe, Oxfam señala que, en respuesta al aumento de la desigualdad, la inmensa mayoría de los Gobiernos del mundo, el 95 por ciento, no han aumentado los impuestos a los ricos. En su lugar, “o no aumentaron o incluso bajaron los impuestos a los ricos y a las empresas”.

Es decir, en lugar de promulgar políticas enormemente populares para reducir la desigualdad, los Gobiernos capitalistas de todo el mundo han colocado la “policrisis” sobre las espaldas de la clase trabajadora, mientras enriquecen a un puñado de parásitos.

El informe de Oxfam afirma que, además de privar a la sociedad de recursos, la oligarquía empresarial y financiera constituye un factor masivo en la precipitación e intensificación de la crisis. Señala que “los más ricos son contribuyentes clave al descalabro climático”, explicando que “un multimillonario emite un millón de veces más carbono que una persona normal...”. Añade que “la mera existencia de multimillonarios cada vez más ricos y ganancias récord, mientras la mayoría de la gente se enfrenta a la austeridad, el aumento de la pobreza y una crisis del coste de la vida, es la prueba de que el sistema económico no cumple con la humanidad”.

Los hechos y detalles presentados en el informe deberían ser estudiados por todos los trabajadores. Sin embargo, como organización liberal reformista, Oxfam elude las cuestiones fundamentales. Presenta como panacea un “impuesto único y solidario sobre la riqueza”, que a la larga daría lugar a “aumentos permanentes de impuestos”, con el objetivo de eventualmente eliminar a los milmillonarios.

Tal propuesta ignora dos hechos fundamentales: 1) Aquellos que han utilizado su poder para acumular su riqueza y que controlan los Gobiernos capitalistas en todo el mundo no van a renunciar a ella así nomás; y 2) La concentración masiva de la riqueza está arraigada en las relaciones de producción capitalistas, que a su vez están basadas en la explotación de la clase trabajador para obtener ganancias empresariales.

No existe ninguna solución a las crisis a las que se enfrenta la humanidad sin un ataque frontal a la riqueza y al poder de la oligarquía corporativa y financiera. Pero el poder de esta oligarquía solo puede ser quebrado y sus fortunas mal habidas solo pueden ser expropiadas –y así será— por medio de un movimiento social masivo de la clase obrera que tenga como objetivo la conquista del poder estatal y la reorganización de toda la vida social y económica sobre la base de la igualdad y el socialismo.

(Publicado originalmente en inglés el 16 de enero de 2023)

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