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Perspectiva

Will Lehman, el candidato socialista a presidente del UAW, recibe casi 5.000 votos pese a supresión burocrática del voto

Will Lehman, un trabajador de Mack Trucks y candidato socialista a presidente del sindicato United Auto Workers (UAW) ganó 4.777 votos, es decir, casi el 5 por ciento de los 103.495 votos contados, según un recuento no oficial publicado el viernes por el monitor nombrado por las cortes.

El amplio apoyo por Lehman en las bases de todo EE.UU. refleja la rápida radicalización política de la clase obrera estadounidense. El voto desmiente el mito de que los trabajadores en Estados Unidos son intransigentemente hostiles al socialismo.

Will Lehman hizo campaña como socialista, internacionalista y partidario de la Alianza Internacional Obrera de los Comités de Base (AIO-CB). Su apoyo a las políticas del Partido Socialista por la Igualdad no es un secreto. Llamó a desmantelar y abolir la burocracia propatronal del UAW y transferir el poder a los trabajadores en las plantas. Lehman dejó en claro su oposición al sistema capitalista y exigió poner fin a la propiedad privada de las empresas automotrices.

Lejos de enajenar a los trabajadores automotores, las convicciones políticas y la militancia de Lehman le permitieron ganar un amplio apoyo de los trabajadores en los locales del UAW de todo el país. En las plantas donde los trabajadores son presentados usualmente como derechistas, como en Kentucky, Tennessee, Ohio, Iowa, Misuri, entre otros estados, ganó entre el 4 y el 8 por ciento del voto. En muchas plantas, Lehman recibió al menos el 10 por ciento del voto, como uno de los cinco candidatos a presidente.

En la planta en la que trabaja en Pennsylvania, Lehman obtuvo casi el 20 por ciento.

Los 4.777 votos para Lehman no son una medida completa ni representativa del apoyo real a su candidatura. A partir del recuento oficial de todas las papeletas, es evidente que la burocracia del UAW corrompió la elección por medio de una operación para suprimir masivamente el voto.

Menos del 10 por ciento de los miembros del UAW elegibles para participar emitieron un voto. Del total de más de 1 millón de miembros, apenas se recibieron y contaron 100.000 votos, según las cifras del monitor. Esta participación tan abismal no se debe a ninguna “apatía” de los trabajadores, como alegan la burocracia y sus apologistas, sino a que gran parte de los miembros del sindicato no sabía que estaba ocurriendo una elección. Decenas de miles y posiblemente cientos de miles de miembros del UAW no recibieron una papeleta.

La muestra más clara de la supresión del voto es el recuento final para los trabajadores académicos en la costa oeste:

  • En el sistema de la Universidad Estatal de California, de los 11.000 miembros del Local 4123 del UAW, solo se emitieron 29 papeletas. Esto significa que solo el 0,26 por ciento de los miembros del Local 4123 votaron.
  • En el Local 4121 de la Universidad de Washington, que tiene 9.000 miembros, solo se contaron 72 papeletas, una participación del 0,8 por ciento.
  • En el sistema de la Universidad de California, solo se recibieron 328 papeletas del Local 5810 y 921 papeletas del Local 2865. Actualmente hay 48.000 miembros del UAW iniciando su cuarta semana de una huelga que involucra a todo el sistema de la UC. Sin embargo, la participación para la elección del UAW fue menor al 3 por ciento. Simplemente no es creíble que decenas de miles de trabajadores en medio de una huelga caracterizada por una gran valentía y autosacrificio no votaran por “apatía”.

En cientos de Locales más del UAW, la participación también fue menor al 10 por ciento. En tales condiciones, la única conclusión posible es que la burocracia en las oficinas centrales del sindicato en Solidarity House suprimió deliberadamente el voto y violó el derecho democrático de las bases a participar en una elección legítima.

Por miedo ante la creciente militancia de los trabajadores y desesperación por aferrarse al poder, el corrupto aparato sindical se dedicó a mantener a los trabajadores lo más desinformados posibles sobre la elección. La burocracia y los poderosos intereses empresariales y políticos detrás de ella esperaban limitar la contienda a sus candidatos favoritos: el presidente actual Ray Curry y el representante del UAW International, Shawn Fain, un antiguo miembro del aparato en Solidarity House.

Pero ninguno de los dos candidatos consiguió un apoyo sustancial. Cada uno recibió menos de 40.000 votos o menos del 4 por ciento del total de miembros elegibles.

Al calcular el apoyo real para Ray Curry y Shawn Fein, los dos candidatos del Solidarity House, cabe notar que gran parte de sus votos provino de los miles de burócratas empleados por el UAW. Solidarity House utilizó un sistema de comunicación interno, conocido como LUIS, para garantizar que los miembros de esta capa privilegiada recibieran papeletas y emitieran sus votos.

El monitor del UAW, quien permitió a lo largo de la elección que la burocracia atropellara libremente los derechos de los trabajadores, ha declarado que Curry y Fain procederán a una segunda ronda en enero. Pero cualquier contienda entre solo estos dos candidatos será totalmente ilegítima.

En una declaración publicada el domingo, Will Lehman exigió que todos los cinco candidatos nominados en la reciente Convención Constitucional del UAW deberían poder participar en la segunda ronda. “En este contexto”, dijo Lehman, “aceptar la noción de una ‘segunda ronda’ entre Curry y Fain sería una burla de los derechos de los trabajadores. Consecuentemente, exijo que todos los candidatos aparezcan en la papeleta en la segunda ronda. Sin embargo, esta vez, todos los miembros deben ser informados de la elección y deben poder votar en ella”.

La campaña de Lehman movilizará la oposición a los planes del Solidarity House de limitar la segunda ronda a Curry y Fain. Tras haber excluido al 90 por ciento de los miembros del sindicato del proceso electoral, el UAW ahora planea mantener a los otros tres candidatos presidenciales —Will Lehman, Bill Keller y Mark Gibson— de la segunda ronda.

La minúscula participación respalda la demanda legal presentada por Lehman contra el UAW y el monitor del UAW antes de que se contaran las papeletas. En la demanda, Lehman solicitó una extensión de 30 días para la votación, así como medidas reales para garantizar que todos los miembros del UAW fueran informados sobre la elección.

El aparato del UAW, el monitor y el Departamento de Trabajo del Gobierno de Biden se alinearon todos en oposición a la demanda de Lehman. Al no poder responder adecuadamente a las acusaciones de Lehman de que los trabajadores están siendo privados de sus derechos, recurrieron al argumento de que el tribunal no tiene jurisdicción para atender la demanda y que Lehman no tiene “capacidad legal” ya que él sí recibió su papeleta.

El juez asignado a la demanda reconoció la seriedad de los argumentos de Lehman, escribiendo que “debería ser preocupante que una respuesta que no sea plena de los miembros pueda presagiar resultados electorales que no representan auténticamente la voluntad de los votantes”. No obstante, el juez se alineó con el aparato del UAW y rechazó el caso en un fallo cínico que refleja la indiferencia al hecho de que los derechos democráticos de los trabajadores estaban en peligro.

La campaña de Lehman ya ha dado voz a una rebelión amplia cuya aspiración es poner fin a las concesiones y destruir el control dictatorial que existe sobre el aparato sindical reaccionario. Ha dado un potente impulso a la expansión del trabajo de la Alianza Internacional Obrera de los Comités de Base, que transferirá el poder de manos de los sindicatos procapitalistas y corporativistas a las de los trabajadores.

(Publicado originalmente en inglés el 2 de diciembre de 2022)

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