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Perspectiva

La crisis climática y la lucha por el socialismo

Mientras las temperaturas aumentan, los Gobiernos abandonan sus promesas de combatir el cambio climático

Se han alcanzado temperaturas récord en varias partes del mundo en medio de una ola de calor que afecta cuatro continentes, encaminando a la Tierra al verano más caliente en más de 2.000 años.

Muchas ciudades a nivel global están sufriendo temperaturas superiores a los 40 °C y el calor excesivo en La Meca por sí solo ha matado a más de 1.000 personas que asistían a la peregrinación o hach.

Trabajadores bajo el sol en medio de altas temperaturas, en un sitio de construcción en Veracruz, México, 17 de junio de 2024 [AP Photo/Felix Marquez]

Millones de trabajadores se han visto obligados a seguir trabajando en estas temperaturas peligrosas. Los trabajadores en Estados Unidos que hablaron con el WSWS reportaron que han tenido que laborar en temperaturas superiores a los 37,7 °C, sin aire acondicionado ni ventiladores.

La ola de calor es parcialmente atribuible a El Niño, un ciclo de calentamiento que trae temperaturas más altas en todo el mundo. Pero los científicos del clima han notado que el calor extremo se ha hecho mucho más probable por el cambio climático.

El año pasado, 2023, fue el año más caluroso registrado, y 2024 está superando las temperaturas del año pasado. Los últimos 11 meses fueron los más calurosos registrados en la historia, alcanzando más de 1,5 °C por encima de las medias preindustriales.

El calentamiento del planeta, incluso unos pocos grados en promedio, tiene efectos masivos en el medio ambiente. El umbral de 1,5 grados es un hito crítico. Los científicos han proyectado que, si las temperaturas globales promedio se mantienen 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales, el cambio climático puede volverse irreversible y alimentar desastres naturales aún más graves.

Johan Rockström, director adjunto del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático en Alemania, dijo a Earth.org en abril:

Lo que sucedió en 2023 no fue nada cercano a 2016, el segundo año más cálido registrado. Fue más allá de lo que esperábamos, y ningún modelo climático puede reproducir lo que sucedió. Y entonces empieza 2024, y se pone aún más cálido. Todavía no podemos explicar estas [tendencias], y pone muy nerviosos a los científicos que trabajan en la resiliencia de la Tierra como yo.

El calentamiento global ya ha tenido consecuencias devastadoras en todo el mundo. La Organización Meteorológica Mundial informó el año pasado que han muerto 489.000 personas murieron por causas relacionadas con el calor cada año entre 2000 y 2019, o casi 10 millones de personas en dos décadas, cifras asombrosas.

Frente a las temperaturas globales fuera de control, los Gobiernos capitalistas están procediendo a abandonar por completo sus escasas e insuficientes promesas climáticas. Escocia, que se comprometió a reducir las emisiones en un 75 por ciento para 2030, desechó todo el programa en abril.

El 3 de junio, el asesor climático de Alemania declaró que los objetivos climáticos limitados del país de reducciones del 30 por ciento para 2030 estaban fuera de alcance.

En Reino Unido, el primer ministro Rishi Sunak criticó los objetivos climáticos como “un fanatismo ecológico inasequible”, mientras que el líder laborista británico Keir Starmer abandonó su propuesta de un programa de energía verde de 28 mil millones de libras (35,3 mil millones de dólares) por año.

Estos desarrollos siguen a la cumbre climática de la COP 28 en diciembre pasado, cuando funcionarios gubernamentales y ejecutivos corporativos se reunieron en los Emiratos Árabes Unidos. El evento fue presidido por el sultán Ahmed al-Jaber, director de la petrolera estatal Abu Dhabi National Oil Company (ADNOC), convirtiéndolo efectivamente en una feria comercial para la industria de los combustibles fósiles.

Las decisiones gubernamentales de abandonar las promesas climáticas se reproducen en el mundo corporativo. En marzo, Shell abandonó su promesa climática para 2035, mientras que Bank of America abandonó su promesa de no financiar nuevas minas de carbón o centrales eléctricas. La Iniciativa de Objetivos Basados en la Ciencia eliminó a cientos de empresas, incluidas Microsoft, JBS y Unilever, de su proceso de validación por no cumplir con sus compromisos climáticos.

El abandono de las iniciativas climáticas está ocurriendo al mismo tiempo en que Estados Unidos y la OTAN intensifican la guerra imperialista contra Rusia en Ucrania. El desvío interminable de fondos para la guerra ha puesto en peligro de eliminación todos los programas climáticos restantes. Como lo expresó un titular de NPR:

“Estados Unidos prometió miles de millones para luchar contra el cambio climático. Entonces vino la guerra”.

Así como los Gobiernos capitalistas subordinaron las medidas elementales de salud pública para obtener ganancias en respuesta a la pandemia de COVID-19, no están dispuestos ni son capaces de tomar medidas serias para detener y revertir el cambio climático. El capitalismo ha normalizado los niveles masivos de muerte al permitir infecciones masivas con COVID-19, y ahora está normalizando el cambio climático desbocado y la imposibilidad de vivir en la Tierra.

El candidato presidencial del Partido Socialista por la Igualdad, Joseph Kishore, emitió ayer una declaración en X/Twitter, en la que dijo:

El problema básico, negado por los diversos movimientos y partidos ecologistas de clase media como Los Verdes, es el capitalismo. Es imposible abordar la realidad cada vez más grave del calentamiento global en el marco de un sistema social y económico basado en las ganancias. Además, la solución al cambio climático debe ser necesariamente global y, por lo tanto, es incompatible con el sistema cada vez más arcaico de Estados nación.

Añadió:

Resolver la crisis climática es fundamentalmente una cuestión de clase. El impacto de la crisis climática recae principalmente en los trabajadores del mundo. Además, es la clase trabajadora, que se encuentra unida internacionalmente en el proceso de producción, cuyos intereses radican en la abolición del sistema capitalista del Estado nación.

Una solución al cambio climático requiere un asalto frontal a la riqueza de los oligarcas capitalistas y su control sobre la economía. Una respuesta de emergencia a la catástrofe ambiental debe comenzar con la expropiación de los gigantes energéticos globales bajo el control democrático de la clase trabajadora.

Los bancos y corporaciones gigantes deben ser expropiados y los recursos de la sociedad movilizados para financiar un programa de emergencia para producir energía de una manera que pueda satisfacer las necesidades sociales al tiempo que protege el medio ambiente, incluida una inversión social masiva en formas alternativas de energía y transporte público.

No es a través de apelaciones al Estado capitalista y sus representantes políticos que se puede encontrar una solución a la crisis climática, sino a través de la movilización de la clase obrera internacional contra el sistema capitalista y la lucha por reemplazar este sistema social obsoleto e irracional con el socialismo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 21 de junio de 2024)

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