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Trabajadores en México sin conocimiento de inminente huelga automotriz en EE.UU. y Canadá

Hace más de una semana, los trabajadores de Ford, GM y Stellantis en Estados Unidos y Canadá votaron contundentemente a favor de autorizar huelgas —97 y 98,6 por ciento, respectivamente— antes de la expiración de sus contratos en menos de dos semanas.

A pesar de que trabajan en proveedoras o plantas hermanas inmediatamente conectadas a los trabajadores en EE.UU. y Canadá, la burocracia sindical, incluyendo los supuestos sindicatos “independientes” respaldados por los Gobiernos estadounidense y canadiense, están manteniendo deliberadamente a los cientos de miles de trabajadores automotores en México sin conocimiento sobre esta lucha.

Complejo de GM en Silao, México [Photo by General Motors / CC BY-NC 3.0]

En la planta de General Motors en Silao, en el centro de México, el Sindicato Independiente Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Industria Automotriz (SINTTIA) no ha reportado en redes sociales ni por otros medios sobre los votos para autorizar huelgas en EE.UU. y Canadá. Por tres semanas e incluso más en algunos departamentos, el Complejo Silao, el más grande de la empresa en México, ha estado en paro técnico presuntamente por “falta de piezas”.

El enfado de las bases es latente después de que el sindicato menospreciara las demandas de los trabajadores, incluyendo una lucha por mayor paga en los paros técnicos, en contra de los despidos injustificados y el hostigamiento de la gerencia y los supervisores, el suministro de equipo de protección, mejoras al servicio médico, entre otras.

Un trabajador de ensamble de bastidores en la planta le comentó al World Socialist Web Site, “El sindicato nos tiene desinformados acerca de la huelga. No comentan nada. Todos estamos a duras porque ahora sí hay que chiquitearnos el dinero, hacer milagros con lo que nos están pagando al 55 por ciento” durante el paro.

Añadió, “Los que estamos al tope, ganamos poco, y los que van entrando que llevan uno o dos años y no llegan al tope pues están pagando menos. Y los que están en el sindicato están al nivel 5, ganan mucho más y no hacen nada, y pues les va rete bien”.

Los grupos de mensajes reflejan la creciente rabia, como le reportó al WSWS una trabajadora que renunció recientemente por hostigamiento de la empresa y sindicato. “Está bastante fuerte los paros técnicos, donde se ven afectados directamente en el salario. Y SINTTIA totalmente lejos de apoyar, está haciendo cosas peores que la CTM. De verdad muy indignante el comportamiento de [la secretaria general] Alejandra Morales y algunos delegados sindicales”.

Los analistas de la industria han reportado que las empresas han estado aumentando su inventario por meses ante una posible huelga. Daniel Romo, jefe de inteligencia de la firma Negocios de Directorio Automotriz, dijo que GM, Ford y Stellantis en México, “han acumulado un inventario suficiente de vehículos para mitigar las pérdidas de producción por una huelga extendida y mitigar el estrés en la cadena de proveedores que dependen mucho de los costos de overtime, logística y otros costos”.

No obstante, lejos de confirmar tal triunfalismo, el presunto desabastecimiento de piezas ha obligado a GM a frenar la producción de sus populares camionetas Chevrolet Silverado y GMC Sierra en Silao por casi un mes. Su planta hermana en Fort Wayne, Indiana, que produce los mismos pick-ups, también sufrió un paro técnico la semana del 28 de agosto. La fábrica de GM en Oshawa, Canadá, que también produce el Silverado, estuvo detenida el jueves por un problema de partes distinto, mientras la ensambladora de GM en Wentzville, Missouri, suspendió su tercer turno la semana pasada.

Estos paros “no ayudarán a los intentos de GM de aumentar los inventarios independientemente de si se produce o no una huelga ya que todos involucran pick-ups, que están alta demanda”, reportó el Detroit Free Press, citando un analista. En otras palabras, GM estará especialmente presionada para compensar la pérdida de producción en Silao y otras plantas fuera de EE.UU. y Canadá en caso de una huelga.

Pero en lugar de organizar una lucha conjunta de los trabajadores de toda Norteamérica para aprovechar esta situación y, en general, para impedir que GM, Ford y Stellantis aumenten la producción en el extranjero para socavar los efectos de una huelga, las burocracias sindicales están intentando deliberadamente aislar a los trabajadores de sus aliados más poderosos: sus hermanos y hermanas de clase a escala internacional.

El caso de SINTTIA es emblemático. En septiembre de 2019, un grupo de trabajadores en Silao que se estaban organizando para expulsar al sindicato “charro” de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) en la planta de GM, entraron en contacto con los trabajadores automotores estadounidenses a través del WSWS y se opusieron a las horas extras y los aumentos de velocidad cuando la compañía buscaba socavar la huelga nacional de GM en los Estados Unidos.

En respuesta, GM no solo despidió a los trabajadores más combativos del grupo, sino que la confederación sindical estadounidense AFL-CIO dirigió una campaña bien financiada para destruir el grupo militante de base mediante la formación y financiación de un sindicato supuestamente “independiente”, SINTTIA.

De hecho, GM Silao fue objeto de la primera denuncia laboral en el marco del nuevo tratado comercial entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC). El Gobierno de Biden exigió en mayo de 2021 que el Gobierno mexicano interviniera para permitir elecciones libres y que SINTTIA ganara el contrato en la planta de GM. La AFL-CIO, su Solidarity Center –financiado por el Gobierno estadounidense— y el sindicato Unifor en Canadá trabajaron estrechamente con sus socios mexicanos para formar SINTTIA y apoyar su elección en febrero de 2022.

Incluso solo unos meses después de que Biden celebró que había conseguido “condiciones libres y democráticas” para los trabajadores de Silao, la Casa Blanca conspiró con el Congreso de EE.UU. para prohibir una huelga de 100.000 trabajadores ferroviarios en EE.UU. e imponer un contrato rechazado por una abrumadora mayoría.

La última demanda laboral del T-MEC fue presentada por el Gobierno canadiense del primer ministro Justin Trudeau para exigir que la empresa alemana Fränkische Industrial Pipes dejara de bloquear la campaña de SINTTIA en su planta de autopartes en Silao. En junio de 2023, SINTTIA fue elegida en su segunda fábrica y felicitada por Unifor y el sindicato UAW de Estados Unidos.

Al mes siguiente, el Gobierno de Trudeau tomó la medida dictatorial de finalizar una huelga de estibadores de la costa oeste y les impuso un contrato propatronal. El primer ministro declaró entonces que la oposición de los trabajadores era “inaceptable”.

Existe una conexión directa entre el rompimiento de huelgas por parte de los Gobiernos estadounidense y canadiense y su apoyo a SINTTIA y otros sindicatos supuestamente independientes en México. Tanto a nivel nacional como internacional, los oligarcas imperialistas representados por Biden y Trudeau se apoyan en las burocracias sindicales para sofocar cualquier resistencia de la clase obrera a sus objetivos corporativos y de política exterior.

Ante todo, el T-MEC pretendía consolidar la plataforma económica norteamericana para hacer la guerra contra China, que los estrategas geopolíticos estadounidenses consideran la principal amenaza para el afán de hegemonía mundial de Estados Unidos. Las cláusulas más importantes aumentaban el porcentaje de componentes de vehículos y otros productos que deben ensamblarse en los tres países.

El T-MEC, respaldado por republicanos y demócratas por igual en Estados Unidos, también exigía una reforma laboral en México que instituyera elecciones en los lugares de trabajo para legitimar a los sindicatos. El motivo principal era canalizar una inminente rebelión contra los odiados sindicatos de la CTM detrás de aparatos “independientes” entrenados y financiados principalmente por los Gobiernos de EE.UU., Canadá y Alemania y modelados según las burocracias corruptas de esos países.

En enero de 2019, estalló en la ciudad de Matamoros una ola masiva de huelgas salvajes que involucró a decenas de miles de trabajadores de autopartes, electrónicos y otros sectores. Los trabajadores exigían un aumento salarial del 100 por ciento y la expulsión de los sindicatos de la CTM. Organizaron comités de huelga de base y asambleas masivas, hicieron frecuentes llamamientos a través del WSWS e incluso marcharon a la frontera entre México y Estados Unidos para que los trabajadores estadounidenses se unieran a su lucha. El Gobierno mexicano y la AFL-CIO respondieron desplegando a sus aliados sindicales “independientes” para suprimir y traicionar la rebelión.

En la actualidad, el sindicato “independiente” creado en Matamoros, el SNITIS, también ha guardado silencio sobre la inminente huelga de los trabajadores automotores estadounidenses y canadienses. Su fundadora, Susana Prieto Terrazas, ahora congresista del partido oficialista Morena, no solo ha evitado mencionar la lucha en Estados Unidos y Canadá, sino que ha tratado de argumentar que los trabajadores mexicanos tienen poco en común con sus hermanos al norte de la frontera. “Los gringos”, dijo en una reciente conferencia de prensa, “laboran 40 horas de lunes a viernes y laboran 48 horas por semana a veces pero máximo. Es decir que las otras ocho horas se pagan como tiempo extraordinario”.

Esta es una mentira flagrante. Ya sean las jornadas de 10 e incluso 12 horas como nueva normalidad, la pérdida de poder adquisitivo por la inflación, los escalafones salariales, la falta de seguridad laboral, las condiciones inseguras y las pocas vacaciones, los trabajadores de todo el mundo se enfrentan a la misma embestida del capital internacional.

Los Gobiernos de Biden y Trudeau también han inyectado miles de millones de dólares en las arcas de las empresas para que construyan vehículos eléctricos a nivel nacional, como parte del imperativo geopolítico de dominar el mercado y someter a China. Como se detalla en una reciente declaración de la Alianza Internacional Obrera de los Comités de Base, los vehículos eléctricos requieren solo una fracción del número de horas de trabajo y, si las empresas automotrices se salen con la suya, supondrán la destrucción de cientos de miles de puestos de trabajo de ensamblaje y autopartes en todo el mundo.

Por su parte, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, que representa a los multimillonarios mexicanos deseosos de beneficiarse como socios menores de las corporaciones que están trasladando la producción a la región, se ha alineado fielmente detrás de la campaña anti-China y la transición a los vehículos eléctricos favorable a las empresas.

Los acontecimientos desde las huelgas de Matamoros y la lucha de los trabajadores de Silao en 2019 han confirmado las advertencias hechas en su momento por el World Socialist Web Site de que la promoción de sindicatos supuestamente independientes por parte del imperialismo y el Gobierno mexicano tenía como objetivo impedir que los sentimientos internacionalistas y la iniciativa independiente de los trabajadores encontraran una expresión organizada y políticamente consciente.

Los trabajadores de todo México deben ver la batalla contractual en EE.UU. y Canadá como su propia batalla contra la superexplotación, el despotismo patronal, la masacre de empleos por los coches eléctricos y la guerra. Esta lucha debe librarse contra todas las burocracias sindicales nacionalistas y procapitalistas mediante la formación de comités de base en cada planta bajo la dirección de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base. Ponte en contacto con nosotros hoy mismo para emprender esta lucha.

(Publicado originalmente en inglés el 4 de septiembre de 2023)

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