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Las fábricas de Ford en Saarlouis y Valencia: sigue el chantaje

Los trabajadores de Ford forman un comité de base para defender sus puestos de trabajo

La patronal de Ford y los comités de fábrica están chantajeando a los trabajadores de la planta de Saarlouis en Alemania y a sus homólogos de Almussafes en la provincia española de Valencia, azuzando a los de una sucursal contra los de la otra. Ahora, los trabajadores de Saarlouis han formado un comité de base independiente para oponerse a esto y aliarse con sus colegas de España.

Cambio de turno en Ford Saarlouis (WSWS)

Ford se propone haber completado la transición de su producción a vehículos eléctricos para 2030 y, como todos los fabricantes de automóviles y grandes proveedores, está aprovechándose de esto para al mismo tiempo triturar salarios y condiciones de trabajo mientras recortan empleos. Ford Europa ha anunciado planes de electrificación para las plantas de Colonia (Alemania), Kocaeli (Turquía) y Craiova (Rumanía). Sin embargo, la planta de Almussafes y la de Saarlouis deben competir entre sí en una “guerra de pujas” interna por el compromiso de producir un coche eléctrico. Se espera que solo una de las dos plantas dure hasta después de 2025.

Desde que Jim Farley asumiera como jefe del segundo mayor fabricante estadounidense de coches en el otoño de 2020, ha estado librando una verdadera guerra social contra los trabajadores de Ford. Está podando sin piedad la empresa buscando ganancias en interés de los accionistas e inversores. En octubre, anunció un parón total de la producción en la India, donde 4.000 trabajadores de Ford y muchos miles más en las fábricas proveedoras perderán el empleo.

Los inversores y corredores de bolsa aplaudieron. A lo largo de todo el año pasado, Ford informó de ganancias en aumento y verá una explosión en las ganancias en 2021 a entre $9.500 millones y $11.500 millones. Eso es cerca de $5 mil millones más de lo que se había asumido a principios del año.

La guerra de pujas es parte de esta furiosa ofensiva contra los trabajadores. Pero lo peor en la disputa actual es la cobardía sin límites y el fracaso total de los sindicatos y sus representantes en los comités de fábrica. Son ellos —IG Metall en Alemania y UGT en España— que han aceptado la brutal competencia entre las fábricas y están azuzando e incitando a los trabajadores de las dos plantas, unos contra otros. Las ofertas de reducción de salarios, la prolongación del tiempo de trabajo, la reducción de las debidas vacaciones, el deterioro de las condiciones de trabajo, toda esta vergonzosa lista de recortes sociales está siendo elaborada por los comités de empresa y los funcionarios sindicales y lleva su firma.

Parte del deleznable espectáculo es el gimoteo de algunos representantes de comités de empresa y su servilismo ante la patronal. Unos pocos meses atrás, algunos representantes de comités de empresa de las sucursales alemanas (¡no las españolas!) preguntaron, en una carta conjunta de súplica al jefe de Ford Europa, Stuart Rowley, si no había alguna manera de poner fin a la guerra de pujas. “Es lo contrario de ser socios sociales y divide a las plantillas a lo largo de las fronteras y ubicaciones”, alegaba la carta.

No, no es lo contrario de sociedad social sino su resultado. Como cogerentes —como a los representantes del comité de empresa y a los funcionarios de IG Metall les gusta llamarse a sí mismos— han estado organizando los recortes sociales desde hace años y los han estado justificando ante la plantilla. Sus pseudoprotestas nunca fueron más que teatralización para vender mejor sus recortes. Es este servilismo lo que alienta a la patronal a lanzar ataques sociales nuevos y cada vez más duros.

Ante las brutales amenazas de los EEUU, los comités de empresa de Alemania se están acercando cada vez más a la patronal de su planta, el gobierno federal y la administración del Estado de Saarland. Sus homólogos en España están haciendo lo mismo con los gobiernos de Madrid y de Valencia. El ministro presidente de Saarland, Tobias Hans (Unión Demócrata Cristiana, CDU) y la ministra de economía Anke Rehlinger (Partido Socialdemócrata, SPD) se han comprometido a apoyar a Ford en una declaración conjunta si la planta de Saarland es la preferida. Expresaron optimismo porque la empresa china SVolt está construyendo dos fábricas en las que se producirán baterías para hasta 500.000 vehículos eléctricos al año. Además, hay “claras promesas de apoyo del gobierno estatal y el federal”. El ministro federal de empleo, Hubertus Heil (SPD) también había ofrecido que la nueva formación necesaria y el desarrollo profesional adicional de los empleados de Ford sería financiado por la Agencia de Empleo estatal usando fondos de seguro de desempleo.

Representantes políticos y de la compañía en España señalan a un apoyo estatal parecido y a la construcción de una fábrica de baterías al lado de la planta de Almussafes, que ya ha comenzado.

Basadas en tal apoyo, la planta de Saarland y la de Valencia —la gestión local de la planta y sus respectivos comités de empresa— enviaron sus propuestas a la sede europea de Ford en Colonia la semana pasada. Ambos comités de empresa ofrecieron recortes de largo alcance.

Los representantes de UGT, según los diarios españoles, fueron a Colonia la semana pasada específicamente para lograr un acuerdo con la sede europea de Ford. La prensa española informa de que el comité de empresa de Almussafes, dirigido por José Luis Parra del sindicato mayoritario UGT, aceptó un recorte salarial del 10 por ciento, una semana menos de vacaciones al año y 30 minutos extra en las horas diarias de trabajo. Los salarios no subirán en los próximos cinco años. El nivel salarial allí se dice que ya es cerca de un tercio más bajo que el de Alemania.

También se dice que el comité de empresa en Saarlouis, dirigido por Markus Thal, junto con sus colegas de comité de empresa en Colonia, han ofrecido recortes de 120 millones de euros al año y reducir a la mitad el receso diario de 30 minutos. Pero estos son rumores; los trabajadores de Ford no han sido informados oficialmente sobre ello.

El comité de empresa de UGT ha dicho que recibió la aprobación para los recortes en un sondeo interno entre los miembros de UGT. El jefe del comité de empresa de IGM, Thal, simplemente ha imputado esta disposición a los trabajadores.

Un trabajador de Saarlouis le dijo al WSWS que él y sus compañeros no fueron consultados: “Lo que está pasando aquí ahora mismo es un desastre. No puede ser que un director de comité de empresa decida sobre 4.800 personas sin preguntarnos”. A los trabajadores se les prometió la producción del Kuga, que todavía se sigue fabricando en Valencia, “ya estábamos sangrando”. “Luego recortaron 2.000 del turno de la noche”. El año pasado se habría parado la producción del C-Max.

Recuerda el cierre de la planta belga de la Ford en Genk en 2014. “Los compañeros allí también habían recibido un compromiso para la producción del Mondeo, que en esa ocasión también fue para Valencia”.

“¿Para cuándo son las concesiones?”, pregunta. “¿Para ahora? ¿O a partir de 2025? No sabemos todo eso”.

Y así se quedará. El director del comité de empresa general de Ford, Benjamin Gruschka, había anunciado en la emisora Saarländischer Rundfunk a finales de la semana pasada que el chantaje a los trabajadores seguiría. Los trabajadores de Saarlouis tendrían que prepararse para “más negociaciones duras sobre el futuro de la planta”. El plazo era el 30 de junio. Los detalles permanecieron en secreto. La intención era impedir que se filtrara cualquier cosa y que así se volviera una desventaja para Saarlouis en el proceso de puja con Valencia, dijo.

La oferta remitida el jueves pasado fue por lo tanto solo un “plan inicial”. El comité de empresa, la gestión de la planta y la patronal en Colonia continuarían ahora trabajando sobre ello y negociando, añadió. El diario Die Welt informa de que representantes del comité de empresa de Saarland han “reunido” un paquete conjunto con el comité de empresa de Colonia. No está claro si los trabajadores de Ford en Colonia también tendrán que hacer concesiones.

La iniciativa de los trabajadores de Ford por unirse en comités de base independientes de los comités de empresa es por lo tanto de una gran importancia en la situación actual. Como todo trabajador bien sabe, los gerentes no fabrican coches. Sin trabajadores, todo se paraliza. Pero mientras el grupo Ford opera a nivel internacional, los sindicatos y sus comités de empresa atan a los trabajadores a su localización y su país. Así es como intentan imponer sus ataques.

Los trabajadores de Ford solo pueden defender su empleo, su salario y sus condiciones de trabajo si se unen a nivel internacional más allá de las fronteras nacionales. Las plantas europeas actualmente están lejos de estar funcionando a pleno. El año pasado, la venta de vehículos en los principales mercados europeos se redujo a apenas 554.000 autoturismos, un 44 por ciento menos que en 2019, según Jato Dynamics, escribe Die Welt. “Ninguna otra marca de coches se ha desplomado tan abruptamente en la pandemia”. Si las altas esferas de la compañía se salen con la suya, los empleados una vez más tendrán que sangrar por ello.

La importancia de la disputa en Ford tiene implicaciones de largo alcance. En Valencia, afecta no solo a la plantilla de más de 6.000 trabajadores de Almussafes, sino a más de cien empresas con 25.000 empleados. En Saarland, cerca de 4.800 trabajadores de Ford y cerca de 1.500 trabajadores en empresas abastecedoras están directamente afectados, y en toda la industria suministradora de Saarland un total de 40.000 personas indirectamente.

Es más, “empleados de las plantas de coches alemanas pueden ver de este ejemplo que serán amenazados con un amplio frente en los próximos años”, comentó el semanario de negocios Wirtschaftswoche el martes. Dado que muchas fábricas en Alemania estaban técnica y logísticamente anticuadas, a menudo se construían nuevas plantas para la producción de vehículos eléctricos, como en la VW. Pero estas se pueden construir en cualquier parte. “Una tendencia a producir en países de bajos salarios es visible desde hace mucho tiempo”. Europa del este era tentadora, dice Wirtschaftswoche. “Ford en Saarlouis no sería por lo tanto la última planta alemana que ya no tenga futuro”.

No hay que dejar que eso pase. Ford en Saarlouis y en Valencia tienen que ser las primeras plantas en las que los trabajadores se unan más allá de las fronteras nacionales para defender su empleo y su salario, independientemente de los sindicatos y los representantes de los comités de empresa.

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(Publicado originalmente en inglés el 4 de febrero de 2022)

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