Tras el cierre de una huelga de tres días por parte de la Asociación Internacional de Estibadores (ILA) sin un acuerdo tentativo, la Alianza Marítima de los EE.UU. (USMX) está decidida a introducir la automatización en los puertos a lo largo de la Costa Este y la Costa del Golfo de Estados Unidos.

Cuando se cerró la huelga sobre la base de una extensión de 90 días del acuerdo anterior, la WSWS lo caracterizó como “[acudieron] al rescate de la administración Biden para asegurar el flujo de armas para las guerras globales de Estados Unidos”. Existe la posibilidad de que estalle una nueva guerra con Irán en las próximas semanas, y los planes están bien avanzados para dar luz verde a ataques con misiles sin restricciones contra Rusia, aumentando el riesgo de una guerra nuclear.

La ILA justificó su decisión de terminar la huelga y extender el último acuerdo al afirmar que brinda a los negociadores el “espacio” para acordar sobre la automatización y otros temas clave. En realidad, la burocracia está atando de manos a los trabajadores mientras las corporaciones estadounidenses presionan para realizar recortes masivos de empleos.

Un editorial publicado el lunes en el Wall Street Journal, el cual es el órgano de la oligarquía corporativa y financiera, deja clara la posición de los transportistas marítimos.

Señalando que los transportistas han obtenido ganancias récord durante la pandemia, Peter Tirschwell concede en su editorial que pueden permitirse pagar el aumento del 62 por ciento en el que USMX y la ILA acordaron verbalmente. Pero afirma categóricamente que los transportistas no pueden permitirse evitar la automatización. De hecho, “la economía de EE.UU”. y “la competitividad del comercio de EE.UU”. no pueden permitirse una prohibición de la automatización en los puertos, añade Tirschwell. La objeción apenas disimulada es que los beneficios de las corporaciones y sus accionistas sufrirían.

Para justificar el impulso por la automatización, Tirschwell cita a USMX directamente. “Es fundamental que las terminales tengan la capacidad de densificar a medida que aumenta la demanda del consumidor estadounidense y las exportaciones”, dijo el grupo a la administración del presidente Joe Biden. “No hay suficiente terreno ni capacidad de atraque en los puertos de EE.UU. para manejar el crecimiento del comercio futuro sin implementar nueva tecnología”. Aunque pocos nuevos puertos estadounidenses se han construido en los últimos años, la automatización permitiría manejar la carga más rápidamente en los puertos existentes, aumentando así su capacidad, escribe Tirschwell.

En todo el mundo, la automatización, la inteligencia artificial y otras nuevas tecnologías ya se están utilizando para reducir millones de empleos. Esto incluye los planes de UPS para cerrar o automatizar 200 instalaciones en UPS, donde, al igual que la ILA, los Teamsters proclamaron “victoria” en cuanto a salarios en un nuevo contrato el año pasado, solo para que decenas de miles perdieran sus empleos.

Un proceso similar está en marcha en el Servicio Postal de EE.UU. bajo el plan de reorganización “Delivering for America”. Y en la industria automotriz, miles han perdido sus empleos este año, y cientos de miles más serán despedidos en los próximos años a medida que la industria se dirija hacia vehículos eléctricos menos laboriosos.

Automatización y guerra de clases

La automatización, en sí misma, podría usarse para aligerar la carga de trabajo, financiar aumentos salariales y de beneficios, y fabricar y mover bienes de manera más eficiente hacia aquellos que más los necesitan. Pero bajo el capitalismo, esta tecnología se está usando como una parte de un plan de tres partes para romper la creciente resistencia de la clase trabajadora mediante cortes masivos de empleos. Una encuesta a principios de año encontró que alrededor del 40 por ciento de los líderes empresariales de EE.UU. que esperaban despidos este año en su industria citaron la automatización como un factor clave.

La segunda parte de esto es el uso de la burocracia sindical para limitar o sabotear huelgas e imponer traiciones. La intervención directa de la Casa Blanca de Biden para cerrar la huelga portuaria es solo la última de una serie de traiciones coordinadas entre los sindicatos y el gobierno. El jueves, el secretario de Transporte Pete Buttigieg emitió órdenes para poner fin a la huelga de 33.000 trabajadores de Boeing, declarando que con “cada día que pasa se vuelve más importante ... para que lleguen a un acuerdo”.

La tercera y última parte ha sido una política de elevadas tasas de interés, modelada según el “Volcker Shock” de los años 70. Sin embargo, esta política se está desmoronando porque todo el sistema financiero se basa en gran medida en dinero barato, lo que significa que las corporaciones estadounidenses se ven obligadas a depender más fuertemente de tanto la automatización como de los traicioneros burócratas sindicales.

Incluso mientras Tirschwell establece los planes para una automatización masiva, pinta a la ILA con colores militantes, citando la demanda de sus líderes de un “lenguaje absoluto y hermético de que no habrá automatización ni semiautomatización”. Pero la ILA saboteó la influencia de los trabajadores al concluir la huelga. Eso indicó la falta de disposición de la burocracia de la ILA para amenazar de manera seria las ganancias de los transportistas.

Los estibadores alzan la voz

Los estibadores en el puerto de Newark en Nueva Jersey reconocen que aún no han alcanzado la victoria. Varios expresaron su disgusto por el cierre de la huelga por parte de la ILA. “No hay contrato … y no obtenemos nada hasta que se firme un contrato,” dijo un trabajador a los reporteros del World Socialist Web Site .

“No tenemos nada,” dijo otro estibador llanamente.

Un verificador comentó sobre las maquinaciones políticas detrás de escena de la ILA. “Es un contrato de ‘elección’ que está siendo impulsado porque los líderes de la ILA no quieren avergonzar a Biden y [la vicepresidenta Kamala] Harris durante una elección o interrumpir el transporte de materiales a la guerra,” dijo. El contrato “es como la elección [en sí misma] porque no mejorará mucho para nosotros después de tenerlo. El sindicato no nos está diciendo nada”.

El trabajador también describió las difíciles condiciones que enfrenta, así como la amenaza inminente para él y sus compañeros. “Quieren automatizar los trabajos de los verificadores como lo hacen con los de los operadores de máquinas. De alguna manera, el trabajo de un verificador es más difícil que el de los operadores porque tienen cambios en lo que están haciendo afuera, pero nosotros estamos atrapados detrás de la pantalla durante 12 horas. Trabajo 12, a veces 16 horas al día, y tengo una hora y media de traslado en mi viaje. Duermo siete horas, así que eso generalmente me deja tres horas para estar despierto y hacer lo que necesito para mí mismo”.

Aunque enfrentaron una pérdida de trabajo durante la huelga, los camioneros dijeron al WSWS que la apoyaban. “Nosotros, todos los trabajadores, necesitamos luchar,” dijo uno. “Y necesitamos una forma diferente de luchar”.

“Necesitamos estar todos juntos,” coincidió otro camionero.

El caso de Stephen Sweeney

Los funcionarios de la ILA, incluido el presidente Harold Daggett, no están uniendo fuerzas con los estibadores y camioneros sino con el Partido Demócrata. En comentarios al New Jersey Globe, Daggett acreditó a Stephen Sweeney, un político demócrata y candidato a gobernador en Nueva Jersey, como ayudando a terminar la huelga.

Sweeney sirvió en el Senado de Nueva Jersey de 2002 a 2022. De 2008 a 2010, fue su líder de la mayoría. Tiene un largo historial de defender intereses corporativos contra los de la clase trabajadora.

En 2002, Sweeney patrocinó una ley que permitió a los municipios establecer Acuerdos de Proyecto Laboral, que prohíben huelgas y cierres patronales, cuando comienzan proyectos de construcción. En 2006, Sweeney respaldó recortes de hasta el 15 por ciento a los salarios y beneficios de los trabajadores estatales. Cuando el gobierno estatal se cerró ese año, dijo a los trabajadores estatales que no cobraran el sueldo por el tiempo que fueron suspendidos, añadiendo que habría votado contra el presupuesto estatal si hubiera sabido que permitía a los trabajadores hacer esto. En 2011, Sweeney propuso “reformas” que, según dijo, recortarían más de $120.000 millones del sistema de pensiones y beneficios de salud de los empleados públicos durante 30 años.

Sweeney también es el vicepresidente general del Sindicato de Trabajadores del Hierro. Se unió al sindicato en 1977 y ha servido en su liderazgo durante décadas. Al igual que muchos otros sindicatos, los Trabajadores del Hierro tienen un historial de corrupción. Entre 1999 y 2002, nueve de los principales funcionarios del sindicato fueron investigados o acusados. En este último año, Jake West, el presidente internacional del sindicato, se declaró culpable de mal uso de fondos de pensión y de presentar un informe falso al Departamento de Trabajo de EE.UU.

Los estibadores de la Costa Este y la Costa del Golfo no pueden permitirse dejar la iniciativa en manos de traidores como Daggett y Sweeney. Estas figuras están trabajando detrás de escena para redactar un acuerdo que sea ameno para los transportistas marítimos, uno que asegurará el flujo ininterrumpido de armas para el genocidio de Israel y para la guerra por poderes con Rusia en Ucrania.

Ganar los aumentos y protecciones necesarios contra la automatización requerirá que los estibadores formen comités independientes de base que estén fuera del control de la ILA. La formación de tales comités es el primer paso para librar una lucha decidida por las necesidades de los trabajadores.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 10 de octubre de 2024)