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Familias de mineros atrapados denuncian visita del presidente AMLO para “tomarse foto”

El domingo, cuatro días después de que diez mineros quedaran atrapados en un pozo de carbón inundado en Sabinas, Coahuila, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, conocido como AMLO, recibió gritos y burlas de los familiares y compañeros de los mineros cuando se acercó apenas por unos minutos descaradamente para tomarse la foto y decirles indolentemente que confiaran en los “técnicos” y que “nunca los olvidaré”.

Los familiares han contado cada minuto desde el miércoles, cuando sus seres queridos quedaron atrapados 60 metros bajo tierra al subir el agua 30 metros sobre su túnel. Al momento de edición aún no se había bombeado la suficiente agua para permitir que entraran los buzos al pozo, el cual se ubica a un poco más de una hora de la frontera con Texas.

Las familias lanzaron al presidente demandas de que se agilizara el rescate y de una solución más general a las condiciones inseguras en las minas de carbón, pero incluso antes de que pudieran terminar sus oraciones, se despidió y se fue.

López Obrador durante su breve encuentro con los familiares y compañeros de los mineros atrapados en Sabinas, Coahuila, 7 de agosto (Miguel Riquelme, @mrikelme, Twitter)

“¿Para qué vino?”, gritaron algunos, cuando los empujó un masivo contingente de cientos de soldados del Ejército y la Guardia Nacional.

“Vino a tomarse una foto y se fue”, dijo la esposa de un minero a El País. La hermana del minero José Rogelio se quejó a Jornada de que AMLO tan solo se reunió con ellos “como por cinco minutos”. Dijo, “No es suficiente eso, esperábamos que trajera maquinaria grande que escarbaran por otro lado para que se fuera el agua… ahí hay bombas grandes y no las han metido no sabemos por qué”.

Lucía, la madre del minero atrapado Ramiro Torres, afirmó con un punzante sarcasmo, “Señor presidente le agradezco que haya venido a tomarse la foto con mi dolor, de mi familia y el dolor de cada uno de los que estamos aquí. Espero que sus fotografías le sirvan para su política”. A modo de burla, añadió: “Gracias por la grandísima visita que nos vino a hacer”.

Ante tal reacción, AMLO argumentó el lunes que su Gobierno es impotente y que no ha entregado ninguna concesión minera nueva. En cuanto a su Gobierno y los sindicatos, dijo “no se alcanza a tener vigilancia en tantas minas”. Tales declaraciones tan solo buscan lavarse las manos sobre lo que les ocurra a los mineros y las familias.

Su visita y sus comentarios reflejan la indiferencia de toda la burguesía mexicana por la seguridad y el bienestar de los trabajadores. El Gobierno de AMLO, que ha sido promovido por la pseudoizquierda como un paladín de la clase trabajadora, y sus socios en los llamados sindicatos “independientes” presiden sobre condiciones inseguras que sirven a los intereses de lucro de las corporaciones. Esta es la norma, no la excepción.

Durante los dos primeros años de la pandemia, el exceso de mortalidad en México superó los 632.000 fallecimientos, más del doble de la cifra oficial de muertes por COVID-19. Este es el resultado de la política de su Gobierno de reabrir las fábricas, minas y otros lugares de trabajo mientras dejaba que el virus corriera sin control. Solo el año pasado, 110.000 adultos en edad laboral de 35 a 64 años, murieron por COVID-19 en México, según el organismo nacional de estadística INEGI.

Mientras fingía preocupación por la seguridad de los trabajadores, AMLO y su equipo de seguridad permanecieron sin mascarilla el domingo, a pesar de la actual ola pandémica mundial impulsada por la mortal subvariante ómicron BA.5 del COVID-19.

El incidente recordó cuando los familiares de los 65 trabajadores que murieron en una explosión en la mina de carbón Pasta de Conchos en 2006 ahuyentaron al líder del Sindicato Minero, Napoleón Gómez Urrutia, quien es senador del partido Morena de AMLO y estrecho colaborador de la confederación sindical AFL-CIO en EE.UU., cuando se presentó en el sitio del rescate una semana después. Su sindicato había publicado un informe dos semanas antes de la catástrofe en el que concluía que la mina era segura. El propio AMLO ha pospuesto durante dos años su promesa de rescatar los cuerpos en Pasta de Conchos.

El 99 por ciento del carbón que compra la Comisión Federal de Electricidad (CFE) proviene de estos pozos en Coahuila, y la producción se ha incrementado con la reforma energética de AMLO. Un documento de la CFE de 2020 cita explícitamente la “instrucción presidencial” de comprar carbón a 60 empresas de Sabinas.

Detrás de las afirmaciones populistas sobre salvar a la CFE, su Gobierno en realidad ha subordinado a la empresa estatal a las grandes corporaciones petroleras, gasíferas y mineras. En abril, el mandatario “planteó a los empresarios de Estados Unidos que la CFE compraría toda la energía de quienes inviertan en generación, por lo que sus inversiones estarían garantizadas”, según informó Mining Mexico.

La producción minera en México se disparó 5 por ciento en 2021, superando los niveles previos a la pandemia, incluyendo un aumento anual de 28 por ciento en el carbón térmico, que se produce casi exclusivamente en Coahuila.

Según explicó a El Financiero Manuel Fuentes Muñiz, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), ya sea que los trabajadores tengan contratos u operen de forma informal, sus condiciones son avaladas por las autoridades. Explicó: “La propia Secretaría del Trabajo reconoció que esta mina venía operando desde enero de este año… y cuenta con un equipo de inspectores que debieron llevar a cabo de manera periódica una revisión de la zona”. Sin embargo, añadió, desde hace dos años la secretaría ya no aceptó seguir recibiendo la colaboración [para inspecciones] de personas del área”.

En el siglo veintiuno y en la frontera de la economía más avanzada del mundo, se lleva a los trabajadores hasta 100 metros o más bajo tierra, donde permanecen todo su turno en cuclillas, en túneles de unos 60 cm de ancho o menos. No hay salidas ni posibles medidas de emergencia, lo que hace que estos pozos sean incompatibles con la seguridad de los trabajadores. De hecho, en 2011, la Comisión Nacional de Derechos Humanos concluyó que ninguno de los pozos mineros de la región era seguro. También abunda el trabajo infantil. Los mineros atrapados tienen entre 22 y 61 años.

Los mineros de Sabinas trabajan sin seguro médico ni prestaciones y reciben entre 2.000 y 5.000 pesos (100-250 dólares) cada semana, dependiendo de la producción. Este sistema y la creciente demanda de carbón han conducido o a los mineros a trabajar jornadas agotadoras en condiciones inseguras.

En una conmovedora serie de entrevistas con familiares realizada por N+Media, el minero Josué Rodríguez, hijo del minero atrapado Margarito Rodríguez, explica que espera que hayan encontrado una zona más alta bajo tierra, lejos del agua. “Los pozos son… bajamos pero no sabemos si vamos a salir con vida”, dijo.

Al igual que AMLO, otros Gobiernos “nacionalistas de izquierda” aliados con la burocracia sindical en toda América Latina, como aquellos encabezados por Pedro Castillo en Perú, Luis Arce en Bolivia y Gabriel Boric en Chile, también imponen condiciones inseguras y miserables a los mineros y otros trabajadores, al tiempo que dependen en la policía y el ejército para reprimir sus huelgas y protestas.

Al mismo tiempo, la globalización ha convertido el norte de México en un importante centro industrial, junto a su más tradicional extracción de recursos naturales, y ha interconectado a los trabajadores de todos los sectores en complejas cadenas de suministro globales. Lejos de mejorar el nivel de vida y las condiciones laborales, la “maldición de los recursos naturales” capitalista se extendió a las maquilas, en el sentido de que los inversores extranjeros utilizan a las élites locales, incluidos los sindicatos, para superexplotar a los trabajadores sin tomar en cuenta su salud, condiciones de vida ni el medio ambiente.

Los mineros y sus familias solo pueden defender su vida y sus condiciones de vida organizándose independientemente de todos los partidos y sindicatos procapitalistas y uniendo sus luchas a través de las industrias y más allá de las fronteras. Ese es el propósito del llamado del World Socialist Web Site a construir la Alianza Internacional Obrera de los Comités de Base.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 9 de agosto de 2022)

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