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Perspectiva

¡Detengan la marcha hacia la Tercera Guerra Mundial!

En medio de una pandemia que se ha cobrado casi un millón de vidas y sigue matando a más de 2.300 personas a diario en EE.UU., el Gobierno de Biden está enfocando toda su atención en una campaña de guerra cada vez más histérica contra Rusia

El domingo por la noche, se reportó que el presidente estadounidense Joe Biden había acordado “en principio” tener una reunión con el presidente ruso Vladímir Putin sobre la situación en Ucrania, sin definir la fecha.

Un soldado ucraniano escucha los disparos de artillería desde una trinchera en la línea de separación entre el territorio controlado por Ucrania y el controlado por los rebeldes cerca de Zolote, Ucrania, 19 de febrero de 2022 (AP Photo/Evgeniy Maloletka)

En su reporte sobre el encuentro planeado, el Washington Post escribió: “A pesar de que los oficiales estadounidenses de mayor rango consideran que Putin ha tomado la decisión de invadir, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo en una declaración que los oficiales estadounidenses ‘están comprometidos con perseguir la diplomacia hasta que comience una invasión’. Confirmó que Biden aceptó la invitación, ‘empero, solo si no ha ocurrido una invasión’”.

Esta declaración es absurda. Si Putin hubiera decidido invadir, como lo afirmó Biden en su rueda de prensa el viernes, el mandatario ruso no estaría invitando a Biden a una reunión. ¿Se les puede creer seriamente que, tras haber dado luz verde para una operación militar vasta, Putin simplemente puede cancelarla con un gesto de la mano?

En su reporte de los planes de reunión, el New York Times escribió que, “un oficial de alto rango de la Casa Blanca dijo que no tienen planes ni sobre el formato ni la fecha de una reunión entre ambos líderes. Otro oficial lo tildó todo de hipotético y afirmó que toda la evidencia apunta a que Rusia todavía tiene la intención de invadir Ucrania en los próximos días”.

Además, la iniciativa del encuentro no provino de EE.UU., sino de discusiones entre Putin y el presidente francés Emmanuel Macron el fin de semana.

Según el Times:

El acercamiento del Sr. Macron a Rusia comenzó a través de una llamada telefónica el domingo por la mañana con el Sr. Putin, durante la cual ambos líderes acordaron sobre “la necesidad de priorizar una solución diplomática a la crisis actual” y de garantizar un cese al fuego en el este de Ucrania en las próximas horas, según una declaración de la oficina del Sr. Macron.

La declaración añadió que, “si se cumplen las demandas”, un camino diplomático debería posibilitar “una reunión al máximo nivel para definir un nuevo orden de paz y seguridad en Europa”.

El Sr. Macron luego conversó con el Sr. Biden por teléfono.

Una segunda declaración de la oficina del Sr. Macron indica que el presidente francés propuso un encuentro entre el Sr. Biden y el Sr. Putin “y luego con los involucrados más relevantes para discutir la seguridad y estabilidad estratégica en Europa”.

Pero para la noche del domingo, aún no había quedado claro cuán significativos fueron los nuevos esfuerzos para evitar una gran guerra en Europa.

Todo esto demuestra a las claras que EE.UU. no quería esas discusiones entre Macron y Putin ya que está decidido a provocar un conflicto y prevenir cualquier intento de detener una guerra.

Los acontecimientos del domingo por la noche son otra muestra de la enorme brecha entre la realidad y la propaganda bélica del Gobierno de Biden, reproducida incansablemente por la prensa. Solo subrayan la temeridad y las mentiras que caracterizan toda la crisis confeccionada en Ucrania.

La situación sigue siendo extremadamente peligrosa. Incluso si eso quisiera, el Gobierno de Biden puede no ser capaz de controlar la crisis que ha instigado. Estados Unidos ha hecho creer a las fuerzas fascistas del ejército ucraniano que cuentan con el apoyo de la OTAN para su actual ofensiva para retomar las regiones del este de Ucrania, ahora controladas por las fuerzas prorrusas. ¿Está la Administración de Biden en condiciones de incumplir sus promesas?

El anuncio de una cumbre entre Biden y Putin se produce en medio de la histeria de los medios de comunicación estadounidenses de que Rusia está preparando una inminente operación de “falsa bandera” para justificar una invasión de Ucrania. La Embajada de Estados Unidos en Moscú emitió el domingo un comunicado en el que advertía a los ciudadanos estadounidenses de “amenazas de ataques contra centros comerciales, estaciones de tren y metro y otras aglomeraciones públicas en las principales zonas urbanas, incluidas Moscú y San Petersburgo”.

En unas provocadoras declaraciones ante el Consejo de Seguridad de la ONU la semana pasada, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, citó “un supuesto atentado terrorista fabricado dentro de Rusia” como una posible operación de “falsa bandera”. La declaración de la Embajada estadounidense plantea la siguiente interrogante: ¿está organizando Estados Unidos, en colaboración con organizaciones fascistizantes dentro de Ucrania, un ataque terrorista para luego utilizar cualquier respuesta de Rusia como justificación para la guerra?

Hay dos factores que impulsan el frenesí bélico e histérico de los medios de comunicación y la élite política.

En primer lugar, están los antiguos intereses geopolíticos del imperialismo estadounidense de enfrentarse a Rusia y socavar su control de la región entre el mar Negro y el mar Caspio, así como en Oriente Próximo.

Sin embargo, el factor dominante más decisivo es el esfuerzo de la clase gobernante estadounidense para distraer de la enorme crisis interna producida por la pandemia del COVID-19.

El 1 de marzo, en poco más de una semana, Biden tiene programado su discurso sobre el Estado de la Unión. Biden pretende que su discurso ante el Congreso se produzca en unas condiciones dominadas por la histeria que la propia Administración ha generado sobre Rusia y Ucrania. Presentándose como un “presidente en tiempos de guerra”, Biden busca la unidad con la extrema derecha del Partido Republicano, que hace poco más de un año apoyó un golpe de Estado fascistizante destinado a impedirle llegar al poder.

Durante la Primera Guerra Mundial, las condiciones en los campos de batalla de Europa contribuyeron a la catastrófica propagación de la pandemia de la “gripe española” de 1918. Ahora, las condiciones catastróficas producidas por la pandemia de COVID-19 están alimentando la crisis política que está llevando a todo el mundo hacia la Tercera Guerra Mundial.

El número oficial de muertos por la pandemia de COVID-19 en los Estados Unidos superará el millón en cuestión de semanas. El Gobierno de Biden y el Partido Demócrata están eliminando todas las restricciones a la propagación del COVID-19, declarando una “nueva normalidad” en la que el COVID-19 será “endémico”, lo que significa que infectará y matará potencialmente a cientos de miles de personas cada año.

Hay una ira y oposición cada vez mayores en la clase trabajadora, alimentadas por la pandemia y las consecuencias sociales y económicas de la respuesta de la clase gobernante a la misma, incluyendo el aumento de la inflación en los bienes y servicios básicos.

Mientras se niega a combatir la pandemia, la clase gobernante estadounidense está llevando al mundo al borde de un conflicto militar catastrófico.

En medio de la histeria bélica universal que se ha apoderado de los medios de comunicación y de la élite política, quizá la mayor mentira de todas sea que puede estallar un conflicto con Rusia sin que se convierta en una catástrofe mundial.

En su declaración del 14 de febrero, “¡Opónganse a la campaña de guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia en Ucrania!”, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional advirtió que, “independientemente de lo que se puedan imaginar los estrategas en Washington y las capitales europeas, recurrir a la guerra no resolverá ninguno de sus problemas. Los criminales que pongan en marcha tales cataclismos lamentarán descubrir la verdad resumida por el refrán, 'porque sembraron viento, torbellino segarán'. Más allá de cómo estalle y qué pase al inicio, una guerra con Rusia en Ucrania no se podrá contener”.

Cualquiera que sea la evolución de la situación a corto plazo, no hay solución pacífica para esta crisis. El imperialismo se desliza por un tobogán hacia el desastre. La única manera de detener el descenso a una nueva y más catastrófica guerra mundial es mediante la intervención de la clase obrera. La lucha contra la guerra debe estar conectada con la lucha contra la explotación y la respuesta de la clase gobernante a la pandemia.

El sábado 26 de febrero, el World Socialist Web Site auspiciará un seminario web internacional en línea bajo el tema, “¡Combatan el COVID y salven vidas! ¡Detengan la marcha hacia la Tercera Guerra Mundial!”. En esta reunión intervendrán destacados miembros del Comité Internacional de la Cuarta Internacional y se elaborará un programa político para movilizar a la clase obrera contra la guerra y la pandemia.

Hacemos un llamado a todos nuestros lectores de todo el mundo para que se inscriban y hagan planes para asistir a este evento internacional crítico hoy mismo.

(Publicado originalmente en inglés el 20 de febrero de 2022)

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