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La importancia económica y geoestratégica de la región del Mar Negro y la guerra imperialista por delegación contra Rusia en Ucrania

La guerra imperialista de poderes en Ucrania contra Rusia es el resultado de una campaña por décadas de las potencias imperialistas para poner los territorios de la antigua Unión Soviética bajo su control directo y representa una etapa cualitativamente nueva en el surgimiento de una nueva lucha mundial entre las potencias imperialistas por la redivisión de los recursos del planeta.

En su reciente análisis del papel de los minerales críticos en los objetivos geoestratégicos y económicos de la campaña imperialista para subyugar a Rusia mediante la guerra, el World Socialist Web Site señaló:

La desmembración de Rusia y su dominación por el capital estadounidense sería un peldaño estratégico en los esfuerzos de la clase dominante estadounidense para imponer un 'nuevo siglo americano' a través de la subordinación de China y Eurasia más ampliamente para sus objetivos. Los recursos juegan un papel importante. En medio de la permanente necesidad de petróleo y gas natural, así como de la creciente necesidad de minerales críticos, Rusia es vista como una masa terrestre vital con una vasta gama de riquezas.

Si la guerra contra Rusia es un 'peldaño' para la guerra contra China, el control del Mar Negro se considera un peldaño para la desintegración de Rusia. Este artículo revisará la importancia crítica de la región del Mar Negro, donde tiene lugar esta guerra, desde un punto de vista geoestratégico y económico.

La importancia geoestratégica de la región del Mar Negro

Obtener acceso directo a los recursos de la antigua Unión Soviética, que había estado cerrada al imperialismo durante siete décadas tras la Revolución de Octubre de 1917, ha sido uno de los principales objetivos de las potencias imperialistas durante décadas. En este contexto, la región del Mar Negro, que forma un nexo entre el este y el sureste de Europa, Rusia, el Cáucaso y Oriente Medio, tiene una importancia estratégica.

El Mar Negro forma un puente entre Europa, el Cáucaso y Asia Central [Foto de Google Maps]. [Photo: Google Maps]

Para el imperialismo estadounidense, ya en medio de un prolongado declive económico y político, la disolución de la Unión Soviética y la restauración del capitalismo por parte de la burocracia estalinista aparecieron como un regalo del cielo. Embriagada de triunfalismo, la clase dominante estadounidense proclamó 1991 como el 'momento unipolar'. En 1992, un documento de estrategia del Pentágono determinó que la estrategia de EEUU 'debe volver a centrarse en impedir la aparición de cualquier competidor global potencial en el futuro'.

En su libro The Grand Chessboard (El gran tablero de ajedrez), Zbigniew Brzezinski, uno de los asesores de política exterior más influyentes de Washington en el último medio siglo, se explayó sobre la importancia principal de lo que los geoestrategas llaman 'Eurasia' —la masa terrestre de Europa y Asia — para los desesperados esfuerzos de EEUU por preservar su hegemonía mundial.

Zbigniew Brzezinski [Photo: Unknown]

Dentro de Eurasia, Brzezinski identificó lo que denominó los 'Balcanes euroasiáticos' como la región donde tendrían lugar los principales conflictos por el control de toda Eurasia. Esta región, escribió Brzezinski, se extendía 'desde Crimea en el Mar Negro directamente hacia el este a lo largo de las nuevas fronteras meridionales de Rusia, hasta la provincia china de Xinjiang, luego hacia el Océano Índico y desde allí hacia el oeste hasta el Mar Rojo, luego hacia el norte hasta el Mar Mediterráneo oriental y de vuelta a Crimea'.

Casi todos los 25 estados de esta región, continuó, son 'étnicamente así como religiosamente heterogéneos y prácticamente ninguno de ellos [es] políticamente estable. ... Esta enorme región, desgarrada por odios volátiles y rodeada de poderosos vecinos que compiten entre ellos, es probable que se convierta en un importante campo de batalla, tanto para las guerras entre Estados-nación como, más probablemente, para la violencia étnica y religiosa prolongada'.

Los "Balcanes euroasiáticos", según Zbigniew Brzezinski. Mapa de su libro The Grand Chessboard. [Foto de Zbigniew Brzeziński]. [Photo: Zbigniew Brzeziński ]

El libro de Brzezinski no era tanto una 'predicción' como un esquema de los objetivos y consideraciones estratégicas fundamentales del imperialismo estadounidense. De hecho, la región que él denominó como los ' Balcanes euroasiáticos' ha sido puesta patas para arriba en las últimas décadas mediante una combinación de bombardeos e invasiones estadounidenses, y el fomento sistemático de guerras civiles y luchas étnicas.

Empezando por la invasión estadounidense de Irak en 1991, la invasión de Afganistán en 2001 y la segunda invasión de Irak en 2003, también ha implicado mayores intervenciones del imperialismo a través de drones y otros medios de guerra en Pakistán y muchos otros países. A lo largo de la década de 1990, Estados Unidos y Alemania también alimentaron los conflictos étnicos en la antigua Yugoslavia, que culminaron con el salvaje bombardeo de la OTAN sobre Serbia en 1999.

Más recientemente, la provincia china de Xinjiang, de importancia geoestratégica critica fronteriza con Rusia y Kazajstán, se ha convertido en el eje de las provocaciones estadounidenses contra China y de los intentos de desestabilizar y desintegrar el país. También en Rusia, el fomento de las tendencias separatistas y los conflictos regionales y políticos dentro de la oligarquía gobernante con el objetivo final de dividir el país ha sido un componente central de la política estadounidense.

El extremo occidental de estos 'Balcanes euroasiáticos', la región del Mar Negro, ha sido el punto central tanto de la expansión de la OTAN como de varias operaciones golpistas de Washington. Hasta que las burocracias estalinistas restauraron el capitalismo en la Unión Soviética y en toda Europa del Este en 1989-1991, la región del Mar Negro estaba en gran parte fuera del control directo del imperialismo. Sólo uno de los estados vecinos del Mar Negro, Turquía, era miembro de la OTAN.

Esto cambió por completo con la destrucción de la Unión Soviética en 1991. Hoy, después de tres décadas de expansión de la OTAN hacia el este, todos los estados que bordean el Mar Negro, con la excepción de la propia Rusia, son miembros de la OTAN (Turquía, Rumanía, Bulgaria) o se han integrado en gran parte en la alianza en todo menos en el nombre, tras las intervenciones masivas del imperialismo estadounidense en su política (Ucrania, Georgia.)

Además de la expansión de la OTAN hacia el Mar Negro y el Mar Báltico, estas operaciones incluyeron las 'revoluciones de color' de 2003 y 2004-2005 —golpes de Estado patrocinados por Estados Unidos que se basaron en la movilización de capas de la clase media privilegiada y de sectores de la oligarquía— que tuvieron lugar en Georgia y Ucrania, respectivamente.

En 2008, Georgia, con el apoyo de Washington, provocó una guerra con Rusia por las dos regiones escindidas de Osetia del Sur y Abjasia, en la orilla oriental del Mar Negro.

Estas operaciones culminaron en el golpe de Estado de 2014 en Kiev, que contó con un fuerte respaldo de Alemania y Estados Unidos y fue llevado a cabo por milicias de extrema derecha como el Sector Derecho y una parte de la oligarquía ucraniana, encabezada entonces por el 'oligarca del chocolate' Petro Poroshenko.

Mapa que muestra la expansión hacia el este de la OTAN desde 1949 [Photo by Patrickneil / CC BY-NC-SA 4.0]

Estos movimientos manifiestos para rodear a Rusia han provocado el temor en el Kremlin de que el Mar Negro se convierta en un 'lago de la OTAN'. De hecho, este ha sido un objetivo de Washington, en particular, plenamente consciente de las consecuencias militares y económicas que el pleno control de la OTAN sobre el Mar Negro supondría para Rusia.

La importancia militar de la región del Mar Negro en el conflicto con Rusia

Ben Hodges, oficial retirado del ejército estadounidense y antiguo comandante general del Ejército de los Estados Unidos en Europa, declaró recientemente sin rodeos que el objetivo de los Estados Unidos en esta guerra por delegación consistía en 'romper por fin la capacidad de Rusia de proyectar poder fuera de Rusia para amenazar a Georgia, para amenazar a Moldavia, para amenazar a nuestros aliados del Báltico'.

Socavar la posición del Kremlin en la región del Mar Negro es fundamental para lograr este objetivo.

Alton Buland, director de política europea del Departamento de Defensa de Estados Unidos, ha descrito el Mar Negro como 'el centro de gravedad geoestratégico de Rusia' y su 'puerta de entrada al sur, la puerta de entrada a Oriente Medio [y]... la puerta de entrada a Asia'.

Es a través del Mar Negro y a través del estrecho del Bósforo que Rusia tiene acceso al Mediterráneo. Sin embargo, este acceso es muy provisional, ya que el Bósforo y los Dardanelos están controlados por Turquía, miembro de la OTAN, con quien Rusia mantiene una relación muy tensa. (El control del Bósforo fue un objetivo clave del Imperio ruso frente al Imperio otomano en la Primera Guerra Mundial).

El estrecho del Bósforo (rojo) y el de los Dardanelos (amarillo). [Foto de User:Ineriot / CC BY-NC-SA 4.0] [Photo by User:Ineriot / CC BY-NC-SA 4.0]

La proximidad de los Estados del Mar Negro a Rusia también significa que grandes porciones de la Rusia europea, donde reside el grueso de la población del país, pueden ser fácilmente atacados por misiles estadounidenses de alcance intermediario con base en el mar y en tierra, estacionados en Ucrania o en cualquier miembro de la OTAN en esa región, como Rumania o Bulgaria.

En este contexto, Rusia ha hecho de su posición en el Mar Negro una importante prioridad militar, especialmente en los últimos diez años. De las seis bases militares que Rusia conservó en la antigua Unión Soviética después de 1991, tres estaban situadas en el Mar Negro, incluyendo su puerto naval del Mar Negro en Crimea, la península en el Mar Negro que Rusia anexionó en 2014 tras el golpe de Estado orquestado por Occidente en Kiev. En 2019, el US Naval War College observó que la anexión de Crimea permitió a Rusia restablecer su 'dominio marítimo en el Mar Negro'.

La base militar rusa en Crimea es crítica no solo en el conflicto con Ucrania. También es el punto desde el que el Kremlin controla sus operaciones militares en Siria, donde desde 2011 se libro una guerra civil y una guerra por delegación de facto entre Estados Unidos y Rusia, que apoya al régimen de Assad contra la oposición islamista respaldada por Estados Unidos.

Cortar a Rusia el Mar Negro y, por tanto, el Mediterráneo, socavaría significativamente su posición en Oriente Medio, así como en el norte de África, donde Rusia sigue teniendo importantes intereses económicos y militares, sobre todo en Libia, que se ha visto sumida en una guerra civil por el ataque de la OTAN al país en 2011.

Mapa de la región del mar Negro [Photo by Norman Einstein / CC BY-NC-SA 4.0]

Muy consciente de la importancia geoestratégica y militar del Mar Negro para Rusia, la OTAN ha organizado múltiples provocaciones en esa zona en los últimos años, incluyendo el período previo a la invasión rusa.

Esto incluyó las masivas maniobras Sea Breeze en el Mar Negro en 2021, en las que participaron un número récord de 32 países, 5.000 tropas, 32 barcos y 40 aviones. También supuso varias provocaciones, incluyendo la de Gran Bretaña, que envió un buque de guerra a aguas reclamadas por Rusia frente a Crimea en junio de 2021, lo que provocó que el ejército ruso lanzara una bomba al camino hacia el destructor. Tanto en la primavera como en el otoño de 2021, EE.UU. también envió provocativamente múltiples buques de guerra al Mar Negro, muy consciente de que el Kremlin consideraba esto una 'línea roja' en términos de sus intereses de seguridad nacional. En febrero de 2022, la OTAN tenía 18 buques de guerra estacionados en el Mar Negro.

El mes pasado, Gran Bretaña pidió una intervención naval liderada por la OTAN en el Mar Negro contra Rusia para 'proteger a los cargueros que transportan grano ucraniano' bajo la cobertura de una 'misión humanitaria' para evitar una crisis mundial de hambre. Sin embargo, Ankara ha cerrado los estrechos de los Dardanelos y del Bósforo, entre el Mar Egeo y el Mar Negro, tanto a los buques de guerra rusos como a los de la OTAN desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania.

Aunque no bordea directamente el Mar Negro, Grecia, como miembro de la OTAN, se ha convertido en los últimos años en un país cada vez más importante en los planes de Estados Unidos y la OTAN para la región del Mar Negro. La ciudad portuaria griega de Alexandroupoli, situada en el norte del Mar Egeo, se ha convertido en una importante base y punto de reunión estadounidense. Desde el cierre del estrecho por parte de Ankara, la ciudad se ha utilizado para realizar entregas militares a Ucrania en la guerra de la OTAN contra Rusia.

'Cereales, semillas oleaginosas y aceites minerales': Los oleoductos y los recursos económicos de la región del Mar Negro

La región del Mar Negro ha sido un escenario central de las dos guerras mundiales del siglo XX. El imperialismo alemán, en particular, ha tratado de poner la región, y sobre todo Ucrania, bajo su control directo. El historiador alemán Christian Gerlach, señalando los paralelismos entre los objetivos bélicos alemanes en ambas guerras mundiales, escribió que las políticas de ocupación de los nazis en la antigua Unión Soviética —que causaron al menos 27 millones de muertos— se centraron en la explotación de unas pocas materias primas: 'cereales, semillas oleaginosas y aceites minerales'. (Christian Gerlach: Krieg, Ernährung, Völkermord. Deutsche Vernichtungspolitik im Zweiten Weltkrieg, Zürich 2001, p. 14)

La política de guerra del imperialismo estadounidense y alemán de hoy, cuyo objetivo fundamental es volver a someter a toda la región y transformarla en un apéndice colonial de las potencias imperialistas, se inscribe en esa tradición.

Agricultura

La crisis alimentaria provocada por la guerra ha puesto de manifiesto la importancia central de la región del Mar Negro para el mercado mundial de cereales. De hecho, la región, y en particular Rusia y Ucrania, se consideran el 'granero' no sólo de Europa sino en gran parte de África y Oriente Medio.

Las principales exportaciones de Ucrania están todas relacionadas con su industria agrícola. La lista la encabezan las semillas oleaginosas (que representan el 10,1% de las exportaciones, con un valor de 5.320 millones de dólares), seguidas por el maíz (9,29% o 4.890 millones de dólares) y el trigo (8,76% o 4.610 millones de dólares).

Rusia fue el primer exportador mundial de trigo en 2021. El país también representa el 2,3% del mercado mundial de maíz. Junto con Ucrania, Rusia es también uno de los principales productores y exportadores de aceite de girasol, así como de cebada. También Rumanía es un importante productor agrícola. En 2021, Rumanía será el mayor productor de maíz y girasol de Europa, y estará entre los cinco primeros productores de trigo y soja de la UE.

El control de estos recursos promete inmensos beneficios, especialmente en tiempos de crisis alimentaria, cuando los gigantes agrícolas pueden dedicarse a la especulación masiva con los precios del maíz. Ya el año pasado, el gigante alimentario Cargill, una de las mayores empresas del mundo y una de las cuatro que controlan más del 70% del mercado de la agricultura mundial, superó los 5.000 millones de dólares de beneficios con $134.000 millones de ingresos. La riqueza combinada de la familia Cargill creció una media de $120 millones al día durante la pandemia, y se prevé que crezca mucho más en medio de los precios récord de los alimentos.

Gas y petróleo

Además de sus vastos recursos de agricultura y materias primas, la región del Mar Negro es fundamental para las exportaciones de petróleo de Rusia y para el transporte de las reservas de petróleo y gas del Cáucaso y Asia Central.

Un análisis de la Fundación Carnegie, un think tank con sede en Washington, observó en 2021 que 'el Mar Negro es una importante arteria comercial y de transporte para Rusia. Tanto Rusia como los países de Asia Central dependen en gran parte del puerto ruso de Novorossiysk para exportar grano y petróleo por barco'.

Lejos de ser un país 'imperialista', Rusia, para todos los efectos, es sobre todo un proveedor de materias primas de la economía mundial. El petróleo y el gas, junto con el carbón y otros minerales, son los productos de exportación más importantes de Rusia. El petróleo crudo y el refinado representan en conjunto el 37% (con un valor de más de $74.400 millones) de las exportaciones rusas, seguido del gas de petróleo (6% de las exportaciones y un valor de casi $20.000 millones), el oro (5,67% y un valor de $18.700 millones), el carbón (4,4% o $14.500 millones), el platino (3,2% y un valor de $10.500 millones), y luego el trigo.

El puerto de Novorossiysk, en la costa rusa del Mar Negro, es el mayor puerto del país y el tercer centro más importante de exportación de crudo. En 2020, según la EIA, 459.000 barriles de petróleo pasaron por el puerto de Novorossiysk cada día.

Dada su altísima dependencia de las exportaciones de petróleo y gas, cortar el acceso de Rusia al Mar Negro y al Mediterráneo sería el equivalente económico a 'romperle la espalda' al país.

El Mar Negro también es fundamental para acceder a los recursos de Asia Central y el Cáucaso.

Tras la destrucción de la Unión Soviética, los ejecutivos de las empresas energéticas acudieron en masa a la región para negociar lucrativos contratos con los antiguos burócratas estalinistas convertidos en oligarcas para obtener acceso a estos recursos. Como señaló el World Socialist Web Site en 1999, un objetivo central de las guerras instigadas por el imperialismo en los Balcanes en la década de 1990 era el acceso al Mar Caspio, justo al este del Mar Negro, que se entendía que albergaba las mayores reservas de petróleo sin explotar del mundo, con entre 17 y 33 mil millones de barriles de petróleo, y 232 billones de metros cúbicos de gas.

Dado que el Mar Caspio no tiene salida al mar, la cuestión de la infraestructura de los oleoductos se convirtió en algo fundamental para el control de estos recursos. Hasta el día de hoy, los oleoductos de Rusia, aunque ya no proporcionan un acceso exclusivo a estos recursos, son centrales y todos pasan por el Mar Negro. Así, el oleoducto del Caspio, operado por un consorcio multinacional que incluye tanto empresas estatales rusas como el gigante energético estadounidense Chevron, transportan el petróleo de los yacimientos de Kazajstán, así como de los yacimientos rusos de la región del Caspio, hasta el puerto ruso de Novorossiysk, en el Mar Negro, desde donde se envía su petróleo a todo el mundo.

En las dos últimas décadas, Estados Unidos y la UE han presionado para poner fin a otros proyectos de oleoductos que habrían atravesado el Mar Negro y esquivado a Ucrania. Al mismo tiempo, han perseguido proyectos rivales, destinados a conectar directamente la UE con los yacimientos de gas y petróleo de la región del Caspio y Asia Central.

Así, con $4.000 millones, Estados Unidos impulsó el oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan (también conocido como oleoducto BTC), que llevaba petróleo de Azerbaiyán a Turquía a través de Georgia, sin pasar por Rusia. El oleoducto fue una consideración importante en las operaciones de Estados Unidos en Georgia, donde Washington financió un golpe de Estado en 2003 y alentó una guerra con Rusia en 2008.

Estas guerras de gasoductos también supusieron el torpedeo de proyectos rivales respaldados por Rusia. El más grande, aparte de los gasoductos ruso-alemanes Nord Stream, era el proyecto de gasoducto South Stream, de $50.000 millones, que habría transportado gas ruso desde la costa del Mar Negro a través de Bulgaria, Serbia y Hungría hasta Austria, por una ruta, y a través de Grecia hasta Italia, por otra. Con una capacidad anual de 63.000 millones de metros cúbicos, el gasoducto habría cubierto una décima parte de la demanda total de gas de Europa en ese momento. El Kremlin se vio obligado a cancelar el proyecto en 2014, justo después del golpe de Estado en Ucrania.

Los principales gasoductos rusos hacia Europa. El Kremlin nunca pudo completar el South Stream a través del Mar Negro por la oposición de la UE. [Foto de Samuel Bailey / CC BY 4.0] [Photo by Samuel Bailey / CC BY 4.0]

Estas guerras de oleoductos tienen tres objetivos principales:

En primer lugar, las potencias imperialistas intentan hacerse con el control directo de los vastos recursos de la antigua Unión Soviética, impidiendo que los controle Rusia, pero también China, que ha aumentado sustancialmente su participación económica en la región.

En segundo lugar, pretenden socavar la economía rusa, que depende en gran parte de esas exportaciones de petróleo y gas, y, por extensión, el régimen de Putin.

Y en tercer lugar, pretenden proporcionar una ventaja geoestratégica a las potencias imperialistas, sobre todo a Estados Unidos, en la competencia de las empresas petroleras y de gas por las cuotas del mercado.

Gracias a la explotación del gas de esquisto, EE.UU., que antes era el mayor importador neto de gas del mundo, se ha convertido en un importante exportador de gas, y ahora compite directamente con Rusia por el mercado europeo. En enero de 2022, justo antes de la invasión rusa en Ucrania, las exportaciones estadounidenses de gas natural licuado (GNL) a Europa superaron por primera vez las entregas de Rusia por gasoducto. En respuesta al inicio de la guerra en Ucrania, Alemania canceló casi inmediatamente el gasoducto ruso-alemán Nord Stream 2, mientras que la Casa Blanca anunció un aumento de sus envíos de GNL a Europa de 22.000 millones de metros cúbicos a 37.000 millones de metros cúbicos.

Los cinco países del mundo con mayores importaciones netas anuales de gas natural. Debido a la "revolución del gas de esquisto", Estados Unidos redujo drásticamente sus importaciones a partir de 2008 y desde entonces se ha convertido en un importante exportador de GNL. [Foto de Plazak / CC BY-NC-SA 4.0] [Photo by Plazak / CC BY-NC-SA 4.0]

Las empresas estadounidenses de esquisto ya han multiplicado sus beneficios en el primer trimestre de este año: Los beneficios de Pioneer Natural Resources se multiplicaron por más de cinco y los de Continental Resources por más de tres.

El conflicto con China en la región del Mar Negro

Mientras que Rusia ha sido el principal objetivo de la intervención imperialista en la región del Mar Negro, en las últimas décadas la rivalidad con China también se ha convertido en una consideración central tanto de EEUU como de la UE en la región del Mar Negro.

Para China, la región es la conexión más fácil y rápida entre Asia Oriental y Europa. La Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), concebida inicialmente como un proyecto de infraestructuras de $40.000 millones, está previsto que atraviese el Cáucaso y Europa del Este, incluyendo Azerbaiyán, Ucrania, Georgia y Turquía. En los últimos años, la BRI ha avanzado muy lentamente. No obstante, China ha desarrollado importantes vínculos económicos con muchos países de la región, sobre todo con Ucrania, que se unió a la BRI en 2017.

En 2019, China se convirtió en el socio comercial más importante de Ucrania, relegando a Rusia al número 2. Ucrania también se ha convertido en el segundo proveedor de maíz de China y en el mayor proveedor de armas. A principios de 2021, el presidente Volodymyr Zelensky declaró que esperaba que su país se convirtiera en 'un puente hacia Europa para los negocios chinos'.

Sin embargo, el creciente papel de China en Ucrania ha sido una gran espina en el lado de los Estados Unidos en particular, y Washington ha intervenido fuertemente para socavar la creciente cooperación económica entre Ucrania y China. Así, en la primavera de 2021, mientras EE.UU. respaldaba las provocaciones de Kiev contra Rusia en el Mar Negro, el gobierno ucraniano canceló en el último momento un acuerdo multimillonario que habría permitido a China hacerse con la empresa ucraniana Motor Sich, uno de los mayores fabricantes de motores para aviones y helicópteros del mundo, debido a la enorme presión de Washington y con un coste considerable para el gobierno ucraniano.

Pero también la UE ve la creciente influencia de China en la región como un desafío a sus intereses económicos y estratégicos, que las potencias imperialistas europeas tratan de hacer valer cada vez más independientemente de Washington.

Un reciente análisis del grupo de expertos en seguridad global, con sede en la UE, señalaba:

'EE.UU. está involucrado en la región [del Mar Negro] para contrarrestar los intereses geopolíticos y energéticos de Rusia, así como para limitar la creciente influencia de China, su BRI y la Ruta Digital de la Seda china, a través de la ayuda al desarrollo, la ayuda militar letal y el apoyo a la Iniciativa de los Tres Mares (3SI) y la Red Limpia. Compitiendo con los intereses energéticos rusos (Nord Stream 2 en particular), Estados Unidos también está tratando de encontrar un mercado para su exportación de energía.

'La UE quiere crear un tercer espacio entre China y EE.UU. para poder actuar de forma independiente. Ha actuado de forma relativamente autónoma y a través de múltiples políticas, iniciativas y asociaciones para actualizar su Autonomía Estratégica Europea'.

Conclusión

Al igual que en las dos últimas guerras mundiales, la región del Mar Negro se ha convertido en el principal campo de batalla entre varios Estados capitalistas, con las potencias imperialistas decididas a socavar la influencia rusa y china, mientras compiten entre ellos por el dominio de la región.

Una expresión de estos esfuerzos rivales ha sido la resurrección del llamado 'Intermarium' (que significa 'entre los mares'), una alianza de Estados de Europa del Este que se extiende desde el Báltico sobre el Mar Negro hasta el Mar Adriático. Bajo el mandato de Trump, Washington pasó a apoyar explícitamente esta alianza, que desde hace tiempo está encabezada por el gobierno polaco del partido de extrema derecha Ley y Justicia (PiS).

Originalmente desarrollado por el dictador polaco de entreguerras Józef Piłsudski, que construyó Polonia como un baluarte del imperialismo en la región, el Intermarium estaba dirigido principalmente contra la URSS y la influencia de la Revolución Rusa en las masas de Europa del Este. Estableció alianzas con fuerzas anticomunistas de derechas en toda la región y con exiliados de la antigua Unión Soviética, con el objetivo de movilizar a las fuerzas nacionalistas dentro de la Unión Soviética para desestabilizarla desde dentro y preparar el camino para la restauración del capitalismo.

El concepto de Intermarium de Piłsudski después de la Primera Guerra Mundial, que abarca desde el mar Báltico en el norte hasta el Mediterráneo y el mar Negro en el sur. En verde claro: partes orientales de las tierras ucranianas y bielorrusas incorporadas a la Unión Soviética en 1922. [Foto de GalaxMaps / CC BY-NC-SA 4.0] [Photo by GalaxMaps / CC BY-NC-SA 4.0]

Hoy en día, la alianza ha resurgido como la llamada Iniciativa de los Tres Mares bajo el paraguas de la UE y la OTAN. Al igual que en el periodo de entreguerras, el Intermarium cuenta principalmente con el apoyo de las principales potencias imperialistas y de las fuerzas nacionalistas de extrema derecha. En Europa del Este, cuenta con el apoyo de fuerzas de extrema derecha como el partido gobernante polaco Ley y Justicia (PiS), y el neofascista Batallón Azov en Ucrania.

Aunque esta alianza se dirige hoy principalmente contra la influencia rusa y china, tanto por parte de Washington como de Varsovia, también pretende socavar la posición sustancial del imperialismo alemán en Europa del Este. Berlín, la potencia imperialista dominante en la UE, no es, en particular, miembro de la alianza. Sin embargo, temiendo ser expulsado, el gobierno alemán ha intentado recientemente establecer mejores relaciones con la Iniciativa de los Tres Mares, a pesar de la clara resistencia de Polonia.

Sean cuales sean estas alianzas cambiantes, la crisis del capitalismo mundial está llevando a las potencias imperialistas hacia una nueva conflagración global. La guerra imperialista de poderes en Ucrania, un enfrentamiento de facto entre las mayores potencias nucleares del mundo, sería sólo el capítulo inicial de ese conflicto. Pero la clase obrera internacional tendrá su palabra.

Los marxistas, como subrayó León Trotsky, no siguen el mapa de la guerra, sino el de la lucha de clases. Los gobiernos capitalistas sólo son capaces de 'resolver' la crisis del capitalismo recurriendo a guerras catastróficas. Por contraste, la clase obrera debe desarrollar su respuesta a esta crisis librando una lucha de clases internacional sobre una base socialista, luchando para poner fin al capitalismo y al caducado sistema de Estado-nación, que son las causas fundamentales de la guerra.

(Publicado originalmente en inglés el 13 de junio de 2022)

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