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La burguesía estadounidense enfrenta a su antagonista más poderoso en casa: la clase trabajadora

El siguiente discurso fue pronunciado por Joseph Kishore, secretario nacional del Partido Socialista por la Igualdad (EE.UU.), durante el Acto Internacional en Línea del Primero de Mayo 2023 celebrado el 30 de abril.

El mitin de hoy ha sido una poderosa muestra de la unidad internacional de la clase obrera y de la perspectiva global del Comité Internacional de la Cuarta Internacional.

Hemos escuchado los discursos de los representantes del CICI, la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base y los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social de una docena de países y cinco continentes, ante un público verdaderamente mundial. Si bien las condiciones específicas de cada país difieren, los problemas fundamentales que afrontan los trabajadores y jóvenes son los mismos en todas partes.

Acto Internacional en Línea del Primero de Mayo de 2023, activa los subtítulos en español en la configuración

Los discursos de hoy han resumido los elementos principales e interrelacionados de la situación mundial: la escalada de la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia en Ucrania, en su segundo año; la creciente amenaza de una guerra liderada por EE.UU. contra China; la pandemia continua del COVID-19, que ha matado a más de 22 millones de personas y sigue evolucionando en nuevas variantes; el agravamiento de la crisis económica y financiera; la ruptura de las formas democráticas de gobierno, según la élite gobernante recurre a formas de represión cada vez más abiertas para hacer valer sus intereses; y, sobre todo, el crecimiento de la lucha de clases en todo el mundo.

Ningún país revela esta realidad con mayor crudeza que Estados Unidos, la cabina de mando de las guerras imperialistas y el centro del capital financiero. Hace más de tres décadas, ante la disolución de la Unión Soviética, la clase dominante estadounidense proclamó el “fin de la historia” y el “momento unipolar”. Concluyó que “el uso de la fuerza funciona” y que podría emplear su poderío militar para contrarrestar su prolongado declive económico.

Lo que siguió fueron las guerras e intervenciones contra Irak, Serbia, Afganistán, Libia, Siria y muchos otros países. Millones han muerto y sociedades enteras fueron devastadas. Ahora, la llamada “guerra contra el terrorismo” ha dado paso al “conflicto de grandes potencias” con Rusia y China en la mira, incluso si esto amenaza con provocar lo que el propio Biden llamó el “Armagedón”, es decir, una guerra nuclear.

Un edificio gubernamental arde durante un fuerte bombardeo de Bagdad, Irak, llevado a cabo por las fuerzas lideradas por EE.UU., 21 de marzo de 2003 [AP Photo/Jerome Delay]

Pero las guerras interminables no produjeron el “siglo americano” sino una serie de crisis económicas y políticas extremas. Mientras la élite gobernante pretende impulsar la “democracia” en el extranjero, hace poco más de dos años el Gobierno estuvo a punto de ser derrocado en una intentona fascistizante, encabezada por el expresidente Donald Trump.

La llegada al poder de Biden no ha hecho nada para resolver las contradicciones que erosionaron a tal punto los cimientos de las formas democráticas de gobierno en EE.UU. Al contrario, en su intento de establecer una ficticia “unidad nacional” basada en la guerra, Biden se ha dedicado a rehabilitar y fortalecer al Partido Republicano.

En los próximos comicios, la población estadounidense tendrá la supuesta “elección” entre quizás las dos figuras políticas más odiadas: el actual presidente Biden, que solo piensa en la guerra, y el mismo conspirador fascista, Donald Trump.

Como escribimos en la convocatoria de este acto del Primero de Mayo, y como lo han corroborado los discursos que han escuchado hoy, el incremento masivo de los presupuestos militares, las sumas gigantescas asignadas a los instrumentos más avanzados de muerte y destrucción, ha asumido la forma de una guerra contra las condiciones sociales de los trabajadores en todos los países.

EE.UU. tiene la mayor desigualdad social de todos los países capitalistas avanzados del planeta. Lo gobierna una oligarquía que controla todas las instituciones del Estado, incluida la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema. Esta última constituye una conspiración permanente contra los derechos democráticos del pueblo, como lo demostró la decisión de anular el derecho fundamental al aborto.

Mientras se han repartido billones a los bancos y para la guerra, la infraestructura social se encuentra en un estado de colapso y desintegración avanzados, produciendo desastres como el envenenamiento de East Palestine, Ohio, tras el descarrilamiento de un tren a principios del año, uno de tantos. Los accidentes laborales son habituales, y la clase dominante trata la muerte de los trabajadores como el simple costo de hacer negocios. Los derechos más básicos conquistados por los trabajadores en amargas luchas, incluso la abolición del trabajo infantil, están siendo arrancados.

Un hombre toma una foto de una columna de humo negro que se erige sobre East Palestine, Ohio, como resultado de una detonación controlada de parte del tren descarrilado de Norfolk Southern, 6 de febrero de 2023 [AP Photo/Gene J. Puskar]

En su respuesta a la pandemia, la burguesía estadounidense marcó la pauta en la despiadada priorización de las ganancias sobre las vidas. Más de 1 millón de personas han muerto por COVID en Estados Unidos. Miles siguen muriendo cada semana, ignorados por los medios de comunicación, e incontables millones sufren las consecuencias del COVID persistente. La clase dirigente, primero bajo Trump y luego bajo Biden, declaró que “el remedio no puede ser peor que la enfermedad” con lo que querían decir que la salud de millones no podía justificar medidas que pusieran en peligro las ganancias y el aumento de los mercados bursátiles.

En el primer mitin del Primero de Mayo organizado por el CICI y celebrado en 2014, señalamos que “hay dos Estados Unidos. Está el EE.UU. de Wall Street, el Pentágono, la CIA, la plutocracia, que miente, amenaza e intimida. Y está el EE.UU. de la clase obrera, que entraña todo lo progresista, la verdadera esperanza para el futuro”. Aunque las élites gobernantes estadounidenses conspiran y recurren a la violencia y el saqueo en todo el mundo, se enfrentan a su antagonista más poderoso en casa: la clase obrera.

En los últimos años ha habido importantes muestras de la creciente lucha de clases en EE.UU., según los trabajadores luchan por liberarse del control del aparato sindical reaccionario. Esto incluye la ola de huelgas de profesores de 2018, las huelgas de 40.000 trabajadores de GM y 30.000 profesores de Chicago en 2019; los paros de los trabajadores automotores al principio de la pandemia que forzaron el cierre inicial de la producción; la oleada de luchas docentes contra las políticas homicidas de reapertura de escuelas; la huelga de 3.000 trabajadores de Volvo Trucks en 2021; toda una serie de huelgas y protestas de enfermeros y otros trabajadores sanitarios en oposición al desastroso estado del sistema de salud, enormemente empeorado por la pandemia; la prolongada batalla de más de 120.000 ferroviarios el año pasado contra los contratos que finalmente se impusieron por la fuerza, mediante un voto del Congreso respaldado por la Administración de Biden. Este año ya ha habido una serie de huelgas de trabajadores escolares, mientras que los trabajadores automotores de EE.UU. y Canadá se están preparando para una gran batalla, ya que los contratos de las Tres Grandes [GM, Ford, Stellantis] expiran en septiembre.

Los profesores protestan para que se refuercen los protocolos de seguridad del COVID-19 frente a la oficina central del Distrito Escolar Unificado de Oakland el 7 de enero de 2022, en Oakland, California. (AP Photo/Noah Berger) [AP Photo/Noah Berger]

La evolución de la lucha de clases en EE.UU. forma parte de un auge mundial, como lo han documentado los discursos de hoy, desde las protestas de millones en Francia contra los recortes jubilatorios, hasta las huelgas de cientos de miles en Reino Unido y Alemania contra los ataques al empleo y contra el aumento del coste de la vida, y la huelga en curso de más de 120.000 trabajadores públicos federales en Canadá.

Los problemas que afrontan los trabajadores en EE.UU. son los mismos que afrontan los trabajadores de todos los países.

En primer lugar, no existe una solución para ninguno de los grandes problemas de la humanidad –la guerra, la pandemia, el crecimiento del fascismo y la dictadura— fuera del desarrollo de la lucha de clases de forma globalmente unificada. Pero para ello es necesario crear organizaciones controladas democráticamente por los propios trabajadores que les permitan unificar sus luchas fuera del control del corrupto aparato sindical propatronal.

La burocracia sindical no existe como un mecanismo que facilite el desarrollo de la lucha de clases, sino como una fuerza policial sobre la clase obrera, cuyos servicios son aún más necesarios para la burguesía en tiempos de guerra. Los trabajadores de EE.UU. han dado pasos importantes hacia la autoorganización en el último año, al crear comités de base de los trabajadores sanitarios y los educadores, los trabajadores automotores y otros sectores de la clase obrera.

Los 5.000 votos para el candidato socialista a presidente del UAW, Will Lehman, a pesar de la supresión sistemática de votantes por parte del aparato, asistido por el Estado y los tribunales, demuestran que está creciendo el apoyo a un movimiento que luche por transferir el poder a las bases.

Trabajadores muestran su apoyo a Will Lehman para presidente del UAW

La construcción de estos comités en todos los sectores e industrias, como parte de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base, sienta las bases necesarias para romper el dominio del aparato y avanzar en la expansión de la lucha de clases.

En segundo lugar, el desarrollo de la lucha de clases debe conectarse a la movilización política independiente de la clase obrera. Esto exige una lucha contra los demócratas y los republicanos, los dos partidos de la clase capitalista estadounidense, y contra las distintas organizaciones, en EE.UU. y a escala internacional, que representan los intereses de sectores privilegiados de la clase media-alta.

Aquí, en EE.UU., los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés) ha demostrado durante el último año que no son más que un apéndice del Partido Demócrata y, por lo tanto, de la propia clase dominante. Apoyan la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia y sus miembros votaron a favor de imponer un contrato a los ferroviarios que los trabajadores habían rechazado.

Los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social, en sus reuniones en EE.UU. y en todo el mundo, han luchado contra la política de identidades, que se promueve tanto en las universidades y cuyo propósito es dividir a la clase obrera y a la juventud y subordinarlos a la política de la clase dominante de guerra y reacción social.

El IYSSE lucha por orientar a los jóvenes política, teórica y organizativamente hacia la clase obrera, la gran fuerza social capaz de detener la guerra imperialista, acabar con la pandemia y abolir el sistema capitalista. Este acto del Primero de Mayo ha alertado sobre los muchos peligros que enfrenta la humanidad. Pero se ha basado en un profundo optimismo, un optimismo basado en la comprensión de que las mismas contradicciones que producen la guerra imperialista también producen la revolución social.

No se trata de especulaciones, sino que se basa en un análisis materialista histórico del siglo veinte, la Revolución rusa, la historia del movimiento trotskista. Y lo confirma el crecimiento de la lucha de clases, como una poderosa fuerza objetiva en todo el mundo que señala el camino a seguir.

Sin embargo, hay que dotar este proceso objetivo de una consciencia mediante la construcción de una dirección revolucionaria: el movimiento trotskista, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional. Requiere un estudio de la historia y la aplicación de esta historia en el presente. Requiere la decisión consciente de todos a asumir la lucha activa por el socialismo.

Para concluir este acto, hago un llamamiento a todos a que entren en acción. Donen hoy mismo al World Socialist Web Site, que celebra este año su 25 aniversario, para ayudarnos a ampliar nuestro alcance a los trabajadores y los jóvenes de todos los países.

Estudia las cuestiones teóricas y políticas fundamentales para construir un movimiento socialista, que figuran en los volúmenes disponibles en Mehring Books. Formen comités de base en sus lugares de trabajo como parte de la AIO-CB. Únanse al IYSSE y formen un club en tu campus.

Sobre todo, tomen la decisión de afiliarse al Partido Socialista por la Igualdad si existe en su país, o ayuden a fundar un PSI y expandir la presencia del CICI en todo el mundo. Este es el momento de unirse y ayudar a construir el Partido Mundial de la Revolución Socialista.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 1 de mayo de 2023)

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