Mientras miles de personas se manifestaban el jueves en Chicago contra el apoyo de Joe Biden al genocidio israelí, Biden y el presidente del sindicato United Auto Workers (UAW), Shawn Fain, realizaron un evento conjunto en Belvidere, Illinois, a dos horas de Chicago, para promover el contrato propatronal acordado la semana pasada por la burocracia del UAW y las “Tres Grandes” empresas automotrices de EE.UU.
El evento del UAW y Biden arrojó luz sobre la guerra de dos frentes que la clase gobernante estadounidense está librando en todo el mundo.
Fain y Biden no tenían más que elogios el uno para el otro y para los acuerdos tentativos, los cuales mantienen el odiado sistema de niveles salariales, bloquean la progresión de los trabajadores temporales a tiempo parcial, no compensan las décadas de recortes salariales y allanan el camino a la pérdida masiva de empleos como parte de la transición a los vehículos eléctricos.
Presentando esta traición como una victoria, Fain agradeció a Biden por “el apoyo mostrado por la Casa Blanca a lo largo de esta lucha” y añadió que “ahora seguimos adelante”. Biden devolvió el cumplido a Fain, diciendo: “Has hecho un gran trabajo”, elogiando los contratos como “históricos” y “un cambio radical”.
Al presentar los contratos como hechos, tanto Fain como Biden olvidaron un detalle: las bases.
Ninguno mencionó que la gran mayoría de los casi 150.000 trabajadores de las Tres Grandes aún no han votado sobre el contrato, o que las principales plantas que han votado han rechazado el contrato en los últimos días, incluyendo GM Flint Assembly, Romulus Powertrain, Marion Stamping y Pontiac Stamping/Powertrain.
Toda la élite política desprecia los derechos democráticos más básicos de los trabajadores. Fain y la dirección del UAW finalizaron todas las huelgas en las Tres Grandes y ordenaron a los trabajadores que regresaran antes de haber visto los acuerdos tentativos. Como si hubiera alguna duda de sus objetivos, los organizadores del mitin de Chicago colgaron una pancarta detrás de los oradores que decía: “Trabajadores automotrices de vuelta al trabajo”.
Nunca antes un presidente estadounidense en ejercicio ha estado tan involucrado en impulsar la ratificación de un contrato laboral como lo ha estado Biden con el UAW. En su informe sobre las negociaciones automotrices, Politico informó que “el propio Biden recibió reportes diarios sobre ellas, incluso después de que estallara la guerra en Israel”.
El Gobierno de los Estados Unidos, que conforma el comité ejecutivo de la clase dominante estadounidense, considera que la supresión de la lucha de clases es esencial para sus objetivos de guerra en el extranjero. Existen varias razones para ello.
En primer lugar, la clase dominante ve la lucha de los trabajadores automotores y cualquier lucha obrera como una amenaza para la posición financiera global de las corporaciones estadounidenses, que ya se ha visto desestabilizada por los niveles récord de deuda que socavan aún más el papel del dólar como la principal moneda del mundo. La solvencia de Wall Street y su capacidad para dominar el mercado mundial dependen de la extracción cada vez más intensa de plusvalía de la clase trabajadora en los Estados Unidos e internacionalmente.
En segundo lugar, el imperialismo estadounidense considera la supresión de la lucha de clases a nivel nacional como una necesidad militar. Biden se dirigió a la nación el mes pasado para exigir un gasto adicional de $105 mil millones para la guerra liderada por Estados Unidos contra Rusia en Ucrania y el genocidio israelí respaldado por Estados Unidos en Gaza. Al hacerlo, pidió un retorno a los niveles de producción propios de tiempos de guerra, no vistos desde la Segunda Guerra Mundial, para “reponer” las existencias de equipos y armas.
Los portavoces del Pentágono se quejan rutinariamente ante los medios de comunicación de las dificultades para producir suficientes armas y equipos para todas las guerras de Estados Unidos, especialmente en anticipación a la guerra planificada con China. En su discurso en Belvidere, Biden habló de la necesidad de desarrollar una industria nacional de vehículos eléctricos para contrarrestar a China, diciendo: “Mi Gobierno continuará trabajando para garantizar que el UAW tenga todo lo que necesita para superar a China y a todos los demás en el mundo”.
En tercer lugar, la clase dominante está profundamente preocupada por la radicalización política de la clase trabajadora y ve cada lucha social como una amenaza potencial para la existencia continua del sistema capitalista. El Gobierno de Biden y los medios corporativos han denunciado a los manifestantes propalestinos como antisemitas, y la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, incluso los comparó con los neonazis. El Congreso de los Estados Unidos censuró a la congresista Rashida Tlaib por usar una consigna propalestina, intentando intimidar todo discurso propalestino, mientras que muchos Gobiernos imperialistas han prohibido completamente las protestas.
Pero la oposición masiva a las guerras de múltiples frentes de la clase dominante estadounidense, que se libran contra la clase trabajadora del mundo, está saliendo a la superficie.
El sórdido papel de la burocracia del UAW en la supresión de la oposición social a la guerra se puso de manifiesto durante el discurso de Biden en Belvidere. Cuando Biden comenzó a hablar, fue interrumpido por una manifestante que exigía un alto el fuego, gritando: “¡10.000 palestinos han sido asesinados, hay un genocidio en Gaza!” Los burócratas del UAW presentes comenzaron a abuchear, gritando: “¡Échenla!” y “Este no es el momento para eso”. Intentaron silenciar a la protestante contra el genocidio con cánticos de “¡Te amamos, Joe!”.
Mientras la burocracia del UAW aplaudía el Genocida Joe en Belvidere, miles de personas se manifestaron en Chicago en apoyo del pueblo palestino. Se convocaron protestas previendo la visita de Biden a la ciudad el jueves por la noche para un evento de recaudación de fondos organizado por el multimillonario megadonante bipartidista Glen Tullman. Después de declararse amigo de la “gente trabajadora” en Belvidere, Biden pidió donativos de los súper ricos de Chicago en un evento que costó $3.330 para asistir y $200.000 para ser “coanfitrión”.
La Casa Blanca y la burocracia del UAW no tendrán éxito en sus intentos desesperados de generar apoyo popular para sus acciones. El apoyo a Biden se está derrumbando y los llamados están creciendo incluso entre los demócratas para sacarlo de la papeleta en las elecciones de 2024. Por su parte, Fain fue elegido en una elección fraudulenta en la que ganó votos de solo el 3 por ciento de las bases.
Will Lehman, trabajador automotriz de base del UAW, ha recibido un apoyo abrumador a su demanda de que el UAW cese la producción de los equipos militares que van a Israel, con el pago completo para todos los trabajadores afectados. Un vídeo que Lehman publicó de su llamamiento recibió cientos de miles de vistas y miles de trabajadores y jóvenes dejaron comentarios de apoyo.
Aunque varias plantas del UAW fabrican equipos y municiones para el ejército israelí, Shawn Fain ha rechazado el llamado de Lehman. No hizo referencia a la matanza en curso en Palestina cuando elogió a Biden como un héroe de la clase trabajadora el jueves. En un comunicado emitido antes del mitin, Lehman dijo:
Las acciones de Fain y de toda la cúpula del UAW han consistido en seguir apoyando a Joe Biden y mantener la producción, a medida que las bombas y los misiles “hechos en USA” continúan lloviendo sobre el pueblo indefenso de Gaza. Condeno este silencio cobarde de los burócratas que dirigen el UAW y todos los demás grandes sindicatos estadounidenses. Su silencio muestra que toda la burocracia de la AFL-CIO se ha integrado completamente al Partido Democrático imperialista, lo que ha tenido resultados devastadores para los trabajadores en los Estados Unidos e internacionalmente...
Si se han de tomar acciones, deben ser organizadas y preparadas por nosotros mismos, las bases, tanto en el UAW como más allá, a escala internacional. Los movimientos contra la guerra del pasado, liderados por la privilegiada clase media-alta, han sido subsumidos en el Partido Demócrata, el cementerio de los movimientos sociales. Este movimiento contra la guerra debe basarse en la clase trabajadora, la fuerza social capaz de poner fin a la guerra imperialista y la explotación capitalista.
Este llamamiento también está ganando un apoyo masivo. Los trabajadores y los jóvenes, independientemente de dónde estén empleados, pueden unirse al movimiento de base y formar parte de la lucha para unir a los trabajadores contra el imperialismo, la explotación empresarial y las burocracias sindicales proimperialistas completando el siguiente formulario.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 9 de noviembre de 2023)
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