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Perspectiva

Tres semanas antes de las elecciones en EE.UU.: la conspiración de silencio sobre la guerra en el extranjero y la guerra en casa

A menos de tres semanas de las elecciones presidenciales estadounidenses, los reportes en los medios y las declaraciones de Harris y Trump están dominadas por trivialidades, ataques personales y mentiras demagógicas. Las cuestiones más fundamentales que enfrenta la población en EE.UU. y el mundo están siendo ignoradas y, de hecho, deliberadamente encubiertas. 

Soldados se preparan para cargar la estación de lanzamiento del Ejército de EE.UU. Terminal High Altitude Area Defense (THAAD) en un C-17 Globemaster III del 4.º Escuadrón de Transporte Aéreo en Fort Bliss, Texas, el 23 de febrero de 2019. [AP Photo/Staff Sgt. Cory D. Payne]

Lo que resulta más significativo es que Estados Unidos está al borde de una masiva escalada militar. 

Más tarde esta semana, Biden visitará Alemania para discusiones de alto nivel sobre la siguiente fase de la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia. Se reunirán Biden con el canciller alemán Olaf Scholz, el primer ministro británico sir Keir Starmer y el presidente francés Emmanuel Macron para una cumbre de guerra entre las principales potencias imperialistas. 

La reunión se produce después de la cancelación de la Conferencia Ramstein, presuntamente porque Biden decidió permanecer en EE.UU. mientras el huracán Milton se acercaba a Florida. Es más probable que EE.UU. quería poner en marcha los planes para una escalada militar. 

En Gaza y Líbano, Israel está intensificando masivamente el genocidio de un año, usando bombas incendiarias en el Hospital de los Mártires de al-Aqsa, cercando el norte de Gaza y exterminando a los palestinos adentro. El genocidio está conectado con la intensificación de la guerra contra Irán, un país de 80 millones de habitantes. 

Durante el fin de semana, el Gobierno de Biden anunció el despliegue de tropas estadounidenses en Israel, justo cuando las fuerzas israelíes se están preparando para un ataque contra Irán. Estacionará el sistema de defensa antiaérea THAAD en Israel junto con baterías de misiles Patriot y 100 soldados estadounidenses. El despliegue precede una acción inminente de Israel contra Irán.

No se puede dar credibilidad a los informes en los medios de comunicación de que Israel planea ejercer “moderación” y atacar solo objetivos militares iraníes, en lugar de las instalaciones nucleares o petroleras. Cualquier ataque de Israel contra Irán es una escalada militar masiva y un acto criminal de agresión. En respuesta a las sugerencias de que Israel tendría como objetivo evitar una guerra más amplia, Netanyahu declaró el martes: “Tomaremos nuestras decisiones finales basadas en nuestro interés nacional”. 

Haaretz informó el martes que “el ataque de Israel se llevaría a cabo antes de las elecciones del 5 de noviembre”, es decir, dentro de tres semanas, y que, según una fuente familiarizada con las discusiones entre Biden y Netanyahu, “esta será solo la primera de una serie de represalias”.

Hace solo dos semanas, tras el asesinato israelí del líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, en sí mismo un acto de guerra, Netanyahu declaró que las medidas de Israel para derrocar el Gobierno iraní “llegarán mucho antes de lo que la gente piensa”. Esta amenaza ahora se está haciendo realidad.

Las maniobras contra Irán están directamente relacionadas con la guerra entre Estados Unidos y la OTAN contra Rusia. 

Entre los temas principales del encuentro en Alemania estará la provisión de misiles de largo alcance a Ucrania, diseñados para atacar profundamente en territorio ruso. El miércoles, se espera que el presidente ucraniano Volodímir Zelenski presente su “plan de victoria” a la Rada Suprema, que incluye solicitudes para un aumento en el suministro de misiles ATACMS y Storm Shadow, y la aprobación de ataques al interior de Rusia.

En las revistas y centros de pensamiento conectados con las agencias militares y de inteligencia, hay innumerables artículos sobre el nuevo “eje del mal” o “cuarteto del caos” compuesto por Rusia, China, Irán y Corea del Norte. 

Moscú ha declarado en repetidas ocasiones que los ataques en su territorio con armas occidentales podrían llevar a represalias. Es decir, en vísperas de las elecciones, el Gobierno de Biden-Harris y sus aliados de la OTAN están empujando al mundo hacia el borde de una guerra nuclear. 

Nada de esto es un tema de discusión en las elecciones. El martes, la vicepresidenta Kamala Harris visitó Detroit y no dijo nada sobre la escalada de la guerra en Oriente Próximo ni la peligrosa acumulación militar contra Irán, a quien ha llamado el principal enemigo de los Estados Unidos. En cambio, Harris concentró sus comentarios en promover los créditos fiscales para pequeñas empresas y su llamada “economía de oportunidades”, una política económica derechista y proempresarial.

La escalada militar solo aparece en declaraciones ocasionales de Trump, emitidas con fines demagógicos, sobre el peligro de una Tercera Guerra Mundial. Sin embargo, en la medida en que los republicanos han criticado a Biden sobre Irán, ha sido por no ser lo suficientemente agresivo en la guerra. 

El propio Trump declaró en julio, respondiendo a acusaciones infundadas de Netanyahu de que Irán estaba preparando un intento de asesinato contra Trump, que si esto sucedía, esperaba que “Estados Unidos borre a Irán, lo borre de la faz de la Tierra”.

Como declaró ayer el WSWS, el silencio sobre la intensificación de la guerra tiene como objetivo garantizar “que estén en marcha los planes para la escalada militar antes de que se lleven a cabo las elecciones” y no puedan verse afectados por el resultado. “En lugar de una ‘sorpresa de octubre’, es una ‘conspiración de octubre’”.

Esto es parte de una exclusión más amplia de cualquiera de los problemas centrales que enfrenta la clase trabajadora. La escalada de la guerra global por parte del Gobierno de Biden ha ido acompañada de un asalto a los trabajadores estadounidenses. A medida que se acercan las elecciones, las corporaciones se ven envueltas en una ola de despidos masivos. Boeing está despidiendo a 17.000 trabajadores en un intento flagrante de obligar a los trabajadores en huelga a someterse. Intel está comenzando a implementar planes previamente anunciados para eliminar 15.000 empleos en todo el mundo, y Stellantis despidió a más de 2.300 trabajadores la semana pasada como parte de una masacre acelerada de empleos en las industrias automotriz y de tecnología.

En los campus universitarios, se está fomentando un ambiente de Estado policial, dirigido contra los opositores del genocidio en Gaza, incluso mediante arrestos y grandes ataques a los derechos democráticos. A medida que se gastan recursos ilimitados en la guerra y en los ricos (las bolsas de valores están en niveles récord), los servicios sociales carecen de recursos, el sistema de salud está en ruinas y la educación pública está bajo un asalto implacable. 

Cualquiera que sea el resultado de las elecciones dentro de tres semanas, no resolverá ninguno de los problemas fundamentales que enfrenta la clase trabajadora. La conspiración de silencio por parte de la clase dominante y sus medios de comunicación refleja el temor a la profunda oposición que existe en la clase trabajadora. Esta oposición debe transformarse en un movimiento político consciente contra el capitalismo y por el socialismo. 

(Artículo publicado originalmente en inglés el 15 de octubre de 2024)

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