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Perspectiva

El genocidio estadounidense

En medio de las ejecuciones masivas y la retórica genocida, EE.UU. profundiza su apoyo a la masacre israelí en Gaza

Vista desde el sur de Israel de cómo las tropas israelíes toman posiciones en la Franja de Gaza, 21 de diciembre de 2023. [AP Photo/Ohad Zwigenberg]

En medio de reportes de que Israel está llevando ejecuciones masivas de prisioneros civiles en Gaza y de las declaraciones explícitas de intenciones genocidas por parte de los políticos israelíes, Estados Unidos ha aumentado su apoyo a la guerra israelí contra los civiles palestinos. A la vista del mundo entero, la masacre en Gaza está demostrando ser un “genocidio estadounidense”.

El miércoles, Naciones Unidas y Euro-Med Human Rights Monitor publicaron reportes acusando a las fuerzas israelíes de llevar a cabo ejecuciones masivas de civiles en el norte de Gaza. Tras haber expulsado o asesinado a todos los periodistas que quedaban en el norte, Israel está procediendo a masacrar civiles a través de bombardeos o ejecuciones sumarias.

Estos crímenes de guerra se suman a los llamados abiertos a perpetrar un genocidio por parte de los funcionarios israelíes, y no solo aquellos como el primer ministro Netanyahu que lo disimulan con referencias bíblicas como la invocación de “Amalek”. Ha habido exhortaciones directas a copiar el genocidio nazi contra los judíos:

  • En una entrevista radiofónica el domingo, David Azoulai, jefe del Ayuntamiento regional israelí de Metula, dijo que Gaza debería parecerse a “Auschwitz”. Dijo: “Díganles a todos en Gaza que vayan a las playas. Los barcos de la Marina deberían cargar a los terroristas hacia las costas de Líbano. Toda la Franja de Gaza debería ser vaciada y arrasada, como en Auschwitz”.
  • En una entrevista televisiva, Miri Golan, ministra de Promoción de la Mujer de Israel, dijo: “No me importa Gaza... por lo que a mí respecta, pueden salir y nadar al mar”. Y añadió: “Quiero ver cadáveres de terroristas en todo Gaza”.
  • Daniella Weiss, exalcaldesa de un asentamiento israelí en Cisjordania y dirigente del movimiento de colonos israelíes, declaró en una entrevista televisiva que el objetivo de Israel es dejar “Gaza libre de árabes” para preparar “el establecimiento de asentamientos judíos en toda la Franja de Gaza”.

Israel está matando de hambre a los 2,2 millones de habitantes de Gaza. El lunes, Human Rights Watch acusó a Israel de tener “la intención de matar de hambre a civiles como método de guerra”. Según el Programa Mundial de Alimentos, el porcentaje de gazatíes que experimentan “niveles de hambre muy graves” ha aumentado del 24 por ciento al 44 por ciento.

En este contexto, Estados Unidos ha profundizado su apoyo categórico al genocidio israelí. En una rueda de prensa celebrada el miércoles, un periodista pidió al secretario de Estado, Antony Blinken, que comentara el hecho de que “gran parte del mundo [está] culpando a Estados Unidos e Israel” y “viendo esto como la guerra de Estados Unidos”.

Críticamente, Blinken no intentó distanciarse de la afirmación de que Israel está librando “la guerra de Estados Unidos”. En lugar de ello, redobló la apuesta:

Prácticamente no oigo a nadie decir, exigir a Hamás, que deje de esconderse detrás de los civiles, que deponga las armas, que se rinda. Esto se acaba mañana, si Hamás hace eso esto se habría acabado hace un mes, hace seis semanas, si Hamás hubiera hecho eso. ¿Cómo puede ser que no se exijan cosas al agresor y solo se exijan cosas a la víctima?

La afirmación de Blinken de que el Gobierno israelí es la “víctima” en el conflicto es tan absurda que ni siquiera merece refutación. Tras orquestar un repliegue deliberado de las fuerzas militares y de inteligencia el 7 de octubre, el Gobierno de Netanyahu ha masacrado a 25 gazatíes por cada israelí muerto ese día. Al tiempo que aprovechaba los ataques del 7 de octubre para proclamarse “víctima” de los palestinos a los que oprime y domina, el gobierno de Netanyahu procedió a llevar a cabo lo que el ministro israelí de Agricultura, Avi Dichter, denominó la “Nakba de Gaza 2023”: la limpieza étnica de la Franja de Gaza.

Con un nivel de cinismo solo comparable al de los funcionarios del Tercer Reich, Blinken proclamó que el objetivo de Israel no es masacrar a la población de Gaza, sino protegerla. “Israel lleva a cabo sus operaciones, una vez más, centrándose en proteger a los civiles, minimizar los daños y maximizar la ayuda que les llega”, afirmó.

En una pregunta posterior, se le preguntó a Blinken si había un límite o “línea roja” en cuanto al número de personas que Israel puede masacrar. A esto, Blinken respondió que Estados Unidos tiene “la intención de llevar esto hasta el final”.

Los comentarios de Blinken se produjeron después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, admitiera en un acto de campaña que Israel estaba llevando a cabo “bombardeos indiscriminados” –un delito según el derecho internacional— y admitiera que el ministro de Defensa de Israel está buscando “venganza... contra todos los palestinos”.

Si uno añade los comentarios de Biden y los de Blinken, la conclusión clara es que la “venganza... contra todos los palestinos” es, de hecho, “la guerra de Estados Unidos” o, más precisamente, el genocidio de Estados Unidos.

A lo largo de todo este proceso, Estados Unidos ha proporcionado apoyo financiero, logístico y militar para el genocidio, al tiempo que interfiere en las Naciones Unidas para defender el asesinato masivo de palestinos. El año pasado, Estados Unidos proporcionó a Israel 3.300 millones de dólares en ayuda económica, que se suman a los 260.000 millones de dólares proporcionados por Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En las últimas 10 semanas, Estados Unidos ha proporcionado a Israel 10.000 toneladas de material militar, incluidos vehículos blindados, armamento y municiones. Estados Unidos y Reino Unido han realizado vuelos de vigilancia con aviones no tripulados sobre Gaza, e incluso se ha informado de la presencia de personal estadounidense operando sobre el terreno.

Y lo que es aún más grave, Estados Unidos ha prometido vetar cualquier resolución del Consejo de Seguridad que pida un alto al fuego en la guerra, mientras su embajadora ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, ha declarado: “Cualquier alto al fuego ahora mismo sería temporal en el mejor de los casos y peligroso en el peor”.

Hay razones profundas y fundamentales que explican por qué Estados Unidos está apoyando el genocidio en Gaza. En primer lugar, Estados Unidos ha decidido claramente llevar a cabo una gran escalada militar en Oriente Próximo, como parte de lo que considera una lucha existencial por la hegemonía mundial destinada a dominar China, Rusia e Irán. Israel, que funciona efectivamente como un Estado de guarnición para el imperialismo estadounidense en Oriente Próximo, es un componente crítico de este plan.

En segundo lugar, en medio de un creciente movimiento huelguístico y una creciente oposición política a nivel nacional, la Administración de Biden está tratando de sentar un precedente del uso de asesinatos masivos para hacer frente a las zonas urbanas rebeldes. Para las facciones de la oligarquía estadounidense que pretenden resolver la crisis política interna mediante la dictadura, el genocidio de Gaza se considera un campo de pruebas.

Por último, el genocidio se ha convertido en la ocasión para implementar una represión masiva de los derechos democráticos. En toda Europa se han prohibido las manifestaciones y se ha detenido a manifestantes simplemente por oponerse al sionismo. En Estados Unidos, se han disuelto grupos de estudiantes universitarios, y varios académicos y estudiantes han perdido sus puestos por oponerse a la política exterior estadounidense. Las redes sociales han implantado un régimen draconiano de censura en internet, en lo que Human Rights Watch denominó un “patrón de eliminación y supresión indebidas de la libertad de expresión amparada por ley, incluido el discurso pacífico en apoyo de Palestina”.

De esta realidad se desprende la inevitable conclusión de que la lucha contra el genocidio en Gaza consiste en una lucha contra los Gobiernos imperialistas que lo están permitiendo.

Al describir el ascenso del fascismo en el siglo XX, León Trotsky escribió que “la sociedad capitalista está vomitando” su “barbarie no digerida”. El genocidio en Gaza representa el mismo proceso. El orden social capitalista, con EE.UU. a la cabeza, está exhibiendo frente a todo el mundo su barbarie homicida. Este orden social no le ofrece nada a la humanidad excepto una desigualdad social desenfrenada, guerras y masacres masivas.

Por esta razón, la lucha contra el genocidio en Gaza debe convertirse en la lucha por la transformación socialista de la sociedad mediante un movimiento masivo en la clase trabajadora. Los trabajadores deben prepararse para las huelgas en los puertos y aeropuertos para prevenir el envío de cualquier equipo militar para Israel, como parte de una preparación sistemática para una huelga política general contra la guerra.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 21 de diciembre de 2023)

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