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Perspectiva

Las cuestiones de clase en el asesinato policial de Tyre Nichols

La noche del viernes, después de semanas de protestas de familiares y miembros de la comunidad, las autoridades de Memphis, Tennessee publicaron los vídeos que documentan la paliza policial que dejó sin vida a Tyre Nichols el 7 de enero.

Las grabaciones de las cámaras corporales de los policías y una cámara de seguridad cercana documentaron el ataque salvaje contra Nichols a manos de cinco oficiales policiales de Memphis que resultó en su hospitalización y muerte tres días después.

Las repugnantes imágenes, vistas por millones en EE.UU., generaron asombro e indignación, provocando protestas en Memphis, Atlanta, Nueva York, Washington D.C. y otras ciudades. Se espera que las protestas continúen el fin de semana y que se expandan a otras ciudades. La noche del viernes, la policía presuntamente arrestó a manifestantes en Times Square, Nueva York.

Un retrato de Tyre Nichols en el servicio funerario el 17 de enero de 2023, Memphis, Tennessee. Nichols fue asesinado durante una parada de tráfico por parte de la Policía de Memphis el 7 de enero. [AP Photo/Adrian Sainz]

El padre de 29 años y trabajador de FedEx fue atacado tras ser detenido supuestamente por una infracción de tráfico. Los oficiales pertenecían a la unidad SCORPION (Operación de Delitos Callejeros para Restaurar la Paz a Nuestros Vecindarios, siglas en inglés) del Departamento de la Policía de Memphis, la cual fue creada por las autoridades demócratas de la ciudad en el otoño de 2021.

Manejando vehículos sin insignias, la policía se acercó agresivamente al vehículo de Nichols, rodeando al hombre aterrado y completamente inocente. Como Nichols, todos los oficiales policiales — Demetrius Haley, Tadarrius Bean, Emmitt Martin III, Desmond Mills y Justin Smith— son afroamericanos.

El video muestra que Nichols corrió después de verse rodeado por los policías, quienes intentaron electrocutarlo con un paralizador (pistola taser). Los policías lo alcanzaron y lo golpearon brutalmente por varios minutos, utilizando sus porras, tasers, puños y botas. Mientras la policía lo atacaba, Nichols, quien se encontraba a unos 100 metros de la casa de su madre, llamó repetidamente a su madre y cuestionó por qué lo estaban atacando.

Los policías se turnaron para burlarse de él y vapulearlo hasta que lo dejaron inconsciente. Se escucha cómo le gritan, “Dame tus jodidas manos” y “Voy a romperte la madre con la porra”.

Fichas policiales de la Oficina del Sheriff en el condado de Shelby: Tadarrius Bean, Demetrius Haley, Emmitt Martin III, Desmond Mills Jr. y Justin Smith. [AP Photo/Shelby County Sheriff's Office via AP]

El video de la cámara de seguridad muestra que, durante más de 25 minutos, al menos una docena de policías se habían concentrado en la escena y se rehusaron a darle asistencia médica ni llevar a la víctima de la paliza policial al hospital.

En un intento de aplacar la ira antes de la publicación del vídeo el viernes, el Departamento de la Policía de Memphis anunció el despido de los cinco policías que mataron a Nichols, y el jueves el fiscal de distrito del condado de Shelby presentó múltiples cargos por delitos graves contra ellos, entre ellos asesinato en segundo grado, secuestro y opresión. Aunque los cinco policías ingresaron en la cárcel del condado de Shelby el jueves, en el momento de redactar este informe, cuatro de ellos habían salido en libertad bajo fianza.

El asesinato de Nichols es el último de una serie interminable de asesinatos a manos de la policía. En lo que va del año, al menos 79 personas han sido asesinadas, según un seguimiento realizado por el Washington Post. A este ritmo, aproximadamente tres asesinatos al día, en 2023 se alcanzará o superará la cifra de 2022, con más de 1.100 personas muertas a manos de agentes de policía en Estados Unidos.

La paliza mortal propinada a Nichols por cinco policías afroamericanos echa por tierra la narrativa racialista de la violencia policial promovida por el Partido Demócrata y sus aliados de la política de identidad y racial. Echa por tierra la afirmación de que la respuesta a la brutalidad policial es “diversificar” los departamentos de policía.

La violencia policial, como cualquier otro mal social bajo el capitalismo, es fundamentalmente una cuestión de clase. En Estados Unidos hay más blancos muertos a manos de la policía que negros o hispanos, aunque los negros y los hispanos son asesinados en cantidades desproporcionadas a su porcentaje de población. El racismo desempeña un papel, pero un papel secundario con respecto al de la clase social. La policía es reclutada entre las capas más atrasadas de la población, y se sabe que los departamentos de policía están plagados de elementos fascistoides y supremacistas blancos, entre ellos muchos veteranos de las guerras imperialistas de EE.UU. en todo el mundo.

Lo que tienen en común la inmensa mayoría de las víctimas de la violencia y los asesinatos policiales es que forman parte de la clase trabajadora. El racismo es en sí mismo un arma ideológica y política empleada desde hace mucho tiempo por la clase capitalista para dividir a la clase obrera, de acuerdo con la estrategia de “divide y vencerás”.

La política racialista refuerza esta estrategia de la clase dominante. Memphis es un claro ejemplo. La segunda ciudad más grande de Tennessee tiene una población de 635.000 habitantes, de los cuales más del 65 por ciento se identifica como afroamericano. Aproximadamente el 56 por ciento de la policía también se identifica como afroamericana, incluida la jefa Cerelyn Davis. A los cuatro meses de su toma de posesión como titular de la policía, el 14 de junio de 2021, Davis creó la unidad SCORPION, que se ha hecho famosa por sus métodos brutales y represivos.

La tragedia de Tyre Nichols subraya el callejón sin salida que supone subordinar la oposición social de los trabajadores y los pobres al Partido Demócrata y a sus promesas de “reformar” la policía.

Tras el asesinato policial de George Floyd en mayo de 2020, millones de jóvenes, estudiantes y trabajadores de todas las razas marcharon juntos en oposición a la violencia policial en ciudades y pueblos de Estados Unidos, así como en otros países de todo el mundo. El Partido Demócrata y sus aliados intervinieron para entorpecer las protestas desviándolas detrás de líneas racialistas y en apoyo a las campañas electorales de políticos demócratas, incluido el entonces aspirante a presidente Joe Biden.

En los casi tres años transcurridos desde el asesinato policial de Floyd, se han gastado miles de millones de dólares en los departamentos de policía de todo el país, y los asesinatos de los trabajadores y pobres de todas las razas no han cesado.

En junio de 2021, cinco meses después de tomar posesión de su cargo, el presidente Biden anunció que los estados y las localidades podrían utilizar cualquier porcentaje de los 350.000 millones de dólares en fondos de ayuda para la pandemia que les habían sido asignados en el marco del Plan de Rescate de Estados Unidos, de 1,9 billones de dólares, para financiar sus departamentos policiales. En un discurso pronunciado en marzo para presentar su presupuesto para 2023, Biden dijo: “La respuesta no es desfinanciar nuestros departamentos de policía. Es financiar a nuestra policía y darles todas las herramientas que necesitan... El presupuesto pone más policías en las calles para la vigilancia comunitaria, de modo que lleguen a conocer a la comunidad a la que vigilan”.

Un ejemplo de esta “policía en las calles para la vigilancia comunitaria” es la unidad SCORPION de Memphis.

En condiciones de una crisis económica, social, política y geopolítica sin precedentes del sistema capitalista global, marcada por un rumbo hacia otra guerra mundial, el crecimiento de las fuerzas fascistizantes y la ruptura de las formas democráticas de gobierno, y un renacimiento a escala mundial de las luchas de la clase obrera, las oligarquías se ven obligadas a recurrir a las fuerzas represivas del Estado para defender su riqueza y su poder.

Como explicó Lenin en su obra Estado y revolución, parafraseando a Engels, la policía es uno de los “cuerpos especiales de hombres armados” del Estado capitalista. Existen para reprimir la resistencia de la clase obrera, empleando la violencia que sea necesaria para defender la propiedad y la riqueza de la oligarquía.

En una sociedad tan catastróficamente desigual como la estadounidense, es imposible gobernar sin el salvajismo de la violencia policial, que se utilizará cada vez más contra los trabajadores en huelga.

Acabar con la violencia policial requiere la unificación de una clase obrera armada con una comprensión política de que la defensa de los derechos democráticos, incluido el propio derecho a la vida, requiere una lucha por acabar con el capitalismo y reorganizar la sociedad sobre una base igualitaria, es decir, socialista.

(Publicado originalmente en inglés el 28 de enero de 2023)

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