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Perspectiva

El ataque ucraniano al Kremlin es una provocación criminal

El ataque al Kremlin con un dron

El miércoles, dos drones estallaron sobre el Kremlin en Moscú, la residencia oficial del presidente de la Federación Rusa. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia describió las explosiones como un intento del Gobierno ucraniano de asesinar al presidente ruso Vladímir Putin. “Consideramos estas acciones un acto terrorista planificado y un intento de asesinato del presidente”, dijo Moscú.

El ataque ucraniano al Kremlin y el intento de asesinato de Putin es una provocación criminalmente temeraria que no sirve ningún otro propósito más que instigar represalias rusas que a su vez se utilizarían para justificar una enorme escalada de la participación de la OTAN en la guerra.

Algo crítico es que el ataque al Kremlin se produjera justo después de que Zelenski dejara Ucrania y se dirigiera al territorio de la OTAN, llegando a Finlandia horas antes de los bombardeos. No cabe duda de que esto fue un intento de protegerlo de cualquier represalia por parte de Moscú.

El ataque ocurrió en vísperas de una ofensiva ucraniana ampliamente publicitada que el régimen de Kiev considera crucial para la propia viabilidad del esfuerzo de guerra.

Los documentos filtrados del Pentágono indican que la situación militar ucraniana es mucho peor que lo informado al público, lo que significa que es muy poco probable que la ofensiva tenga éxito e incluso puede tener un resultado catastrófico sin la intervención directa de las fuerzas de la OTAN.

La respuesta de Estados Unidos, plasmada en las declaraciones del secretario de Estado, Antony Blinken, y la secretaria de Prensa, Karine Jean-Pierre, implica directamente a Estados Unidos en el ataque y rinde testimonio al nivel impactante de imprudencia en los niveles más altos del Estado norteamericano.

Poco después de los ataques, el columnista del Washington Post, David Ignatius, le pidió a Blinken que comentara sobre “las noticias esta noche de las acusaciones del Kremlin de que Ucrania intentó asesinar al presidente Vladímir Putin con un ataque con drones… ¿Cuál es la posición de Estados Unidos sobre tales ataques ucranianos contra líderes durante esta guerra?”.

Lejos de argumentar que EE.UU. no es responsable, Blinken respaldó explícitamente la legitimidad de tales ataques, declarando: “Se lo dejamos a Ucrania cómo quiera defenderse”.

Ignatius volvió a preguntarle: “Si Ucrania decidiera por su cuenta contraatacar en suelo ruso, ¿Estados Unidos no los criticaría?”. Biden reiteró, “Estas decisiones le corresponden a Ucrania y a cómo quiera defenderse, a cómo va a restaurar su integridad territorial y su soberanía”.

Posteriormente, durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, le plantearon a Jean-Pierre una variante de la misma pregunta: “¿Considera el Gobierno a Putin, el comandante en jefe de las tropas rusas que han librado esta guerra contra Ucrania, un blanco militar legal?”.

Se rehusó a condenar el posible asesinato de Putin, declarando, “No voy a especular”.

Estas declaraciones dejan en claro que el objetivo de Estados Unidos en el conflicto es un cambio de régimen, sumando a Putin a la categoría de líderes que Washington ha derrocado y asesinado: Muamar Gadafi y Sadam Huseín, ambos asesinados por fuerzas patrocinadas por EE.UU., y Slobodan Milošević, quien murió en custodia.

El asesinato de un líder político se ha considerado largamente un casus belli. George W. Bush, cuando justificó la invasión de Irak en 2003, se refirió a la mentira de que Sadam Huseín había planeado matar a su padre. La Primera Guerra Mundial fue desencadenada por el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria.

A pesar de que el bombardeo en Moscú no logró matar a Putin, fue un ataque al Kremlin, la sede del Gobierno ruso. Estados Unidos citó como su razón principal para invadir Afganistán y como una razón destacada para invadir Irak los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center y el Pentágono. Al planear el ataque contra el Kremlin, Kiev sabía muy bien que aumentaría la presión sobre Rusia para que intensifique la guerra.

Después de la declaración de Blinken, Washington y Kiev intentaron negar su participación abierta en la operación. “No atacamos a Putin”, dijo Zelenski. Pero esto lo desmiente el anuncio del Servicio de Correos Ucraniano horas después del ataque de que emitiría una estampa del Kremlin en llamas.

Asimismo, varios funcionarios estadounidenses comentaron al New York Times, Washington Post y otros diarios de que Estados Unidos no tenían conocimiento de antemano sobre el ataque. Dando un paso más lejos, James Nixey del centro de pensamiento proimperialista Clatham House declaró que el ataque fue perpetrado por el propio Kremlin como una operación de “bandera falsa”.

Estos intentos de negar responsabilidad no son nada creíbles y fueron contradichos por el hecho de que varios funcionarios estadounidenses se deleitaron abiertamente.

El coronel Alexander Vindman, una figura clave en la etapa preguerra, aplaudió el ataque, declarando que “demuestra lo vulnerable que Rusia es realmente”. Añadió: “Lo más importante de los ataques con drones al Kremlin es que son sumamente vergonzosos para Putin. Se ve demasiado débil”.

Las negaciones de los oficiales ucranianos y estadounidenses siguen el patrón establecido por el ataque del 8 de octubre de 2022 al puente Kerch, en el que Washington y Kiev negaron su participación. Los medios de comunicación estadounidenses luego revelaron que el ataque fue llevado a cabo por fuerzas especiales ucranianas.

La respuesta de la Casa Blanca al bombardeo demuestra que le está entregando un cheque en blanco al Gobierno ucraniano para que escale la guerra. Esto significa que el mundo está siendo utilizado como rehén por cualquier acción criminal que cometa el Gobierno de Zelenski.

En la medida en que avanza la guerra, Biden ha hecho todo lo que dijo que no haría. Estados Unidos está decidido a romper cualquier barrera para intensificar el conflicto con tal de lograr sus objetivos militares.

Las declaraciones de los funcionarios estadounidenses legitimando un posible asesinato de Putin ponen al descubierto la temeridad, desesperación y estupidez desenfrenada que predominan en Washington y las otras capitales de la OTAN. No solo se está aumentando la intensidad de la guerra, sino su alcance geográfico, al amenazar con hacer metástasis en Europa del este y el Pacífico.

Hay que detener la guerra. Es urgente construir un movimiento internacional de masas contra la guerra, orientado a las luchas cada vez mayores de la clase obrera y armado con un programa socialista.

(Publicado originalmente en inglés el 3 de mayo de 2023)

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