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Perspectiva

Monitor del sindicato UAW rechaza la protesta de Will Lehman, privando de derechos a cientos de miles de trabajadores de base

La noche del domingo, el monitor nombrado por un tribunal para supervisar la elección de funcionarios nacionales del sindicato United Auto Workers (UAW) rechazó la protesta presentada en diciembre por el candidato a presidente del UAW, Will Lehman, un trabajador de base y socialista. La protesta de Lehman se apoyó en reportes de trabajadores de base de todo el país que demostraban que la burocracia del UAW negó a cientos de miles de miembros del UAW el derecho a votar en la primera ronda el otoño pasado.

El rechazo del monitor, con un encabezado de la firma legal Crowell and Moring y firmado por el exfiscal federal Glen McGorty, ejemplifica el carácter fraudulento de la elección y demuestra el desprecio del UAW, los tribunales federales y el monitor hacia los derechos democráticos de la clase trabajadora.

En su rechazo, el monitor hace la vista gorda ante las preocupaciones de la baja participación en el voto, escribiendo, “No está claro que la participación sea ‘baja’”, a pesar de que solo se contaron 104.766 papeletas de más de un millón de miembros, aproximadamente el 9 por ciento. El rechazo no refuta que esta sea la elección sindical con la participación más baja en la historia de EE.UU., pero al monitor no lo inquieta esto, afirmando que Lehman “no corrobora cómo estas referencias [a elecciones sindicales previas con una participación más alta] sirven de algo en este caso”.

El monitor calificó la evidencia presentada por los trabajadores de base como “infundada” o “incierta”, mientras acepta todo lo que dice la burocracia del UAW, a pesar de que era la burocracia la que aceptaba sobornos de las empresas y mentía mientras robaba las cuotas de las bases.

El monitor no ha operado como un observador imparcial de la burocracia del UAW, sino como su cómplice. En este proceso, toda una red de parásitos de clase media-alta se ha estado enriqueciendo con las cuotas de los trabajadores cuando los priva de derechos. Solo en 2021, Crowell and Moring recibió $447.006 de esas cuotas a cambio de “deberes de monitoreo, mientras Jenner and Block recibió casi $2 millones. El monitor fue recomendado al tribunal por el expresidente del UAW Rory Gamble.

El rechazo se apoyó en gran medida en una respuesta de la oficina nacional del UAW a la protesta de Lehman. El comunicado del UAW, que no llevaba una firma, declara que la conducta del UAW había sido “razonable y legal” y que llevó a cabo “un empeño minucioso” para “publicitar la elección y urgir a los miembros a que voten”. El comunicado pone la realidad de cabeza, afirmando que “no hay evidencia de un fracaso sistémico en la distribución de las papeletas a los miembros elegibles”.

El comunicado tilda la protesta de Lehman de “especulación conspirativa” y ataca a Lehman por “cubrir todos sus alegatos con referencias a acciones indebidas anteriores” por parte de los líderes del UAW que han sido sentenciados por delitos graves. Acusa a Lehman de hacer esto “a instancias de los propósitos políticos del Sr. Lehman” para “repartir calumnias contra todo el sindicato al fijarse siempre en el pasado”.

Pero es el aparato del UAW el que arroja calumnias contra las masas de trabajadores de base, culpándolos de negarse a actualizar su información. “Hay miembros del sindicato que se niegan a divulgar su dirección particular”, dice el escrito, citando un caso legal. “Es posible que los afiliados que se hayan mudado no siempre proporcionen una nueva dirección”, continúa, “a pesar de los arduos esfuerzos del sindicato”.

Desde el principio, las elecciones del UAW fueron organizadas por el Estado para resolver la crisis del UAW derivada del escándalo de corrupción. Su objetivo darle una nueva fachada al aparato del UAW e instaurar una dirección con la legitimidad suficiente para contener la rebelión que se ha venido gestando desde las bases. Este plan solo podía tener éxito en la medida en que las bases no tuvieran ninguna representación en las urnas y en que los candidatos se limitaran a burócratas seleccionados a dedo y que representaran a diferentes camarillas.

La campaña de Will Lehman echó por tierra este plan. Lehman se presentó con un programa socialista e hizo campaña a favor de abolir la burocracia del UAW y dar poder a las bases en los talleres. Se presentó como miembro de la Alianza Internacional Obrera de los Comités de Base (AIO-CB) y recibió el apoyo del Partido Socialista por la Igualdad y del World Socialist Web Site .

A pesar de que el monitor puso el obstáculo de que todos los candidatos debían ser nominados por los funcionarios del UAW en su convención, Lehman fue nominado y ganó el derecho a aparecer en la papeleta.

La respuesta de la burocracia y del monitor fue intentar de forma sistémica suprimir la participación por temor a que las bases pudieran votar por Lehman en la primera vuelta. Intentaron mantener a los miembros desinformados sobre el hecho de que se estaban celebrando elecciones y se negaron a actualizar sus listas de correo para que los trabajadores recibieran realmente las papeletas.

En noviembre de 2022, Lehman demandó al UAW y al monitor ante un tribunal federal, exigiendo que el juez David Lawson tomara medidas para obligar al UAW a notificar a los afiliados que se estaban celebrando elecciones. El Gobierno de Biden presentó un escrito apoyando al UAW, y el juez Lawson desestimó el caso. Como resultado, la participación fue solo del 9 por ciento, exactamente lo que Lehman predijo en su demanda, y gran parte de los votos emitidos procedían del propio aparato de funcionarios del UAW. Lehman obtuvo 4.777 votos, una porción significativa de los trabajadores de base que se enteraron de la elección, en gran parte a través de la propia campaña de Lehman.

Después de que los burócratas de larga data Ray Curry y Shawn Fain recibieran la mayor cantidad de votos en la primera vuelta, haciéndose de un lugar en la segunda vuelta, el aparato del UAW tomó medidas para informar a los afiliados sobre la segunda vuelta, medidas que deliberadamente no tomó cuando Lehman estaba en la boleta electoral. A pesar de ello, la participación solo aumentó ligeramente, hasta los 138.000 votos, reflejando la indiferencia de las bases por tener que elegir entre dos burócratas que han ganado más de un millón de dólares cada uno con las cuotas de los trabajadores.

La segunda vuelta arrojó un margen muy estrecho, con Curry por detrás de Shawn Fain por unos 500 votos.

En un paso desesperado por conservar el control sobre el botín de la burocracia, Curry y su camarilla de burócratas están impugnando los resultados y reconociendo que la elección fue un fraude, retomando puntos planteados anteriormente por Lehman. El 16 de marzo, la campaña de Curry emitió un comunicado en el que rechazaba la segunda vuelta por considerarla producto de una “desenfrenada privación de derechos” que “pone en tela de juicio la elección”. Al día siguiente, el UAW presentó su respuesta a la protesta de Lehman donde califica de legal la primera vuelta y exige que se desestime la protesta de Lehman.

El UAW se encuentra en un estado de crisis extrema, y la burocracia se está desmoronando. En vísperas de la conferencia especial de negociación del UAW y del vencimiento de los contratos de 150.000 trabajadores de Stellantis, Ford y General Motors, tanto Curry como Fain apelan al Estado para demostrar que son los más capaces de mantener la “estabilidad”.

Independientemente de quién sea instalado, la dirigencia que salga de esta elección fraudulenta no tendrá legitimidad alguna en las bases. Sin contar a los funcionarios sindicales que votaron, ni Fain ni Curry obtuvieron el apoyo de más del 3 por ciento de las bases, y es probable que la mayoría de los afiliados aún no sepa que se celebraron elecciones. Las elecciones pretendían dar legitimidad a la burocracia, pero han tenido el efecto contrario.

El movimiento de las bases encarnado en la campaña de Lehman está llevando la lucha a la siguiente fase. La inflación, el aumento vertiginoso del coste de la vida y el estancamiento de los salarios haciéndole la vida imposible a los trabajadores automotores estadounidenses, así como de las otras industrias y en todo del mundo.

Se avecinan grandes batallas de clase. El Estado, los partidos políticos capitalistas y las burocracias sindicales pretenden obligar a los trabajadores a pagar el coste de la crisis financiera y el coste de la escalada de la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia. Pero ahora está surgiendo un movimiento de la clase obrera internacional, incluso en Francia, Reino Unido y Grecia, y en Los Ángeles, donde 40.000 maestros y trabajadores académicos emprendieron el martes la mayor huelga docente en años.

Si se unieran en una lucha internacional común, los trabajadores de base podrían desatar su tremendo poder y luchar por lo que necesitan, no por lo que las empresas quieren. Asume la lucha por el poder de las bases y únete a la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base hoy.

(Publicado originalmente en inglés el 21 de marzo de 2023)

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