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Primero de Mayo de 2022: La pandemia del COVID-19 y la lucha por el socialismo

Publicamos aquí el reporte de Evan Blake presentado en el Mitin Internacional En Línea del Primero de Mayo de 2022.Blake es escritor del WSWS y coordinador de la Investigación Global de los Trabajadores sobre la Pandemia de COVID-19.Para ver todos los discursos, visita wsws.org/mayday (activa los subtítulos en las configuraciones del video).

Este es el tercer Primero de Mayo en el que nos reunimos durante la pandemia de COVID-19.

La cifra oficial de muertos a nivel mundial se acerca a los 6.260.000. Debido a los niveles inadecuados de pruebas, reportes y datos en gran parte del mundo, los expertos creen que el número real de muertes es tres veces mayor y alcanza los 20 millones en todo el mundo.

Mitin Internacional En Línea del Primero de Mayo de 2022 (activa los subtítulos en la configuración de vídeo)

La inmensa mayoría de estas muertes pudo haberse evitado. No fue así fundamentalmente porque los Gobiernos a nivel internacional optaron por subordinar, a instancias de sus clases gobernantes y conscientemente, la salud pública al lucro privado y se negaron a coordinarse internacionalmente para detener la pandemia.

Los capitalistas que lucraron de la pandemia han acumulado billones de dólares. Un informe de Oxfam este año señala que, desde el comienzo de la pandemia, se ha creado un milmillonario cada 26 horas. Los 10 hombres más ricos del mundo han duplicado su riqueza mientras más de 160 millones de personas han caído en la pobreza.

Nada ha demostrado más claramente que el sistema capitalista está en guerra con sus poblaciones.

En el último año, la cifra de muertes en todo el mundo se ha duplicado con creces. Estos millones de muertes son aún más trágicos porque ocurrieron después de que se produjeran vacunas capaces de salvar vidas.

La propiedad privada de los monopolios farmacéuticos y el nacionalismo en materia de vacunas han creado una situación en la que hoy en día sólo el 59% de la población mundial ha recibido el esquema inicial de vacunación. Algo criminal es que sólo el 0,6 por ciento de las personas en los países de bajos ingresos y sólo el 1,5 por ciento de los africanos han recibido una dosis necesaria de refuerzo.

En 2020 y 2021 la esperanza de vida mundial se redujo casi dos años en total. Se trata de los primeros descensos anuales de esta cifra desde que la ONU comenzó a dar seguimiento en 1950.

En términos per cápita, Perú ha sido el país más afectado del mundo. 230.000 peruanos han muerto a causa del COVID-19, es decir, 1 de cada 143 personas en el país.

Familias esperan en una cola para una comida gratuita en Lima, Perú, 17 de junio de 2020 (AP Photo/Rodrigo Abd)

En Estados Unidos, el centro del capitalismo mundial, 1,1 millones de personas han muerto por el virus y la esperanza de vida ha disminuido en más de 2 años.

En Rusia, más de 1,2 millones de personas han muerto por COVID, aproximadamente 4 veces la cifra oficial y más del doble de la tasa de mortalidad per cápita de Estados Unidos.

En la India, 5,9 millones de personas han fallecido por el virus, aproximadamente 11 veces más que la cifra oficial de muertos.

Familiares rezan junto a una pira en llamas de un fallecido por COVID-19, en un crematorio en Srinagar, 25 de mayo de 2021 (AP Photo/Dar Yasin)

Los más ancianos y vulnerables han sido las principales víctimas de la pandemia, pero también han muerto millones de adultos en edad laboral y decenas de miles de niños en todo el mundo.

Un estudio publicado en febrero reveló que, para finales de octubre pasado más de 5,2 millones de niños en todo el mundo habían perdido a uno de sus padres o a su cuidador principal a causa del COVID-19. Todos los niños afectados por estas muertes han quedado profundamente traumatizados y se enfrentan a toda una vida sin sus seres queridos más cercanos.

Los 20 millones de muertes evitables son el resultado más trágico de la pandemia. Pero cientos de millones de personas en todo el mundo están ahora debilitadas por el COVID largo.

Numerosos estudios demuestran que al menos el 10% de los infectados con COVID desarrollan síntomas que persisten durante 3 meses o más, y la mayoría sufre más de un año después de la infección inicial.

Estos síntomas pueden afectar casi todos los órganos del cuerpo, y la infección por COVID-19 se ha relacionado ahora con un mayor riesgo de mortalidad por todas las causas, así como enfermedades cardíacas, daños cerebrales, diabetes, enfermedades renales, un sistema inmunitario desregulado, etc.

Desde las primeras fases de la pandemia, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional no sólo advirtió de las consecuencias potencialmente catastróficas de la propagación incontrolada del SARS-CoV-2. También avanzamos una estrategia para detener la pandemia. En una declaración publicada el 28 de febrero de 2020, el WSWS explicó:

La respuesta al coronavirus no puede coordinarse a nivel nacional. El virus no respeta las fronteras, las visas ni restricciones de inmigración… La solución debe ser global. Los científicos de todo el mundo deben poder compartir sus investigaciones y tecnologías, sin el lastre de los “intereses nacionales” y los conflictos geopolíticos que sólo sirven para retrasar el desarrollo de contramedidas eficaces para contener, curar y finalmente erradicar el coronavirus.

La declaración llamó a utilizar todas las medidas de salud pública para detener la pandemia, la transformación de las gigantescas empresas de salud en entidades públicas, y la prestación de apoyo financiero directo a todos los trabajadores y pequeños empresarios.

En numerosas declaraciones publicadas a lo largo de 2020, desarrollamos este programa y exigimos el fin a la estrategia homicida de “inmunidad colectiva” basada en la reapertura forzosa de las escuelas y centros de trabajo. Esta política criminal, pionera en Suecia, Estados Unidos, Reino Unido, Brasil, India y otros países, provocó la gran mayoría de las muertes en el primer año de la pandemia.

El 20 de agosto de 2021, el WSWS advirtió :

Mientras el virus se propague, seguirá mutando y produciendo variantes más infecciosas, letales y resistentes a las vacunas que amenazan a toda la humanidad. A menos que se erradique a escala mundial, las brasas del COVID-19 seguirán ardiendo y crearán las condiciones para que el virus vuelva a brotar.

Esta declaración identificó la estrategia de eliminación-erradicación como la única forma de detener la pandemia y salvar vidas. Lo explicamos: “La erradicación implica el despliegue universal de todas las armas del arsenal de medidas para combatir el COVID-19, coordinado a escala mundial para acabar con el virus de una vez por todas.

En agosto y octubre, coordinamos webinarios que reunieron a destacados científicos de todo el mundo para elaborar esta estrategia. Estos eventos fueron vistos por miles de trabajadores de más de 100 países.

El CICI, sus Partidos Socialistas por la Igualdad y grupos afiliados, y la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base ayudaron a organizar una serie de huelgas escolares globales convocadas por la madre británica Lisa Diaz. Ayudamos a los trabajadores de todo el mundo a formar comités de base para luchar por la estrategia de eliminación.

A finales de noviembre, el WSWS inició la Investigación Global de los Trabajadores sobre la Pandemia de COVID-19 para desenmascarar las mentiras y la desinformación que han facilitado las políticas pandémicas asesinas en todo el mundo.

La investigación ha comenzado a reunir testimonios de trabajadores, científicos y expertos de todo el mundo, algunos de los cuales se muestran aquí. Los trabajos de la investigación continúan, pero los primeros resultados ya dan una idea del enorme crimen social que se ha cometido en todo el mundo.

Fotografías de algunos de los testimonios iniciales de la Investigación Global de los Trabajadores sobre la Pandemia de COVID-19 (WSWS Media)

Hemos documentado el encubrimiento de la ciencia de la transmisión aérea y su corolario en la promoción de políticas anticientíficas contra el uso de mascarilla. Hemos hablado con expertos sobre las políticas de “inmunidad colectiva” aplicadas en Suecia, Brasil, Estados Unidos y el Reino Unido, así como científicos de Australia y otros países que han luchado por su eliminación.

Hemos documentado las experiencias reales de los trabajadores de diferentes industrias en todo el mundo, incluyendo enfermeras, trabajadores de la industria automotriz, músicos, médicos, educadores, trabajadores del transporte público y otros.

Para subrayar lo premonitorio que fue poner en marcha la investigación, sólo cuatro días después se anunció que la variante ómicron, que era altamente infecciosa y resistente a las vacunas, se estaba extendiendo rápidamente en el sur de África.

Pese a las mentiras de políticos y medios de que ómicron es “leve”, el exceso de mortalidad alcanzó 40.000 al día a fines de enero, la segunda cifra más alta de la que se tiene constancia, y hasta el momento han muerto 3,3 millones de personas en todo el mundo en 2022.

Durante la ola de ómicron, todos los países que habían seguido un enfoque “mitigador” abrazaron plenamente la “inmunidad colectiva”, basándose ahora en la mentira de que el COVID-19 se está volviendo “endémico”. En el proceso, desmantelaron sistemáticamente la vigilancia de datos y la publicación de informes, redujeron los niveles de pruebas y desecharon todas las medidas de mitigación, como las órdenes de uso de mascarilla.

Las clases gobernantes decidieron deliberadamente abandonar la lucha contra esta nueva enfermedad infecciosa. Varios siglos de progreso en la civilización humana, refractados a través de las ciencias médicas y el desarrollo de la salud pública, han sido repudiados.

Mientras que la extrema derecha ha engañado deliberadamente al público y ha negado la eficacia de las vacunas, los partidos aparentemente liberales se unieron al salvaje asalto a la salud pública. Incluso las medidas más básicas de aislamiento y cuarentena, que se remontan a la Edad Media, se han abandonado.

En respuesta a estas políticas brutales, la lucha de clases se intensificó en todo el mundo. En enero, en al menos 15 ciudades de Estados Unidos y en países de toda Europa, los estudiantes, los profesores y los padres tomaron el asunto en sus manos y forzaron el cierre de las escuelas para detener la transmisión del virus.

Mapa con las ubicaciones de las huelgas escolares en EE.UU., Canadá y Europa durante el pico de la ola de BA.1 en enero de 2022 (WSWS Media)

El estallido de la guerra en Ucrania a finales de febrero fue aprovechado para detener toda la información sobre la pandemia y distraer del encubrimiento de datos y del fin de todas las medidas de salud pública.

Mientras que no hacen nada para detener las olas de ómicron BA.1, BA.2, y ahora más subvariantes, las potencias imperialistas y sus medios de comunicación denuncian continuamente a China por mantener una política de “Cero COVID”.

Contrariamente a las descripciones distópicas de Cero COVID en los medios de comunicación occidentales, sigue habiendo un inmenso apoyo popular a esta política dentro de la clase obrera china. La eficacia de la política china de Cero COVID es una prueba empírica de que la eliminación sigue siendo la única estrategia viable para detener la pandemia.

Gráfico mostrando la caída de casos nuevos diarios en China después de los confinamientos (WSWS Media)

La limitación fundamental de Cero COVID en China es que la política se limita a sus fronteras nacionales. Si las medidas de salud pública aplicadas en China se adoptaran en todo el mundo y se combinaran con las mitigaciones contra la transmisión aérea iniciadas por los científicos fuera de China, la pandemia podría acabarse en todo el mundo en cuestión de meses.

La experiencia de China y la estrategia trazada por el CICI dejan claro que la gran mayoría de los 20 millones de vidas perdidas en los últimos dos años pudo haberse salvado.

La pandemia ha revelado la absoluta indiferencia de las élites gobernantes ante las muertes masivas. Ahora han sumido a la humanidad en una guerra catastrófica que amenaza con salirse de control y conducir a una guerra nuclear. La brutalidad de la pandemia los ha preparado psicológicamente para llevar a cabo una guerra que podría conducir al propio exterminio de la humanidad.

Asimismo, por décadas, los capitalistas y sus políticos han permitido conscientemente que el cambio climático empeore año tras año, amenazando con provocar extinciones masivas y matar a cientos de millones de personas en todo el mundo en las próximas décadas. Un estudio publicado el jueves revela que el cambio climático aumentará mucho el peligro de “derrames de patógenos” que podrían provocar nuevas pandemias en los próximos años.

En todo el mundo, miles de científicos han estudiado la pandemia, advertido de sus peligros, y luchado por cambiar las políticas para salvar vidas. Estamos muy agradecidos por su trabajo. Estos esfuerzos valientes y desinteresados han sido saboteados por los Gobiernos capitalistas.

Pero hay otra fuerza social cuyos intereses objetivos se alinean con los principios de la salud pública: la clase obrera internacional. Los científicos deben orientarse a esta clase poderosa y progresista.

En el transcurso de la pandemia se ha perpetrado un crimen monumental, el crimen de un asesinato social. Deberá haber una rendición de cuentas y los responsables serán sometidos a ella.

Los trabajadores, los jóvenes, los científicos y las capas progresistas de la clase media deben sacar las conclusiones necesarias de esta experiencia. La pandemia ha puesto de manifiesto la bancarrota económica, política, social y moral del capitalismo mundial, que debe ser derrocado.

Hacemos un llamamiento a todos los participantes de este Mitin del Primero de Mayo hoy:

¡Luchen por la eliminación mundial! Hasta que se produzca un movimiento masivo mundial que luche por acabar la pandemia, habrá una ola tras otra de infecciones y muertes masivas, potencialmente durante años.

¡Participa en la Investigación Global de los Trabajadores! Debe ampliarse a todos los países y todos los sectores de la clase obrera. Mientras las élites gobernantes y los medios de comunicación declaran que la pandemia ha terminado, debemos profundizar y documentar todos los crímenes que se han producido y que se agravan cada día.

Sobre todo, la tarea más crítica es la construcción de una dirección revolucionaria trotskista en la clase obrera de cada país, luchando por detener el impulso hacia la guerra mundial, iniciar una lucha global contra el COVID-19 y por la revolución socialista mundial.

(Publicado originalmente en inglés el 2 de mayo de 2022)

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