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Sindicato “independiente” ofrece una cubierta para los ataques de AMLO contra los migrantes en México

El sábado pasado, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador visitó el cruce internacional entre Matamoros, Tamaulipas, y Brownsville, Texas. El propósito fue supervisar personalmente la implementación de su acuerdo con el Gobierno de Biden, que incluye una vigilancia a cargo de más de 20.000 soldados mexicanos a lo largo de la frontera y la recepción de decenas de miles de migrantes expulsados por EE.UU., quienes están siendo detenidos y deportados o enviados al sur de México.

López Obrador con mandos militares en Tamaulipas inspeccionando una inversión de $570 millones de nueva infraestructura de seguridad a lo largo de la frontera con EE.UU. [Photo: @lopezobrador_]

Resguardado por helicópteros militares y camiones con marinos, soldados y policías, López Obrador, también conocido como AMLO, se detuvo complacido cerca de la estación de aduanas para un ardid publicitario organizado por el “sindicato independiente” SNITIS.

Reflejando su vil indiferencia nacionalista ante la difícil situación de los migrantes, los funcionarios del SNITIS sostuvieron dos enormes imágenes propias de un santo que mostraban a AMLO bajo la frase “Primero los pobres” y declararon en redes sociales: “[El] mensaje que manda al sector obrero es que siempre nos estará protegiendo”.

Los funcionarios entregaron al presidente mexicano una camiseta con la imagen de la fundadora de SNITIS, la abogada Susana Prieto, y una consigna para que se enmiende la Constitución reduciendo la semana laboral de 48 a 40 horas. Prieto, quien se convirtió en legisladora nacional del partido Morena de López Obrador, ha planteado esta demanda entre los legisladores de su partido, quienes presuntamente congelaron la iniciativa. Mientras tanto, el Gobierno ya deja que las empresas violen libremente el límite de 48 horas y muchos otros derechos.

El 21 de enero de 2019, poco después de que AMLO asumiera el poder, decenas de miles de trabajadores de autopartes, electrónicos y otras industrias marcharon hacia el mismo puente internacional para llamar a los trabajadores estadounidenses a que se unieran a su lucha contra las empresas transnacionales.

Como informó el World Socialist Web Site en su momento, los trabajadores gritaron: “¡Gringos, despierten!” y portaban pancartas que proclamaban que era un día histórico para el movimiento obrero.

Días antes, habían estallado huelgas salvajes en docenas de maquiladoras de Matamoros, organizadas por comités de huelga de base y asambleas masivas frente a las plantas y en el parque central de la ciudad. Exigían un aumento salarial del 100 por ciento y la expulsión de los sindicatos afiliados a la mafiosa Confederación de Trabajadores de México (CTM).

Poco después, llegaron a la ciudad abogados y funcionarios de los llamados “sindicatos independientes” vinculados a Morena y a la burocracia sindical estadounidense de la AFL-CIO para contener el movimiento. Prieto, que tenía un largo historial de colaboración con la AFL-CIO y Morena, desempeñó el papel central en promover ilusiones en AMLO y permitir inicialmente que los gánsteres de la CTM recuperaran el control y traicionaran las huelgas. Luego, fundó el “sindicato independiente” SNITIS para hacerse de numerosos contratos y las cuotas sin cambiar significativamente las condiciones en las plantas.

En vista de que Prieto atacó repetidamente al World Socialist Web Site, esta intervención fue impulsada particularmente por las preocupaciones sobre la influencia cada vez mayor de la perspectiva socialista e internacionalista promovida por el WSWS durante el movimiento huelguístico.

Al ver confirmados sus temores de una rebelión más amplia de las bases contra la CTM en México que podría extenderse internacionalmente, el Gobierno estadounidense de Donald Trump exigió en las negociaciones comerciales que México implementara disposiciones legales para desviar la ira contra la CTM detrás de nuevos “sindicatos independientes”.

Morena aceleró entonces una reforma laboral federal que entró en vigor el 1 de mayo de 2019, estableciendo que todos los contratos colectivos de trabajo en el país expirarían el 1 de mayo de 2023, a menos que los sindicatos los renovaran mediante votaciones en cada centro laboral.

Según datos oficiales, solo 17.011 contratos fueron renovados a tiempo y solo aproximadamente 250 fueron rechazados, de un total de 139.000 contratos en todo el país –hasta hace poco, los funcionarios estimaban 500.000 contratos formales—.

Las condiciones estipuladas en los contratos caducados seguirán vigentes, pero los empresarios deben dejar de pagar las cuotas automáticas a los sindicatos fantasma que en su día se utilizaron para aplicar los contratos, en la mayoría de los casos sin el conocimiento de los trabajadores.

En los últimos dos años, la prensa y los políticos intentaron retratar un amanecer de la “democracia sindical” en México resaltando un puñado de casos en los que los contratos fueron ganados por “sindicatos independientes” formados y financiados por el Solidarity Center de la AFL-CIO. Esta organización está financiada casi en su totalidad por la Fondo Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, que se creó para llevar a cabo abiertamente el tipo de operaciones de influencia política que la CIA supervisaba antes de forma encubierta.

Mientras AMLO denuncia hoy el apoyo de Washington a las ONG que intentan desestabilizarlo, su propio Gobierno ha ayudado a nutrir una facción de la burocracia sindical mexicana que está más estrechamente controlada por el imperialismo estadounidense. En 2021, celebró la promesa de la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris de gastar 130 millones de dólares para financiar supuestos “sindicatos democráticos” en México.

La minúscula fracción de los contratos que fueron rechazados –e incluso menos fueron sustituidos por nuevos sindicatos— demuestra que se trataba de una operación dirigida por el Estado principalmente contra las rebeliones en curso o inminentes contra los sindicatos establecidos.

A pesar de la financiación masiva y el apoyo del Gobierno estadounidense, Morena y sus numerosos satélites pseudoizquierdistas, el fracaso de estos sindicatos “independientes” a la hora de conseguir un seguimiento significativo a nivel nacional demuestra que no son el producto de ninguna revuelta desde abajo, sino más bien de una intervención estatal y respaldada por Estados Unidos desde arriba.

El caso más publicitado tuvo lugar en el Complejo de General Motors en Silao, en el centro de México, donde el Solidarity Center utilizó pagos en efectivo y abogados para destruir un grupo de base que se había organizado para expulsar al sindicato de la CTM. El Gobierno de Estados Unidos eligió a dedo a unos cuantos trabajadores para registrar e imponer un “sindicato independiente”, SINTTIA. Tan pronto fue elegido con un contrato que incluía salarios miserables, SINTTIA traicionó inmediatamente sus promesas de defender a los trabajadores de la victimización y de los numerosos abusos de la gerencia.

AMLO sostiene una camiseta con la imagen de Susana Prieto, Matamoros, Tamaulipas, 13 de mayo [Photo: SNITIS]

La maniobra de este fin de semana del sindicato SNITIS de Susana Prieto en Matamoros para glorificar a AMLO mientras éste implementa las órdenes de Biden de atacar a los trabajadores migrantes, se suma a las reuniones abiertas entre la dirigencia del SINTTIA en Silao y el embajador estadounidense Ken Salazar como muestras descaradas del carácter nacionalista y reaccionario de toda la trama sobre sindicatos “independientes”.

En 2022, los sindicatos se vieron obligados a hacer 516 emplazamientos a huelga, la mayoría como parte de los procesos de renovación de contratos, pero solo siete huelgas fueron declaradas formalmente y todas menos una terminaron rápido.

En el contexto de una inflación desbocada, la continua pandemia de COVID-19, la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia en Ucrania y los preparativos de EE.UU. para la guerra contra China, AMLO y sus socios sindicales en México están cumpliendo un servicio fundamental al imperialismo estadounidense y su campaña de guerra.

En la víspera de su viaje a Matamoros, AMLO se jactó en una rueda de prensa el viernes pasado de que México había consolidado su posición como el principal socio comercial de Washington. “EU no funcionaría sin nosotros”, dijo según La Jornada, añadiendo: “En nuestro territorio hay plantas de autopartes que abastecen a la industria bélica de ese país”.

En septiembre de 1938, exactamente un año antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, León Trotsky resumió el papel de EE.UU. en América Latina como el de un “el gendarme de la explotación imperialista extranjera”. Escribiendo desde el exilio en Coyoacán, México, donde sería asesinado por un agente de la burocracia estalinista apenas dos años después, Trotsky afirmó que la política estadounidense “necesariamente aumentará la resistencia revolucionaria de los pueblos latinoamericanos a los que debe explotar con creciente intensidad”.

Esta apreciación conserva toda su validez en un momento en que miles de tropas se concentran en ambos lados del extenso cinturón industrial y comercial de la frontera entre EE.UU. y México, y los Gobiernos de Washington y Ciudad de México, junto con sus agentes en las burocracias sindicales, intentan sofocar la lucha de clases. Estos esfuerzos están creando las condiciones para un estallido social masivo, el cual debe ser preparado a través de la construcción de una nueva dirección revolucionaria e internacionalista, que luche por unir las luchas de los trabajadores en México y los EE.UU. contra su enemigo común.

(Publicado originalmente en inglés el 18 de mayo de 2023)

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