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Gobierno laborista en Nueva Zelanda impone austeridad, guerra y COVID perpetuo

El siguiente discurso fue pronunciado por Tom Peters, miembro líder del Grupo Socialista por la Igualdad en Nueva Zelanda, durante el Acto Internacional en Línea del Primero de Mayo 2023 celebrado el 30 de abril.

En este acto del Primero de Mayo, el Grupo Socialista por la Igualdad de Nueva Zelanda extiende sus saludos revolucionarios a los trabajadores y jóvenes de todo el mundo.

Las potencias imperialistas responden a la quiebra del capitalismo con ataques despiadados al nivel de vida y los derechos básicos de los trabajadores. Están preparando una Tercera Guerra Mundial para redividir el globo.

Acto Internacional en Línea del Primero de Mayo de 2023, activa los subtítulos en español en la configuración

El Gobierno laborista de Nueva Zelanda está muy implicado en la guerra de la OTAN liderada por EE.UU. contra Rusia en Ucrania. Ha enviado decenas de millones de dólares a la guerra y tropas a Gran Bretaña para entrenar a ucranianos.

Como potencia imperialista menor y miembro de la red de vigilancia Five Eyes, dirigida por EE.UU., Nueva Zelanda también está integrada en los planes de guerra contra China.

El ministro de Defensa, Andrew Little, apoya el pacto AUKUS contra China. Declaró que el ejército neozelandés debe estar preparado para respaldar a sus aliados a medida que se intensifica la “competencia” entre potencias en el Indo-Pacífico.

Se destinan miles de millones al ejército y las agencias de inteligencia, y la clase trabajadora se enfrenta a una profunda crisis social. Tras cinco años bajo el Partido Laborista, sus promesas sobre la reducción de la desigualdad quedan al descubierto como un fraude.

La repentina dimisión de Jacinda Ardern como primera ministra en enero destacó la creciente agitación política. Se prevén elecciones en octubre. Los partidos establecidos no tienen nada que ofrecer salvo guerra y austeridad.

La primera ministra Jacinda Ardern se reúne con el presidente estadounidense Joe Biden en el Despacho Oval, 31 de mayo de 2022 [Photo: Adam Schultz]

Aproximadamente 1 de cada 5 familias vive en la pobreza, entre ellas más de 200.000 niños. La inflación se ha mantenido en torno al 7 por ciento desde mediados de 2022. Los precios de los alimentos se han disparado un 12% en el último año, el mayor salto desde 1989. Las organizaciones benéficas se enfrentan a una demanda récord de alimentos.

Más de 100.000 personas están en condición de calle o viven en viviendas precarias. Auckland, la ciudad más grande de Nueva Zelanda, tiene el séptimo mayor costo de vivienda del mundo.

El alquiler semanal promedio aumentó 16% desde el inicio de la pandemia. La crisis de vivienda se ha visto agravada por las inundaciones, que desplazaron a unas 10.000 personas y destruyeron comunidades enteras, tierras de cultivo e infraestructuras.

Los tipos hipotecarios se han duplicado desde 2021, alcanzando casi el 7% y añadiendo cientos de dólares a la semana a las facturas del hogar. El número de hipotecas en mora aumentó 23% solo en el último año.

Pero para los ricos, las cosas nunca han ido mejor. Durante la pandemia, se han entregado decenas de miles de millones a los bancos y las corporaciones mediante rescates, subvenciones y flexibilización cuantitativa. Los bancos obtuvieron 7.180 millones de dólares en ganancias el año pasado.

Esto lo paga la clase trabajadora mediante una mayor explotación y el desmantelamiento de los servicios sociales.

En Auckland, según un informe, “Todo, desde las horas de biblioteca hasta los programas artísticos, las iniciativas medioambientales y los actos culturales están amenazados” en el próximo presupuesto del Ayuntamiento.

En noviembre, el gobernador del Banco de la Reserva, Adrian Orr, admitió que el Estado está diseñando deliberadamente una recesión. Suben los tipos de interés para reducir el consumo e impulsar el desempleo.

El Gobierno anuncia que podrían destruirse 1.600 empleos en el sector de la salud pública. Los hospitales se han visto desbordados por los pacientes de COVID, se retrasan cirugías vitales y faltan miles de enfermeras y médicos.

A pesar del agravamiento de la crisis en el sector sanitario y de las infecciones y muertes por COVID, el 11 de abril, el primer ministro Chris Hipkins declaró: “Nos dirigimos a un punto en el que el COVID-19 será normal”.

¿Qué significa esto? Alrededor de 3.000 personas han muerto a causa del coronavirus en Nueva Zelanda, casi todos desde que los laboristas eliminaron la política de “cero COVID” a fines de 2021.

El año pasado, el total de muertes aumentó un 10%, el mayor aumento anual desde la pandemia de influenza de 1918. Más de 27.000 personas han sido hospitalizadas por COVID en Nueva Zelanda, incluidos 2.500 niños menores de cinco. Y es probable que decenas de miles padezcan COVID persistente.

Personal médico hace pruebas a compradores que se ofrecieron como voluntarios en una estación de pruebas de COVID-19 para la comunidad, parqueo de un centro comercial en Christchurch, Nueva Zelanda, 2022 [AP Photo/Mark Baker]

Esta es la “nueva normalidad” que ha creado el Gobierno laborista con su decisión criminal de adoptar la política de contagios masivos que exigía la élite empresarial y financiera.

Estas condiciones empujan a los trabajadores a luchar. Miles de trabajadores sanitarios protestaron el 15 de abril contra los bajos salarios y la crisis de los hospitales. En marzo, 50.000 maestros hicieron huelga tras rechazar una oferta salarial menor a la inflación. Exigieron medidas contra la desigualdad entre escuelas ricas y pobres.

Los trabajadores quieren luchar. El principal obstáculo al que se enfrentan son los sindicatos.

El SEG llama a una rebelión contra estas organizaciones burocráticas, que colaboran con el Gobierno y la patronal para reprimir la oposición de los trabajadores. Los sindicatos han impuesto el desmantelamiento de las medidas de salud pública. Esto permitió que el COVID se propagara en las escuelas, hospitales y fábricas, matando e incapacitando a los trabajadores.

Los sindicatos y sus defensores pseudoizquierdistas no han planteado ninguna objeción a las políticas de guerra contra Rusia o China, porque apoyan estas guerras.

Los trabajadores necesitan nuevas organizaciones, independientes de los sindicatos procapitalistas. Como los otros oradores en este acto del Primero de Mayo insto a los trabajadores a que se pongan en contacto con nosotros para discutir cómo crear comités de base independientes, controlados por los propios trabajadores.

Estos comités lucharán por unir a los trabajadores de toda Nueva Zelanda y por forjar vínculos con los trabajadores del Asia-Pacífico y más allá, superando las divisiones nacionalistas fomentadas por los sindicatos y los políticos capitalistas.

Ante todo, el SEG busca armar a los trabajadores con la perspectiva socialista e internacionalista del CICI. Para acabar con la desigualdad, prevenir la Tercera Guerra Mundial y eliminar el COVID-19 mundialmente, los trabajadores deben abolir el sistema capitalista y reorganizar el mundo en función de las necesidades humanas, no el lucro privado. Gracias.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 1 de mayo de 2023)

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