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Perspectiva

La oligarquía estadounidense y las elecciones de 2024

Jeff Bezos, director ejecutivo de Amazon

Las cifras publicadas el fin de semana por Inequality.org, basadas en un análisis del Institute for Policy Studies de la riqueza de los multimillonarios que registra la revista Forbes, revelan la asombrosa concentración de riqueza en Estados Unidos en manos de una pequeña oligarquía.

El número de personas con más de mil millones de dólares en EE.UU. aumentó de 614 a 737 en los últimos cuatro años, coincidiendo con los cuatro años de la pandemia de COVID-19. Su riqueza combinada casi se duplica, aumentando 88 por ciento en ese periodo, pasando de 2,947 billones de dólares a 5,529 billones.

Entre los 10 milmillonarios más acaudalados, ocho pertenecen al sector informático o sus ramas. Entre ellos se encuentran las cuatro personas más ricas de Estados Unidos: Jeff Bezos (192.800 millones de dólares), Elon Musk (188.500 millones), Mark Zuckerberg (169.000 millones) y Larry Ellison (154.600 millones). Las únicas excepciones son Warren Buffett, cuya empresa de inversiones Berkshire Hathaway tiene participaciones concentradas en industrias tan “antiguas” como el ferrocarril, y Michael Bloomberg, el multimillonario de medios de comunicación.

El aumento de las fortunas en medio de una pandemia que ha matado a más de 1,4 millones de personas en EE.UU. ha sido pasmoso. La fortuna de Musk aumentó un 600 por ciento en cuatro años, mientras que Zuckerberg, de Facebook, y Ellison, de Oracle, casi triplicaron su patrimonio. Los activos de Steve Ballmer (Microsoft) y Larry Page y Sergey Brin de Google aumentaron más del doble. Bezos, de Amazon, recuperó su estatus como el hombre más rico del mundo. También habría duplicado su fortuna de no ser por un acuerdo de divorcio con su exesposa Mackenzie Scott por valor de 40.000 millones de dólares.

Estas enormes sumas son difíciles de entender como meras cifras. En varios tuits el martes, Joseph Kishore, candidato presidencial del Partido Socialista por la Igualdad, tradujo estas cifras a términos humanos. La fortuna combinada de 5,5 billones de dólares equivale a tres veces la deuda total de los estudiantes universitarios estadounidenses; siete veces lo que se gasta en educación primaria y secundaria en Estados Unidos; casi 150 veces lo que se calcula que se necesitaría al año para acabar con el hambre en el mundo al final de la década; más de 178 millones de veces la mediana de ingresos de Estados Unidos; y más de 700 millones de veces la mediana de las cuentas de ahorro de las familias estadounidenses.

El carácter oligárquico del capitalismo estadounidense infecta todas las instituciones del Estado, los tribunales y los medios de comunicación. Y domina las elecciones presidenciales de 2024.

La élite gobernante de Estados Unidos es consciente de la fragilidad de su posición en la cima, en medio de un sufrimiento social generalizado y la intensificación de la lucha de clases. Su respuesta es reforzar la camisa de fuerza política del sistema bipartidista capitalista en Estados Unidos. De este modo, los multimillonarios patrocinan los dos partidos capitalistas que compiten por su favor en las elecciones presidenciales de 2024, que enfrentan al expresidente fascista Donald Trump contra el actual presidente Joe Biden, quien defiende la guerra mundial y el genocidio.

El apoyo de los multimillonarios para Trump es en realidad más débil que para Biden, en gran medida porque lo consideran poco fiable en cuestiones clave de política exterior, sobre todo en la guerra de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia en Ucrania.

Sin embargo, una parte importante de la oligarquía está dispuesta a romper con toda pretensión de legalidad.

El 6 de abril, el milmillonario John Paulson, jefe de un fondo de inversión, será el anfitrión de una recaudación de fondos para Trump en Florida, copresidida por el “inversor” inmobiliario Robert Bigelow, anteriormente el mayor donante de la frustrada campaña presidencial del gobernador de Florida, Ron DeSantis. El milmillonario del gas natural y el petróleo Harold Hamm, anterior opositor a la reelección de Trump, también ha acordado coauspiciarla, según un informe del Financial Times .

“La invitación a la recaudación de fondos”, informó el periódico, “muestra dos categorías de donantes: los que dan 814.600 dólares por persona y pueden sentarse en la mesa de Trump, y los que dan al menos 250.000 dólares”.

Los oligarcas financieros que están coauspiciando el evento proceden principalmente del mundo de la especulación financiera (Robert y Rebekah Mercer, Scott Bessent, Jeffrey Sprecher) y de los casinos y el entretenimiento (Steve Wynn, Phil Ruffin, Linda McMahon). Un coauspiciador aún más sospechoso y reaccionario es Pepe Fanjul, descrito como un “magnate del azúcar” por el Financial Times. Miembro de una familia de exiliados cubanos y propietario de Domino Sugar, recibe cada año cuantiosas subvenciones federales y, como es sabido, durante muchos años empleó como asistente ejecutiva a la esposa neonazi del supremacista blanco David Duke.

El respaldo de Wall Street a la candidatura presidencial de Biden y Kamala Harris es aún mayor y refleja la transformación del Partido Demócrata en las últimas tres décadas en el principal partido de la bolsa y los grandes bancos.

La campaña de Biden ha reunido 155 millones de dólares en efectivo, lo que considera el “total más alto de la historia de cualquier candidato demócrata” a estas alturas de las elecciones. Esto incluye un récord de 53 millones de dólares recaudados en febrero.

Aunque los medios de comunicación corporativos escriben que Biden “hace campaña”, la realidad es muy distinta. El contacto personal de Biden es casi exclusivamente con grandes donantes y su verdadero objetivo durante la primavera y el verano será reunir los recursos financieros necesarios para montar un bombardeo mediático masivo en los meses previos a la votación del 5 de noviembre.

En muchos casos, sobre todo en viajes a estados no competitivos como California, los demócratas dejan incluso de pretender que hacen campaña públicamente y se limitan a su verdadera base ed apoyo en la oligarquía financiera. La semana pasada, incluso en el reñido estado de Michigan, Biden no apareció en público por temor a manifestaciones contra el genocidio apoyado por Estados Unidos en Gaza.

De cara a la campaña de otoño, hay dos componentes principales de la estrategia del Partido Demócrata: acumular recursos financieros y aplastar los intentos de colocar a candidatos de terceros partidos en la papeleta electoral, en particular a oponentes de izquierda como el Partido Socialista por la Igualdad, que ha lanzado su campaña electoral inicial en Michigan, uno de los estados disputados más críticos.

Los demócratas preparan una “guerra total” contra los candidatos de terceros partidos. Según un artículo publicado ayer en el New York Times, los demócratas están contratando a un “ejército de abogados... para desafiar el constante avance de los intentos de candidatos independientes de acceder a las urnas”.

El Times cita a uno de los abogados que dice que el objetivo “es garantizar que todos los candidatos respeten las reglas, y tratar de que rindan cuentas cuando no lo hacen”. Para los demócratas, al igual que para los republicanos, las “reglas” son aquellas establecidas por la oligarquía corporativo-financiera para bloquear cualquier desafío a su riqueza y poder.

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En respuesta a las cifras publicadas por Inequality.org, el candidato del Partido Socialista por la Igualdad, Kishore, declaró en un vídeo publicado en X/Twitter:

El socialismo no puede lograrse mediante reformas parciales, retocando los bordes. Requiere un ataque frontal contra la riqueza y el poder de la clase capitalista, en EE.UU. y en todo el mundo. Requiere la expropiación de las ganancias mal habidas de los multimillonarios y la transformación de las gigantescas empresas en servicios públicos, gestionados en función de las necesidades sociales, no del lucro privado.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de marzo de 2024)

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