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Perspectiva

Los facilitadores en Washington del genocidio israelí en Gaza

Las imágenes de la destrucción y muerte a escala masiva que han dejado a su paso las Fuerzas de Defensa de Israel en el hospital Al Shifa del norte de Gaza se encuentran entre las más abominables que ha visto el mundo desde la barbarie nazi en la Segunda Guerra Mundial. 

El presidente Joe Biden, en el centro, junto a los expresidentes Barack Obama y Bill Clinton, durante un evento de recaudación de fondos con Stephen Colbert en Radio City Music Hall, 28 de marzo de 2024, Nueva York [AP Photo/Alex Brandon]

Cientos de cadáveres yacen desparramados entre los escombros de lo que fue el mayor lugar de curas de la Franja de Gaza. Los testigos describen el “hedor de los cadáveres en descomposición” y pisar restos humanos para caminar entre los escombros. 

Israel está inmerso en una guerra de exterminio sin límites. Esta guerra depende de un flujo incesante de armas y apoyo financiero de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y la Unión Europea (con Alemania a la cabeza), sin los cuales el genocidio no podría continuar. 

Mientras se perpetraban estos horrores, la campaña de reelección de Biden celebraba el jueves un acto de recaudación de fondos en el Radio City Music Hall de Nueva York, donde tres presidentes demócratas, Bill Clinton, Barack Obama y Joe Biden, unieron sus fuerzas para defender la política estadounidense actual. 

Cientos se manifestaron afuera en apoyo al pueblo palestino. Al interior, varias personas pudieron ponerse en pie para denunciar el genocidio israelí y a la Administración Biden por apoyarlo. 

La respuesta de los tres presidentes fue reafirmar su solidaridad con Netanyahu. Biden declaró: “No pueden olvidar que Israel se encuentra en una posición en la que está en juego su propia existencia”. Y ello en condiciones en las que la existencia de los palestinos está siendo aniquilada mediante bombas y hambrunas masivas. 

Obama sermoneó a los manifestantes sobre la necesidad de “escuchar”, es decir, de callarse y dejar que los belicistas experimentados como él y Biden tomen las decisiones. El grueso del público, compuesto por multimillonarios que pagaron enormes sumas por la entrada, aplaudió. Los artistas que participaron en el programa (Colbert, Queen Latifah, etc.) fueron tremendos aduladores. Todos cayeron en desgracia. 

El evento del Radio City Music Hall recaudó la cifra récord de 26 millones de dólares, mientras los demócratas reían y bromeaban con banqueros y multimillonarios. Trump y los republicanos aspiran a superar esa cifra esta semana con un acto en la propiedad Mar-a-Lago de Trump, organizado por el multimillonario John Paulson. Ambos partidos son instrumentos políticos de los superricos, inquebrantablemente comprometidos con la defensa del sistema de lucro en casa y del imperialismo estadounidense en el extranjero.  

El furor homicida que envuelve a la clase dominante en su conjunto quedó evidenciado la semana pasada cuando el congresista republicano de Míchigan, Tim Walberg, pidió una rápida destrucción del enclave, siguiendo el modelo de “Hiroshima y Nagasaki”, las ciudades japonesas aniquiladas por las bombas nucleares estadounidenses en agosto de 1945. 

Tras la recaudación de fondos del jueves en Manhattan, Biden organizó el lunes la típica búsqueda de los huevos de Pascua para decenas de niños en el jardín de la Casa Blanca, en la que participaron Biden y Harris y sus cónyuges. Evidentemente, todos lo pasaron bien. No se sabe cuántos niños palestinos murieron por las bombas suministradas por EE.UU. durante el evento de una hora, pero es seguro que no recibieron ningún huevo en condiciones de hambruna en Gaza. 

En medio de la frivolidad, se produjo una importante escalada del conflicto más amplio en Oriente Próximo, mediante un ataque aéreo israelí contra la Embajada iraní en Damasco, capital de Siria, el lunes. La enorme explosión causó la muerte de al menos seis iraníes, entre ellos dos altos cargos de la Fuerza Quds, unidad de élite del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán. El ataque fue ilegal en dos sentidos, ya que violó el espacio aéreo sirio y luego impactó un edificio consular iraní, considerado territorio iraní según el derecho internacional. 

Cientos de millones de personas en todo el mundo están indignadas por las imágenes que salen de Gaza, a pesar del apagón impuesto por los medios de comunicación corporativos. Están conmocionados por la escalada de provocaciones militares de Israel y las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN en todo Oriente Próximo. 

La alineación de presidentes demócratas en el Radio City Music Hall demuestra por qué las protestas masivas han sido totalmente ineficaces para cambiar la política gubernamental. Los tres presidentes se identifican con el desarrollo de la política bélica del imperialismo estadounidense durante las tres últimas décadas. Clinton (1993-2001), presidió una serie de intervenciones militares estadounidenses en la antigua Yugoslavia, incluida una guerra aérea a gran escala contra Serbia, así como una guerra en Somalia y ataques con bombas y misiles en Afganistán, Irak y Sudán. 

Obama (2009-2017) continuó las guerras en Irak y Afganistán iniciadas por el republicano George W. Bush, al tiempo que bombardeaba Libia y apoyaba a las fuerzas islamistas en ese país y en Siria, sumiendo ambos países en sangrientas guerras civiles. Amplió la campaña bélica mundial con su “giro hacia Asia”, prometiendo trasladar la mayoría de las fuerzas militares estadounidenses al teatro de operaciones de Asia-Pacífico para hacer frente a China. 

El principal objetivo de Biden desde que asumió el cargo ha sido instigar y luego intensificar la guerra por delegación de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia en Ucrania, a la que la Administración ha dedicado enormes recursos financieros y militares. Esta guerra, que amenaza con desencadenar una aniquilación nuclear, se combina ahora con el apoyo a gran escala al genocidio israelí en Gaza, y la continua acumulación de fuerzas militares en Asia, a través de alianzas contra China y una serie de bases estadounidenses. 

Las tres Administraciones demócratas utilizaron promesas vagas –y rápidamente desechadas— de implementar mejoras sociales en el país para apantallar el crecimiento del militarismo. Clinton se presentó como el “hombre de la esperanza”, pero se unió a los republicanos para “acabar con el bienestar tal y como lo conocemos”. Obama, el candidato de la “esperanza y el cambio”, utilizó su identidad como primer presidente afroamericano como tapadera para un rescate masivo de Wall Street a costa de la clase trabajadora. Biden afirmó estar luchando para preservar “el alma de América” contra el peligro de Trump, pero ha continuado con la represión de Trump en la frontera y ha desmantelado todas las medidas de protección contra la pandemia de COVID-19. 

Una vez más, en las elecciones de 2024, los sindicatos y los grupos pseudoizquierdistas están tratando de sofocar cualquier lucha independiente de la clase obrera e insisten en que es necesario apoyar a Biden y a los demócratas para evitar la victoria y la reelección del expresidente Trump. Biden es supuestamente la única esperanza para defender la democracia en Estados Unidos, como si este viejo criminal de guerra de 81 años fuera todo lo que se interpone en el camino de una dictadura fascista. 

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En respuesta a la masacre del hospital Al Shifa y al asesinato de funcionarios iraníes, el candidato presidencial del Partido Socialista por la Igualdad, Joseph Kishore, escribió en un comunicado: 

La clase obrera internacional tiene un inmenso poder social, y es necesario que intervenga para detener la masacre. En nuestra campaña electoral para el Partido Socialista por la Igualdad, @jerrywhiteSEP y yo tenemos la intención de hacer campaña agresivamente en la clase obrera, en las fábricas y otros lugares de trabajo, para conectar las luchas en desarrollo contra la explotación y la desigualdad con una lucha contra el genocidio y la guerra imperialista más amplia de la que forma parte. 

La respuesta necesaria al genocidio de Gaza es la lucha por el socialismo, para arrebatar el poder de las manos de los oligarcas capitalistas y reorganizar la economía mundial sobre la base de la igualdad. 

Estas son las cuestiones que enfrenta la clase trabajadora en Estados Unidos e internacionalmente, en el desarrollo de la lucha contra los horrores en Gaza.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 1 de abril de 2024)

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