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La coalición pseudoizquierdista FIT-U en Argentina forma “frente único” con sector del Gobierno peronista

El 18 de mayo, el mal llamado Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad (FIT-U) en Argentina, coauspició una “Marcha Federal” en Buenos Aires junto a varias organizaciones que pertenecen directamente al Gobierno del presidente Alberto Fernández. Organizada como una protesta contra el ajuste, distintas publicaciones y dirigentes del FIT-U presentaron el evento como un “frente único” con los peronistas.

La marcha incluyó grandes contingentes de los grupos “piqueteros” del Partido Obrero (PO) y el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), así como representantes del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) —todos componentes principales del FIT-U—.

El movimiento “piquetero” apareció espontáneamente durante las crisis económicas de los años noventa, en la forma de marchas y bloqueos con miles de trabajadores arrojados al desempleo, la precariedad y la informalidad, donde exigían empleos, capacitación, asistencia y otros derechos sociales. Los organizadores peronistas y de la pseudoizquierda luego crearon organizaciones para ganar control de estas protestas.

El líder del Polo Obrero, Eduardo Belliboni (izquierda) abraza a Juan Grabois en una acampe piquetero, 31 de marzo de 2022 [Photo: Twitter]

La Marcha Federal fue liderada por las organizaciones “piqueteras” peronistas, incluyendo la coalición Unidad Piquetera y el sindicato Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), fundada y coliderada por Juan Grabois, un funcionario del Vaticano y candidato presidencial del Frente de Todos, el oficialismo peronista. La UTEP actualmente es dirigida por Esteban “Gringo” Castro, un amigo cercano y organizador “favorito” del presidente Fernández.

Si bien estas fuerzas ya habían organizado manifestaciones conjuntas contra el FMI, la Marcha Federal y la rueda de prensa para anunciarla una semana antes tuvieron el carácter de actos políticos unificados.

La marcha ayuda a preparar el escenario para un bloque electoral entre la principal coalición pseudoizquierdista en Argentina, que recibió 1,2 millones de votos en 2021, y una sección del principal partido de la burguesía.

Incluso si los peronistas no optan por tal coalición, por ahora, el FIT-U ya les prestó un gran servicio a los cálculos electorales de una sección del “Frente de Todos”.

La Marcha Federal recibió una gran cobertura de la prensa corporativa. Miles marcharon a la icónica Plaza de Mayo y luego al Ministerio de Desarrollo Social, donde colocaron un piquete por algunas horas, bloqueando las calles, hasta que los funcionarios acordaron reunirse con ellos. Fue una acción escenificada que han llevado a cabo una gran cantidad de veces.

La principal consigna fue “Fuera Toloza Paz y el FMI”, refiriéndose a la odiada ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, y al ajuste acordado entre Fernández y el FMI.

Los representantes del FIT-U también utilizaron el evento para canalizar la oposición detrás de la burocracia sindical en su conjunto. Por ejemplo, el PTS llamó a los supuestos “sindicatos recuperados” que encabezan funcionarios pseudoizquierdistas a que participen en su unidad con los peronistas, y pidió a las confederaciones sindicales peronistas, la CGT y CTA, que organicen una “huelga general”.

Durante la marcha, Eduardo Belliboni, el líder del movimiento “piquetero” del PO, llamado Polo Obrero, declaró: “Vamos a ser cientos de miles en todo el país en una acción que no borra las divergencias que tenemos con la Utep, porque ellos aportan a un gobierno ajustador y nosotros lo combatimos. Pero vamos a estar unidos por las reivindicaciones, que es siempre lo que importa”.

Gabriel Solano, líder del PO y posible candidato presidencial, dijo: “Desde acá reclamamos a los sindicatos que rompan con el gobierno, que asuman la responsabilidad que tienen; no puede ser que la CGT haga actos electorales en apoyo a [el ministro de Economía] Massa, cuando debería defender a los trabajadores”.

La afirmación de que sus aliados peronistas simplemente “aportan” al Gobierno y el reclamo de que rompan con este solo sirven para ocultar el carácter de estas fuerzas, que pertenecen abiertamente al Gobierno capitalista en el poder mientras éste implementa un ataque histórico a los niveles de vida a instancias del capital financiero mundial.

El líder del Movimiento Evita (de UTEP), Emilio Pérsico, es el secretario de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social. Pérsico ha declarado: “Apoyaremos a este Gobierno hasta el último día”, y sus críticas simbólicas no indican que esto vaya a cambiar. Varios dirigentes “piqueteros” también pertenecen a consejos asesores del Gobierno.

Además, estas organizaciones manejan fondos masivos del Ministerio de Desarrollo Social, mientras que la UTEP y otros sindicatos administran multimillonarias cajas negras denominadas “obras sociales” que contratan servicios privados de salud (en muchos casos propiedad de sus propias familias y amigos) para sus afiliados. Disfrazadas de organizaciones de protesta, en realidad son ramas de la burocracia estatal, independientemente del partido que esté en el poder.

La marcha ha confirmado rápidamente las advertencias hechas por años por el World Socialist Web Site sobre tal traición. Solo tres semanas antes de la marcha, el WSWS escribió: “El registro de la pseudoizquierda argentina demuestra que los llamados de 'unidad' no son más que un intento descarado de formar una coalición como Syriza”, la “Coalición de la Izquierda Radical” que fue llegó al poder en Grecia en 2015 prometiendo oponerse a los dictados de austeridad del FMI solo para imponer medidas aún más draconianas que las de sus predecesores.

Esto no tiene nada que ver con un “frente único” como lo entienden los marxistas: un conjunto de medidas inmediatas, prácticas y concretas de los partidos y organizaciones de la clase obrera para defender a los trabajadores y sus organizaciones de la ofensiva represiva de su enemigo de clase.

La pseudoizquierda afirma que los participantes en la marcha y todos los sindicatos son “organizaciones obreras”, basándose en que gozan de una afiliación masiva de trabajadores. Basándose en este criterio, tanto el Vaticano, donde su amigo Grabois es funcionario, como los partidos peronistas y la burocracia sindical peronista son “organizaciones obreras”.

Junto con todas las demás organizaciones obreras y reformistas de base nacional, la burocracia peronista respondió a la globalización de la producción y del capital financiero abandonando cualquier esfuerzo serio por defender el nivel de vida y los derechos de los trabajadores a fin de arrancar concesiones de los propios trabajadores y atraer capital. Al igual que los aparatos sindicales de otros lugares, los sindicatos peronistas están controlados por una burocracia pequeñoburguesa y nacionalista profundamente hostil a la clase obrera e integrada en el Estado capitalista.

La Marcha Federal ha provocado críticas limitadas de Política Obrera, una importante facción expulsada del PO en 2019 que dirige Jorge Altamira. El grupo marchó por separado el 17 de mayo exigiendo que el Ministerio de Desarrollo Social recibiera su lista de demandas económicas y les diera una audiencia. Ha mantenido su propia facción “piquetera”, llamada Polo Obrero “Tendencia”.

Al igual que la Marcha Federal oficial, la “Tendencia” bloqueó la Avenida 9 de Julio hasta recibir una cita con el Gobierno.

Política Obrera denunció a sus antiguos compañeros por convertirse en “tropa de maniobra de la UTEP y Grabois... una pata del Estado”, añadiendo que, “Estamos ante una violación completa de los principios elementales de la independencia de clase”.

Sin embargo, tanto el Polo Obrero “Oficial” como la “Tendencia” cumplen el papel de sostén de la burocracia sindical y el Gobierno peronista, haciendo creer a los sectores más empobrecidos y precarizados de la clase obrera que lo único a lo que pueden aspirar es a dialogar con las autoridades capitalistas de derecha mientras protestan para presionarlas a ellas y a sus partidarios sindicales.

De hecho, éste fue siempre el propósito del Polo Obrero. En la declaración de 1999 que llamaba a su creación, el Partido Obrero advirtió que las luchas sociales se estaban dando cada vez más y “fundamentalmente al margen de los sindicatos”, incluyendo a los “piqueteros” y los “autoconvocados”. En respuesta, el PO propuso “otra estrategia y otra dirección” que reivindicara la lucha por “expulsar a la burocracia y renovar los sindicatos como órganos de la lucha clasista”.

Hoy, al igual que la UTEP y otras organizaciones “piqueteras”, el Polo Obrero funciona como una burocracia sindical en sí, incluyendo un financiamiento con cuotas que suman cientos de millones de pesos anuales.

El oportunismo de la constelación de tendencias pseudoizquierdistas en Argentina fue resumido por Política Obrera en un artículo en el que intentaba cuadrar su actual llamado a una coalición electoral de toda la izquierda con sus críticas al FIT-U. Su exlegislador y dirigente, Marcelo Ramal, escribió el 16 de mayo:

Todo frente, si se piensa con seriedad, es una formación oportunista, porque reúne posiciones y estrategias divergentes. En determinadas circunstancias, con todo, pueden servir para que “el movimiento real” dé un paso adelante. Es considerablemente mejor un frente entre organizaciones con programas perfectamente delimitados unos de otros, que una disolución en un partido común.

Tal fórmula abre la puerta a “frentes” con cualquier fuerza política siempre que se caracterice como parte del “movimiento real”.

Los orígenes del MST, el PTS e Izquierda Socialista en el FIT-U se remontan a la implosión del Movimiento al Socialismo tras la muerte en 1987 de su dirigente Nahuel Moreno, quien había roto con el Comité Internacional de la Cuarta Internacional para unirse al Secretariado Unificado pablista en 1963.

Junto con el Socialist Workers Party (SWP) de Estados Unidos, que había dirigido la lucha del CICI contra el pablismo antes de su degeneración, Moreno había utilizado la Revolución cubana de 1959 dirigida por Fidel Castro y el Che Guevara para abandonar abiertamente el trotskismo. Junto con los pablistas, Moreno sostenía que un movimiento guerrillero pequeñoburgués había logrado una revolución socialista y el establecimiento de un Estado obrero en Cuba, demostrando que ya no era necesario el desarrollo de un partido marxista en la clase obrera.

El PO fue fundado en 1964 por Jorge Altamira como un grupo de clase media radicalizado por la Revolución cubana y que surgió del guevarista Movimiento Izquierda Revolucionaria (Praxis), fundado por Silvio Frondizi. El PO pretendía “reagrupar” todas las tendencias que se reclamaban trotskistas y desde entonces se ha dedicado a proporcionar una cobertura “revolucionaria” a pablistas, morenistas, lambertistas y, más recientemente, estalinistas rusos.

El entorno pseudoizquierdista en Argentina e internacionalmente representa a capas de la clase media que encuentran en su acomodación política a las burocracias existentes que defienden el capitalismo una herramienta para desarmar políticamente a la clase obrera e impulsar sus carreras profesionales dentro de la política, los sindicatos, la academia y otros ámbitos.

Estas fuerzas no solo se han adaptado a sectores de la burguesía argentina, que en última instancia hacen la voluntad del imperialismo estadounidense; por ejemplo, el partido Frente Patria Grande de Grabois se unió a un voto unánime de los peronistas en el Congreso para dar la bienvenida a las tropas estadounidenses a Argentina. Sino que el FIT-U se ha alineado directamente con el imperialismo estadounidense, con varios de sus principales socios apoyando y enviando fondos y voluntarios para la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania.

A medida que la pseudoizquierda acelera sus preparativos para otra traición histórica a la clase obrera, la urgencia de la construcción de secciones del CICI en Argentina y en toda América Latina como la auténtica dirección trotskista de la clase obrera internacional no puede ser exagerada.

(Publicado originalmente en inglés el 26 de mayo de 2023)

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