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Perspectiva

El discurso racialista de Barack Obama dirigido a los trabajadores negros en Pittsburgh

Con tan solo tres semanas antes de la jornada electoral en Estados Unidos, están saliendo a la superficie todas las preocupaciones del Partido Demócrata sobre las probabilidades de una victoria de Harris. La ola de entusiasmo que los comentaristas en la prensa anticiparon universalmente tras la sustitución de Harris por Biden no se ha materializado. Un titular del New York Times que apareció el 7 de octubre pregunta nerviosamente: “¿Cómo pueden estar tan reñidas las elecciones?”.

El expresidente Barack Obama se pronuncia durante un mitin de campaña en apoyo a la nominada presidencial demócrata y vicepresidenta, Kamala Harris, 10 de octubre de 2024, Fitzgerald Field House, Universidad de Pittsburgh (AP Photo/Matt Freed) [AP Photo/Matt Freed]

A pesar de que se ha comprometido a llevar a cabo el intento de golpe de Estado que comenzó el 6 de enero, Trump bien podría ser presidente otra vez. Las encuestas muestran un empate técnico, lo suficientemente cerca como para que Trump afirme falsamente que cualquier margen de victoria de Harris se debe al voto de “inmigrantes ilegales”. Esto pondría en marcha su plan para robarse la elección si pierde en el Colegio Electoral. Los números de Harris se encuentran muy por debajo de los que mostraban Hillary Clinton y Joe Biden tres semanas antes de los comicios de 2016 y 2020 en estados reñidos y críticos como Pennsylvania, Míchigan y Wisconsin, que Clinton perdió y Biden ganó por poco. Los candidatos demócratas dicen que las encuestas internas confirman estas preocupaciones, incluyendo la candidata a senadora Elissa Slotkin dice que Harris se está “bajo el agua” en Míchigan.

En este contexto, el Partido Demócrata envió al expresidente Barack Obama a Pittsburgh, Pensilvania, donde pronunció su primer discurso público a favor de la candidata Harris. Antes del discurso, Obama también habló por separado con voluntarios en una oficina de campaña en East Liberty.

Obama comenzó su discurso: “Esta elección va a ser reñida porque muchos estadounidenses todavía están teniendo dificultades, esforzándose por mejorar su vida, la de sus familias y la de sus hijos”, dijo. “Hemos pasado por muchas cosas en los últimos años. Una pandemia histórica causó estragos en las comunidades y las empresas, haciendo que los precios subieran y poniendo presiones sobre los presupuestos familiares. Parece que las aspiraciones de los trabajadores han pasado a un segundo plano ante las prioridades de los ricos y poderosos”.

El expresidente, por supuesto, no se encuentra entre los que tiene dificultades para llegar a fin de mes. Después de que Obama le entregara las llaves de la Casa Blanca a Trump, deseándole “buena suerte” y calificando las elecciones de 2016 como “un juego amistoso del mismo equipo”, Obama se bajó al Caribe para esquiar en moto acuática con el multimillonario Richard Branson. En 2017, le pagaron 2 millones de dólares por dar tres discursos, y en 2018 firmó un acuerdo de 50 millones de dólares para hacer películas para Netflix.

Sin embargo, los comentarios de Obama expresan una preocupación real en la clase dominante ante el creciente malestar social causado por la situación económica y la ira por la desigualdad social. Los últimos años han sido testigos de poderosas huelgas y luchas sociales cada vez mayores entre trabajadores industriales en el corazón del proceso productivo, incluso en el sector ferroviario, automotriz, aeroespacial, UPS y en los puertos.

Temiendo que el movimiento emergente interrumpa las ganancias o socave su capacidad para librar una guerra imperialista en el extranjero, el Partido Demócrata es incapaz de apelar genuinamente a las “aspiraciones de los trabajadores” que Obama mencionó.

En cambio, arrojó ataques condescendientes a los hombres negros de clase trabajadora, insinuando que son misóginos por no votar por Harris en números suficientes:

“Según tengo entendido, según los informes que recibo de campañas y comunidades, aún no hemos visto los mismos tipos de energía y participación en todos los barrios y comunidades que cuando me postulaba. Esto parece ser más pronunciado con los hermanos”.

Dirigiéndose a los hombres negros, Obama dijo: “Se te ocurren todo tipo de razones y excusas”, una referencia indirecta a las quejas sobre las condiciones económicas. “Parte de eso me hace pensar que, bueno, simplemente no les emociona la idea de tener a una mujer como presidenta”. Equiparándose con los jóvenes negros de clase trabajadora que enfrentan la violencia policial, el excomandante en jefe dijo: “Cuando nos metemos en problemas y el sistema no funciona para nosotros, son [las mujeres negras] las que marchan y protestan”. Concluyó su arenga refiriéndose a Harris como “alguien que creció como tú, te conoce, fue a la universidad contigo, entiende las luchas, el dolor y la alegría que provienen de esas experiencias”.

Hay algo profundamente antidemocrático y desagradable en que un representante multimillonario negro del imperialismo estadounidense les diga a los trabajadores negros que le deben su voto a Harris porque pertenecen a la misma “comunidad” racial. El propio Obama recurrió a lugares comunes racistas al insultar a los hombres negros como “misóginos” si no votan por Harris en noviembre.

Lo que Obama menosprecia como “excusas” son en realidad agravios legítimos sobre las necesidades sociales urgentes que se sienten dentro de toda la clase trabajadora. El 10 por ciento más rico de los hogares posee el 67 por ciento de la riqueza, mientras que el 50 por ciento inferior más pobre controla solo el 2,5 por ciento. Más de 20 millones de personas han muerto de COVID-19 en todo el mundo, y la esperanza de vida está cayendo en los Estados Unidos por primera vez en su historia.

En cuanto a los hombres negros, solo el 27 por ciento tiene títulos universitarios. Una quinta parte de los hombres afroamericanos viven por debajo del umbral federal de pobreza, y uno de cada 15 está actualmente encarcelado. La exfiscala Harris ni siquiera ha comentado sobre la ejecución en Missouri de Marcellus Williams, un hombre afroamericano inocente.

Estas condiciones son el producto del abandono hace décadas de los programas sociales del Nuevo Trato y la Gran Sociedad por parte del Partido Demócrata. Estos programas hicieron que los afroamericanos dejaran de apoyar a los republicanos y apoyaran a los demócratas por primera vez a mediados del siglo pasado. En cambio, los demócratas han adoptado el tipo de política racial y de género que produjo la carrera política imperialista y de derecha de Barack Obama.

Trump y el Partido Republicano están capitalizando la desilusión de los afroamericanos con el Partido Demócrata, un proceso prolongado que fue evidente en los resultados de las elecciones de 2016 .

Trump y el candidato a la vicepresidencia JD Vance han denunciado demagógicamente los despidos masivos recientes en la industria automotriz, como en Stellantis, donde 2.400 trabajadores fueron despedidos la semana pasada en la planta de ensamblaje de camionetas de Warren, en los suburbios de Detroit. Días después en el Eastern Market de Detroit, Vance dijo: “Creo que los trabajadores automotores de Michigan me apoyarán cuando digo que necesitamos construir nuestros propios automóviles, y que los estadounidenses pueden conducir lo que quieran porque estos son los Estados Unidos de América, y creemos en la libertad”. Trump y Vance combinan tal demagogia nacionalista con ataques fascistas contra los inmigrantes, a quienes Trump ha acusado de “robar” empleos a los afroamericanos.

El Partido Socialista por la Igualdad rechaza la demagogia fascista de Trump y el belicismo racialista de Obama, Harris y los demócratas. El potencial para que un programa revolucionario gane una audiencia está creciendo y eso se refleja en la creciente influencia y autoridad del Comité Internacional de la Cuarta Internacional en todo el mundo y del Partido Socialista por la Igualdad en los Estados Unidos en particular.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 11 de octubre de 2024)

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