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Perspectiva

La violencia de extrema derecha en Texas

Dolientes construyen un memorial en el centro comercial donde varias personas fueron asesinadas en Allen, Texas [AP Photo/Tony Gutierrez]

Los eventos sangrientos en Texas el fin de semana —ocho personas asesinadas a tiros en un mall en el suburbio de Allen en Dallas y ocho más atropelladas por una camioneta cuando esperaban en una parada de bus en Brownsville, en la frontera con México— han horrorizado al público en EE.UU. y todo el mundo.

Estas masacres no son solo tragedias inquietantes que derivan de una sociedad profundamente disfuncional, ponen al descubierto el vínculo directo entre la política fascista y la violencia masiva.

El atacante en el Allen Outlet Mall, Mauricio Garcia, era un fascista. Llevaba un emblema en su pecho con las letras RWDS, un acrónimo fascista en inglés que significa “Escuadrón de la Muerte de Derecha”. Su actividad en línea demuestra que era un seguidor del supremacista blanco y antisemita Nick Fuentes, quien fue invitado recientemente por Trump para una cena en Mar-a-Lago. Casi todas las víctimas, incluyendo a tres niños, eran asiáticos o hispanos.

En Brownsville, George Alvarez se burló de un grupo de migrantes venezolanos fuera de un albergue para migrantes y luego los atropelló a gran velocidad con su Land Rover. El ataque en Brownsville prácticamente ya desapareció de las noticias y Alvarez tan solo fue acusado de homicidio involuntario.

El asesinato de ocho migrantes se produjo en medio de una campaña política frenética contra la inmigración “ilegal” azuzada por la prensa corporativa y los políticos republicanos, así como asistida y apoyada por el Gobierno de Biden, que movilizó a 1.500 soldados regulares a la frontera. Esta medida, que viola las antiguas restricciones de posse comitatus que prohíben el uso de soldados para actividades policiales, se producen pocos días antes de que expire el 11 de mayo el Título 42, la fraudulenta restricción contra los solicitantes de asilo alegando que podrían introducir el COVID-19 en EE.UU. El Título 42 es solo una de las tantas medidas antiinmigrantes instituidas por Trump que Biden ha continuado.

Se espera una gran ola de migrantes a partir del jueves. Decenas de miles de migrantes desesperados, que intentan huir de la represión política, la violencia de pandillas y una pobreza atroz, se han reunido a lo largo de la frontera esperando entrar y solicitar asilo. El gobernador republicano de Texas, Greg Abbott denunció el despliegue de 1.500 tropas, reclamando que deberían ser 150.000, y ordenó el envío de refuerzos de la Guardia Nacional al río Bravo (Grande).

Si bien el nexo entre la cacería de brujas racista contra los migrantes y el ataque homicida en Brownsville podría ser indirecto, el asesinato masivo en Allen no tiene tales matices. Garcia fue inspirado directamente por los delirios fascistizantes de los representantes de la ultraderecha. Muchos de ellos participaron en el ataque al Capitolio federal el 6 de enero de 2021 y la mayoría está vinculado al expresidente Trump y al Partido Republicano.

El atacante fascista asesinó a ocho personas, incluyendo a tres niños, y dejó a siete heridos más cuando abrió fuego con un rifle de asalto en el Allen Outlet Mall la tarde del sábado. García evidentemente seleccionó la ubicación por el gran porcentaje de personas no blancas en los alrededores: 40 por ciento son asiáticos, hispanos y afroamericanos. Eligió el momento más concurrido de la semana después de monitorear el tráfico por casi un mes y publicar fotografías del centro comercial en su cuenta de redes sociales.

Posiblemente también eligió Allen porque es la ciudad natal de otro atacante fascista, Patrick Crusius, quien asesinó a 23 personas en un Walmart en El Paso, Texas, en agosto de 2019. Como señaló el WSWS en ese momento:

Crusius escribió en un manifiesto antes de llevar a cabo su matanza: “Simplemente estoy defendiendo a mi país del reemplazo cultural y étnico provocado por una invasión”. Con esto, estaba tomando sus órdenes de marcha de Trump.

Texas se ha convertido en un campo de pruebas para una amplia gama de medidas fascistas, las cuales buscan crear una base de apoyo político para arremeter violentamente contra la clase trabajadora.

Esto está siendo orquestado desde los niveles más altos del Partido Republicano. El gobernador Abbott es menos conocido que el gobernador Ron DeSantis en Florida, pero ambos estados siguen cursos paralelos, como si los gobernadores y las asambleas legislativas de ambos estados intentaran competir en la destrucción de los derechos democráticos. Abbott ha implementado importantes restricciones para ejercer el derecho a votar, efectivamente prohibió el aborto y envió a policías estatales y tropas de la Guardia Nacional a la frontera.

Un proyecto de ley aprobado por el Senado estatal, pero aún no finalizado, le permitiría al estado anular los resultados electorales en las ciudades, que son principalmente islas bajo control del Partido Demócrata, y ordenar nuevas elecciones. Otro proyecto de ley discutido en la asamblea legislativa les permitiría a los ciudadanos unirse a “unidades de protección fronteriza” con la facultad de “arrestar, detener y disuadir a individuos que crucen la frontera ilegalmente, incluyendo mediante el uso de fuerza no letal”. También hay proyectos de ley que obligarían a las escuelas públicas a mostrar los Diez Mandamientos en todas las aulas y que prohibirían a los ciudadanos de China, Irán, Corea del Norte y otros países “enemigos” comprar o poseer tierras en el estado.

Florida está imitando estos proyectos de ley: la Cámara de Representantes del estado recientemente aprobó una ley que prohíbe que los ciudadanos chinos tengan tierras en el estado, así como ciudadanos de Rusia, Irán, Corea del Norte y Venezuela. El estado prohibió los abortos después de 15 semanas de embarazo y DeSantis ha declarado su apoyo a un nuevo proyecto de ley que prohibiría los abortos tras seis semanas. Con respecto a la inmigración, el estado exige que los empleados utilicen el sistema federal e-Verify para revisar su estatus migratorio y otro proyecto de ley exigiría que los centros de salud hagan lo mismo para los pacientes. Ambos tendrían que reportar los inmigrantes “ilegales” al estado.

La respuesta del Partido Demócrata ha sido adaptarse a este movimiento de derecha, como lo evidencia el despliegue de tropas a la frontera ordenado por Biden. Esto va dirigido contra los derechos democráticos de toda la población, como lo indica la decisión de Biden de firmar un proyecto de ley reaccionario abrogando varias reformas menores en las leyes sobre fianzas en el Distrito de Columbia.

El Gobierno está preparando nuevas concesiones a la agenda de la ultraderecha como parte de su esfuerzo para obtener un aumento en el techo de la deuda federal y evitar cualquier afectación a los mercados financieros. El principal foco es garantizar el apoyo republicano para mantener un gasto irrestricto en la guerra contra Rusia en Ucrania. Todas las medidas para suspender las restricciones estatales al derecho al voto o para instituir restricciones limitadas a la violencia policial después del asesinato de George Floyd han sido abandonadas.

Tampoco habrá una investigación seria sobre las conexiones entre la violencia masiva y los puntos de vista fascistas promovidos por los Gobiernos estatales liderados por los republicanos y el expresidente Trump. Las cuentas de Mauricio Garcia en las redes sociales proporcionan numerosas pruebas, incluyendo fotos de Garcia sin camiseta con tatuajes de una gran esvástica y las runas de las SS, hasta la republicación positiva de los comentarios del antisemita y supremacista blanco Nick Fuentes.

Fuentes fue uno de los instigadores de la campaña “stop the steal” (detengan el robo) que preparó el ataque del 6 de enero de 2021 contra el Capitolio federal, así como la concentración fascista “Unite the Right” (Unan a la derecha) en Charlottesville, Virginia, en 2017, donde fue asesinada una manifestante antifascista, Heather Heyer. En noviembre de 2022, Fuentes y el milmillonario rapero Kanye West fueron invitados por Trump a su propiedad Mar-a-Lago, poco después de que West comenzara a declararse públicamente antisemita.

Ninguno de los dos partidos capitalistas hará frente al carácter ultraderechista y fascista de atentados como la masacre de Allen. Los demócratas repiten sus incesantes llamamientos a restringir la posesión de armas como solución a todos los problemas relacionados con la violencia, a pesar de que nada de lo que han propuesto habría detenido a García y a otros asesinos en masa. Por su parte los funcionarios republicanos como el gobernador de Texas, Greg Abbott, declaran que la salud mental es el verdadero problema. Por supuesto, el Partido Republicano ha desempeñado un papel destacado durante décadas en el desmantelamiento de los servicios de salud mental tanto a nivel estatal como federal.

Para la clase trabajadora, los sucesos de Texas del pasado fin de semana deben tomarse como una advertencia. La profunda crisis social en Estados Unidos sigue produciendo una atrocidad violenta tras otra. El tiroteo masivo de Allen, Texas, fue el número 200 de este tipo en los EE.UU. en lo que va del año, con un promedio de 11 eventos de este tipo por semana. La mayoría de estos sucesos son expresiones brutales de las tensiones sociales subyacentes, sin un contenido político explícito. Pero cada vez más, los pistoleros adoptan una perspectiva fascista.

Se trata de un síntoma de un mal mayor: la promoción deliberada del fascismo por parte de la clase dominante estadounidense, que considera a la clase trabajadora y el socialismo como el principal enemigo. Es imposible luchar contra esta amenaza dentro de los confines del sistema bipartidista capitalista y de las organizaciones sindicales procapitalistas. La clase obrera debe desarrollar su propio movimiento político independiente, basado en un programa socialista y contra la guerra, y luchar por el poder y por poner fin al sistema capitalista, que es la causa fundamental de la amenaza fascista.

(Publicado originalmente en inglés el 8 de mayo de 2023)

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