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Huelgas masivas de profesores estallan en Portugal

Apenas un año después de que el Partido Socialista (PS) ganara la mayoría en el parlamento portugués, las huelgas y protestas están estallando por todo el país. Los trabajadores se están movilizando a medida que la inflación desenfrenada reduce los salarios reales después de años de austeridad, en medio de una crisis económica mundial intensificada por la pandemia y la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania. Esto forma parte de un movimiento huelguístico de masas que está atrayendo a millones de trabajadores en toda Europa.

Professores portugueses protestam nas ruas de Lisboa [Photo: @anamargaridacr4]

La inflación el año pasado se situó en el 7,8 por ciento, la más alta en 30 años en Portugal. Los precios de los alimentos han aumentado en un asombroso 20 por ciento. Dormir bajo un techo también se está volviendo cada vez más difícil. En 2022, los precios de la vivienda crecieron un 18,7 por ciento, mientras que el alquiler en ciudades como Lisboa aumentó hasta en un 36,9 por ciento.

Los aumentos salariales han caído muy por debajo de la inflación. En el sector privado, los salarios subieron un 2,3 por ciento el año pasado y se prevé que aumenten un 2,8 por ciento este año. Esto está por debajo del punto de referencia de aumento salarial voluntario acordado en un 5% entre las grandes empresas, el gobierno y la burocracia del sindicato Unión General de Trabajadores (UGT), que, nuevamente, estaba por debajo de la inflación. El aumento salarial promedio para los funcionarios públicos fue solo del 3,6 por ciento. Los jubilados también verán caer el valor de sus pensiones, con aumentos de apenas el 4 por ciento, más del 3 por ciento por debajo de la inflación.

Mientras tanto, la clase capitalista portuguesa se está enriqueciendo masivamente con la inflación. Quince grandes empresas que cotizan en la bolsa de Lisboa pagaron 2.500 millones de euros en dividendos a sus propietarios, el valor más alto de la historia.

Sin embargo, la oposición está aumentando. Los profesores portugueses han estado a la vanguardia de las huelgas, que están en su punto más alto en diez años. Durante más de dos meses, han estado en huelga por los salarios y las condiciones de trabajo. Al igual que en otros países, exigen aumentos salariales acordes con la inflación, el pago de horas extras y mejoras en el sistema de promoción profesional, el cual actualmente dificulta la obtención de un empleo permanente.

Su enfadó estalló en la marcha masiva del 11 de febrero, que llevó a 150.000 personas a las calles de Lisboa. Fue incluso más grande que las dos anteriores en enero, a las que asistieron más de 100,000 manifestantes, marchas ya consideradas las más grandes desde que la Revolución de los Claveles derrocó al régimen de extrema derecha de Salazar en 1974.

El gobierno del PS de Antonio Costa está reaccionando a la creciente oposición imponiendo requisitos draconianos de servicios mínimos dirigidos a las huelgas de profesores. Los maestros que están en huelga, algunos de ellos desde diciembre, deben proporcionar un mínimo de tres horas de clases por día, incluso cuando están en huelga.

La burocracia sindical está tratando de obligar a los profesores a cumplir con estos requisitos. La Federación Nacional de Profesores calificó el requisito de servicios mínimos de 'ilegal' y se comprometió a impugnarlo en los tribunales, pero pidió a sus miembros que obedezcan las órdenes del gobierno mientras tanto.

El PS está aterrorizado de que las concesiones a los maestros galvanicen al resto de la clase trabajadora, mientras desvía miles de millones a los gastos militares y a pagar la deuda. El ministro de Hacienda, Fernando Medina, dijo: 'Cuando hablamos de los profesores y sus demandas, debemos tener en cuenta la situación general del país: no solo los profesores, sino también las enfermeras y los médicos'.

Mientras tanto, las burocracias sindicales están bloqueando una lucha más amplia, impidiendo la acción unificada de los profesores y otras capas de trabajadores, aislándolos de los millones de trabajadores que están llevando a cabo huelgas y protestas por toda Europa, desde Gran Bretaña hasta los Países Bajos, Francia y Alemania.

Los nueve sindicatos de la educación de Portugal están convocando huelgas en diferentes días y en diferentes distritos para dividir este poderoso movimiento tanto como sea posible. La semana pasada, las escuelas en los distritos al norte de Coímbra se paralizaron el jueves; al día siguiente era el sur, es decir, desde Leiria hasta el Algarve.

El sindicato STOP ha continuado la huelga indefinida, pero se niega a ampliar la lucha. Esta escisión en los sindicatos surgió después de décadas de colaboración sindical con sucesivos gobiernos para imponer recortes en la educación. Creado en 2018, STOP se define a sí mismo como un sindicato 'apolítico', 'no sectario, no partidista y verdaderamente democrático', comprometido a 'nunca firmar compromisos o acuerdos importantes con el gobierno sin escuchar primero democráticamente a la clase docente'.

STOP, sin embargo, no es una alternativa a las viejas burocracias sindicales. Como ellos, no vincula la huelga a la necesaria lucha en oposición a la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania. También ha aislado a los profesores, rechazando unificar sus luchas con las recientes huelgas de médicos, enfermeras, trabajadores automotrices en la planta Autoeuropa de Volkswagen, trabajadores ferroviarios, trabajadores portuarios y tripulantes de cabina en la aerolínea estatal TAP, en una lucha más amplia contra el gobierno del PS.

El movimiento huelguístico sigue creciendo. La semana pasada, los trabajadores de la empresa ferroviaria estatal Comboios de Portugal (CP) comenzaron una huelga de tres días contra una oferta salarial por debajo de la inflación. Durante la misma semana, los trabajadores de la empresa pública de infraestructura ferroviaria Infraestructuras de Portugal también pararon durante tres días por temas salariales. La huelga canceló una gran mayoría de los servicios ferroviarios. Esta semana, la Federación Nacional de Médicos de Portugal (FNAM) convocó a sus miembros a la huelga después de lo que llamó un 'paso atrás inaceptable en las negociaciones con el gobierno'.

Las huelgas demuestran la determinación de las masas de trabajadores de luchar contra las grandes empresas y el gobierno del PS que está canalizando dinero a las grandes corporaciones, los súper ricos y la maquinaria militar. Sin embargo, los trabajadores deben ser advertidos: las burocracias sindicales y sus aliados políticos, el pequeñoburgués Bloque de Izquierda (BE) y el estalinista Partido Comunista Portugués (PCP) tienen una larga historia de trabajo con el PS para estrangular las luchas obreras.

Estas fuerzas están trabajando para canalizar la creciente oposición al gobierno del PS en protestas de un día sin ninguna perspectiva. El 25 de febrero, varios miles de personas marcharon en Lisboa en una protesta contra el aumento del costo de la vida bajo el lema 'Por uma Vida Justa', organizada por PCP y BE. El objetivo de la marcha, que recibió una amplia cobertura en vivo por parte de los principales medios de comunicación y la prensa, era apelar al gobierno del PS para obtener mejores salarios.

Del mismo modo, estas fuerzas también están haciendo campaña para un referéndum sobre la vivienda en Lisboa, con el objetivo de limitar la cantidad de edificios dedicados a alojamientos turísticos, con la perspectiva de celebrar una manifestación más grande el 1 de abril.

Los trabajadores no pueden luchar contra los mercados financieros y el gobierno del PS bajo el control político del PCP o BE, o sobre una base apolítica y sindical, como STOP. Significativamente, en 2019, el PCP y el BE respaldaron el despliegue del ejército por parte del gobierno del PS para romper una huelga nacional de camioneros, cuando las gasolineras se quedaron sin combustible. La líder del BE, Catarina Martins, respaldó la represión, declarando: 'En ciertos sectores fundamentales, es comprensible que haya niveles mínimos de servicio ... El gobierno tendrá que hacer lo que sea esencial para que el país funcione'.

En el otoño de 2021, el PCP y el BE reaccionaron a las huelgas masivas —de trabajadores ferroviarios, maestros, farmacéuticos, trabajadores del metro, enfermeras, bomberos y funcionarios— no tratando de movilizar a los trabajadores contra el gobierno minoritario del PS, al que apoyaban en el parlamento. En cambio, buscaron apuntalar al PS forzando nuevas elecciones.

De repente votaron en contra del presupuesto del PS, que habían apoyado anteriormente, al tiempo que habían dado soporte de forma leal a todos los presupuestos de austeridad del PS desde que este tomó el poder en 2015. Su voto en contra del presupuesto del PS desencadenó una crisis de gobierno y nuevas elecciones, en las que el PS ganó la mayoría absoluta. El apoyo al PS ahora se ha hundido al 27 por ciento, desde el 41 por ciento de hace un año.

Para dar con éxito la batalla, los trabajadores deben coordinar sus luchas independientemente y en una rebelión contra la burocracia sindical y los grupos pseudoizquierdistas como PCP y BE. Para facilitar esto, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional llama a la formación de comités de base en los lugares de trabajo y escuelas, y a formar la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB). Esto es esencial para organizar a la clase obrera de cara a la necesaria lucha internacional contra la austeridad, la guerra y el sistema capitalista.

(Publicado originalmente en inglés el 6 de marzo de 2023)

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