El representante del sindicato United Auto Workers International (UAW), Shawn Fain, fue nombrado como nuevo presidente de la organización el domingo, en vísperas de que inicie la Convención Especial de Negociación Colectiva el lunes.
El monitor del UAW nombrado por un tribunal declaró a Fain ganador tras recibir solo 483 votos más que el presidente saliente Ray Curry. Después de la elección, Fain declaró: “Es el honor de mi vida ser elegido líder de nuestro sindicato. Y nunca olvidaré que la primera vez que los miembros del UAW tienen derecho a votar, eligieron el cambio”.
Sin embargo, la elección de Fain no resolverá la profunda crisis del aparato del UAW, que se caracteriza por conflictos internos enconados para disputar puestos y, ante todo, una rebelión cada vez mayor de las bases contra el aparato en su conjunto.
La elección fue una burla de la democracia. Al verse obligada a llevar a cabo elecciones debido al masivo escándalo de corrupción que envolvió el aparato, la burocracia del UAW respondió suprimiendo deliberadamente el voto, como lo documentó exhaustivamente una protesta emitida por el candidato presidencial Will Lehman en diciembre.
El impulso del aparato para prevenir que los trabajadores supieran de la elección fue motivada principalmente por el gran apoyo obtenido en la primera ronda por Lehman, un trabajador automotor de base cuya campaña exigía abolir el aparato y transferir el poder a las bases.
La farsa electoral, que tuvo una participación de solo el 9 por ciento de votantes, fue defendida por todo el aparato, el Gobierno de Biden y el monitor judicial. El monitor respondió a la protesta de Lehman la semana pasada, tres meses después de presentada.
Tras lograr eliminar a los candidatos de oposición en la primera ronda, con su 9 por ciento de participación, el UAW intentó de alguna manera publicitar la elección para la segunda ronda. Pero la participación solo aumentó marginalmente a 12 por ciento, reflejando ante todo la enorme hostilidad de los trabajadores a todo el aparato del UAW.
Al final, Fain fue elegido con los votos de solo el 6 por ciento de los 1,1 millones de miembros activos y jubilados del UAW que podían votar. Si se restara a los miles de burócratas sindicales y sus compinches, el verdadero porcentaje de los trabajadores de base que votaron por Fain se acerca más a 3 por ciento. A partir de hoy, Fain será conocido como el “presidente tres por ciento”.
La declaración del ganador de la elección del UAW se pospuso varias semanas según las camarillas de Curry y Fain en el aparato sindical disputaban la elegibilidad de los votantes en una amarga riña sobre la distribución de cargos y los activos de $1,1 mil millones del sindicato.
Pero finalmente Curry se echó atrás debido a la presión de las empresas automotrices, la prensa y la élite política. La clase gobernante quería ansiosamente poner fin a la elección e instalar una dirección en la cual podrá depender para imponer los recortes masivos necesarios para lidiar con la crisis del capitalismo estadounidense y la militarización laboral necesaria para librar una guerra contra Rusia y China.
Fain ya recibió sus órdenes de las empresas. Stellantis, que acaba de “suspender indefinidamente” una planta en Belvidere, Illinois, y ha amenazado con cerrar más plantas, felicitó a Fain por ganar “una elección histórica” y dijo que ansiaba colaborar “en cuestiones que contribuirán más a nuestro éxito mutuo y garantizarán la posición de Stellantis en este mercado tan competitivo”.
General Motors, que ha emprendido una ofensiva para recortar $2 mil millones en costes, dijo que está “comprometida con construir una relación de trabajo basada en la confianza y el respeto mutuo, en beneficio de nuestros empleados y actores relevantes”.
Fain hizo campaña con el siguiente programa: “Nada de concesiones, niveles salariales, ni corrupción”. Pero un documento filtrado de su equipo de transición advirtió sobre las “expectativas irracionales” de las bases y dejó en claro que los 150.000 trabajadores de GM, Ford y Stellantis que se enfrentan a una batalla contractual este verano no obtendrán nada de mejoras del nuevo líder del UAW. “Esto no se logrará en seis meses. Tomará años”, dice el documento de estrategia. “No podemos crear expectativas irracionalmente altas para las negociaciones y la organización, basadas en el entusiasmo hacia la plataforma y las reformas”.
Art Wheaton, experto laboral de la Universidad Cornell, comentó a Automotive News: “Va a ser una brusca realización para los que lo eligieron cuando muy probablemente no pueda cumplir todas sus promesas”.
La clase dominante ha dependido durante mucho tiempo de la burocracia del UAW y la ha apuntalado financieramente para suprimir la resistencia al deterioro histórico de la posición social de la clase obrera en Estados Unidos. Ante la globalización de la producción capitalista, el UAW y todos los sindicatos nacionales y procapitalistas del mundo abandonaron toda resistencia a la embestida contra los empleos, los salarios y las condiciones de los trabajadores.
El programa del aparato del UAW, ya sea con Curry o ahora con Fain, es el corporativismo, es decir, la colaboración irrestricta con la patronal y con los demócratas y republicanos por igual para impulsar la competitividad y las ganancias del capitalismo estadounidense. A través de diversos planes corporativistas que comenzaron a finales de los años setenta y a lo largo de los ochenta, la burocracia del UAW se “desvinculó” completamente de los trabajadores a los que decía representar, y sus activos aumentaron hasta los $1.100 millones, incluso cuando la afiliación al UAW se reducía en más de dos tercios y los trabajadores sufrían décadas de erosión de sus salarios y condiciones.
La integración del aparato sindical con el Estado es un objetivo central de la Administración de Biden, que busca suprimir la lucha de clases y subordinar a la clase obrera a la escalada de la guerra contra Rusia y los planes de guerra contra China.
Fain no representa una revuelta de las bases contra el aparato. Más bien, es la reacción defensiva del aparato y de la clase dominante ante un movimiento cada vez mayor desde abajo.
Fain ascendió a la cima del aparato del UAW aceptando concesión tras concesión. En 2009, cuando la Administración de Obama exigió la reducción a la mitad de los salarios de todos los nuevos empleados durante la reestructuración por quiebra de GM y Chrysler en 2009, Fain declaró al Kokomo Tribune: “Fue duro tragarse los recortes, pero tenemos que preservar los puestos de trabajo y el futuro. No estamos contentos, pero hay que hacer lo que hay que hacer”.
Fain también tiene vínculos sumamente estrechos con el Partido Demócrata y el Estado capitalista. Entre sus empleados hay sindicalistas y empleados del Partido Demócrata muy bien pagados que son miembros o están alineados con los Socialistas Demócratas de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés), que es una facción del Partido Demócrata. Según el documento de transición filtrado, Fain planea utilizar los servicios de Bernie Sanders, el presidente de los Teamsters, Sean O'Brien, y la presidenta del sindicato Association of Flight Attendants y líder del DSA, Sara Nelson, para que le proporcionen una cobertura de “izquierda” mientras hace retroceder las “expectativas irracionales” de los trabajadores automotores en septiembre.
Pero la adopción de esta retórica falsa sobre “el nuevo UAW” no detendrá a los trabajadores automotores, que están decididos a conseguir aumentos salariales que superen la inflación, la restauración de la protección al aumento del coste de la vida (COLA, por sus siglas en inglés), la eliminación de los niveles salariales, la conversión de todos los trabajadores temporales a tiempo completo, pensiones y cobertura médica completas para los trabajadores activos y jubilados y el fin de los cierres de plantas, la eliminación de puestos y los despidos improcedentes.
El domingo por la tarde hubo algo mucho más importante que el nombramiento de Fain como presidente del UAW. Docenas de trabajadores de Ford, General Motors, Stellantis, Dana, Caterpillar y otras empresas en Detroit, Ohio, Illinois y otros estados se reunieron para establecer una red de comités de base de trabajadores automotores, como parte de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB).
Al término de la reunión, los trabajadores adoptaron una resolución que dice, en parte:
Los 5.000 votos recibidos por Will Lehman en la primera vuelta de las elecciones del UAW, a pesar de la supresión sistemática de votantes, ponen de manifiesto el amplio y creciente apoyo de las bases a esta lucha. La verdadera lucha por la democracia en el sindicato está por delante. El reparto de cargos entre los burócratas de [la sede central] Solidarity House no cambia nada. La colaboración del UAW con el Gobierno y las corporaciones, la traición contra los intereses de los trabajadores y la supresión de sus derechos democráticos no cambiarán por el reemplazo de Curry por Fain. Lo que se necesita es transferir el poder a las bases y eliminar todo el aparato del UAW.
La organización de la rebelión de las bases contra el aparato corporativista del UAW se efectuará mediante la construcción de nuevos centros de poder de decisión en las fábricas y la unificación y coordinación global de las luchas de la clase obrera a través de la construcción de la AIO-CB.
(Publicado originalmente el 26 de marzo de 2023)