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Perspectiva

La crisis inventada sobre el techo de la deuda en EE.UU. abre la puerta a un ataque bipartidista al seguro social y Medicare

Estamos a una semana de la “fecha X”, el 1 de junio, cuando Estados Unidos llegará presuntamente a una situación de impago de sus obligaciones de deuda, llevando a una “catástrofe” a menos de que los demócratas y republicanos lleguen a un acuerdo bipartidista que levante el techo de la deuda a cambio de brutales recortes a programas sociales de los que dependen decenas de millones de personas.

Detrás de las recriminaciones entre ambos partidos capitalistas y las negociaciones escenificadas de estado de crisis, existe un acuerdo básico: todas las conquistas sociales de la clase obrera en más de un siglo deben ser borradas para financiar el intento de la clase gobernante estadounidense de eliminar por fuerza de armas a Rusia y China como obstáculos a la hegemonía estadounidense, incluso si eso significa desatar una guerra nuclear.

Los recortes sociales implementados en un eventual acuerdo sobre el límite de la deuda y el presupuesto solo serán el pago inicial. Abrirán la puerta a un ataque a las garantías sociales básicas —Medicare y el seguro social— que fueron extraídas de la burguesía en las batallas de clases de las décadas de 1930 y 1960.

El presidente Joe Biden y el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy de California, bajan las gradas de la cámara baja, 17 de marzo de 2023, Capitol Hill, Washington [AP Photo/Mariam Zuhaib]

El miércoles, luego de que las discusiones entre el presidente Joe Biden y el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, se “tropezaran” y los mercados financieros indicaran cierto nerviosismo, el Washington Post publicó un editorial que respalda la propuesta de Biden de congelar el gasto por dos años y generar $1 billón en recortes en la próxima década. Al mismo tiempo, el periódico, que es propiedad del milmillonario de Amazon, Jeff Bezos, reiteró su demanda de que ambos partidos hagan frente a lo que consideran el problema real: el coste de los programas obligatorios que se encuentran fuera del gasto anual discrecional, a saber, el seguro social y Medicare.

“McCarthy sigue alegando que la nación tiene un ‘problema de gasto’”, dijo el Post. “La parte que ignora es que el problema de gasto se debe en gran medida al hecho de que el seguro social, Medicare y los costes de salud se están disparando. No obstante, los diputados republicanos y Biden no quieren tocar el seguro social ni Medicare”.

El editorial forma parte de una ola expansiva de comentarios mediáticos sobre la necesidad de “reformar” o privatizar los programas sociales básicos. El domingo, el programa “State of the Union” de CNN invitó al senador republicano Bill Cassidy de Luisiana, un dizque “moderado” que pide vincular el seguro social a la bolsa de valores, esencialmente privatizándolo.

La presentadora del programa “Face the Nation”, Margaret Brennan entrevistó al congresista Brian Fitzpatrick, un republicano de Pennsylvania, y Josh Gottheimer, un demócrata de Nueva Jersey. Ambos son miembros de la bancada supuestamente “moderada” Solucionadores de Problemas en la Cámara de Representantes. Fitzpatrick declaró:

Medicare se quedará sin dinero en 2028. El seguro social se quedará sin dinero en 2034… hasta que hagamos frente al gasto obligatorio y recuperemos el control de nuestra sostenibilidad a largo plazo en materia de deuda y déficit, solo estaremos rondando en los márgenes.

El propio McCarthy se expresó en términos similares antes de su reunión del lunes con Biden, aunque se abstuvo de apuntar explícitamente al seguro social y a Medicare. “No quiero que piensen que, a fin de cuentas, el proyecto de ley que presentemos va a resolver todo este problema”, dijo a los periodistas. “Pero va a ser un paso para reconocer por fin nuestro problema y dar un paso en la dirección correcta. Y volveremos al día siguiente para dar el siguiente paso”.

Biden ya ha hecho un gran pago inicial en la nueva campaña de austeridad al poner fin a la emergencia nacional por el COVID-19, una decisión que no solo ha aumentado el riesgo de infección y muerte por la pandemia en curso, sino que ha autorizado a los Gobiernos estatales a modificar sus listas de Medicaid y poner fin a las prestaciones de las personas. La Kaiser Family Foundation calcula que entre 5,3 y 14,2 millones de personas perderán la cobertura de Medicaid solo por ese proceso.

Gráfico mostrando la caída en los ingresos fiscales (amarillo) incluso cuando las ganancias empresariales aumentan (rojo) [Photo: This graph was published by the Center for American Progress. (online)]

Lejos de que el aumento del gasto social impulse el incremento de la deuda nacional, se mantiene muy por debajo, ajustado a la inflación y al crecimiento demográfico, de los niveles anteriores a la Ley bipartidista de Control Presupuestario de 2011. Ese proyecto de ley, que siguió al colapso financiero de 2008, al rescate multimillonario de Wall Street y a la imposición de recortes salariales y de prestaciones, así como de los escalafones salariales en el marco de la reestructuración del sector automovilístico supervisada por la Administración de Obama, supuso el primer uso del techo de la deuda, que antes se elevaba como algo natural, para imponer ataques brutales a la clase trabajadora.

En toda la cobertura mediática, no se da ninguna explicación sobre las causas reales del aumento de la deuda nacional ni por qué es la clase trabajadora la que debe pagar el precio.

¿Cuáles son las verdaderas causas del aumento de la deuda nacional hasta los 31,4 billones de dólares actuales?

El gasto militar y de guerra: Estados Unidos gastó entre 4 y 6 billones de dólares en los 20 años de las guerras de Irak y Afganistán, según un análisis de Harvard.

Solo el año pasado, la Administración de Biden destinó 113.000 millones de dólares en armas a Ucrania y este año propuso un presupuesto récord de 1 billón de dólares para el Pentágono. La semana pasada, en la cumbre del G7 en Hiroshima, antes de regresar a EE.UU. y mantener conversaciones sobre el presupuesto con McCarthy, Biden anunció 375.000 millones de dólares más en armas para el régimen títere y derechista de Kiev.

Recortes fiscales para las empresas y los ricos: El Gobierno de George W. Bush promulgó dos rondas de recortes fiscales, que beneficiaron abrumadoramente a los ricos. La Administración de Obama las hizo permanentes en 2012. Eso ha costado 4 billones de dólares en 10 años, según la Oficina Presupuestaria del Congreso.

El recorte fiscal de Trump de diciembre de 2017 entregó más de 2 billones de dólares a la élite empresarial, incluida la reducción del impuesto de sociedades al 21 por ciento. Como señaló Biden en su rueda de prensa del pasado domingo desde Hiroshima, 55 corporaciones estadounidenses que ganaron 400.000 millones de dólares el año pasado pagaron cero en impuestos, y los multimillonarios estadounidenses pagan en promedio un tipo impositivo del 8 por ciento.

Según la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos, las ganancias corporativas aumentaron un 20 por ciento entre 2014 y 2020, mientras que los ingresos por el impuesto de sociedades cayeron más del 60 por ciento.

En 2018, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la recaudación del impuesto de sociedades en Estados Unidos fue de un 1,1 por ciento del PIB, inferior a la de todos los demás países miembros, excepto Letonia.

Gráfico que muestra que Estados Unidos tiene el segundo menor porcentaje del PIB en ingresos de impuestos sobre sociedades de los países de la OCDE, justo arriba de Letonia. [Photo: This graph was published by the Center for American Progress. (online)]

Rescates bancarios y corporativos: Las Administraciones de Bush y Obama promulgaron medidas de emergencia por valor de 2 billones de dólares tras el colapso de las hipotecas de alto riesgo en 2008 y la Gran Recesión subsiguiente. Además, la Reserva Federal canalizó varios billones más a Wall Street a través de su programa de “flexibilización cuantitativa”. Mientras tanto, decenas de millones de trabajadores perdieron sus hogares y los ahorros vitalicios como consecuencia de las prácticas criminales de los banqueros.

La Administración de Trump, con el apoyo de los demócratas en el Congreso, asignó 3,4 billones de dólares en la Ley CARES de marzo de 2020 para descongelar el mercado de bonos del Tesoro y rescatar a los bancos y las empresas del impacto de la pandemia de COVID-19. La Reserva Federal añadió varios billones más a través de su expansión de la “flexibilización cuantitativa”.

El belicismo, la codicia y la criminalidad han impulsado las políticas aplicadas por la élite gobernante parasitaria estadounidense y han disparado la deuda nacional.

(Publicado originalmente en inglés el 24 de mayo de 2023)

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