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Partido Socialista por la Igualdad (EE.UU.)
Las bases históricas e internacionales del Partido Socialista por la Igualdad

La expulsión de Trotsky

48. Las derrotas en Gran Bretaña y China disminuyeron la confianza de la clase trabajadora soviética. Esto a la vez fortaleció a la burocracia y la enajenó aún más de la clase trabajadora. El poder en la Unión Soviética se consolidó en manos de una camarilla burocrática encabezada por Stalin. En 1926, la Oposición de Izquierda se unió brevemente a Kamenev y Zinoviev para formar la Oposición Unida. Entre julio y octubre, Trotsky y Kamenev fueron expulsados del politburó, y en noviembre Trotsky y Zinoviev fueron expulsados del Partido Comunista Ruso. En diciembre, todos los miembros de la Oposición de Izquierda fueron expulsados. Cuando Kamenev y Zinoviev capitularon ante Stalin y reingresaron al partido, Trotsky fue exilado a Alma Ata en enero de 1928. En febrero de 1929 sería expulsado de la Unión Soviética.

49. Desde el comienzo de su último destierro, Trotsky insistió en que todas las diferencias entre la facción estalinista y la Oposición de Izquierda partían de dos conceptos del socialismo irreconciliablemente opuestos. Los estalinistas se basaban en la posibilidad de establecer una sociedad nacional socialista aislada basada en los recursos de Rusia. La Oposición de Izquierda insistía en que el destino del estado obrero y su progreso hacia el socialismo se vinculaban inextricablemente al desarrollo de la revolución socialista mundial. En 1930, en el prefacio de la edición alemana de un panfleto que había escrito dos años antes titulado La Revolución Permanente, Trotsky resumió el problema principal:

“El marxismo parte del concepto de la economía mundial, no como una amalgama de partículas nacionales, sino como una potente realidad con vida propia, creada por la división internacional del trabajo y el mercado mundial, que impera en los tiempos que corremos sobre los mercados nacionales.

Las fuerzas productivas de la sociedad capitalista rebasan desde hace mucho tiempo las fronteras nacionales. La guerra imperialista fue una de las manifestaciones de este hecho. La sociedad socialista ha de representar ya de por sí, desde el punto de vista de la técnica de la producción, una etapa de progreso respecto al capitalismo. Proponerse por fin la edificación de una sociedad socialista nacional y cerrada, equivaldría, a pesar de todos los éxitos temporales, a retro-traer las fuerzas productivas deteniendo incluso la marcha del capitalismo. Intentar, a despecho de las condiciones geográficas, culturales e históricas del desarrollo del país, que forma parte de la colectividad mundial, realizar la proporcionalidad intrínseca de todas las ramas de la economía en los mercados nacionales, equivaldría a perseguir una utopía reaccionaria. Si los profetas y secua-ces de esta teoría participan, sin embargo, de la lucha revolucionaria internacional —no queremos prejuzgar con qué éxito-, es porque, dejándose llevar de su inveterado eclecticismo, combinan mecánicamente el internacionalismo abstracto con el nacionalsocialismo reaccionario y utópico”. [31]

50. Las implicaciones políticas de la crítica que Trotsky le hizo a la perspectiva nacionalista socialista de Stalin iban más allá de los problemas de la política soviética.

Lo que estaba en juego eran las cuestiones fundamentales de perspectiva mundial y las tareas estratégicas de la clase trabajadora internacional en la época imperialista. Trotsky escribió:

“El triunfo de la revolución socialista es inconcebible dentro de las fronteras nacionales de un país. Una de las causas fundamentales de la crisis de la sociedad burguesa consiste en que las fuerzas productivas creadas por ella no pueden conciliarse ya con los límites del Estado, nacional. De aquí se originan las guerras imperialistas, de una parte, y la utopía burguesa de los Estados Unidos de Europa, de otra. La revolución socialista empieza en la palestra nacional, se desarrolla en la internacional y llega a su término y remate en la mundial. Por lo tanto, la revolución socialista se convierte en permanente en un sentido nuevo y más amplio de la palabra: en el sentido de que sólo se consuma con la victoria definitiva de la nueva sociedad en todo el planeta”.[32]


[31]

Leon Trotsky, The Permanent Revolution (London: New Park Publications, 1971), p. 22. [Texto en español: http://www.marxists.org/espanol/trotsky/revperm/rp0.htm]

[32]

Ibid., p. 155.